No tiene perdón que un montañero se venga a vivir a Barcelona y no suba a lo más alto de Collserola, a su pico más alto: El Tibidabo.
Ya habíamos hecho una bonita marcha atravesando Collserola desde la estación de metro de Montbau hasta la estación de tren de Cerdanyola del Vallès; y en lo alto del Turó de La Magarola, quedaba el reconocido Templo Expiatorio del Sagrado Corazón a nuestra izquierda, hacía el sur, siguiendo el cordal de la sierra; imagen que quedo impresa en mis pupilas cual nuevo reto u objetivo en un nuevo territorio no pisado por mis botas pero tan reconocido y esperado como en un inquietante sueño que se repite y se repite en la pantalla del televisor.
Pero no quería que fuera tan largo como la anterior marcha, y que solo nos ocupara una mañana; a la vez intenté enganchar otra ruta de ese libro de recorridos del Patrimoni Arquitectònic de la Xarxa de Parcs Naturals de La Diputació de Barcelona; a la vez intentar atravesar la sierra, o sea, empezar por una cara y aparecer por la otra después de coronar su cordal más alto que separa las vertientes; y a la vez utilizar los medios de transportes público tan bien acondicionados de Barcelona y cercanías… pero sin pasar de la “Zona 1”: …¡¿Qué ruta saldría?!
Pues el pasado domingo 17 de julio, y aprovechando las óptimas condiciones meteorológicas del momento (nublado y bajas temperaturas para la época) cogimos el metro de la línea 5 o azul para bajar en Vall d’Hebrón, la estación de metro con nombre de hospital y de valle bíblico. La idea era subir al Tibidabo y bajar a la última estación del cercanías de la Generalitat en dirección a Sant Cugat, dentro de la Zona 1, Baixador de Vallvidrera. Por la salida hacía la residencia médica y cogiendo la Avenida del Jordán, sin pérdida, hacía arriba como en dirección a la montaña, llegamos al poco tiempo a las puertas de la Iglesia de Sant Genís dels Agudells. Muy reconocible, antes de llegar, por la silueta de su campanario. El lugar, con su cementerio y patio de entrada, parece un pequeño rincón de un pueblecito que se ha colado en la ciudad. Siguiendo la ruta elegida del recorrido del Patrimoni Arquitectònic, el siguiente lugar a visitar es Sant Cebrìa d’Horta, pero me equivoco de camino y en lugar de coger la calle de Nazaret paralela a la sierra (que se supone es parte del camino de Sant Genís) subimos por la calle de Saldes y después por la de Sagàs, empinadas, de nuevo en dirección a la sierra… ¡la cabra tira al monte! Termina la calle de Sagàs en un sendero que rodea una especie de muralla o valla recto y por la izquierda, y subiendo te deja en las orillas de la carretera de Sant Cugat o de l’Arrabassada.
Miro en la pequeña pantalla de mi cámara de fotos el mapa de Alpina fotografiado por si las moscas (de la pantalla del ordenador), y descubro que para retomar el recorrido debemos seguir la carretera hasta un camino, después de una curva muy cerrada, hacía la derecha y hacía la parte más alta de la sierra; por el Passeig de Les Aigües y del Centre d’acolliment d’animals de companyia. Mientras, las vistas de la ciudad desde el paseo por la carretera son preciosas: allá en la lejanía, a orillas del mar las torres del Puerto Olímpico y el Hotel Wella, y mientras nos recorremos con la mirada l’Eixampla hasta abordar las faldas de Collserola… Barcelona. A nuestra espalda dejamos El Tibidabo, nos alejamos algo de su vista en dirección a las alturas de Collserola por el Turó de Sant Cebrìa y de Santa Maria. La pista llega a un reconocido cruce de recorridos, ya visitado en la anterior nombrada ruta por Collserola. Pero ahora cogemos la dirección contraría a entonces; vamos en dirección a la cima del Turó de Sant Cebrìa (435 mts.)
En la boscosa cumbre del Turó de Sant Cebrìa no encuentro símbolo alguno de su apéndice cimero; pero decidimos pararnos a descansar y a tomar un bocado entre el camino, que ya comenzaba a bajar en busca del collado hacía el Turó de La Magarola, y la vegetación exuberante; sobre unas piedras puestas como diciendo “es lo único que hay”. Seguimos por la cima de la sierra y pasamos, sin darnos cuenta, por la cumbre del Turó de Santa Maria (443 mts.) que justo en ella hay una torre de línea de alta tensión, y justo a 5 metros antes, un cruce en el que hay que seguir a la derecha y hacía abajo en busca de la Carretera de La Rabassada y Vista Rica. A nuestra espalda dejamos el recorrido por la Serra dels Agudells y al Turó de La Font Groga. Ya veo más cercano El Tibidabo con todo su conjunto de construcciones, presididas por ese Templo del Sagrado Corazón, ahora ya vamos por encima de la cumbre de Collserola hacía su encuentro.
La senda termina en la carretera y la zona que llaman de Vista Rica. Es el Coll de l’Erola, lugar que dá nombre a la sierra en conjunto (Collserola). Un numeroso grupo de ciclistas hay junto a la fuente de Vista Rica, y de nuevo construcciones de casas antiguas y casi señoriales la cierran por un lado, junto con la carretera, y el tupido bosque por el otro, hacía el lado frondoso de Sant Cugat. Aquí por fin vemos señales del famoso G.R.-92 que decidimos seguir en dirección al Tibidabo y casi paralelo a la carretera. En esta parte grandiosos árboles te cierran la senda y te dejan boquiabierto ante sus altas y bellas siluetas. Precioso. La senda desemboca en la carretera. La cruzamos y volvemos a cruzar después del cruce hacía El Tibidabo a la izquierda; y enseguida el G.R. se interna en la montaña y su bosque, subiendo por la espesura y viveza del mismo. Un cartel nos indica que vamos en dirección a la Font de La Salamandra y al Coll de La Vinyassa ¡vamos bien!
La senda del G.R. pasa por zonas muy bellas y frondosas de Collserola, bordeando el macizo del Tibidabo. Rincones muy bellos y verdes de magníficos y vivos árboles, como en la Font de La Salamandra. La senda desemboca en otro cruce con una pista justo en el Coll de La Vinyassa. También otro grupo de ciclistas se han parado en el mismo sitio, y uno de ellos nos dice que si queremos subir al Tibidabo, la senda (sin señalar) de nuestra izquierda nos lleva en poco tiempo al lugar… ¡Era la que quería coger yo! Empinada y algo desgajada, la senda nos deja efectivamente en las puertas de entrada del parque de atracciones. Ahora solo hay que seguir la empedrada carretera y paseo hacia la derecha hasta el ya muy cercano y visible Templo Expiatorio del Sagrado Corazón, con sus reconocidas formas arquitectónicas tan originales y excepcionales como si se tratase de un gótico moderno y cercano.
¡Aún no había visitado el lugar desde que vivo en Barcelona! y pasamos un tiempo haciendo fotos y asomándonos desde las barandillas hacía las vistas de la ciudad. Rodeando el templo que se encuentra justo en la parte más alta de la montaña (515 mts.) llegamos a su puerta principal y a la del parque de atracciones. El avión, al tiovivo, abajo la montaña rusa… y dominándolo todo ese templo medio gótico, misterioso con ese Cristo como el de Río de Janeiro, característico de los “sagrados corazones”. A nuestra derecha y siguiendo la cumbre de la sierra, ya de bajada hacía el suroeste, la impresionante antena de telecomunicaciones de Collserola. Otro “monumento” a la avanzada tecnología del ser humano. Recortada entre las nubes parece un gigantesco arpón clavado en la gigantesca ballena de Collserola. No llega a ser grotesco del todo, con su “diferente” belleza, pero tampoco me convence como para apremiarla.
Hay que bajar que las nubes amenazan tormenta y frío en esta mañana de julio; aparte ya llevamos retraso en la realización de la ruta. Busco los caminos que, según el mapa, bordean El Tibidabo y nos devuelven al Coll de La Vinyassa. Los primeros se meten entre las casas de las orillas de la carretera (ya de bajada del lugar y mirando hacía el aparcamiento y la torre/antena de telecomunicaciones) prohibido a coches que no sean vecinos… seguramente era la primera de ellas con las que nos encontramos, o la segunda, pero las dejamos atrás y, antes de toparnos con una cerrada curva de la carretera de bajada a Barcelona y pasado ya el aparcamiento para coches, y casi en la base de la cercana torre de telecomunicaciones… un camino sale a la derecha en dirección al lugar escogido. Al final este camino derivará en los anteriores que estaban en medio de la urbanización haciéndonos subir lo poco bajado. Hacía Can Tano o Can Totxo son ahora nuestras direcciones. La pista se despeja de casas, dejando atrás nuestro paso por sus estrechas y pocas calles. Arriba y a nuestra espalda se queda la cima del Tibidabo con todas sus construcciones diversas.
Enseguida llegamos al Coll de La Vinyassa. Reconocemos la senda que sale por la derecha y la que también sube al Tibidabo; nosotros seguiremos la pista recto siguiendo, ahora, el G.R.-92 que ya no dejaremos hasta llegar a la estación de tren de Baixador de Vallvidrera ¡Claro está! El G.R. en dirección contraria a la Font de La Salamandra, por la misma pista. Al cortísimo tiempo, después de pasar por una fuente (como las de las calles de Barcelona) y un banco para sentarse, otro cartel nos indica que el G.R.-92 deja la pista para internarse, a la izquierda, por una senda ladera abajo por el boscoso valle. Seguimos por dicha senda.
Arriba las nubes amenazan con descargar un fuerte aguacero; inundan la torre de telecomunicaciones y el Templo del Sagrado Corazón y, ahora si, ahora no, cubren o despejan ambas construcciones dándoles un toque magnífico y altivo. A partir de aquí seguiremos las indicaciones del propio G.R. en dirección al Centre d’Informació del Parc de Collserola en cada cartel que nos encontremos. La senda aquí se interna por otra bella parte de Collserola; con su verde bosque de encinas, coníferas, sotobosque, laderas despejadas de humanización e invadidas por la vida de la montaña. Cruzamos el lecho de una riera y al poco tiempo llegamos a la Font del Canet, con un lindo chorrito de agua clara y fresca y otro banquito para disfrutar del entorno descansado y relajado.
A partir de la Font del Canet la senda se hace pista y sigue bajando entre grandes encinas y sureres hacía el fondo del vallecillo, magnífico. No nos topamos con casi nadie: un corredor, dos ciclistas escandalosos y la magia del bosque de Collserola. Nos acercamos a las laderas de la torre de telecomunicaciones, y vemos como baja una pista directamente de su cima. Si hubiéramos cogido esta pista hubiéramos acortado mucho camino, sin pasar por el Coll de La Vinyassa, pero nos hubiéramos perdido una bella senda y estos rincones hermosos de Collserola.
Más cruces, más pistas y no dejamos para nada las indicaciones del G.R. Anna ya empieza a enfadarse, han empezado las carreras de motos y volvemos a tardar más de la cuenta, pero… ¡Había que visitar El Tibidabo! Encima el cielo comienza a tronar, cada vez con más fuerza, y un chaparrón nos mojará poco antes de llegar de nuevo a la urbanización de Baixador de Vallvidrera. Ya más arriba queda El Tibidabo con su antena, construcciones y su hermoso tapiz verde de la ladera que mira a Sant Cugat. Hermoso.
La pista se cementa. El cartel ya indica el símbolo de los “ferrocatas” de la Generalitat, o sea, las indicaciones hacía la estación de tren; ya estamos dentro de la urbanización. Empapados, por suerte la lluvia para pero nos ha calado hasta los huesos, llegamos hasta un recodo de la calle delante de una bonita y antigua casa grande con un título o nombre que ahora no recuerdo y tampoco he fotografiado, las señales para bajar a la estación de tren se desvían de las del G.R.-92. A la derecha del muro de la casa hay un caminillo empedrado con farolillas y banquitos entre los bosquecillos y pinadas del lugar. Muy cuca la “pasarela”. Ésta te lleva, en poco tiempo, hasta la mismísima Estación de Baixador de Vallvidrera; acabando aquí nuestra segunda aventura por la bella Sierra de Collserola.
Seguramente para subir y bajar al Tibidabo hay caminos más cortos o más directos, pero es interesante y aventurero el inventarte rutas y aprovechar los recorridos para visitar alrededores, rincones y frondosidades. Un recorrido muy bonito, aunque se puede quitar el paseo por la orilla de la carretera al subir desde Sant Genís del Agudells, en lugar de coger la calle Sagás, seguir la de Nazaret hacia el norte-noreste, derecha. Felices excursiones.