El día amanece increíble, sin una nube. Un día muy claro y bonito. Bajo el primero a desayunar y a las 06’30 desayunamos. Casi puntualmente pasados 8 minutos de las 07’30 salimos en busca del Refugio de Pinet.
Esta etapa será también durilla y a la vez curiosa y emocionante. No bajamos mucha altura ni subimos mucha: salimos de 2.240 mts. y tenemos que llegar a la misma altura en el Refugio de Pinet, cruzamos a Francia, pasamos por bonitos y variados ibones, paisajes de valles y montañas extraordinarios… pero promete ser un subibaja infernal.
Salimos del Refugio de Certascán con las increíbles y despejadas vistas de la montaña más alta de Cataluña: La Pica d’Estats. Ni una nube. Por el lado contrario al que llegamos y a la izquierda comenzamos a bajar. Bordeamos un pequeño ibón y seguimos bajando como buscando una especie de pista más abajo. Cruzamos arroyos y cascadas. Enfrente el profundo Valle de Lladorre aún a oscuras.
De repente a la izquierda sale una senda empinada que luego hará zigzag y nos subirá al Coll de Lurri (2.217 mts.). Ha cogido a la pareja de Jordi (Catalán) y Adriana (Ecuatoriana), y a partir de entonces compartiremos e camino, unas veces delante ellos y otras yo. Hago fotos. Bajando del Coll de Lurri nos encontramos con el hermoso y grande Estany de Romedo de Dalt con una islita y todo. Muy bonito. En su fondo hay otro lago que a duras penas se llega a percibir y detrás los nevados picos De Colatx en la frontera.
Bordeamos la orilla sur del lago y en su salida seguimos riachuelo abajo. Más cascadas, más rincones de agua y verdor, hasta que llegamos al Estany de Romedo de Baix.
Estamos en su orilla oeste no sin antes subir y bajar por unos pasos equipados con un cable por si la trepada (fácil) se le complica al montañero. Una pista llega hasta el lago, hasta una represa que tiene el lago cayendo al valle. Cruzamos por encima de dicha presa buscando después la orilla oeste del mismo lago. Lo rodeamos ya que salimos de un valle y ahora subiremos por otro girando en dirección norte. Este último lago ya no era tan bonito como el anterior: las obras del hombre y la presa lo afean. Pero subiendo por el otro valle se hace más salvaje y bonito.
Al final del lago debemos cruzar el río y casi saltamos de una orilla a otra por una parte más rocosa, pero la subida va por la orilla oeste del mismo. El tiempo comienza a cambiar. Nubes negras con extrañas formas onduladas por el viento aparecen por arriba de La Pica. A poca distancia seguimos Adriana, Jordi y yo valle arriba en busca de otro laguito el cual no sale su nombre en el mapa, igual no tiene. Y a partir de que nos acercamos a éste, el recorrido cambia y gira la senda a la vez que comienza a subir por la ladera del valle hacía el sureste en busca del Port de l’Artiga (ya en la frontera francesa).
La subida al principio es paulatina. Se cruza un gran nevero y en lugar de bordearlo me dá por abrir huella. Esto me retrasa y desgasta. Pero el nevero y la subida sigue vertical por la senda y medio en zigzag. La pareja se ha quedado a descansar al pié de la ascensión pero enseguida veo como siguen detrás mía a cierta distancia. Más arriba la vegetación va desapareciendo y el roquedo se hace más abundante. Cruzo otro nevero más horizontal y enseguida veo un gran hito en medio de una cresta roqueda: a la derecha y sur un pico algo sobresaliente, la Punta del Port y una cresta temible y picuda.
Son las 11’00 horas cuando llego al Port de l’Artiga (2.477 mts.). Hace viento. En todos los collados hace viento siempre. Las vistas son espectaculares. Hago fotos a diestro y siniestro. En el lado francés, en las profundidades de sus valles aparece la temida niebla baja, pegada a las laderas y fondos, espesa, fantasmagórica que ofrece un espectacular paisaje.
Después de las fotos me cobijo bajo la roca en la parte francesa del puerto, viendo la pendiente nevada de bajada. Aprovecho para comer algo. Llevo buen ritmo. Aparece Jordi y Adriana que me saludan y siguen hacía abajo. Jordi exclama: “que negro se está poniendo y viene de España” frase que será el augurio de lo que sucedió las horas siguientes. Justo casi a mitad aparecen casi seguidos a la anterior pareja Raúl y Marta (vascos). Toman algo conmigo y enseguida para abajo. El tiempo está poniéndose muy preocupante por momentos.
Después de que comenzaran a bajar los vascos, les sigo yo a cierta distancia. Cruzo varios neveros seguidos hacía el fondo del valle que hace que me retrase mucho por el resbalar de la nieve dura con una capita de nieve primavera. Hay que bajar hasta los 2.150 mts. para después volver a subir a los 2.447 mts. del Pointe de Recòs. Se pone a llover enseguida pero casi a cántaros. La bajada con lluvia y roca se hace casi peligrosa con resbalones y caídas, y en casi todo el recorrido casi solo pisaré por agua aunque sea en las rocas de tanto que llovía, y de tanta agua que había ¡Tremendo!
Abajo llego a una especie de explanada muy verde con algunos riachuelos y sigo hacía abajo la senda muy bien marcada, pero ¡Tan abajo era el cruce! Miro el GPS ¡Me he vuelto a pasar! Vuelvo a subir desandando el camino hasta una roca e hito que pone “Pinet” ¡¿Cómo no lo he visto?! Y lloviendo. Sigo entonces las marcas y sendillas hacía la derecha (si bajas del puerto) y arriba.
Al principio entre la lluvia y que no miraba el mapa perdía la senda, el recorrido. Miraba el GPS y me dirigía hacía donde se marcaba el recorrido, y encontraba la sendilla. Subida con pendiente pronunciada hasta llegar a las puertas de un ibón como escondido, medio helado y bonito: Estany de Montestaure. Encajonado en un profundo circo rodeado de picos de más de 2.600 mts.
Sigo la senda. Sube ahora por una especie de espolón pedregoso y vertical, fuerte pendiente, zigzagueo hasta que la senda se horizontaliza para girar a la izquierda en busca de un collado y el Pointe de Recòs. Casi no hago fotos. El agua estropeará la cámara, por que seguía lloviendo.
Desde aquí (2.447 mts.) la bajada es trepidante, vertical y en zigzag, pero enseguida se horizontaliza un poco para llegar al herboso collado cerca de Picou de l’Estela. Las vistas, lejanas por nulas, tapadas por la lluvia y las nubes. No como en el Port de l’Artiga donde eran impresionantes y limpias. Desde este punto ya se ve a lo lejos el Refugio de Pinet bajo las sombrías laderas del macizo de la Pica d’Estats ¡Ya queda menos! (pensaba). Pero la bajada desde aquí me lía. Llueve a cántaros, miro el GPS, vuelvo a perder la senda de bajada, cruzo un nevero y opto por lanzarme haciendo de freno los bastones, miro el GPS… Un verdadero lío y desacierto (sin contar los resbalones y caídas) para encontrar la senda que me lleva a Pinet. Y siempre pisando agua. Ya estaba, a pesar del cubremochilas, todo mojado y mis botas hacían por dentro “chop, chop”, y por fuera “chop, chop”… muy incomodo.
Por fin la senda que había bajado hasta los 2.050 mts., debía subir hasta los 2.240 mts. del refugio pasando por una especie de collado algo más alto que el refugio. La visión del Refugio de Pinet desde la distancia es sorprendente, allá como colgado en medio de altas y largas laderas que suben a las inhóspitas y grandiosas montañas de La Pica.
Llego a las proximidades del refugio. Siguiendo la ladera hacía arriba como si quisiera adentrarme en el macizo de La Pica. Llega un momento en que el refugio queda a mi altura a la izquierda pero no se puede acceder directamente. Un enorme y cortado barranco me corta el paso. Hay que subir más arriba (Según el GPS) y cruzar una especie de colladito, bajando seguidamente a una enorme y ancha canal llena de nieve, la cual más abajo es el mismo barranco cortado: es la Valleta de Barz.
Parece que ya quiere dejar de llover ¡Por fin! Ya puedo hacer fotos a las espectaculares imágenes y paisajes del valle francés. Con sus típicas nubecillas en el fondo que se forman y deshacen como un curioso baile en el aire.
Esta vez no me lo pienso y me calzo los crampones para cruzar el nevero dentro de la canal. Debo pasar al otro lado y las laderas son algo inclinadas. Las huellas siguen el nevero y acaban en una especie de grieta en la pared rocosa que limita la canal. Me acerco y compruebo que hay un cable y clavos para ayudarte a subir por la vertical grieta. Hay buenos agarres, pero estoy cansado y la roca muy mojada y prefiero “hacer trampa” y ayudarme de estos medios artificiales.
El recorrido hace entonces un giro rodeando el refugio para entrar en él desde arriba. Curioso. Una vez subes la grieta solo tienes que seguir la senda y bajar hasta las puertas del mismo Refugio de Pinet. El cual tiene delante de él un laguito con su nombre.
Son las 17’00 horas cuando cruzo la puerta del refugio. Las otras 2 parejas ya llegaron hace tiempo. El edificio tiene una forma curiosa y reconocible en la distancia como una especie de pirámide abollada con un balcón como si fuera un matacán.
Estoy más cansado de mojarme que de andar. Raúl y Marta han tenido que sacar todo en la mochila y ponerlo a secar en la terraza, estufas (que iban a veces) y otra estufa de leña en la que solo podíamos quemar cartón y papel.
El refugio lo rige un tipo con aspecto curioso y casi gracioso de pelo medio largo blanco y tirantes. Que junto con otros dos muchachos nos ofrecen por la noche un conciertillo de guitarra y piano. Rock y Pop del bueno. Somos los únicos en el refugio. Otro grupo que subía de 3 españoles no han llegado.
Por la tarde se despeja bastante y salgo a hacer fotos al espectacular paisaje. Mañana dicen que seguirá el mal tiempo. Y mañana es la etapa que pasa por la cima de la Pica d’Estats. Entonces la etapa de mañana puede ser más durilla, aunque la de hoy, con diluvio incluido, ha sido espectacular, esforzada y casi interminable. Lástima no haber visto las montañas francesas pirenaicas en el recorrido ya que eran asombrosas y alpinas. Son las 22’00 horas, con la ropa aún mojada, nos vamos a dormir, mañana queremos salir aún más temprano.