Al otro día no nos cuesta tanto levantarnos. Bajo techo se espabila uno antes y no cuesta salir del saco. Ya lo que nos queda es algo menos de tres horitas de bajada hasta Nigüelas. Solo tenemos que seguir la pista hacía la derecha, según volvemos a ella desde el Cortijo de Echevarría, de bajada y seguir su trazado sin dejarlo. Al poco tiempo de empezar la pista nos encontramos con un cruce y sus señalizaciones. Un cartel de Nigüelas a 12 kilómetros nos aclarará la ruta a seguir. La pista sigue hacía el oeste, con sus curvas que te varían la dirección, pero que en línea recta sería hacía el oeste.
Miguel Ángel decía anoche de coger un coche o llamar un taxi para bajar a Nigüelas. Yo les decía que la ruta había que terminarla como la habíamos ideado, y que después de todo lo que habíamos hecho, tres horas más no iba a ser nada. Yo estaba dispuesto a bajar andando aunque hubiera coche para bajar. La pista recorre en ocasiones una zona despejada de árboles, debido a un anterior incendio. Al cabo de un tiempo y después de ir por la Loma del Perro, la pista, internada en un pinar, hace un giro pasado un extraño cruce. De ir hacía el oeste cambiamos a dirección este. Digo un extraño cruce por que según los mapas de Alpina la pista principal se dirige hacía la derecha, hacía el norte; pero realmente sigue hacía abajo, sur y este, en busca del profundo valle del río Torrente.
Por la pista pasa un motorista al que Miguel Ángel para y pregunta por el camino hacía Nigüelas. Más abajo irían apareciendo coches y todoterrenos. El sol parece que calienta más cuando más altura bajamos y más nos acercamos al mediodía. De repente la pista hace un zigzag temerario como queriendo bajar muy rápidamente al fondo del valle y por fin vemos Nigüelas allá abajo al final y en lo profundo del valle. ¡Parecía imposible! Por suerte hemos adelantado mucho al dormir en el Cortijo de Echevarría, por que la bajada a Nigüelas desde el Caballo se nos hubiera hecho eterna. De hecho en otras guías de la integral hablan de esta bajada como muy pronunciada y que se hace muy larga.
Abajo en el valle cruzamos el río Torrente y seguimos la pista que cruza al lado izquierdo del río. Al poco rato y después de pasar una estrambótica pero curiosa casa, que parece la están reconstruyendo, con una especie de cupulilla como si fuera árabe, bajamos al lecho de río seco y cruzamos a la derecha siguiendo una acequia y un pasillito muy cuco que han dejado pegado a ella casi excavado en la montaña. El sombraje de unos árboles junto al paso del agua por esta acequia nos da la bienvenida a Nigüelas.
¡Ya estamos en Nigüelas! ¡Hemos concluido con éxito la integral de integrales! Las experiencias, actividad y esfuerzo han sido enormes, extraordinarias, increíbles… Nos paseamos por el pueblo, bebemos agua de una fuente pública y conversamos con los ancianos del lugar que nos cuentan historias del Elorrieta y de la gente que se pierde en Sierra Nevada. Llegamos a la plaza de la iglesia y allí, en un bar cercano, nos tomamos unas reconfortantes cervezas, bien merecidas por cierto, esperando al taxi que vendrá con Adrián y nos llevará a Jerez del Marquesado. Donde iniciamos la actividad, para recoger los coches.
Ha sido una actividad única, increíble, estupenda y muy recomendada a aquellos montañeros que quieran darse un “tute bueno” en un marco incomparable como es Sierra Nevada. Y, aunque parezca mentira después del excesivo esfuerzo realizado, la volvería a repetir. Felicitaciones y enhorabuenas a mis compañeros de integral… ha sido una experiencia única.