Los montañeros se levantan pronto. Nosotros no lo hacemos hasta que no sale el sol. Bajamos a desayunar, miramos los mapas del comedor del refugio, la foto de un cura bendiciendo la Madonna y decidimos que no están en la cumbre, si no abajo de la cresta… pero después de mirarla bien y compararla con fotos de cumbre descubrimos que sí está en la misma cumbre y en el mismo lugar en el que se encuentra ahora.
Después de desayunar pasamos por la taquilla de la oficina para cancelar la reserva y ver si lo podíamos hacer. Este Guarda no entiende el castellano, pero al final nos entiende y no hay problema. Cancelamos para bajar ya. El Guarda se “equivoca” y solo nos cobra 1 día en lugar de los 2 días (37€ x día) en total 222 €. No decimos nada.
Entre otras razones, Quique ha roto la bota y ya no podemos hacer alta montaña aunque queramos; con lo cual decidimos bajarnos e intentar hacer alguna actividad de media montaña. Por los valles o laderas de estas altas montañas. A la vez, aprovechamos para quedar con nuestros amigos que se encuentran en CHamonix, intentando, por enésima vez, la conquista del Mont Blanc. Así pues decidimos cruzar el Túnel del Mont Blanc, la frontera bajo tierra invisible ítalo-francesa, y llegar al famoso, abarrotado y muy activo Valle de Chamonix… en las mismas faldas del Mont Blanc.
Hacemos las mochilas y recogemos las habitaciones. Bajamos a la entrada y nos probamos las mochilas. Hay poca gente, solo aquellos que no hacen actividad y están tomando el sol o contemplativos. Otro día espléndido. Muy soleado, pero a lo largo de la mañana comienzan a aparecer nubecillas alrededor de las montañas del Gran Paradiso, pero para hacer bonito.
La pareja murciana también baja con nosotros. La bajada la hacemos desandando el camino hasta el camping. A medida que bajamos la senda nos internamos en el vallecillo, y van desapareciendo por detrás nuestro las espectaculares Tresenta y Ciarforon. Cuando comienzan a aparecer los abetos en el camino de bajada, ya comienzan a aparecer excursionistas, montañeros y turistas que suben al refugio. A la vez aparecen unos 4 burros que suben armoniosamente por la ancha y zigzagueante senda hacía el mismo refugio. Presumimos que son los porteadores de suministro al mismo.
Fotos de bajada. Fotos junto a una caída de agua que casi forma cascadas. Familia, niños. Vamos más abajo y llegamos al magnífico bosque de abetos y a la terminación de la senda vertical y comienza el camino horizontal justo junto al nuevo refugio.
Jesús y yo vamos los últimos. El grupo se adelanta y sigue una senda a la derecha en lugar del camino paralelo al río a la izquierda. Enseguida llegamos al puente que cruza el río y nos deja en el aparcamiento junto a la entrada del camping. Poniendo fin a la bajada y actividades por el Gran Paradiso.
Desde aquí decidimos dirigirnos a CHamonix cruzando el túnel del Mont Blanc. Bajamos al Valle de Aosta y nos dirigimos a Courmayeur. 38 € x coche el cruzar casi los 12 kms. de túnel que atraviesa el macizo del Mont Blanc de Italia a Francia. Al otro lado un coche de la gendarmería nos hace una escena con la sirena y luces, y nos hace pararnos como si fuéramos delincuentes. Nos piden el pasaporte ¡Hago uso del mío esta única vez! “¿Quién es de Zaragoza?” Mi madre es de Montalbán” nos dice sonriendo el gendarme mientras miramos a Toni.
Vergüenza me daba las acciones peliculeras de la gendarmería francesa, haciendo esa carrera con el coche como si fuera una peli de Harry El Sucio. Nos quedamos perplejos. Es como is estuvieran aburridos y dijeran “vamos a pegarles un susto a estos españoles”, por que ya hacía unos minutos que habíamos pasado delante de ellos en la salida del túnel. Vergonzoso. Y luego me viene uno de ellos con “mi madre es de Montalbán…”.Ridículo.
Llegamos a CHamonix. El enorme parking gratuito está a rebosar, nos cuesta mucho aparcar. Comemos unas hamburguesas gigantes en el centro de CHamonix. Muy buen día. Mucha gente de todo tipo. Quedamos con Javi y David y con sus respectivas familias para dormir en su casa alquilada en Les Houches. Compramos para cenar y después, menos Quique y Luis, todos dormimos sobre la verde hierba del jardín. Desde la casa magníficas vistas (de cerca de lejos) de la Aiguille du Goûter, Dôme du Goûter, Aiguille du Midi, Agujas de CHamonix y la esbelta y hermosa Aiguille Verte. Plácido, hermoso y emocionante atardecer desde la casa.
Bonitos y lejanos recuerdos. Imágenes siempre impactantes las de los alrededores de CHamonix y del propio pueblo; a la vez alegría de volver a estar con mis “viejos” amigos conquistadores del Mont Blanc, ahí arriba, impertérrito, en el mismo lugar que hace 10 años. Y también al reunirnos con mis antiguos compañeros de club de Almoradí, Javi, David, Zaida, Sara y sus pequeños. Paseos que despiertan la avidez del recuerdo, de la nostalgia de la gloriosa victoria.
9 de agosto de 2012, jueves. Le Brèvent (2.525 mts.).
Después de ver varias rutas por el Valle de CHamonix, entre ellas la subida al Lac Blanc desde donde hay unas excepcionales vistas del Mont Blanc y de todo el macizo. Optamos por subir en teleférico a Planpraz (1.990 mts.) y de ahí subir hasta la culminación de Le Brèvent.
Íbamos a salir con las chicas, pero al final se apuntaron Javi y David. Javi tuvo que frustrar su enésimo intento al Mont Blanc: ya el pasado domingo, mientras nosotros sufríamos aquella tormenta en el Gran Collet, él y David tenían que refugiarse en las proximidades de Tête Rousse por que una fuerte tormenta le sorprendió… pero peor lo pasaron unos sevillanos que se lanzaron a pesar del tiempo, y les pilló en mitad de la peligrosa subida a Goûter. Éste año el Mont Blanc se ha cobrado algunas vidas… y de entre ellas algunos españoles. Al otro día, lunes, se organizaba el rescate…
El día es magnífico, muy bueno. Otro día de muy buen tiempo. Javi y David tardan en despertarse con sus familias, por ello decidimos hacer una ruta corta, de poco tiempo. Subimos los 6 + Javi y David, las mujeres se quedan con los niños para hacer otras actividades.
14€/persona por ser grupo el teleférico a Planpraz. Ya desde aquí las vistas abarcan el macizo del Mont Blanc y todo el Valle de CHamonix son sublimes y espectaculares: desde la Aiguille de Bionnassay hasta la Suiza Aguja de Le Tour, de derecha a izquierda. Un día muy claro, lástima que tenemos el sol de cara. Cogemos la pista que sube a la izquierda hacía lo más alto de las paredes y promontorios de crestas y rocas de paredes en lo que son las Agujas Rojas de la zona: Le Brèvent. Vemos el extraordinario gran telecabina que sube de Planpraz a Le Brèvent. Recuerdos de hace 10 años.
Hay un apartado para despegar parapentes y decenas de ellos se agolpan y salen en fila con la orden de una monitora que “regula el tráfico de despegues”, es muy bonito y súper emocionante ver como vuelan.
La extraordinaria visión del Mont Blanc, sus picos y agujas, se ve adornada por estas aves de una sola ala de plástico y colorida. Nos abstraemos por unos instantes ¿Cómo debe de ser volar sobre estas montañas de ensueño?
Algo más arriba de la pista hay varios postes y carteles señalizadores, no obstante por estos lugares pasa el Tour del Mont Blanc. Se puede subir a Le Brèvent por senda o por el camino. Optamos por coger la senda, la cual tuerce a la derecha y comienza a zigzaguear y coger altura. No hay pérdida. El cartel pone unas 2 horas pero según lo que te entretengas haciendo fotos y con el admirable paisaje, pueden convertirse en unas 3. Al principio el desnivel es considerable, hasta que se llega al Coll Du Brèvent a unos 2.368 mts. Mientras te paras en diferentes balcones para hacernos fotos con la extraordinaria vista del Mont Blanc.
Desde este collado giramos por el otro lado de las agujas y dejamos las vistas de CHamonix, al otro lado de las agujas y torreones de roca, se nos abre la visión de otros valles y horizontes, y de otras montañas con parecido a las Dolomitas… comentamos. Atravesamos un campo de rocas y suelo rocoso entre las verticales agujas. Las cimas del Mont Blanc se siguen viendo por encima de las rocas.
Por una subida rocosa en la espalda del pico, dejamos la horizontalidad del terreno para trepar hacía las pistas y camino que asolan la cima de Le Brèvent. Junto a estas trepadas hay unas escalas y cables de aceros, pero rehúso utilizarlo, la trepada es muy fácil. Seguimos la pista hacía la derecha y vamos subiendo entre decenas de turistas y curiosos, hasta llegar al exclusivo mirador de la cima de Le Brèvent (2.525 mts.)
Interesante y completo recorrido, donde aprecias la parte contraria al macizo del Mont Blanc (valles y montañas calizas increíbles…) y ejercitas la mirada y la mejor de las admiraciones hacía el propio macizo y su helada, alta y blanca cúspide, mientras recorres lugares rocosos y extraordinarios, entre agujas, paredes y suelos de duro granito. Muy recomendable. Además es parte del recorrido del Tour del Mont Blanc; muy visitado y señalado.
Balcón mirador al excepcional macizo del Mont Blanc. Carteles explicativos con fotos donde te dice que montañas, glaciares y picos estás viendo. Caseta de información sobre el parque de las Agujas Rojas.
Comemos algo en una mesa junto a la caseta. Fotos, miradas admirativas. Charlas y muy buen rollo. A la bajada pido hacernos la foto del 10º Aniversario de nuestra subida al Mont Blanc. Sublime, la alegría, ilusión y compañerismo es inigualable. El día, si no fuera por unas finas altas nubes heladas, inmejorable, calor y sol.
Me impresiona las instalaciones en la cima de Le Brèvent: mapas explicativos del paisaje, mirador, escaleras, caseta de información… pero eso sí, el paisaje es espectacular. No daría abasto a nombrar los picos, agujas, glaciares y valles que vemos desde aquí, siempre mirando al macizo del Mont Blanc. Pero como desde hace mucho tiempo, me excedo en hacerle fotografías a mi admirada Aiguille Verte, preciosa, esbelta, magnífica… y no veo el día de acercarme a sus faldas y subir por el Corredor Whymper; pero aún no es el momento. Aunque cada vez está más difícil encontrar buenas condiciones en ella: hace pocos años se desprendió una gigantesca losa de los Drus, y desde aquí diferenciamos su macha gris descubierta, que había bajo dicha losa… espeluznante, la montaña cada vez está más peligrosa, a medida que los hielos, los cuales sujetan el terreno, van desapareciendo de la montaña.
La bajada la hacemos por la pista; más directa hacía Planpraz con las inmejorables vistas del Mont Blanc, Aiguille Verte… Otro helicóptero. Parece que algún escalador se ha lesionado. Muchos escaladores en las vertiginosas paredes rocosas de estas picudas Agujas Rojas. Bajo junto a Jesús y nos vamos quedando los últimos. Nos hacemos fotos. Atajamos por sendas y pronto llegamos a Planpraz.
Paseamos por CHamonix. Fotos, recuerdos, compras. Compro 5 animalillos para mis 5 sobrinas: una marmota, ardilla, San Bernardo, caballo, búho. Un reloj para mis padres, una taza de CHamonix y Mont Blanc para Rosa y Rubén, y un imán de CHamonix para Ilu y Manolo. Otro imán del Gran Paradiso para Maribel.
Jesús me hace una foto junto a aquel reloj en medio de aquella plaza de CHamonix; como hace 10 años. Un antes y un después, un homenaje a aquella victoria donde no solo vencimos a la montaña, si no al desánimo; y ganó la ilusión, la amistad y el compañerismo. Ahora yo le hago una foto a Jesús junto a la estatua de aquellos que señalan al Mont Blanc con expresiva tensión y nerviosismo en sus emociones. La primera conquista, la infatigable fortaleza de aquellos pioneros que buscaron la libertad en las cumbres. También celebramos nuestra amistad en este viaje, nuestro éxito glorioso con los nuevos compañeros y con los nuevos, más modestos, objetivos. Pero conquistados al fin y al cabo. Paseamos nuestra amistad por aquel pueblo que tantas veces ha visto en los ojos de los montañeros esa misma mirada que brilla en nosotros.
Dejamos a David y Javi en su casa de Les Houches. Nos despedimos de todos y salimos para adelantar camino y no llegar demasiado tarde a Barcelona mañana. En lugar de volver por Altbertville, cogemos la autovía hacía Annecy, ya que por la tarde el tráfico en la carretera a Albertville saliendo de CHamonix es muy intenso: Annecy, CHambery, Grenoble… Antes de llegar a Nimes paramos a dormir en un área de servicio no tan bueno como a la ida. Antes hemos salido en un pueblo, Romans, y hemos cenado en un solitario Quick en un polígono, después de descartar un chino y un McDonald.
Por suerte a la ida y vuelta nos hemos traído los walkies y podemos comunicarnos sin usar el teléfono. Menos si están lejos un coche del otro. Pasado Grenoble tenemos problemas para pagar y pasar un peaje. Paco se pone nervioso, pero al final todo se resuelve.
10 de agosto de 2012, viernes. Barcelona.
Llegamos poco antes del mediodía a Cerdanyola y nos paramos a comer en un bar que conoce Toni y cerca de su casa. Despedidas, alegrías por tan buen viaje y éxito de compañerismo y amistad.
Terminamos aquí un viaje de bonitas y conocedoras experiencias, aquellas que solo te puede dar el viajar y el subir montañas. Estrechamos más los lazos y nos despedimos de los Alpes con un hasta siempre (aunque yo pensara en la vuelta el año que viene), cumplimos con el deber de la amistad y con esa degustación de la fría libertad de una helada cima, de un frondoso valle de un abierto collado.