Aunque el título podría ser perfectamente para describir una aventura, un recorrido por algún rincón de Ecuador, de Sudamérica… tenemos estas condiciones y paisajes más cerca de lo que pensamos. Como cada otoño intento visitar la hermosa y espectacular comarca de La Garrotxa. Sus bosques, hayedos y verdes rincones me embelesan y sorprenden; sus volcanes y perfiles geográficos me fascinan, y recorrerme sus verdes rincones, aunque solo sea una vez al año, es casi una obligación para un amante de la naturaleza y la montaña.
Esta vez he ideado, después de planificarlo de muchas maneras, una travesía de dos días por la comarca, intentando pasar de nuevo, por lugares emblemáticos como sus volcanes más famosos: Santa Margarida y Croscat. Pero a la vez tendríamos que recorrernos nuevos bosques y montañas: la Sierra de Marboleny y el Puig Sacreu. Por ello sería un recorrido circular dejando el coche en Les Preses (al sur de Olot) y durmiendo en la mítica y encantadora Santa Pau. Excepcional. Ya se me hace la boca agua de tal emocionante y bello recorrido.
Aprovechamos el pasado puente de diciembre para el sábado día 6 acercarnos a Les Preses Anna y yo para comenzar la travesía. Xavi y Pili nos acompañaran este día, y mañana haríamos la vuelta solos. El punto de salida en Les Preses es la Iglesia de Sant Pere, lugar desde el cual, recorriendo el corto camino entre sus calles, nos acercará a la Sierra de Marboleny, al este, y al primer punto de la misma y del recorrido: el Puig Rodon.
El día amanece frío pero radiante y sin nubes; solamente hemos cruzado las nieblas que abordaban las cercanías de los túneles de Bracons cuando nos acercábamos en coche. Eso sí, las sombras de la Sierra de Marboleny ensombrecen y oscurecen esta primera parte del recorrido; las sombras, humedad y frío será la tónica predominante en esta parte del recorrido, hasta que cojamos altura en la Sierra de Marboleny.
Salimos desde los muros de la Iglesia de Sant Pere hacía la sierra, hacía el este, siguiendo un recorrido marcado en el recién comprado mapa de Alpina. No es el G.R., que cruza por estos lares y que pisaremos en muchos momentos de la travesía, es un recorrido para subir al Área Recreativa de Xenacs por el camí de Les Barrincoles, por en medio de los formidables bosques, y laderas frondosas; la etiqueta verde de los carteles indicativos, serán las que seguiremos.
Enseguida después de cruzar un pequeño puente el camino comienza a subir algo y a pasar por verdes bancales cultivados y casas algo separadas de la población camino de los bosques, poco más arriba, en las laderas de la sierra. Siguiendo el camino y justo cuando llega a, la que parece, la última casa, un cartelito con las indicaciones antes descritas. Vamos bien. A partir de aquí acaba el camino y la senda, después de cruzar un verde y simpático pradillo detrás de la casa (con algún ejemplar de roble hermoso y alto) se interna por fin en el formidable bosque. Comienza la selva y la montaña; la belleza y la aventura.
La senda no tiene pérdida; sube entre la maleza y la cerrada frondosidad de la ladera: robles, sureres y ejemplares de la familia de los Quercus inundan esta parte de la sierra. Los hayedos y castañares los encontraremos en otra parte, otros rincones. Llega un momento que la senda se empina y zigzaguea por la ladera. Mientras nos alejamos o dejamos atrás el hueco del Sot de Xenacs, y detrás de una recta en la senda, llegamos a otro cruce de sendas con otro cartel indicador. Debemos seguir recto hacía arriba, hacía las indicaciones del lugar ya nombrado (Área Recreativa de Xenacs).
La senda sigue por la boscosa y bonita ladera. Pasamos por rincones donde la luz comienza a darle un toque de color y belleza especial. Fotos al bosque, sus ejemplares y a las diferentes imágenes que forman entre las oscuras sombras y los rayos del sol con luz clara y brillante. Excepcional. El terreno se va allanando poco a poco dejando de subir, parece que llegamos a la cumbre de la sierra.
De repente llegamos hasta las orillas de una pista asfaltada, un bar y un lugar en la parte más alta de una loma cimera, hacía la izquierda de la sierra, la cual acaba en un magnífico mirador. Ya estamos en el Área Recreativa de Xenacs: los coches pueden llegar aquí por la pista, hay un pequeño bar con mesas y sillas en su frío porche, y a la izquierda, entre hermosos pinos y árboles, un caminito surcado de bancos y mesas nos deja en un mirador. Nos acercamos al final de dicho camino para admirar el paisaje desde el mirador. Hay ciclistas y visitantes que han llegado y parado en el lugar. Antes, durante toda la subida no nos hemos topado con nadie, ningún excursionista.
Fotos en el mirador. Vistas inigualables sobre la llanura de La Garrotxa, en las proximidades de Olot y las montañas circundantes… e incluso puntos del Pirineo nevado: abajo Olot rodeado de verdor y de montañas bajo un sol radiante con las típicas nubes que juegan con sus sombras sobre estas montañas. Sorprende la extensión de los marrones bosques, hayedos, que rodean Olot; impresiona esta extensión verde-marronosa casi mezclándose con las casas de la población y con las laderas de estas montañas que las rodean. Allá al fondo se descubre un poco de nieve en el Pirineo, mirando hacía el noroeste. Hacía el noreste una picuda montaña se distingue entre el resto de la montañosa Alta Garrotxa: El Bassegoda; justo al fondo, al otro lado de las hermosas y grandes extensiones de hayedos y bosques. Impresionantemente hermoso, precioso.
Desandamos camino hacía el bar y nos sentamos en el mismo dispuestos a almorzar. A pesar de que Xavi y Pili ya han desayunado en el bar de Les Preses antes de comenzar la marcha, a Anna y mi nos queda almorzar. Nos recreamos algo mientras pienso para mis adentros que la marcha puede ser larga, si la queremos hacer entera, y no hay que perder demasiado tiempo en las puertas de un bar. Soy antibares en la montaña.
Al final nos levantamos de las sillas pretendiendo seguir la marcha. Dejaremos la pista que sigue hacía el Puig Rodó y seguimos una senda que surge de la misma pista y sigue toda la loma cimera más alta que queda enfrente del bar. Un cartelito delata los lugares a visitar: Puig d’en Vila, Serrat Gros. Aunque si os digo la verdad no sé si pasamos por ninguno de estos lugares; la idea era subir y pasar por el pico más alto de la Sierra de Marboleny, el Puig Bronser. La senda sube poco a poco metida entre la fronda (algo muy común en este recorrido). Ésta irá girando poco a poco hacía la izquierda a medida que va subiendo. Entre los troncos de los ejemplares del formidable bosque, vemos la boscosa loma cimera del supuesto pico al que queremos subir su cima. Sin darnos cuenta, y ya en la cima de la sierra, pasamos por las inmediaciones del Serrat de les Aulines (915 mts.), llena de vegetación y sin señales de que esta parte de la sierra, casi llana, sea una cima.
No nos paramos. Seguidamente busco la senda que nos lleve a la nombrada cima del Puig Bronser entre la frondosa vegetación, entre el casi cerrado bosque. Pero no. No la encuentro; a pesar de que sé que dejamos dicha cimilla a nuestra izquierda. Seguidamente la senda comienza a tener vistas hacía la vertiente norte de la sierra, mientras que nosotros venimos de la parte sur, oeste. Sin pararnos al no encontrar aquella cima, seguimos la senda cimera por toda la sierra en dirección este, sureste. Atrás nuestro dejamos las cimas más altas de esta sierra y poco a poco, entre hermosos bosques de robles y encinares cimeros, seguimos la marcada y casi única senda.
La marcha es fácil y casi bajamos un poco por la senda cimera. Pero tenía pensado pasar por otra cima emblemática o señalada en la misma columna vertebral de esta hermosa sierra (con una orientación general, este-oeste), y es al Serrat de La Penya del Lladre, que de tanto en tanto la veo allá enfrente las veces que la exuberante y hermosa vegetación me deja ver: es un piquito con una pared gris y picuda mirando al norte, y un manto boscoso bajo la misma y por toda la ladera sur. Hermoso. Fotos al increíble bosque con esta marcada senda en el centro, y allá abajo aparece un cartel señalizador de recorridos: nosotros debemos seguir las indicaciones a Fontpobra, recto hacía el este, hacía el sur y girando a la derecha bajaríamos al Coll de Bas, en la famosa Vall d’en Bas, al suroeste de la Sierra de Marboleny.
Seguimos la senda cimera en la misma dirección recorriéndonos la parte más alta de la sierra. El bosque sigue siendo espeso y hermoso, pero no nos deja ver el paisaje y los hayedos se quedan más abajo en la ladera norte; de todas formas preciosos a pesar de todo. La senda baja algo y llegamos junto a un cartel que nos indica que estamos en el Pas dels Marbolenys. Seguimos la senda recto y en la dirección de siempre. Parece que vuelve a bajar pero poco.
Otro cruce, otros cartelitos indicándonos recorridos a realizar: Ahora podemos volver al Puig Rodó por una linda senda que pasa por la parte norte y a menor altura de la ladera que hemos recorrido por arriba, por en medio del magnífico hayedo; pero nosotros seguiremos recto por la misma senda y misma dirección hacía, como indica unos de los carteles, Fontpobra. La senda sigue siendo hermosa y boscosa, y ya nos vamos acercando al Serrat de La Penya del Lladre.
Por fin la senda se mete por parte del bello y magnífico hayedo pasando más por la parte más alta de la ladera norte de la sierra. El hayedo es hermoso y espectacular; como casi todos estos bosques míticos y fabulosos. Fotos a contraluz, los colores brillantes y pasteles de éstos son hipnóticos, embelesadores. Una ventana al paisaje; parece que nos vamos adentrarnos cada vez más al corazón de esta comarca, los rincones plagados de los famosos volcanes entre Olot y Santa Pau, y enfrente nuestro el magnífico y casi perfecto Volcà El Croscat, con su cráter mirando hacía nosotros, en uno de sus costados, mientras que la herida de la cantera queda al otro lado invisible, y todo repleto de un espeso bosque, verde, vivo… en medio de una paisaje igualmente verde, boscoso y vivo de montañas y cónicas montañitas (volcanes), hermoso, precioso espectáculo y paisaje. Apreciamos las diferentes tonalidades de los bosques, los diferentes colores, pero lo inunda e invade todo. Formidable.
Seguimos cruzando el hermoso hayedo. Fotos y disfrute mientras caminamos solos en esta parte de la sierra. Al otro lado del hayedo volvemos a subir a la cimera columna de la sierra. Perfiles de roca y hojarasca seca en el terreno. La sierra es larga; observamos lo ya recorrido y lo que nos queda en el mapa… ¡Huy! Es larga esta marcha por la cima de la sierra, por su subibaja; eso no lo he previsto. Llegamos hasta un punto con otro cartelito indicador de recorridos, como siempre debemos seguir hacía Fontpobra, que mirando en el mapa de Alpina, queda más allá del recorrido que quiero hacer por la cima de la Sierra de Marboleny. Muy cerca, en el mismo colladito del cartel en medio de un llano hayedo, nos encontramos con un cazador. Parece que hay una batida por la parte sur de la sierra; hemos oído a los perros y después hemos visto algunos de éstos perdidos por los senderos de la sierra. El hombre mantiene un afable y tranquila charla con nosotros, y nos indica el camino a seguir si queremos subir al Serrat de La Penya del Lladre, la cual ya pisamos su falda que justo comienza en este colladito.
La senda no aparece demasiado clara al principio para llegar a la cima del Serrat de La Penya del Lladre… menos mal que el cazador nos ha indicado bien. Pero una vez que cogemos el comienzo de la senda, no tiene pérdida, aunque no está tan marcada y está más invadida por la vegetación, que la principal. Por fin algo de subida para llegar al pico. Me lo tomo deportivamente y casi que lo subo con buena marcha y en solitario; Anna, Pili y Xavi vienen detrás. Miradores al paisaje a medida que nos acercamos a la cima del pico, quedan a la izquierda sobre las paredes cimeras del pico. Magníficas vistas hacía el norte de toda la comarca. Y ya poco más arriba, llegamos hasta un clarito sin que suba más la senda, sobre el precipicio de una pared a la izquierda y mirando al norte, y un pilón o eje geodésico. Ya estamos en la cima del Serrat de La Penya del Lladre o Penya d’en Vidal (907 mts.). Al poco tiempo llega el resto de los participantes. Fotos de cima. Fotos al paisaje impresionante desde aquí: toda una magnífica ventana al llano abultado por los volcanes de La Garrotxa. Hacía la derecha y noreste, los volcanes de El Croscat, de Santa Margarida, a la izquierda y noroeste, Olot, montañas y Pirineo nevado, y en medio de todo; bosques inmensos, grandiosos, frondosos, marrones, impresionantes, magníficos, con sus tonalidades otoñales pero vivos y mágicos, por aquí y por allá… Espectacular.
Comenzamos a bajar por el lado contrario al que hemos subido; por la ladera este, entre bosques espesos de Quercus, encinares, robledales. Desde las alturas aparecía lo que quedaba de sierra hasta las inmediaciones de la Sierra de Les Finestres, mirando hacía el este: la misma columna de la sierra estaba plagada por un inmenso bosque y con perfiles de suaves subibajas boscosos… sigo pensando que si no nos damos prisa, el recorrido quedará más largo de lo que pensaba o había creído que sería en un principio.
La bajada es por otra senda no demasiado marcada pero reconocible. Llegamos de nuevo a la senda principal en el plano o colladito más abajo y seguimos la senda hacía el este, estamos en el Pas d’en Vidal. Como siempre el bosque por el que caminamos es espectacular. Otro cartelito. Seguimos hacía Fontpobra como en los otros. Por suerte la senda está marcada con pintura amarilla. Seguimos la senda con una marcha algo más rápida, y la misma sigue más por la parte sur de la cima de la sierra. Más adelante otro cartelito… ya he perdido la cuenta (hacía Fontpobra), justo junto a una especie de grieta en la roca madre de la sierra, que forma un pasillo y bajada hacía la ladera norte y frondosa del hayedo. Nos encontramos con un enorme “bolet”. Es un cep no comestible, pero muy fotogénico. Otra parada. Fotos en el curioso y encantador lugar, y enseguida debemos seguir la senda… nos darán las uvas.
Poco después y seguidamente la senda se despeja y parece que sube por las laderas rocosa de montaña. Ahora podemos ver el paisaje que dejamos a nuestra espalda, y allá al fondo quedan las semblantes y espectaculares montañas como las recortadas cimas del Puigsacalm, Sierra dels Llancers y entre ambos el Coll de Bracons, e incluso más allá la Sierra de Cabrera con sus perfiles inconfundibles. Pero dura poco, enseguida la senda vuelve a internarse en el subibaja boscoso y frondoso de la sierra. Otro cartelito ¡No me digas! Al parecer hay muchas sendillas que vienen de la parte sur de la sierra, menos agreste y frondosa que la ladera norte, y los buenos de los equipadores del recorrido señalizado, plantaron carteles en cada crucecito, en cada colladito, para no confundir al caminante no conocedor de la sierra. Más vale que sobren que no que falten. Fontpobra. En el mapa de Alpina salen muchos nombres en la sierra en esta parte del recorrido (Pas d’en Genís, Pas del Greny, Collada dels Saiols, Els Ressoladors…), pero no quiero detenerme demasiado en ellos… no llegamos y el sol se esconderá, “¿Cuándo comemos?”, esa es otra…
De nuevo vistas a la comarca, parece que ya nos vamos acercando al Volcán de Santa Margarida, y de nuevo inmersos en otro fabuloso y sorprendente hayedo… da la impresión de que el maravilloso y fascinante recorrido por la Sierra de Marboleny no se acaba nunca. Pero llevamos el tiempo en los talones y al llegar al siguiente, como no, cartelito de cruce de recorridos, decidimos, mirando el mapa Alpina, girar hacía el norte, bajando y salir de la cima de la sierra. Aquí dejamos de hacer el circuito planeado, pero es necesario, el subibaja de la sierra es interminable y nos está llevando el doble del tiempo calculado, no llegaremos hasta la Collada de Colltort y al Castell de Colltort… pero ha sido muy bonito y espectacular, dejaremos lo que nos falta para otra actividad, otra excursión, otra aventura. Estamos en el Coll de Les Llaceres, y desde aquí baja la única senda hacía el norte por la sierra, en dirección al recorrido planeado, desde que dejemos el Pas d’en Vidal en la bajada del Serrat de La Penya del Lladre. Abajo parece que están las ruinas de una antigua casa o construcción, según el Alpina, Can Falaia, y comenzamos la bajada girando hacía el norte e izquierda por en medio del hermoso hayedo… aunque la senda no es demasiado clara es evidente la bajada casi por el centro del boscoso y algo frondoso barranco. A partir de cierto punto, cuando ya hemos bajado sobremanera, la senda sigue por la ladera de la derecha dejando de perder altura hasta salir del bosque y llegar a un camino. Y cerca de la parte más alta de este camino, que es justo a donde salimos, unos pequeños y casi escondidos muritos, ruinas de una casita… probablemente es Can Falaia. Aquí nos paramos a comer. Estamos en la ladera norte de la Sierra de Marboleny, intentando bajar de ella, salir de ella, en busca de otras nuevas laderas: las del Volcán de Santa Margarida.
Charlas animadas mientras comemos. Xavi sigue el camino hacía la derecha explorando si tiene salida o hacía donde va. Al final cuando decidimos seguir lo hacemos saliendo camino abajo hacía la izquierda haciendo una curva. El camino vuelve a girar y sigue en dirección este sin bajar demasiada altura cruzando toda la ladera norte y boscosa de la ladera. No salimos directamente hacía el fondo del valle, si no que giramos y seguimos casi a la misma altura en la ladera. El camino recorta la hermosa ladera con su subibaja. Cruzamos ahora una parte extraordinaria del hayedo de la Sierra de Marboleny; impresionante, frondoso, hermoso, alucinante… estamos solos en esta parte de la sierra, como en casi todo lo ya recorrido, pero el bosque, el hayedo es memorable, me encanta, es fabuloso… a veces explicar tal belleza con palabras escritas se hace redundante e imposible. Hago fotos mientras el resto del grupo sigue por el camino, corro de aquí para allá por el mismo camino con mi Canon en la mano… juego como un niño con las imágenes, con la hermosura de esta Naturaleza.
Este camino solo tiene una salida, no hay cruces con otros caminos o sendas. Y sale junto a un camino fuera del bosque, junto a pradecillos y algunas casas: Son Cal Noïc, Can Batlle y los muros arruinados, mínimos, destrozados y olvidados del Castillo de Sacot. Foto con vistas hacía la Sierra de Marboleny y lo recorrido… realmente es bella y el subibaja largo, interesante, recortado pero magnífico. Ahora percibimos y nos percatamos de lo recorrido, de lo realizado.
Mirando hacía el norte y ya fuera de la Sierra de Marboleny nos llama la atención otro accidente geográfico, otra montaña llamativa, medio cónica pero con la cima recortada y casi ondulada como si la hubieran recortado con un suave cuchillo de untar mantequilla. Es una imagen encantadora y embelesadora de la naturaleza: el Volcán de Santa Margarida. Seguimos el camino cementado esta vez hacía el norte dejando a nuestra espalda la Sierra de Marboleny, y a la izquierda el Castell de Sacot, y enseguida llegamos al cruce con las marcas del G.R.-2 ¡¡Esto ya me suena!! A partir de aquí y hacia la derecha seguiremos la misma ruta ya realizada en Los Volcanes de La Garrotxa por el G.R.-2. Pili y Xavi deben de volver al coche y cogerán el mismo G.R.-2 hacía la izquierda que les dejará en Les Preses… Se ha hecho algo tarde, el recorrido por la Sierra de Marboleny se ha hecho larga, pero ha sido interesante y muy recomendable. Nos despedimos de nuestros amigos. El sol parece que se dá prisa por bajar, dejar de iluminar y calentar menos, pero el día nos ha respetado con buena visibilidad y agradecida y limpia luminosidad. ¡Gracias por acompañarnos!
Anna y yo seguimos el camino asfaltado hacía la derecha viendo como nos acercamos a Sant Miquel Sacot que tiene justo detrás del templo la imagen del bello Volcán de Santa Margarida; mientras nuestros compañeros emprenden el camino de vuelta acercándose a los lindes de la Fageda d’en Jordà. Ahora voy recordando el recorrido pasando por los mismos lugares hasta llegar a las faldas del volcán: por el lado derecho de Sant Muiquel Sacot bajamos hasta una pista, la cruz sobre una sobresaliente roca volcánica (San Isidro)… desde la cual se divisa mirando hacía el norte justo, el puntiagudo (por este lado) Volcán El Croscat. Y como siempre todo muy verde, campos de cultivos, laderas boscosas… una Naturaleza amigable, viva, muy fértil y sorprendente.
No dejamos el G.R.-2 y éste deja el fondo de la planicie para comenzar a subir por las faldas del volcán “¿subimos al cráter del volcán?” Sé que se ha hecho tarde y que casi nos puede caer la noche llegando a Santa Pau, pero tenía que intentarlo. “NO” rotundo de Anna. Pero en mi planificación subíamos al cráter del Volcán de Santa Margarida (como lo hacíamos en Los Volcanes de La Garrotxa) y después bajábamos por su lado norte (al otro lado de la subida, que es su ladera sur) recorriendo un camino hasta la parte este que nos llevaría en dirección al Volcán de Rocanegra y Santa Pau. Pero no lo hicimos. Estamos justo en la ladera sur del magnífico y famoso volcán. Es frondosa y tupida pero no es el extraordinario bosque de hayas de su ladera norte y de los lares de su cima, de todas formas es un paisaje de bosque y frondosidades increíbles. Hemos encontrado otro cartelito con cruces de recorridos: hacía la derecha volvemos a la Sierra de Marboleny, Fontpobra, nosotros seguimos hacía la derecha, Volcán de Santa Margarida… Santa Pau… Camino casi empedrado y seguido otro cruce con mas cartelitos (es la ruta de los cartelitos) Justo aquí a la izquierda sube el camino al cráter cimero del volcán, dejamos dichas indicaciones y seguimos por el camino de la derecha y casi de bajada por las indicaciones del G.R.-2 hacía Santa Pau. En el mismo cruce los caminos parecen que son paralelos: uno por arriba (el que sube al volcán) y el otro por abajo (el que se dirige a Santa Pau)… “¡Que no subimos al volcán!” Se hace tarde, las sombras comienzan a amenazar con no poder hacer fotos en el interior del bosque por la oscuridad existente, aunque los ojos siguen acostumbrándose a ella.
El solitario camino que se convierte en senda más adelante, sigue con leve bajada la ladera del Volcán de Santa Margarida en busca de su ladera este, la que mira a otro volcán, el de Rocanegra. Pasamos junto a una casa casi abandonada (si no fuera por el cartel que dice “Edifici en Runes, Perill”) es Roure. Y efectivamente hay un magnífico roble al otro lado de la misma. La senda pasa por la parte de arriba de dicha casa y baja, una vez pasada ésta, a un camino. Aquí hay que seguir hacía la izquierda y este, siempre hacía el este. Un vistazo hacía el sur: los magníficos perfiles, ondulaciones y frondosidades del comienzo de la Sierra de Les Finestres; es el vallecillo de Les Fages, recorrido en parte en la actividad en la misma Sierra de Les Finestres. Verde, precioso, un rinconcito en el Paraíso.
Más cartelitos y postes indicativos, hay que seguir siempre en dirección Santa Pau, Volcán de Rocanegra. El camino deriva en otro camino, y este en un camino asfaltado o carreterilla. Siempre debemos seguir las indicaciones del G.R.-2, en general hacía el este. Dejando a nuestra espalda el Volcán de Santa Margarida, enfrente ahora tenemos otro bello y singular montecillo, el Volcán de Rocanegra. Otro valle verde, otro maravilloso rincón. Al llegar a la carreterilla, debemos seguir ésta hacía la izquierda y norte para bordear el curioso Volcán de Rocanegra por su ladera norte. Ahora ya no dejaremos la carreterilla. Pasamos junto a una amplia construcción con un montón de vacas en un abrevadero cercado: es Collelldemir. Aquí la carreterilla hace una curva para esquivar sus viejas construcciones y se dirige hacía el norte. Estamos entre los dos bellos volcanes: a nuestra izquierda han quedado las laderas del Volcán de Santa Margarida, y a la derecha las nuevas vistas del Volcán de Rocanegra. “Caminando entre volcanes” Magnífico, impresionante. El Volcán de Rocanegra también es hermoso, con su bosque frondoso y tupido. Antes hemos dejado de ver otro volcán que queda entre el de Rocanegra y la Sierra de Les Finestres, y forma un curioso colladito con el de Rocanegra, es el Volcà de Puig Subià. Impresionantes las vistas entre este último volcán y las empinadas y boscosas laderas de la Sierra de Les Finestres. No me canso de admirar este verdor, este increíble paisaje.
El sol parece que se quiere ocultar tras las laderas boscosas de estas montañas, de estos volcanes, y la oscuridad de las tardes de finales de otoño comienza a invadir y a encandilar el paisaje. La carreterilla o pista asfaltada va girando poco a poco, hacía el noreste y luego este. Prados verdes alrededor, y en una bajada de la misma carreterilla una simpática parada con bancos y rincones bajo los altos árboles: es la Font del Clavell. Vemos gente que pasea por la carreterilla y viene desde la dirección a la que nos dirigimos; parece que salimos de los caminos olvidados y más salvajes, y nos internamos en otros más civilizados, visitados y tocados por el hombre; asfalto, campos de cultivo, turismo… A partir de la Font del Clavell la carreterilla rodea el Volcán de Rocanegra, dejándolo a nuestra derecha siempre, hasta que va quedando al sur nuestro y más adelante, mientras caminamos, a nuestra espalda. Estamos haciendo el recorrido de la Sierra de Les Finestres pero al revés, en lugar de salir de Santa Pau, en dirección a ella.
Cruzamos el sorprendentemente “caudaloso” Torrent de Rocanegra; dulces fotos de la riera con su agua limpia y generosa corriendo entre arboledas en su cauce excavado entre los verdes prados y perfiles del terreno. Seguidamente y justo en la pared norte del volcán de Rocanegra que dejamos a nuestra derecha, una valla con carteles informativos: la cantera del Rocanegra. Tierra increíblemente oscura, negra e inerte, cenizas de las entrañas de la tierra, entre verde vegetación y raíces colgantes de hermosos ejemplares en sus bosques que lo envuelven.
La pista asfaltada nos llevará hasta Santa Pau, nuestro destino y final del recorrido en el día de hoy. Siguiendo sin pérdida el G.R.-2. Ya vemos el pueblo medieval de Santa Pau delante de nosotros, con su castillo, la torre de su iglesia y sus casas de piedras, un pueblo muy bonito, bucólico y encantador. Atrás dejamos el sol que ya se ha puesto hace tiempo detrás del Volcán de Rocanegra que ya queda casi en la lejanía. Las nubes rojizas de la puesta de sol justo encima de su cráter le dan una imagen sorprendente, curiosa… ¡Parece que el volcán está encendido y sale fuego de su cráter! Increíble.
Dejamos la pista asfaltada que gira al norte y seguimos un caminito, una sendilla que nos deben de llevar hasta el mismo casco antiguo de Santa Pau. Pero en un punto perdemos las marcas y recorrido del G.R.-2 para seguir hacía el norte cerca de naves industriales del pequeño polígono, pero nos deja en la carretera Olot-Santa Pau a la entrada de éste último.
Y ya por fin llegamos a Santa Pau. Aunque me hubiera gustado entrar por el casco antiguo del pueblo, justo entramos por la carretera principal. El albergue en el que había reservado una habitación quedaba a la izquierda, justo en el cruce del semáforo, hacía el norte, en el Carrer de Sant Martí (Alberg Bellavista). Pero Anna tuvo suerte de llamar a uno de los hostales que plagan el pueblo (y que estaban todos ocupados esos días), y casualmente habían cancelado la reserva de una habitación… Anna no es de albergues ni refugios. Así que nos hospedamos en Can Mencio, justo en la Plaza Major porticada, antigua, medieval, empedrada y muy cerca del Castillo de Santa Pau, en el mismo centro del casco antiguo de Santa Pau. Increíble, muy recomendable. Genial.
Desde Les Preses hemos tardado 7’30 horas en realizar el tranquilo recorrido; y aún nos queda energía para recorremos el pueblo, sus calles, de día y de noche. Encantador. Sus murallas y puertas, sus plazas, el castillo, rincones y recovecos entre la oscuridad de la fría noche, alumbrado por sus tenues faroles en sus esquinas y bajo los porticones. Fascinante. De cuento. Cenamos en un solitario restaurante en el que comenzamos una agradable conversación, charlas con sus dueños. Muy agradable y simpático: Can Rafelic. Entre el Carrer del Pont y el Antic Hospital. Buena comida, y buena gente. Una noche que al final salió redonda en un lugar especial, encantador, extraordinario, después de un recorrido por estas tierras, bosques y rincones de cuento, hermosos, sorprendentes, preciosos… ¡Menos mal que no pasamos la noche en el albergue! ¿Verdad Anna? La verdad es que cualquier hostalito siempre sería una buena y mejor elección. Insuperable.