Siguiendo mi habitual recorrido por las montañas y parques naturales de Barcelona y Cataluña en general, quería acercarme al próximo Parque Natural de la Serralada de Marina. Entre otras cosas me atraía el hecho de poder acercarme a estos recorridos, parques y rutas por medio del transporte público, en este caso del tren, como ya hicimos en el recorrido de Collserola, y que tan buen resultado dio. Y por ello (y por que es mejor para el bolsillo también) comencé a idear un recorrido que saldría desde la Estación de tren de Montcada i Reixac.
Mi amigo Jesús Santana de Alicante me dejó el libro “Rutes de Patrimoni arquitectònic. Xarxa de Parcs Naturals de la Diputació de Barcelona” en el cual se recogen simpáticas y amenas rutas por los diferentes parques naturales de la provincia de Barcelona. En este libro hay 2 rutas recomendadas dentro de éste parque. Aparte, saqué de la Biblioteca de la Sagrada Familia el habitual libro de “Guíes dels Parcs”, el número 6, de Parcs de la Serralada Litoral i Serralada de Marina”. Éste último me servirá también para hacer más rutas en el contiguo parque de la Serralada Litoral.
Ya tenía toda la documentación. Después de ver las diferentes rutas e intentar enlazar, coordinar las más interesantes, intenté realizar la siguiente idea del recorrido: Salir de Montcada i Reixac, Vall de Tort, Sant Pere de Reixac, Poblado ibérico de Les Maleses, La Coscollada, bajar al G.R.-92 por todo el cordal de la Muntanya de l’Amigó hasta las cercanías de La Conrrería, Turó d’en Galcerán, vuelta por el G.R.-92 hasta Montcada i Reixac pasando por el Monasterio de Sant Jeroni de la Murtra y Puig Castellar… parecía un recorrido interesante, completo y bastante esforzado.
Por ello el pasado jueves 21 de abril salimos desde la Estación de cercanías de El Clot-Aragó Anna y yo, en busca de la, no muy lejana, estación de Montcada i Reixac en dirección a Granollers. Aunque no sea la primera impresión del recorrido, una de las imágenes que te llevas de esta montaña, de este parque, es lo devastado que está por los incendios forestales. Muchos árboles solitarios en terreno lleno de matorral, distanciados y con las secuelas de las negras cenizas en su gran tronco; por suerte también hay lugares muy bonitos y salvajes de floresta y bosque, como lugares de la vall de toro, la vall de Reixac, Bosc de la Font de Les Monges… Los rastros de estos incendios se daban sobre todo en la parte más al sur, cercana y dentro del término de Santa Coloma de Gramanet, que visitamos al final del recorrido.
Después del puente que cruza el “negro” y famoso Río Besos, nos dirigimos hacía el norte y enseguida cruzamos la carretera para adentrarnos en la vall de la Font de Tort, hacía el restaurante del mismo nombre y su área recreativa. Entramos en el Parque Natural de la Serralada de Marina. Esta pequeña vall de Tort es boscosa y bonita; atrás las hermosas pinadas hacen sitio a las vistas, cada vez más lejanas, de Montcada i Reixac. El camino es muy fácil. Solo hay que seguir la pista en el centro y fondo del valle. Después de que nos quede el restaurante a la derecha, llegamos a la Font de Tort, un hermoso lugar con mesas y escondidos rincones, protagonizada por el murito de la propia fuente y esos altos árboles típicos de bosques de rivera. Más arriba la pista desaparece, una fea puerta metálica nos dice que el camino público termina aquí, y un desbrozado camino de herradura que se transforma en senda, aparece justo a nuestra izquierda con intenciones de coger la pendiente del valle hacía la izquierda y arriba. Ahora siguiendo unas señalizaciones, con el único indicativo de una flecha y un cuadrado naranja, vamos subiendo por unas laderas casi limpias de árboles pero ricas en matorrales y plantas con numerosas y hermosas flores en todo su esplendor, como la lila flor de La Jara. A nuestra derecha, al otro lado de la riera, quedan varios grupos de casas: Can Bieló, Can Menut, Can Güel, Can Piquer… Arriba, en la suave cúspide de una boscosa loma, una gigantesca antena y una solitario senyera; es el Turó de la Moià.
Llegamos, siguiendo las señales naranjas, hasta una ancha pista en el llamado Coll de Moià. Hay que averiguar por donde hay que seguir para dirigirnos a Sant Pere de Reixac; sigo hacia la derecha, no es; sigo por un maltrecho camino enfrente, tampoco es. La dirección, señalización o el por donde seguir no está nada claro o es inexistente. Al final hay que seguir la pista principal hacía la izquierda y como rodeando el Turó de la Moià por el lado contrarío al que lo hemos encontrado; la pista dá la sensación de que baja al pueblo, pero no es así, en seguida cambia su dirección a norte y en seguida vemos en la próxima lejanía como sobresale de entre el bosque la torre de la iglesia de Sant Pere de Reixac ¡Vamos por buen camino!
A la derecha una pista baja a la carretera, nosotros seguimos recto en dirección a la iglesia. A la derecha, entre la foresta escondido, el edificio de Can Franc, y enseguida la pista gira hacía el este terminando en Sant Pere de Reixac y pasando junto al inhiesto Ca n’Ullastrel, bonita casa de paredes blancas con un mirador en la planta baja con antiguas y grandes ventanas acristaladas. Muchas de estas casas de antes, recuerdan la arquitectura victoriana, tan rimbombante como elegante.
“Sant Pere de Reixac es una de les esglésies més conegudes del sector vallesá… un espai des d’on es pot gaudir de magnífiques vistes… d’origen romànic però amb modificacions posteriors…” Voy leyendo la ruta del Patrimoni arquitectónic. Lo más significativo es la torre o campanario, de base cuadrada pero culminación octogonal. Bonita.
Poco antes de pasar por Ca n’Ullastrel, un camino sigue montaña adentro por la vall del Torrent de Reixac. Unas indicaciones nos dicen que por aquí iremos a les Maleses si seguimos los postes con indicaciones amarillas. Antes hemos visto y estudiado un mapa con las rutas señalizadas que rodean Sant Pere de Reixac… todo muy fácil y sin pérdida. Así que desandamos unos metros hasta la entrada de este camino que nos adentrará en el bello valle. Por un camino ancho pasamos bajo la sombra de robles, pinos blancos, encinas… altos, frondosos, hermosos y numerosos, seguimos hasta la Font dels Caçadors. Es una de las partes más bellas y verdes del parque. Al final no llegamos a la Font dels Caçadors al encontrar el cruce señalizado que coge la senda que sube al poblado ibérico de Les Maleses. Nos hemos entretenido haciendo fotos y videos por el camino, la verdad es que la espesura y vida del lugar da opción a recrearte y encandilarte con el lugar.
Ahora la senda sube sin pérdida hacía el punto más alto que vemos: la cima del Pí Candeler. Pero antes zigzaguea un poco entre la espesura del lugar, los matorrales, la pendiente y la tierra escavada por el numeroso pisar de los visitantes. Nos encontramos con más gente, no mucha al ser un día laborable, éstos bajan de la cima. La senda llega a la cumbre de las lomas a la derecha y al otro lado observamos una gigantesca cantera, pero parece que está cerrada. Ya solo tenemos que seguir la loma cimera hacía el norte, arriba e izquierda para adentrarnos entre el matorral alto y exuberante en al cima del Pí Candeler (463 mts.); pero no sabes que has llegado hasta que no ves un cruce de sendas en la parte más alta de la loma. Seguimos la senda en la misma dirección y en pocos metros llegamos a las ruinas del poblado ibérico de Les Maleses: “…amb una extensió de 1.000 m2, aquest jaciment mostra les diferents restes d’un poblat iber de les més antigues del segle III ac.” Otra vez la guía del Patrimoni arquitectònic. Las vistas ya son más amplias, aunque con mala visibilidad por una especie de neblina hace que no te quedes con los detalles de la misma.
Regresamos al anterior cruce de sendas en la cumbre del Pí Candeler y seguimos (ahora al volver de Les Maleses) a la izquierda, hacía el este. La idea es pasar por el inhiesto pico de La Coscollada que ya queda cumbreando por la montaña. Bajamos a otra senda, y seguimos a la izquierda, al este. Bajamos a una pista y seguimos hacía la derecha, sur, pero enseguida una senda a la izquierda nos vuelve a coger la subida a La Coscollada flanqueada por una enorme torre eléctrica. Todo este lío de cruces en pocos metros recorridos. Atrás queda la frondosa y verde loma del Pi Candeler. A partir de ahora los matorrales y árboles estarán más espaciados, siguiendo la cumbre de la Muntanya de l’Amigó. En la cima de La Coscollada (464 mts.) hay una torre de vigilancia de incendios. Fotos atestiguadoras y seguimos la ruta. La idea es seguir toda la cima de la Muntanya de l’Amigó hasta toparnos con el G.R.-92.
Las vistas son amplias. Ya vemos la costa, Barcelona y Badalona, pero difuminadas por la neblina del día… ¡Tienen que ser muy bellas! Abajo, a nuestra derecha, vemos una gran construcción, es el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, más conocido como de Can Ruti. Seguimos por un camino cimero que va bajando poco a poco y que después, en el Coll de Fra Rafel, dejaremos para seguir una senda a la derecha, por el lado, casi cimero, pero sur de la loma. Después, antes de cruzar el Turó de Fra Rafel, pasaremos al lado norte, frondoso y boscoso de la montaña, siguiendo unas nuevas señalizaciones de pinturas azul claro. Éstas nos internan por un bello y exuberante bosque, el de la Font de Les Monges. Antes, mirando a la izquierda y norte, se veía imponente la montaña del Turó de’n Galcerán, a la que yo pretendía llegar, y que es la cúspide más alta del parque. Bajo ella y bajo nosotros, casas, urbanizaciones, rodeadas de un bosque humanizado pero cuidado.
La senda termina en otra más amplia con marcas rojas y blancas, es el G.R.-92. Se va haciendo la hora de comer y decido seguir el G.R. hacía el norte y encontrar un sitio para sentarnos y descansar. Llegamos al albergue-seminario de La Conrrería, estoy algo despistado, no sé que hacer… Anna se enfada, me dice que le he engañado, que de una ruta de 3 horas, se nos harán 6 o 7 caminando por la montaña… realmente es un circuito largo y de recorrido extenso, y si ya nos vamos parando deleitándonos con los diferentes sitios que visitar… pues se va haciendo más tarde.
Sin parar ni consultar, Anna se vuelve y desanda lo recorrido por el G.R.-92. Así que al final, abdico a mis intenciones y decido hacer caso a Anna y volvernos al punto de inicio. Ahora seguimos el G.R. en dirección a Montcada i Reixac, hacía el Hospital de Can Ruti, hacía Sant Jeroni de La Murtra y hacía el Puig Castellar. A la derecha y abajo, mirando en dirección al mar, un edificio diferente, grande, monumental: la Cartuja de Montalegre; queda justo bajo La Conrrería. Comemos antes de bajar al hospital. Siempre siguiendo las marcas de G.R. pasamos junto al hospital y después desembocamos, después de pasar por en medio del grupo de casas entre Can Parrot y Can Barbeta, en la carretera de Montcada a Badalona; justo en el cartel de salida de Badalona. La cruzamos y el G.R. nos dirige a Cal Dimoni… ¡Y vino el lío! aquí llegamos a un extraño cruce de caminos y pierdo las señales de G.R., que seguían por otro camino junto a Can Trons, a final decido seguir un camino que sube montaña arriba, recta, recta, y en dirección noroeste, a la derecha. Hay unas marcas de un color pero no es el G.R., ahora no hay marcha atrás, y seguimos subiendo alejándonos de la dirección correcta del G.R. Realmente pasamos junto a Cal Dimoni que nos quedaba a nuestra derecha, pero nosotros seguimos recto hacía arriba; por el que llaman Carrer de la Carrerada.
Antes de terminar en una pista asfaltada, otro camino, el Camí de Can Mas, se le une a la izquierda. Ya en la pista asfaltada veo un poste señalizador hacía el Monasterio de Sant Jeroni de La Murtra… es la dirección por el Camí de Can Mas. Me doy cuenta del error y pienso que ya no podremos pasar ni ver el Monasterio de Sant Jeroni de La Murtra, por que la dirección que llevaremos será contraría a la del monasterio, si queremos ir directos a Montcada. No me suena la carretera pero supongo que es la que va a la parte más alta de una urbanización que hay en medio del parque por estos lares: Vallesana. Seguimos la orilla de la pista asfaltada hacía la izquierda y hacía las casas de la urbanización. Llegamos a ella entrando por el Camí Vell a Montcada. A la izquierda tenemos las vistas a Barcelona, Badalona y todas las ciudades periféricas a éstas, con mejor visualización ya que vislumbramos los edificios y torres más altas e importantes: Torre Agba, Chimeneas de la central eléctrica, edificios de la ciudad olímpica… Espectacular. A la derecha las casas de la urbanización. No bajamos por la urbanización, la vamos recorriendo por su parte más alta en dirección a un cerro con una extraña construcción, casa en su cúspide: la Ermita de Sant Onofre. ¡Vamos bien!… enseguida rodeamos el cerro siguiendo la calle a más altura, sin bajar a la urbanización, hacia el sur, suroeste, y al final de la última casa nos encontramos un camino con una cadena que no deja pasar a vehículos no autorizados. Por fin, al coger esta camino hacía arriba, a los pocos metros, llegamos al Coll de Les Ermites y a las señales del G.R.-92 perdido… ¡Perfecto!… ¡¡UUfffff!!
Recuperamos las señales del G.R. aquí mismo, justo delante, a la derecha y oeste, el Puig Castellar, donde se encuentra el otro importante poblado ibérico. Hay una señalización hacía un Dolmen Natural; mientras descansa Anna en el señalado cruce de recorridos, caminos y sendas, decido bajar a ver el Dolmen de la Cova d’en Genís. Tampoco subimos al Puig Castellar. Le permito a Anna pasar por un camino a nuestra derecha que circunda, sin subir el Puig Castellar, por el lado norte y de umbría del mismo, así no hago la marcha más esforzada de lo que ya está siendo. Al otro lado del cerro volvemos a toparnos con otra pista y una torre eléctrica, retornamos a las señales del G.R., ya que éste sube al Puig Castellar y luego baja en dirección a Montcada i Reixac. El G.R. pasa junto a dicha torre ya bajando directamente y convertido en senda. Montcada ya está muy cerca, la vemos allá abajo y ya está a tiro de piedra.
La bajada es un rompepiernas después del esfuerzo que llevamos ya; es muy directa y con pendiente acusada. Cruza una gran extensión de terreno claramente deforestada por algún gran incendio. Hay matorral bajo y grandes pinos separados entre ellos en medio de laderas, descarnadas, casi desnudas, que intentan recuperarse e intentan que la vida vuelva a la sierra como estaba ancestralmente. Mientras, las inertes y numerosas torres y redes eléctricas inundan estas laderas como sustituyendo macabramente, a aquellos bosques vivos y antiguos. Junto a uno de estas torres, el G.R. bien señalizado, cambia de dirección de suroeste a norte, por un sendero hacia la derecha, y ya bajando considerablemente hasta toparse con el Torrent del Poio y un camino que sigue la dirección de dicha riera. Seguimos por el camino hacia la izquierda, siempre siguiendo las señales del G.R., en un giro casi de 270º. El camino termina junto a la Torre dels Frares, en la carretera BV-5001, que cruzamos nada más salir de Montcada i Reixac en dirección al parque.
Solamente queda seguir el G.R., por las orillas del Río Besos, hacia el puente que va del pueblo a la sierra, hacía la derecha y norte… ¡No hay pérdida! Ya en el puente, entrar en la población y buscar la cercana estación de tren. A orillas del ancho Río Besos hay gente que pasea, va en bicicleta o se entrena corriendo. Volvemos a la civilización con la triste visión de un árbol solitario enmarcado por la enorme fábrica cementera, detrás, al otro lado del cauce, y por las negras y nauseabundas aguas del río que bajan malolientes con fuerza y espuma.
Terminamos la ruta con la sensación de no haberla completado como quisiera, pero también con la sensación de querer hacer más de lo que toca. Volveré a estas desoladas, habitadas, contrastadas y encantadoras montañas. Me queda el altivo Turó de’n Galcerán… ya idearé alguna ruta algo más sencilla para visitar su cumbre.