Primer ascenso húmedo y resvaladizo por Els Castellets.
15-Octubre-2.011
Hacía tiempo que sabía de esta excepcional subida y me atraía la idea de subir por una cresta a una de las máximas alturas del Montseny. Claro que también aprovecharía para hacer un recorrido por lugares cercanos y escondidos que esta magnífica montaña nos ofrece.
Una de las últimas salidas a la montaña lo comenté a mis amigos de Cúspidis y Enrique me dijo que me diera prisa en hacerla, supongo que por las peores condiciones meteorológicas y de la montaña que me podría encontrar cuanto más entrado estuviera el otoño. Así que este pasado sábado 15 propuse esta ruta en Cúspidis para realizarla. Viendo el mapa decidí engancharla también con la subida al próximo Turó de l’Home (máxima altura del Montseny) y un bello recorrido por sus hermosos y bien cuidados bosques.
Sobre las 10 de la mañana salgo del Plá del Mon en el Àrea de Les Ferreres, donde hay un parking muy amplio para dejar el coche y comienza la ruta, más cercana, para subir al pico Les Agudes por Els Castellets. El otoño comienza mal y tarde; a los árboles les cuesta tirar sus hojas secas; pero hoy está el día nublado: las frías nubes abordan los picos más altos y algunas laderas boscosas del Montseny. El paisaje es bucólico y melancólico, a la vez que fresco y desalentador.
Poca gente sale del parking en dirección a esta parte de la montaña, y los compañeros con los que he quedado no llegan, con lo que decido salir solo. No tengo ni idea de donde comienza la senda, y pregunto a una pareja con dos perros que me dicen el camino exacto. Y con estas señas y mi maltrecho mapa de Alpina restaurado y encontrado en mi primera visita al Turó de l’Home, comienzo mi aventura por estos terrenos casi alpinos.
La senda es clara; solo hay que seguir las marcas o más bien manchas rojas. En árboles, rocas… se ven muy bien y claras las manchas rojas sin una forma definida. Aparte la senda está muy bien marcada, y en los pocos cruces que nos encontramos con otras sendas o caminos, vemos dicha marca roja para saber hacía donde ir. Los colores del bosque, del hayedo, son preciosos, verdes, amarillos, naranja, rojos… el otoño viste de colores un bosque que poco a poco pierde sus hojas. Hermoso. La senda que me lleva hasta el pié dels Castellets está plagada de encantadores rincones. No hay nadie ahora. Estoy solo entre la niebla de la montaña y los espléndidos bosques; solo la pareja con los dos perros rompen el silencio agradecido y equilibrado de esta viva naturaleza.
Poco a poco se van escarpando los lugares por lo que pasa la senda. Aunque desafortunadamente las nubes me impiden ver las paredes y lugares por las que treparé para llegar a la cima de Les Agudes. Después del Coll Sacíureda de Dalt, el siguiente collado sin nombre, es donde comienzan las trepadas. Las marcas rojas siguen por las escarpadas laderas de la derecha de la montaña y yo decido seguir ya cresta arriba, justo por sus puntos más sobresalientes de la misma, por el mismo filo. Eso, después de ver a un montañero que se adentra, en solitario como yo, por los mismos lugares. La pareja con sus perros siguen las directrices de las marcas rojas.
Creo que para empezar, me he metido por la peor de las escaladas de la cresta, no marcada en la misma. El montañero solitario me observa desde arriba, pero él no ha trepado por el paso en el que me encuentro. Me reúno con él más arriba, y a partir de entonces comenzaremos a subir juntos mano a mano. Dá la casualidad de que él, como yo, no ha subido nunca Les Agudes por Els Castellets; y a la vez somos los únicos en la cresta en este día.
Nos cruzamos a veces con las marcas rojas, y algo más arriba y en medio de la pared seguimos otras marcas amarillas, que son las de las trepadas dels Castellets. Siempre por el filo de la cresta. La subida la hacemos un poco fantasmagórica, por culpa de las nubes y niebla no vemos las trepadas que dejamos atrás ni las paredes ni escarpes que vienen… parecerá interminable.
Me doy un golpe en la rodilla en un lugar sin peligro con la roca que me deja cojera. Pero no va más allá de lo que es. Más arriba vemos a un padre con sus dos hijos, y a otros que bajan casi por el mismo sitio por donde estamos subiendo. Las trepadas no son difíciles; algunas aireadas y temerosas, pero con práctica en escalada y montaña son fáciles y entretenidas.
Por fin llegamos al final de Els Castellets y a la fría cima de Les Agudes (1.706 mts.). Tomamos algo, nos hacemos la foto de cumbre y nos despedimos: yo sigo hacía el Turó de l’Home y mi nuevo amigo, Marc, vuelve al coche por el sendero normal. Le doy mi mail para pasarnos las fotos y quien sabe si coincidiremos en otra montaña.
Para ir al Turó de l’Home es muy fácil: solo tengo que seguir la senda en dirección casi contraría a la que hemos subido, como siguiendo el cordal cimero de la montaña, y al llegar al Coll de Les Agudes seguir el G.R.-5 que recorre dicha loma por la derecha. En este mismo collado se puede bajar por una senda, a la izquierda en dirección a la Font de Briançó, por la que luego pasaré, y acortar el recorrido.
Las nubes siguen cubriendo la loma de enfrente a la izquierda, es el Turó de l’Home, mientras recorro la fácil senda del G.R.-5. Enseguida llego al Coll Sesbasses. Lo reconozco de la última vez que estuve aquí; y en poco tiempo llego a la gris, fría y muy visitada cumbre del Turó de l’Home (1.706 mts.). Después de la foto de cumbre y estar un momentito disfrutando del frío momento de cumbre, decido bajar en busca de la Font de Passavets entre el hayedo Fageda Gran y un minúsculo bosquecillo de abetos al que llaman l’Aveteda. Pero no encuentro el enlace del G.R. hacía esta dirección. Con lo cual decido desandar el camino y volver al Coll Sesbasses, y una vez aquí veo las indicaciones hacía la Font de Briançó y la de Passavets. Sigue en dirección a Les Agudes, pero enseguida, la senda que se dirige a Les Agudes, en un cruce, comienza a subir por la ladera, y la otra sigue bajando en dirección al bosque. Ya no hay señales de G.R., ahora marcas, manchas rojas solamente.
El bosque por el ando ahora es increíble. Aún en mi solitaria marcha, me veo acompañado por esos espíritus del bosque que hacen te des la vuelta de vez en cuando para mirar el sonido, el ruido, el movimiento del bosque, las hojas, los matorrales… Hayas fabulosas, eternas, hermosas y enormes asolan la senda. Bosques oscuros, frondosos, vivos y resplandecientes de energía llenan el lugar. Me encandilo con estas hermosas hayas, que van cambiando de color, se le van cayendo las hojas, y de un verde acaban en un marrón pasando por toda una gama de colores intensos, bellos, brillantes… Desde luego, la mejor parte verde y viva del recorrido. Me encantó esta parte del Montseny. De vez en cuando un claro me deja ver todo el manto verde, boscoso, frondoso y hermoso que llena todo el lugar, el amplio lugar: al fondo Santa Fé del Montseny, y a la derecha y enfrente, veo el bosquecillo de abetos con sus características formas y color verde oscuro intenso muy reconocible ¡Hermoso!
Solo hay que seguir las marcas, manchas rojas: de senda a camino, de camino de nuevo a senda, ancha, estrecha, pero siempre siguiendo las rojas, y por en medio del espléndido y fabuloso hayedo. Oigo voces. Estoy llegando a la Font de Briançó. Hay un grupo reunido, con el cual ya me he topado antes o bajando de Les Agudes, o entre las mismas y el Turó de l’Home. Para no estorbar en la intimidad del grupo, parado junto a la fuente para almorzar, y no parar mi marcha hasta un punto concreto, no paro apenas y sigo hayedo hacía abajo, hasta toparme con la carretera asfaltada que va de Santa Fé al Coll de Sant Marçal. “¿Donde estoy?”. Un cercano cartel: “Coll de Te”; una casa grande junto al comienzo de una pista que sale de esta carretera… Estoy en el lugar que llaman El Convent, en el mapa Alpina. He bajado muy directo y bien por la ladera suroeste de la mole de Les Agudes, pero la Font de Passavets me la dejo sin visitar, queda ya fuera del recorrido. Por lo que se ve, alguno de los caminos que me crucé en la bajada, y que sale en dicho mapa, me hubiera llevado, hacía la derecha, hasta dicha fuente. Pero está muy bien, el recorrido está quedando perfecto.
Ya son las dos del mediodía y decido pararme a comer que ya es hora. Junto al edificio de El Convent, el Faig Gros, y la pista me siento sobre un tronco cortado, con la única y solitaria compañía de los magníficos árboles y el susurro del fresco viento. El Faig Gros es un haya que sobresale por su grandeza, en medio de este bosque mixto de coniferas y hayas. Guardián de la pista, me indica el camino a seguir.
A partir de aquí seguiré los caminos y pistas que recorren, paralelos a la carretera, la falda del Montseny, pero más por debajo del mismo asfalto. Sigo ésta pista ancha hacía el norte, atajando una cerrada curva, hasta la Font del Conill; lugar donde cojo un deshecho y salvaje camino de herradura sin uso, a la izquierda, y luego derecha, poco antes de otra cerrada curva de la pista. Sin pasar por la Font de Sant Joan y de nuevo hacía el norte. El amable susurro del agua al caer rompe el silencio junto a la Font del Conill.
El camino que recorro ahora está plagado de helechos secos que contrastan su amarillo, claro y muerto color con el verde, oscuro y vivo de los casi abetos pinos “alpinos” del lugar. Hace tiempo que no llueve y la humedad habitual en estos bosques ha desaparecido, aunque no es nada bueno para las especies vegetales del lugar, hace la caminata más cómoda y refrescante. De repente, al fondo sobre las copas de los árboles en los pocos rincones que se abre el cielo sobre mi, sobresalen las crestas, Castellets de Les Agudes como si de una fortaleza normanda que se yergue dominadora entre las nubes que aún la abordan e inundan y que hace que su imagen sea más alpina, más enigmática, más imponente… Hermosa.
Después de atravesar dos rieras con algo de agua, sobre todo el Sot de Les Agudes (que baja del mismo macizo), el maltrecho y poco transitado camino desemboca en otro más ancho, justo en una cerrada curva del nuevo camino. Aquí me equivoco: mi idea era bajar hacía la derecha y seguir por otros caminos hasta el que más cerca desembocara en el lugar donde tengo aparcado el coche, en el Plá del Mon en el Àrea de Les Ferreres, pero cojo el mismo hacía arriba e izquierda; y me doy cuenta al corto tiempo por lo rápido que voy subiendo y la siguiente curva tan cerrada, con la que no me debería encontrar, en el camino por el que quería seguir. Miro el estupendo mapa de Alpina, y me doy cuenta de la equivocación… ¿Qué hago?
Sin ganas de bajar y volver, me interno a la derecha, monte, bosque a través, bajo las cortantes, secas y abundantes ramas del bosquecillo de pinos, en diagonal, en busca de otro camino que termina, o aparece, en las cercanías y que me llevará hacía el objetivo pensado y planeado. La sombría umbría de este inclinado bosque, sin camino ni senda ni rastro a seguir, junto con los abundantes matorrales, que una vez sales de estas sombras, te encuentras… hace que puedas plantearte la correcta decisión tomada. Pero al poco tiempo, una reconocida planicie alargada perpendicular a la pendiente de la ladera de la montaña y horizontal, hace que te alegres por encontrar un camino perdido entre los salvajes obstáculos. Pocos metros después, el camino invadido por la vegetación habitante de la montaña y casi sin reconocer, se limpia, y amplia poco a poco dando la visión de un bello camino a seguir. Justo en las libres pendientes de sotobosque, aparecen grandes rocas graníticas entre las jóvenes hayas que empiezan a surgir, entre ellas la Roca de La Cambra. Un nuevo y espectacular hayedo, lindo, de suaves pendientes y suelo rojizo almohadillado por las abundantes hojas secas, y el nuevo camino, encontrado, hacen las maravillas de la vida de esta montaña. Ahora comprendo por que es Reserva de la Biosfera por la UNESCO; es un tremendo ser vivo con infinitas, diferentes, partes, esta magnífica montaña del Montseny.
Un último agradable, sosegado, solitario y simpático paseo por otro hermoso hayedo, acompañado solamente de la energía de los árboles del bosque, de las hayas, y la paz que transmiten al caminar por rincones como éste, antes de salir a la carretera. Arriba y llegamos a la citada carretera, donde termina este bello camino que atravesaba, de nuevo, hermosos parajes de vida. Sigo por la orilla de la misma hacía la derecha y norte hasta llegar, en poco tiempo, al ansiado lugar donde tengo el coche. Por suerte, se toca poco el asfalto en este delicioso recorrido por el Montseny.
Termino esta especial aventura, con algo de trepadas, con algo de inmenso bosque, acompañado y en solitario, cruzando senderos llenos de gente y caminos solitarios… una muy bella actividad, ascensión, excursión… un lugar hermoso, magnífico, espectacular. Realmente es una actividad para recomendar, repetir y volver a disfrutar… bellos y grandiosos los bosques del Montseny.
… la vuelta perfecta. 27-Septiembre-2.020
Entre confinamiento y confinamiento por culpa de la pandemia del coronavirus, Pau y yo decidimos hacer una cresta en alguna montaña con solo un día o una mañana de actividad. Entre las opciones de crestas en montañas lejanas, ya que las cercanas, a excepción de las curiosas formas de Montserrat, son inexistentes, vemos que el tiempo de aproximación en coche y de recorrido largo de las mismas, es demasiado; con lo que al final optamos por la única, cercana y entretenida cresta de Els Castellets de Les Agudes en el Montseny.
Sería mi cuarta o quinta subida a Els Castellets, pero mi tercera vez que bajo por la Font de Briançó en busca del parking del Pla d’En Mon por su lado este, y no por el sur como cuando bajamos por el Hayedo de Serrat Llarg. Pero esta vez quería encontrar un camino directo y correcto, sin tocar o cruzar la carreterilla que desde Santa Fe se dirige a Viladrau… y lo encontré.
Debo de contar que cruzamos un paso, nada más comenzar la cresta, que nos pareció de IIIº a IVº, ya que nos paró para pensar de que manera usar las manos y pies para poder superarlo. Se puede decir que aunque solo sean 2 o 3 metros, si ya debes de usar “técnicas de escalada”, debe de ser un paso con mínimo un IIIº… no sé si ya lo describí en la primera o segunda ascensión de esta cresta, pero como me sorprendió por el atasco de unos minutos de Pau y mío, y el recuerdo de haber pasado ya por allí, me parece interesante nombrarlo.
También que llegando ya a la cima de Les Agudes descubrimos una cordada de escalada clásica que estaban subiendo por otro pilar de Els Castellets que mira al este, noreste, más difícil y técnico que los mismos Castellets. Y que desde el grupo de cordada uno de ellos se dio cuenta de que les estaba haciendo fotos, con lo que días después, buscando por Facebook, me pidió copias de esas fotos… ya que, como según decía el montañero, “era su primera escalada de largos después de haber estado enfermo y superar el Covid 19, y le hacía ilusión tenerlas”. El Sr. Jordi Contreras. Cosa que accedí encantado… curioso.
Pero el resto de subida, recorrido y descenso ya está descrito en el relato anterior, más abajo de la Font de Briançó vino el lio ¿Qué camino seguir? ¿Por donde andar? No contaré el fracaso de la última vuelta, la cual intentando encontrar un camino que siguiera por la vertiente este de Les Agudes, para volver al comienzo de la cresta sin tocar la mencionada carreterilla, hizo que tuviera que bajar a dicha carreterilla, interpretando mal el mapa Alpina… ahora ya sé que “llegando a ese cruce en lugar de seguir a la derecha, hay que ir a la izquierda”… bajando con Pau seguiremos el recorrido correcto entre caminos, sendas y monte a través.
Ya hemos hecho la cresta y la cima de Les Agudes, ahora seguimos el P.R. pasando por la Font de Briançó, y seguimos la senda, camino con las nombradas marcas… todo descrito en el anterior relato; hasta que llegamos a un punto en que las marcas giran hacia la derecha y sur, sureste, cuando seguimos un camino fuera de las marcas del P.R. hacia el este y con algo de pendiente. Aquí la inclinación del terreno no es tanto, a mitad del impresionante hayedo; arriba, por las inmediaciones de la Font de Briançó, las laderas a cruzar eran más inclinadas. Justo en ese punto hay un cartelito indicador que nos llevará hacia el Pla de l’Espinal. Seguimos por aquí…
Aunque no es el camino que baja directo al centro del Pla de l’Espinal; si no que en la misma senda marcada con el P.R. nos encontramos con un cruce de un camino que viene del suroeste y tiene dirección noreste con leve subida y a la vez girando, mientras avanzamos por él, hacia el norte poco a poco, a la vez que cruzamos el precioso hayedo de la cara este de Les Agudes. Dicho camino parece que desaparece entre el suelo lleno de hojas caídas de las hayas, en el ondulado y boscoso terreno. Nosotros seguimos recto, como si el camino siguiera en la misma dirección que ya llevábamos, pero ahora monte a través. Pero no hay que desesperarse no pensar que hemos perdido el recorrido, ya que en pocos metros nuestro pasos se encuentran con otro camino que casi cruza perpendicular a nuestra dirección. Por cierto, esta parte ya del recorrido, de la ruta, sin nada de gente, ni voces, ni ruido, será excepcional, fenomenal… parece increíble estar en algún punto del Montseny en plena soledad y en el centro de un magnífico hayedo.
Llegados a este camino, lo seguimos hacia la izquierda, que gira siguiendo el contorno de la montaña con dirección general norte, la dirección que debemos llevar. Pero a unos cuantos metros llegamos a un cruce. Aquí debemos de girar de nuevo hacia la izquierda y arriba, ahora llevando una dirección contraria a la que deberíamos de llevar; de norte giramos a sur, suroeste, pareciendo que queremos volver al punto donde hemos dejado el P.R., a la vez que vamos subiendo altura. Pero no os preocupéis, pues es el camino correcto… ahora lo veréis.
Este camino que cruza la pendiente de la montaña cogiendo altura, llega un momento, cuando pensamos que nos hemos equivocado de dirección y recorrido, que vuelve a girar con una curva de 180º, a la vez que sigue cogiendo altura, y ahora sigue el mismo camino en dirección norte. Pero a la mitad de recorrido, de metros realizados comparados con el recorrido por el mismo camino después del giro hacia el sur, sureste, llegamos a otro cruce de caminos. Vemos como hay un camino que sale a la derecha y hacia arriba. No le hacemos caso, seguimos por el que íbamos sin desviarnos. Todo esto, recordad, por en medio del hayedo. La carreterilla no está muy lejos, a lo mejor se puede llegar a oír el motor de algún coche o moto al pasar, pero no se verán.
Y ya por fin este es el camino correcto y puede que casi único que recorre toda la parte de debajo de Les Agudes y Castellets por su lado este. En algún momento el camino desaparece para dejar paso a una senda, una senda no excesivamente transitada pero sí marcada con hitos. No debemos de perder la senda. Llegados a un punto el terreno se verticaliza, las pendientes, aunque no han perdido su masa forestal de hayas y otras especies que cogen con firmeza el terreno, cogen unos desniveles considerables, nosotros atravesamos estas laderas tan inclinadas en diagonal. Hay un paso curioso que debemos de subir unos metros para cruzar al otro lado de un barraco que baja con pendiente desde las rocosas bases de Els Castellets… creo que a este paso, y según el Alpina, lo llaman el Pas del Llop… o al menos el Pas del Llop, que suena más a lugar más técnico que un simple estrechamiento del sendero, está cerca de este lugar. No estoy seguro… Pero se pasa fácilmente. Viendo la fuerte pendiente de caída a un lado de la senda.
Ya vemos, saliendo de la masa boscosa del hayedo, como nos acercamos a un punto entre las rocas, promontorios, de Els Castellets. Y al poco tiempo gira a la izquierda y subida hasta un colladito, que justo este colladito queda en mitad de los mencionados promontorios rocosos que es el prefacio del comienzo más técnico y vertical de la pared rocosa de los mismos Castellets. Nos deja en el Coll de Saciureda de Dalt, a 1.404 mts. Lugar por el que ya hemos pasado y que sigue la senda, recorrido normal para realizar, ascender, la cresta de Els Castellets… antes y según el Alpina teníamos que habernos pasado un cruce de sendas, en la que a la derecha y abajo hubiera salido otra senda que nos hubiera dejado al comienzo de las laderas que nos suben a Els Castellets más al norte… pero no la vimos o no nos dimos cuenta de ésta.
Y ya en el colladito entre los promontorios rocosos, giramos hacia el norte siguiendo o deshaciendo la senda que habíamos cogido desde las inmediaciones de Pla d’en Mon para acabar así la actividad. Por suerte he encontrado el camino más corto y factible para volver al aparcamiento del coche después de hacer Els Castellets, sin tener que bajarlos a la carreterilla, o al otro lado de ella, aprovechando para visitar los hayedos que rodean la Font de Briançó, y los solitarios hayedos cerca del Pla de l’Espinal. Rincones de belleza y soledad, muy buscado entre los concurridos recorridos habituales del Montseny.