Llego sobre las 13’30 a Tavascán desde Barcelona. Esto es el Valle de Cardós. El día está nublado y amenaza lluvia y tormenta. Me queda subir a Graus, a su refugio. Tengo que equiparme y subir antes de que empiece a llover, y ya como arriba. Solo son 1’30 horas según tengo entendido por un cómodo camino.
Salgo sobre las 14 horas de Tavascán. Cojo un camino que sigue un G.R. hacía el Coll o Port de Tavascán que pasa por Graus. A la salida del pueblo dejo a mi izquierda un hermoso puente románico y no puedo esquivar la tentación de hacerme una foto.
La salida se hace por una senda, a veces estrecha, a veces casi aérea que sigue paralela al río y valle arriba. El río queda a la izquierda. Llegados a un punto el recorrido te da a elegir entre seguir por el camino/carretera o la misma senda/G.R. Yo opto por seguir la senda. Pasa por rincones bonitos de vegetación y agua, cruzo el río y ahora subo por su otro margen.
Hasta el momento todo es una senda y no un camino como me habían dicho. Pero la sena es muy bonita, y siempre con las vistas el río más profundas y cercanas en su recorrido. La senda pasa ahora por una parte más roqueda y vertical, con algo de caída; por ello han puesto un cable. Al otro lado otro puente (que cruza la carretera) y un giro del G.R. En muchos de los carteles te dice a los diferentes sitios a donde ir, pero Graus no aparece mucho. Me dejo guiar por el G.R.
Cruzo el puente y después sigo girando a la izquierda y valle arriba por, ahora si, una especie de camino. Antes he pasado por algunas bordas (casas de pastores) y ahora seguiré pasando por otras tantas. Como parecen encajar las piedras sin verse la argamasa para hacer estas antiguas casas. Algunas están en ruinas, abandonadas; otras las han adecuado o restaurado.
Ahora ya estoy alejado del río, pero al tiempo veo unas casas al otro lado, y como que acaba la carreterilla. Una rulot plantada en un prado me dice que es el Camping de Graus. De hecho parece que lo paso dejándolo a mi izquierda y casi espalda, hasta que llego a un cruce marcado: a la izquierda cruzo el río y llego a Graus, a la derecha cojo la senda hacía Certascán.
Ya estoy en Graus: el camping y refugio son encantadores y a primera vista muy cómodos y nuevos. Ficho en recepción (que está en el restaurante), me dan el mapa, la camiseta, el cartón o pasaporte para sellar a medida que pase por refugios o picos… y me voy a la cabañita que pone Refugi. Hay muy poca gente: 2 parejas y yo = 5 personas. Una pareja está en una habitación y yo me he instalado en otra habitación, una para mi solo. La otra pareja llega más tarde. El refugio está muy bien con literas normales y una buhardilla donde, con colchones y cuando está lleno, puedes dormir en el suelo de madera.
Estoy en la puerta del mismo ahora. Hace viento y frío, o mejor dicho fresco. No llueve, pero está nublado. Se supone que hoy sería el peor día meteorológicamente hablando. Mañana esperaré las tormentas.
Estoy un poco acojonado y emocionado a la vez. Nunca había hecho una cosa como esta, una travesía por los Pirineos, de alta montaña y en solitario. La emoción ya la tenía una vez idee realizarla, pero el acojono, el miedo me ha venido aquí, ahora que de verdad me veo solo, aún no he subido a la alta montaña y me quedan 4 días de aventura por delante.
Tiempo de relax. Echado en la litera. Mirando el mapa: es un subibaja infernal, el último día es súper largo. Mañana tengo un desnivel de unos 1.500 mts. si subo al Pic de Certascán. El subibaja en el Pirineo francés cuando cruce la frontera, será casi una “prueba de Hércules”, no por el esfuerzo y dificultad, si no por la orientación si se meten esas nubes espesas y dejan invisible el paisaje, recorrido y montaña.
Merodeo por los alrededores. Las tormentas y lluvias torrenciales no llegan aún. Paseo por el Río de Tavascán para ver si veo a alguno de sus habitantes. Me acerco a la presa cercana. Merodeo por el camping, duermo la siesta, ojeo folletos informativos… ya hablo con Anna por Whasapp gracias al Wifi del camping. No hay cobertura Movistar. Escribo. Ya no sé que más hacer hasta la hora de la cena.
Sentados a la cena del comedor para cenar, oigo que, como mínimo 1 o 2 parejas harán la travesía de la Porta del Cel. Iré delante de ellos y si me pasa algo, ellos me encontrarán para socorrerme, je, je… De momento cada pareja y yo vamos a lo nuestro… esperaremos las noches de alta montaña para ver si sale la conversación ¡Voy a probar la trucha de río! Ya hace mucho desde la última vez, como décadas…
Me estoy acordando ahora de aquel “loco solitario” que jugaba con Jesús Santana al ajedrez en el refugio de Estós en julio del 2.002 ¿Pensarán estas parejas que me he vuelto otro “loco solitario”?
Después de cenar me enseñan y dan el GPS. Daniel, del camping, me explica. 100 € de fianza. Después estoy bastante tiempo hablando con la que parece la dueña y madre de Daniel, sobre el tipo de gente que viene y sus casos, gente imprudente, sobre los libros y posters del recorrido y la Pica… muy simpática y amable, y a la vez firme y segura, la mujer. Se hace tarde. Mañana pongo el despertador a las 7, y a las 7’30 el desayuno. A dormir en el solitario cuarto.