Si ya la magnífica travesía Abanilla-Crevillente subiendo a todos los picos de la sierra de Crevillente-Abanilla (Desde el Puntal de Matamoros hasta el Zulum), en un día, unas 12 horas para ser exactos… es dura; imaginaos hacerla al revés: de Crevillente a Abanilla. Los chicos pensaban que la diferencia de dificultad no iba a ser tanta, pero comprobamos en nuestras propias carnes y sobre todo piernas, que no iba a ser así, y que la dificultad iba a ser mayor y diferenciada según desde el punto que iniciaras la travesía.
Y aunque no pensaba escribir ningún artículo sobre la travesía (ya que la web cuenta con dos, uno de ellos reciente del año pasado) la diferente dirección de la ruta y los importantes datos tomados del gps. de nuestro amigo Gonzalo de Rafal, me hicieron pensar en escribir un artículo más técnico con tiempos, altitudes, esfuerzos, desniveles y medidas para así que sirva de referente para futuras empresas de aquellos que quieran aventurarse a realizar esta espléndida, bonita pero dura travesía.
07:15 hrs. Crevillente. 132 mts. 0 km.:
Salimos de Crevillente desde el mismo Parque de Fontenay. El día se presentaba estupendo aunque con el temor del calor del sol del mediodía. Ésta iba a ser la marcha que más gente iba a participar de todas las veces que habíamos hecho Abanilla-Crevillente. Un total de 15 personas, todos hombres menos Sacri, la mujer más valiente del grupo.
El primer objetivo (que es el último si haces la travesía habitual) es el pico Puntal de Matamoros de 786 mts., parte final de lo más alto de la Sierra de Crevillente hacia el este. Para comenzar e ir calentado motores íbamos a hacer un desnivel de unos 650 mts. en 7 km. teniendo que salvar el mayor o gran parte de dicho desnivel en los últimos 2 km. Nuestro compañero David Soriano nos llevo por el recorrido que se hacia en la carrera de montaña por la Sierra de Crevillente y que sube, en vía directa, al Puntal de Matamoros, atravesando barrancos y ascendiendo por fuertes pendientes en las que habían tenido que poner cables de acero para superarlas… ¡prohibido tocar el cable, es trampa!
Siempre por sendillas y casi monte a través llegamos al Puntal de Matamoros. El grupo va fuerte, rápido, pero nadie se queja de esa rapidez salvo yo, y como siempre me responde Miguel Ángel Sala “no vamos rápido, vamos a nuestro paso”; y como siempre le contestó (y diré siempre) “la ruta ya es suficientemente dura como para hacerla corriendo”, y más como la íbamos a hacer este día.
09:15 hrs. Puntal de Matamoros. 786 mts. 7 km.:
Los chicos han llegado rápido y están tomando algo, yo me quedó con Sacri que va algo más retrasada; llegamos en mitad del desayuno-almuerzo. Luego descubrimos el mochilón de cosas que llevaba Sacri. Descansamos y recargamos energías, no pararemos demasiado tiempo en los siguientes picos.
Del Puntal de Matamoros hasta La Vella (el pico más alto de la travesía) solo hay que seguir la loma cimera de la sierra y llegar a esas antenas y eje geodésico que marcan lo más alto del lugar. La marcha lleva muy buen paso, parece que estamos corriendo, los participantes lo notan pero no dicen nada, solo comentarios al aire. Pasamos por bonitos lugares boscosos de la cima de la sierra, allá abajo queda la Senda Dolça que utilizábamos para bajar a Crevillente. Gracias al “atajo” de David para subir al Puntal de Matamoros, no desandamos ninguna senda o ruta ni tocamos dos veces la misma tierra. Salvo en la cumbre del Monte Alto y en la del Zulum.
10:08 hrs. La Vella. 835 mts. 9’5 km.:
Llegamos en poco tiempo a La Vella (La Vieja) de 835 mts. de altitud, es el punto más alto de la travesía. El frío viento del norte ha hecho acto de presencia, cosa que agradecemos algo acongojados por nuestras veraniegas prendas y que luego echaremos de menos en las laderas del Agudo. Dos chicos más nos esperan allí, son algunos de aquellos que han llamado pidiendo información y queriéndose apuntarse para hacer la dura actividad, pero no todo el mundo que cree estar preparado pasa “el test” que hacemos a todos los interesados para participar en la prueba.
Desde aquí podemos apreciar el resto de los picos que nos quedan por hacer mirando hacía el oeste. Menos el Zulum (escondido detrás del Agudo) todos aparecen como en fila y muy alejados. Después de lo recorrido y lo que nos queda por recorrer nos damos cuenta de la proeza de terminar esta dura actividad.
De La Vella bajaremos por todo su lomo oeste, por toda la parte más alta de la sierra hacia la pista que la separa del San Yuri. Bajamos a menos de 600 metros de altitud para, de nuevo, subir a los 800 metros. Una vez en la pista que bordea el macizo de La Vella, la seguimos en dirección norte y en seguida, después de una curva y en un recodo casi escondido de la parte izquierda de la pista, unas señales de P.R. nos dicen por donde dirigirnos en busca del San Yuri. Volvemos a coger altura, seguimos llevando muy buena marcha. El P.R. que sube al San Yuri pasa por una pista y de ésta, en dirección oeste hacia la loma cimera, más alta, de este pico. Nos internamos en bosquecillos de pinos, y poco a poco a medida que cogemos altura, los pinos se quedan bajo para dar paso al matorral de carrasca y a alguna que otra encima.
11:00 hrs. San Yuri. 805 mts. 12’5 km.:
Un grupo de piedras nos indican la cúspide del San Yuri a 805 mts. de altitud. No nos dá tiempo a nada más, solo la foto de cumbre y seguir hacía el cercano San Cayetano.
Seguimos siempre al oeste. El sol de momento lo dejamos a nuestra espalda. Por la senda cimera que sigue internándose en el bonito y frondoso bosque que recorre la ladera noroeste del San Yuri y la ladera noreste del San Cayetano justo en el collado que separa a ambos, seguimos con buen ritmo casi sin tiempo a pararnos a indicar a unas perdidas montañeras la ruta circular de la zona, ni a poder hablar, entre Miguel Ángel y yo, de las razones para parar a comer cada 3 horas.
Esta es una de las partes más hermosas del recorrido, y enseguida, casi sin bajar demasiada altura en el Collado del San Cayetano, llegamos a la rocosa y bella cumbre del mismo nombre: San Cayetano; 817 mts.
11:30 hrs. San Cayetano. 817 mts. 13’7 km.:
Aquí nos encontramos con nuestra compañera Conchi que ha venido a darnos ánimos y a ver por donde íbamos. Sigue haciendo fresco en las cumbres, aunque el viento ya no es tan fuerte. Tomamos poca cosa para reenergetizar al cuerpo y nos tomamos algo más de tiempo en hacernos más fotos que en el San Yuri (para eso ha subido nuestra reportera Conchi). El día es espectacular; es muy luminoso y con fantástica visibilidad. Se hace emocionante andar por estas sierras con estas increíbles vistas.
Debemos bajar. Miguel Ángel y Sacri no han parado casi nada en la cumbre y han seguido el camino hacía el Puerto del Hondón (la parte más alta de la carretera que une Albatera con Hondón de Los Frailes). Ahora por una senda menos señalada que la anterior, salimos del pico en dirección oeste por la, de nuevo, loma cimera del San Cayetano. El bosquecillo queda a nuestra derecha y abajo; y no debemos de perder la parte más alta de la sierra hasta llegar a un segundo promontorio rocoso o altura rocosa, en la que, antes de subirla, debemos seguir hacia la derecha.
Internándonos en lo que queda de bosquecillo ahora hacia abajo y dirección norte; pasamos por unos bancales, ya más abajo y junto al cauce seco de una rambla que, cruzándola, nos lleva hasta la pista y senda de bajada (señalizada como P.R.). Volvemos ahora a coger la dirección oeste, mirando al terroso macizo del Monte Alto, nuestro próximo objetivo.
Llegados a un punto la pista se convierte en senda, no sé si antes o después de encontrarnos con unas flechas de señalización que nos indican hacía la Senda de Jaime el Barbudo y otra hacía su “cueva”. La cueva es una especie de mirador. Se pueden coger los 2 caminos, o bien por la Senda de Jaime el Barbudo (P.R.), que al final te deja algo más abajo que el Puerto del Hondón; o seguir cumbreando hacia la Cueva del mismo, pasándola siguiendo toda la loma cimera de la sierra (pasando cerca de una torre de electricidad) hasta la bajada al Puerto del Hondón directa. En mi opinión seguir la loma cimera de la sierra es lo más correcto en esta travesía, si queremos andar por las partes más altas de la misma, aparte que nos deja directamente en el Puerto del Hondón sin tener que bajar más. Seguir la Senda de Jaime el Barbudo es más cómoda, se convierte luego en una pista horizontal pero te deja algunos pasos más abajo que el puerto mirando a Hondón de Los Frailes, y tienes que remontar la carretera pocos metros hasta llegar a su parte más alta; al lugar que llaman también Corral del Sastre.
Al final elegimos la Senda de Jaime el Barbudo (no sin antes avisar de la otra opción, como el año pasado) y llegamos al Puerto del Hondón. Allí descansamos poco tiempo bebiendo agua y poniéndonos crema solar. Los rayos del sol ya se nos hendían en la piel. También a tratarnos nuestros machacados pies con soluciones caseras de esparadrapo y vaselina.
El Puerto del Hondón está a unos 495 mts. y es el punto a más baja altura que recorreremos que está entre el primer y último pico de la travesía.
Muy cerca está ya el Monte Alto. Una pista a la izquierda y como subiendo a la sierra y macizo del Monte Alto, nos lleva, en pocos pasos, a dejarla y coger una senda a la derecha más directa hasta la parte más alta de esa ladera. En un principio ladera desnuda de tierra y roca, convirtiéndose después en un bosquecillo más horizontal justo cuando volvemos a toparnos con la pista más arriba. Ha sido un atajo.
Ahora la pista la seguimos hacia la derecha y hacia el oeste en busca de otro cruce de P.R. señalizado con flechas. Nosotros seguiremos hacía la izquierda en busca de la parte más alta del macizo. Después tendremos que desandar la pista y senda hasta, de nuevo, este cruce para dirigirnos hacia la derecha y hacia abajo.
La pista sigue empinándose un poco pero con poca verticalidad hasta que, antes de acabarse la misma y a mano izquierda, cruzando un bosquecillo cimero, vemos una senda muy bien indicada con un hito de abundantes piedras. Pasamos por la húmeda y fresca sombra de este bosquecillo hasta el otro extremo donde vemos perfectamente la cumbre del Monte Alto coronada por el común Eje Geodésico o Pilón. Antes y bajo la cumbre, otro cruce con flechas “Paso de los Aviones, Monte Alto” o “Cruz” (con sus respectivas altitudes). Nosotros subimos al Monte Alto que está pegado al cartel señalizador.
Por fin estamos en el Monte Alto, a 682 mts. de altura, aproximadamente en la mitad del recorrido y travesía en ambos sentidos.
13:12 hrs. Monte Alto. 682 mts. 18’6 km.:
Nos hacemos la foto y estamos no demasiado tiempo recreándonos en su cumbre. Miramos hacía el este y hacía el oeste y nos parece estar justo en la mitad de la larga travesía. Ahora tenemos en frente, hacía el oeste, los laberínticos barrancos que desembocan en Rambla Salada y que forman una red casi impenetrable de insalvables y profundos cañones de cauces secos. Detrás la esbelta y bella figura, muy reconocible, del Agudo, nuestro quinto y penúltimo pico.
Por ello decidimos seguir por la pista, que sube y baja como un carrusel en la feria, y queda justo en lo más alto y hacía el norte de aquella parte de la polifacética sierra. Haríamos un arco hacía el norte, como si nos alejáramos de la dirección en línea recta entre el Monte Alto y el Agudo, pero que luego cambiaría su dirección hacia el oeste-suroeste en busca del Agudo, y salvarnos de perder horas en la búsqueda de un camino seguro en aquella red de barrancos. Un lugar que si no se conoce puede hacer perder mucho tiempo para salir de él una vez dentro; pero que le dá una imagen a la sierra casi infranqueable, magnífica y hermosa.
Bajamos del Monte Alto desandando el camino en busca del cruce con la señalización en un poste de madera. Ahora debemos ir hacía la izquierda, en busca del noroeste y de los huertos de almendros al norte del Monte Alto.
Conforme bajamos la pista se asfalta, junto a algunos huertos de almendros, y gira hacía la izquierda, oeste. Estamos en el tercer punto más bajo de la ruta entre los picos. El primero y más bajo es el Puerto del Hondón, y el segundo queda algo más adelante por la pista que cogeremos más adelante y que sigue, en la misma dirección, por toda la parte más alta de aquellas lomas que separan los altos huertos de almendros a la derecha, de los profundos cañoncitos afluentes de Rambla Salada a la izquierda, cruzada ya la pista asfalta que se dirige a la cantera del Cabezo Negro. Ya llaneando nos encontramos con otro cruce de pistas, nosotros dejamos la pista asfaltada y por otra de tierra y siempre hacía el oeste seguimos por la parte más alta de la sierra. Enseguida un hito a la derecha nos indica un “atajo” para no coger tanta pista, acortar el camino y seguir, como está mandado, por la parte más alta y a la vez cómoda del recorrido. A nuestra derecha queda el Valle del Hondón, lugar al que bajaba la pista asfaltada que hemos dejado. Al poco tiempo nos topamos, bajando un poquillo, con otra pista asfaltada y desgastada; es la que se dirige a la cantera del Cabezo Negro. Nosotros seguimos un pequeño trozo de asfalto y en seguida nos topamos con otra pista que nos queda justo en frente (oeste-noroeste) y que vuelve a subir y coger altura (con un suave subibaja) sin dejar la parte más alta de aquellos montes. Aquí la pista asfaltada baja hacia el valle y cambia su dirección hacia el norte.
Más adelante la conducción de salmuera (tubería que viene desde la cumbre del Cerro de La Sal en Pinoso hasta las Salinas de Torrevieja) nos advertirá que recorremos terrenos semiáridos y casi salinos como el propio mineral que conduce dicho conducto.
El recorrido ahora es sencillo y casi aburrido, siempre por la parte más alta y hacía el oeste, la pista no se desvía. La pista hace una fuerte bajada, llegando a rozar los 500 mts. de altitud, y en la parte más baja se cruza una pista en perpendicular, pero nosotros siempre recto. Al poco tiempo vemos como otras pistas con cartelitos vienen del Valle del Hondón: “Camino de La Murada”; nosotros seguimos recto y hacía el oeste sin hacer caso a las pistas de la izquierda y derecha.
Llega un momento que debemos girar, en otro cruce de pistas, hacía la pista de la izquierda, cambiando la dirección, poco a poco de oeste a suroeste y sur. Es ahora cuando vamos en busca del Agudo que lo vemos allá al fondo con su altanería y belleza. La pista es reconocible por que pasa junto a una casa de piedra que queda a la izquierda del camino, según nos dirigimos al Agudo. Una subida y una bajada y en poco tiempo estamos junto a unos grandes árboles, en una verde planicie, junto a una pequeña casa con un muro que servía de cuadra, y al fondo al oeste-suroeste la esbelta y bella figura del Agudo, una de las montañas más bonitas del recorrido. Estamos en la Casa del Agudo, ya es tarde, pasadas las 14’30 del mediodía, así que decidimos pararnos a comer en este espléndido lugar. El viento ha cesado y el sol con su calor se hace notar.
Comemos, descansamos hasta incluso nos tumbamos para intentar dormitar un poco. Sacri ha traído un termo con café, una petaca con ron, unos zumos… aparte de los 5 litros de agua que se ha traído a la travesía “¿Cómo te traes tanto líquido?”, “¡era de 3 a 5 litros de agua pero contando todos los líquidos!…” Así llevaba la mochila. Aunque el cafecito fue muy bien para después de la comida, el ron ya era algo inapropiado y peligroso.
Después de comer la marcha bajó de ritmo a uno más normal. Con la panza llena se decidió que Sacri abriera la comitiva en busca de las laderas boscosas del Agudo. Dejamos la pista justo cuando gira hacia el sur y nos adentramos por un sendero, a la derecha, señalizado como P.R. por el bosquecillo del Agudo en busca de su empinada, rocosa y resbaladiza subida. Dos hitos a la izquierda de otra y muy corta “falsa pista” nos indican dicha subida y recorrido a seguir.
Con paso más tranquilo y sintiendo el castigador sol de la tarde, llegamos a la cumbre del Agudo, a 715 mts. de altitud y pico fronterizo entre las provincias de Alicante y Murcia.
15:43 hrs. Agudo. 715 mts. 26’5 km.:
Las vistas desde el Agudo siempre son espectaculares; la visibilidad es increíble en este día. Fotos al camino recorrido y al que queda por recorrer, y la foto de cumbre. Allá queda el Zulum, parece lejos, nuestro último pico en esta travesía. Queda una de las etapas más duras de la travesía, y sobre todo si vienes de Crevillente; y es el subibaja de la sierra, por una senda a veces intransitable y casi perdida, que hay entre el Agudo y el Zulum.
Pero realmente no tiene perdida. Quizás ahora estemos cruzando por una de las zonas menos transitadas de la travesía. Bajando del Agudo por su bajada más al oeste y en dirección norte-noroeste y cogiendo en un pequeño colladito la senda que sigue por toda la columna vertebral de la sierra y que es muy apreciable, ya en dirección suroeste. No hay pérdida; y si te pierdes solo debes subir a la parte más alta de la sierra y seguir en dirección al sol. Aquí el subibaja de la sierra y todas las horas de marcha que llevamos, hacen mella en nuestros artos y cansados cuerpos… parece que no se acabe nunca la sierra, parece que nunca lleguemos al Zulum.
Dos alturas diferenciadas, de las muchas que hay en este carrusel de laderas, justo y casi equidistantes entre ellas y los picos Agudo y Zulum, nos van señalando el avance de la marcha. Hay gente que va por delante, otros más atrás, espero a la gente que se queda atrás por si se pierden o equivocan de sendero, y los de en medio me esperan en una bifurcación de la senda esperando las sabias decisiones del guía. Ya andamos por tierras murcianas.
A la izquierda quedan la planta-vertedero de La Murada, pegada a las secas laderas sur de la sierra (con un olor nauseabundo en ocasiones) y la monstruosa y casi ilegal (horrorosa visualmente, siendo un atentado contra la naturaleza y la montaña) cantera cercana al Zulum. Casi bajamos a una de las pistas que sube casi a la cima de la sierra desde la cantera, con lo que vemos se ha comido parte de la antigua senda ¡Que sinvergüenzas! El destrozo es descomunal y aberrante. A la derecha queda aquel paisaje “lunar” de bad-lands cercanas al cauce del Río Chicago; ahora verde por las interminables y casi inusuales lluvias de este invierno. ¡Nunca había visto aquel lugar tan verde! Es como si el desierto floreciera con verdor.
Ya estamos muy cerca del Zulum. Su elegante silueta boscosa y suave, junto con ese escarpado y picudo farallón o aguja sacada casi del mismo corazón de los Mallos de Riglos, que le queda a su izquierda según lo vemos ahora, nos alegra; al comprobar que va a culminar la travesía con la subida al último de los siete picos.
Estamos justo en sus faldas. Reagrupamos a los participantes y vemos que no se ha perdido nadie. Emprendemos la subida al último de los siete picos de la travesía. Hay que llegar, por en medio del frondoso bosquecillo, hasta una senda en su ladera norte noreste y seguirla hacía la izquierda (dirección este-sureste) en busca del collado entre el Zulum y su sobresaliente aguja. Yo espero a Sacri que ha tenido que vendarse la pierna; los músculos empiezan a flaquear, a sobrecargarse, a resentirse… es una marcha realmente dura. Mis muslos también se resienten en esta subida al Zulum y casi no me responden como deberían. Ya en el colladito anteriormente nombrado, se cambia de dirección y volviendo hacía el oeste suroeste, llegamos a la rocosa cumbre del Zulum, después de una pequeña y apreciablemente empinada subida.
18:20 hrs. Zulum. 632 mts. 32’9 km.:
El Zulum con 632 mts. de altura es el más bajo de los siete picos, por ello desde Abanilla es más fácil empezar la travesía si la realizamos al revés que ahora; y también por que Abanilla está casi cien metros más alta que Crevillente. En su pequeña cúspide coronada por unas rocas algo vertiginosas y desemparejadas, nos hacemos las fotos de cumbre y celebramos el éxito obtenido en esta increíble travesía. Allá a lo lejos queda el Agudo, y más allá en la penumbra de la lejanía el resto de los picos; San Cayetano y San Yuri casi como una sola montaña. Espléndido.
La bajada se hace tranquila, con marcha coloquial. Desde la cumbre se ve Abanilla como muy cerca, después de todo lo recorrido. Hay que desandar el camino por la senda metida en el bosquecillo de la parte este-noreste-norte. Llegamos al cruce de sendas cogido antes cuando veníamos del resto de la sierra, y tenemos que dejar la senda cimera de la sierra que se dirige al Agudo, a la derecha, viendo como baja internada en el frondoso bosquecillo. Ahora vamos por una senda que rodea todo el Zulum y va a salir en su parte oeste. Dejamos una senda que sigue la sierra hacia le oeste y nosotros seguimos hacía abajo y hacía el suroeste, buscando la salida de la sierra, de la montaña y los llanos campos cercanos a Abanilla. Mientras bajamos el pueblo de Abanilla lo tenemos cerca, como al alcance de la mano, parece increíble después de todo lo andado.
Salimos de la montaña. Nos dirigimos hasta un gran poste de tendido eléctrico de alta tensión y de allí, seguimos bajando en dirección contraría a la montaña, por un corto camino, hasta otra pista asfaltada. Solo tenemos que seguir esa pista sin desviarnos hacia Abanilla, que la estamos viendo en toda la bajada, y llegamos en poco tiempo al pueblo. Subimos la calle que rodea el depósito de agua y enseguida bajamos por un corto trozo de callejuelas hasta la Plaza rectangular con parque en medio donde finaliza la marcha y nos recogen los coches.
Como en todo el recorrido se han formado varios grupos: los más rápidos, los menos rápidos y los de marcha normal. La diferencia de llegada entre los participantes es de pocos minutos, y viendo Abanilla tan cerca, daba pié a las conversaciones de satisfacción, regocijo y alegría por haber realizado tan extraordinaria proeza.
18:55 hrs. Abanilla. 222 mts. 35’5 km.:
Nos damos la enhorabuena, nos felicitamos y hacemos la foto de llegada, fin y éxito de la travesía. En el lugar que es normalmente de salida, se me hace raro hacerme la foto de finalización, de llegada, de la Travesía Crevillente-Abanilla. Ha sido un reto muy importante para aquellos primerizos y la aventura y esfuerzo ha merecido la pena: amigos de Santa Pola, Elche, Dolores, Rafal, Almoradí, Albatera, Benejúzar, Torrevieja… quedamos contentos por la estupenda actividad realizada.
Hemos tardado algo menos de las 12 horas habituales y de tiempo medio en una Abanilla-Crevillente normal. Pero Crevillente-Abanilla es más duro, se sube más desnivel, con lo cual quiere decir que hemos hecho un tiempo excelente, un tiempo muy bueno.
Desde estas líneas les doy la Enhorabuena y mi muy merecida admiración a aquellos que se atrevieron a hacer más duro y dificultoso, lo que, ya de por sí, era duro y esforzado. Sobre todo a Sacri (la única mujer del grupo) que después de tener esas dudas que nos aparecen a cada uno a la hora de poder realizar o desarrollar grandes, y hasta ahora nunca hechas, proezas, ha conseguido pronunciarse como una esforzada y marcada montañera.
Ya sabéis que cuando os pregunte que actividad habéis hecho para apuntaros a una u otra; ésta las supera a todas (a nivel de media montaña), solo tenéis que decir Crevillente-Abanilla, y tenéis las puertas abiertas en cualquiera de las actividades.
¡¡Ya sois de la “Elite” del Centro!!
MÁS DATOS TÉCNICOS:
(Según estudio del participante Gonzalo de Rafal)
El horario de llegada a cada pico es aproximado.
Distancia total: 35’48 km.
Tiempo total: 11:55 hrs.
Ritmo medio: 20 km.
Velocidad media: 3 km/h.
Velocidad máxima: 10 km/h.
Calorías totales: 2.243 Cal.
Ascenso total: 2.716 mts.
Descenso total: 2.589 mts.