A pesar de la cantidad de gente esta noche en el refugio (mucha comparada con las anteriores noches), hemos dormido bien y holgados. Nos despertamos a eso de las 6 de la mañana para poder desayunar a las 6’30. Hay montañeros que se han levantado a las 5. Supongo que irían a subir la Pica d’Estats, ya que decían que hoy haría buen tiempo.
Después de ese desayuno pobre para lo que nos viene encima y común en casi todos los refugio, nos preparamos y salimos del Refugio Vallferrera, no sin antes despedirme y agradecerle todo (la llamada a Anna) al guarda, el cual siempre me llamaba y recordaba mi nombre. Gracias.
Hace buen tiempo; pero con las típicas nubes vespertinas de los Pirineos. No hace mucho frío, quizás algo de fresco si vas en manga corta: “hay que salir con frío”. De nuevo decidimos salir los 5 juntos. Es nuestra última etapa hasta Tavascán; y a la vez de las más durillas y de más kilómetros. Parece que debemos ir desde una punta del recorrido, hasta la otra. Desde las cimas de esta etapa podremos observar el recorrido por las diferentes etapas que quedaran al norte, noreste y este, desde el valle que sube a Graus y Noarre, Certascán y el macizo de la Pica por su parte norte y sur. Excepcional.
Salimos del refugio por la ancha y empedrada senda normal de subida al mismo desde el aparcamiento de coches en la Vallferrera. Dejamos el sendero por el que bajamos atrás y arriba, y ahora salimos hacía abajo, este y sur, en busca del caudaloso y ruidoso Barranc d’Areste. Hermosos rincones. Fotos al bello fondo de la Vallferrera.
Llegamos fácilmente al Pont de Boet. Donde la pista aparece y algunos coches, supongo que del refugio, aparcados. Seguimos la pista valle abajo girando a la derecha y casi en dirección noroeste, paralelos al río La Noguera de Vallferrera. Más grande y caudaloso que el resto de río cruzados. Debemos bajar altura con respecto al refugio, y acercarnos a los 1.710 mts. para luego volver a subir ¡Otra vez el subibaja! De momento vamos bajando.
La pista pasa por un aparcamiento de coches; ya que más arriba una cadena impide el tránsito a éstos. Y enseguida otro aparcamiento debajo de éste. Carteles señalizadores. Hay que seguir en dirección al Refugio o Estany de Baborte. Al otro lado del aparcamiento bajamos por una sendilla que nos llevará hasta casi el lecho de La Noguera de Vallferrera. De momento inmersos en el cálido y espectacular bosque del valle; verde y rodeado de agua por doquier.
Abajo nos topamos con un puente que cruzamos que es casi como una “palanca” que cruza los torrentes de alta montaña, pero más grande y ancho, ya que abajo el río es caudaloso y ancho. Un lugar precioso. Desde aquí la senda gira y sigue bajando paralela al valle y a La Noguera de Vallferrera. Una senda que se interna en el bosque frondoso y verde, que no te deja ver los alrededores y resto de los lugares del espectacular valle de Vall Ferrera.
Un poco de subibaja y al final unos carteles informativos nos dirán que debemos girar hacía el norte y derecha, y a partir de aquí la senda comienza a empinarse y subir, y no dejará de hacerlo hasta llegar a las orillas el Estany de Baborte.
Un prado y una cabaña. Me acerco curioso a ella. He salido del bosque. Es la Cabaña de Basello. El tiempo sigue bueno aunque con algunas nubes que van apareciendo para hacer bonito. Nos internamos ahora, aunque a las otras dos parejas les llevo una distancia, en el valle del Barranco de Baborte. A nuestra espalda dejamos el bello valle de Vall Ferrera. Poco a poco a medida que cojo altura, se empinan el Monteixo y los altos picos de casi 2.900 mts. van dejando ver sus prados de altura, rocoso, neveros… sobre un valle verdísimo de diferentes colores y tipos de bosques, sanos y espectaculares. Asombroso.
Pierdo a veces la senda. Cruzo árboles caídos y terrenos arrasados por aludes o desprendimientos, y esto parece que ha desviado en ocasiones las señales del mismo recorrido o senda. Pero al final la encuentro. A la izquierda aparece una cascada en el mismo Barranco de Baborte, señal de que el terreno se escarpa, empina. Veo una especie de balcón de roca allá arriba que cierra el valle. Típico de las erosiones glaciares donde estos balcones empinados y abarrancados, esconde al otro lado o arriba de ellos, planicies o lagos de origen glaciar.
Vuelvo a salir del bosque y ahora la senda, que no ha dejado de subir, parece que intenta allanarse cruzando terreno con poca vegetación para llegar al balcón antes nombrado. Detrás mío allá abajo, van subiendo las parejas y un numeroso grupo de montañeros que antes no había visto. Mi intención es parar en el balcón para comer algo y descansar, ya que habré realizado el desnivel y subida seguida, más fuerte y larga de la etapa.
Llego al balcón y me encuentro enfrente mía con otro excepcional y nuevo paisaje de alta montaña, bello y espectacular: el Estany de Baborte y los altos picos alpinos de Baborte con su circo, y a la derecha e izquierda cerrando el paisaje el Pic de Pedres Blanques y Tres Pics respectivamente. Ya no hay árboles; solo praderas rocas y algo de hierba. Los neveros también abundan en el circo, estoy a más de 2.300 mts. de altura. Me siento y me dispongo a sacar la poca comida que tenga, mientras dejo algo de mi ropa a secar, y observo como se acerca Jordi y Adriana.
No puedo hacer fotos. Ya no tengo batería en la cámara. Pero mientras descanso, espero a Marta y Raúl para ver si nos hacemos fotos. Llega Jordi y Adriana. Comen algo, se hacen fotos y al poco tiempo siguen casi sin pararse un buen rato a descansar. Después llega el grupo numeroso de montañeros de edad mediana. Van a subir el Pic de Baborte. Se paran aquí para admirar y hacerse fotos con el Estany de Baborte que, ciertamente, es muy fotogénico y hermoso. Paisaje plácido de alta montaña. Al poco tiempo llega, Marta y Raúl. Raúl está cansado. No está al 100%. Descanso. Fotos con el fondo del lago y sigo camino adelante. Atrás dejo las vistas del valle de Vall Ferrera. Ya no lo volveré a admirar; pero sí sus altos picos como el Monteixo, que asoman al otro lado del mismo y sobre él.
La senda baja del balcón como en dirección a las orillas del lago por roca y grandes piedras. Una vez cerca de sus orillas giramos a la derecha casi tocando las aguas del mismo, en dirección a una pequeña construcción metálica de color naranja fosforita: es el refugio vivaque de Baborte casi a 2.400 mts. de altura.
Caminando vuelvo a coger y adelantar a Jordi y Adriana. Paso el Refugio de Baborte y volvemos a girar para asolar la subida al Coll de Sellente, que queda un poco a la izquierda. Muy fácilmente reconocible por la suavidad de sus laderas entre los picos del Circo de Baborte en su norte y derecha, y el Tres Pics al sur e izquierda.
Más arriba del Refugio de Baborte y en dirección al Pic de Baborte hay un sinfín de lagunillas y lagos escondidos y ocultos al recorrido de la Porta del Cel. Bordeo algunas charcas en dirección oeste, suroeste y enseguida me enfilo por las suaves pero casi empinadas laderas que nos llevan, entre neveros y pedregales, hasta lo más alto del Coll de Sellente a 2.488 mts. Antes me he topado con un grupo de jóvenes adolescentes que no sé de donde viene y que, con una lenta marcha, bajan del collado hacía Baborte: “¿Cuantos sois?”, “32”. Me paro en la fácil subida para dejarlos pasar. Chicos y chicas jóvenes iniciados al montañismo, excursionismo. Siempre me asombra y me alegra ver a la juventud haciendo travesías en la montaña, tan en grupo, tan alegres y felices… La montaña es increíble.
El tiempo aún nos respeta; pero las nubes abundan y cubren ahora si, ahora no, las picudas y rocosas cimas cercanas del Pirineo. Me paro a admirar el paisaje. Observo como las parejas se topan con el numeroso grupo de jovencitos. El anterior grupo supongo que habrán girado hacía el Pic de Baborte hacía la derecha y este, noreste. Y enseguida sigo en busca de otro collado. Me decía Jordi que la subida a este collado era empinada y algo vertical: es el Coll de La Llaguna. Entonces bajo por el valle siguiente en dirección noroeste, y al tiempo veo como se abre un pequeño, escarpado y escondido vallecillo a la izquierda, algo más abajo, que es el que nos llevará a dicho collado.
Bajo por el valle por una senda bien marcada. El viento arreciaba en el collado y era fresco, no se puede estar mucho tiempo parado sin abrigarte. De vez en cuando voy observando el vallecillo a la izquierda que se va abriendo y mostrando sus perfiles y posibles caminos, a medida que voy bajando altura. Detrás mío ya veo bajar a Jordi y Adriana en la distancia. No logro dar con el desvío que me lleve hacía el vallecillo que sube al Coll de La Llaguna, y me topo con un poste de cartel señalizadores de recorridos. Miro el GPS. He bajado demasiado. Vuelvo a caminar subiendo algo hacía la izquierda y oeste. Pierdo un pelín de tiempo en recuperar el recorrido del GPS. (Que aquí no está muy o nada marcada) y enseguida, entre neveros y zonas invadidas por morrenas de piedras y grandes rocas sueltas, sigo en dirección al Coll de La Llaguna comenzando a subir poco a poco entrando en el vallecillo. Los hitos de piedra me ayudarán a seguir el supuesto camino, el recorrido oculto. Detrás mía veo que casi me van cogiendo Raúl y Marta. Jordi y Adriana han decidido seguir el valle anterior hacía abajo y norte hasta el Pla de Boavi. Para desde aquí seguir por la pista, todo el fondo del Valle de Lladorre, hasta Tavascán. Dice que se ahorran una hora de recorrido que si se hace por el camino de la Porta del Cel; el llegar a Tavascán.
Siguiendo los hitos voy subiendo poco a poco por el escabroso fondo del vallecillo. Allá arriba veo las laderas inclinadas y onduladas del Coll de La Llaguna. Pero si sigues los hitos, el camino te lleva algo más descansadamente y en zigzag hasta la allanada cima del Coll de La Llaguna (2.596 mts.). Hay que abrigarse; me pongo el cortavientos aunque el frío y viento es más intenso para que la función de la prenda sea más efectiva… y más sudado. Lo primero que me impresiona al llegar aquí y casi subiendo los últimos metros, son las increíbles y espectaculares vistas e imágenes que se quedan tras mía y hacía el este: el altivo macizo de la Pica d’Estats (con esta cubierta por una nube) y el Pic de Baborte. Estoy a 2.600 metros y se nota la altitud del lugar como para convertirse en un mirador soberbio, impresionante. Destaca también el alto Pic de Sotllo que desde aquí tiene un perfil altivo y magnífico, libre de nubes, dominando las picudas cumbres a su izquierda y norte, y el empinado Pic de Baborte algo más bajo y delante de él. Asombroso. Mirando al lado contrario una extensa meseta y un gran nevero. Hacía el noroeste quedan las cimas más altas del lugar, pero no son mucho más altos de donde me encuentro ahora.
Llegan Marta y Raúl. Admiramos el paisaje. Nos hacemos fotos; les hago fotos. Las vistas así lo merecen. Al poco tiempo seguimos camino por la plana meseta hacía la cima o punto más alto del lugar y que a la vez es punto de referencia en La Porta del Cel: La Roca Cigalera. 15 minutos nos dice un cartel caído en el suelo, que tardaremos en llegar al pico. Y 3’30 horas en llegar a Tavascán por la Cabaña de Boldís. Es la 1 del mediodía; llevamos buena marcha y ya no subiremos más en lo que queda de día.
De repente hay cobertura en los móviles. Mensajes y llamadas cerca de la Roca Cigalera. Después de caminar por la allanada cima llegamos a un montón de piedras que cortan en un espeluznante barranco o pared en su cara norte. Es la Roca Cigalera (2.668 mts.). Ahora tenemos unas vistas hacía el norte excepcionales: realmente casi todo lo recorrido en la Porta Cel, ya que el macizo de la Pica sigue quedando a la derecha y este, con su parte sur y norte francesa, pero de forma sorprendente nos asombramos al descubrir la alta zona de Certascán: el Pic de Certascán y el enorme Estany de Certascán que, a pesar de su distancia, se vislumbra perfectamente. Increíble y extraordinario.
Comemos bajo la Roca Cigalera, ya que el frío y molesto viento, arrecia en la cumbre y llana cima de la misma meseta, mirando hacía los puntos recorridos en la 2º Etapa de La Porta del Cel: el nublado o descubierto Pic de Certascán rodeado de sus agrestes picos, colgados e neveros y la excepcional masa de agua que es el Estany de Certascán. Después de comerme la ensaladilla en lata que me dio el guarda del Refugio de Pinet como pic-nic, acompañado con la pareja de Vitoria, salimos por toda la meseta cimera, larga y amplia, hacía el oeste, hacía la Collada de la Ribera o Bolvís, bajando suavemente de altura.
Algunos buitres nos rodean y sobrevuelan mientras fácilmente llegamos a la Collada de la Ribera (2.455 mts.). Aquí giramos hacía la derecha y noroeste en busca de los verdes praderíos y del bosque que se asoma en un rincón al fondo de este vallecillo que se abre entre las estribaciones del Cap de Montarenyo al sur y Pica Estela al norte. Las nubes inundan algunas partes del Pirineo, como en las inmediaciones y faldas del Mont-Roig, pero por suerte nos han respetado con su lluvia en este día y nos han ofrecido un paisaje pirenaico bello y característico.
A partir de aquí y sobre todo poco más adelante, la bajada es brutal: si contamos desde la cima de la Roca Cigalera hasta nuestro objetivo Tavascán, el desnivel a salvar ronda los 1.500 mts., todos de bajada. Exagerado. Bajamos de la Collada de La Ribera a un praderío donde advertimos el nacimiento de un riachuelo: La Ribera de Boldís, que acompañaremos por bonitos lugares durante cierto tiempo.
Entre los prados la senda no parece clara, pero sí la dirección y recorrido: hacía el fondo del valle. Siguiendo el riachuelo llega un momento que me desvío hacía la izquierda en dirección hacía una extraña y pequeña construcción hecha con grandes piedras: la Cabaña de Bolvís que en el mapa Alpina es de La Ribera. Está en un plácido pleateu, llano, verde y lleno de nervios del riachuelo que va cogiendo fuerza y amplitud. Llegan detrás de mi Marta y Raúl se paran conmigo en la cabaña buscada. Clickeo el “pasaporte” y después de un leve descanso, seguimos el descenso.
La senda seguirá paralela a la Ribera de Bolvís (metiéndonos en ella en una ocasión) y más abajo giraremos a la izquierda y oeste, dejando el río a nuestra espalda y siguiendo, ahora sí y ya desde hace rato, por una senda muy bien definida.
Ahora esta larga senda, este largo recorrido se hará casi eterno hasta llegar a la población de Tavascán donde acabará la última etapa de La Porta del Cel: comenzamos internándonos por un bosque del resistente pino negro, más abajo encontraremos abetos, y más abajo hayas y robles. Magnífico recorrido por los extractos de un bosque pirenaico. También atravesaremos preciosos rincones surcados por riachuelos y regatas, con verdes y frondosas plantas. También notaremos como la senda sigue horizontal en ocasiones y otras baja casi vertical en zigzag con un desnivel apreciable. Recorre toda la alta y enorme ladera vertical que queda al sur de Tavascán, y a menudo entre los espacios abiertos mirando hacía al fondo de valle descubrimos dicho pueblo allá abajo, muy pequeño, pero, irrealmente, casi al alcance de la mano. Extraordinario. Otra son las vistas: mientras que bajamos por la ladera y nos internamos en el Valle de Lladorre, el paisaje pirenaico cambia drásticamente de los frías laderas pedregosas, escarpadas y nivosas, a las laderas empinadas de prados, luego bosques, y más abajo en las profundidades del encajado valle, las construcciones del hombre como casas, caminos y la población de Tavascán. Asombroso.
Llega un momento que parece que dejemos Tavascán a la espalda y nos topamos con la visión de otras pequeñas poblaciones del valle: Aineto, Lleret… A partir de aquí tenemos la hermosa visión del encajonado valle que sube a Graus y Noarre desde Tavascán, y recuerdo la 1º y fácil etapa en la que me recorro el hermoso, boscoso y plácido valle. El recorrido gira justo junto a las que parecen las ruinas de la Borda del Castell (casas deshabitadas) y seguimos hacía el norte por el G.R.-11 buscando Tavascán a poco más de 30 minutos bajando. Vamos los 3 juntos, aunque yo me adelanta en ocasiones, en algunos tramos les espero para bajar juntos.
Después de atravesar y bajar mucho desnivel por un bosque de hayas y robles separados por el G.R.-11, las rodillas ya las tengo hinchadas y tocadas, llegamos hasta las inmediaciones de Tavascán, entrando por su parte sur. Cruzamos su puente y nos paramos alegres en la carretera, camino o calle principal de la población bajo la iglesia.
Se nota el calor aquí abajo y el quemar del sol, comparado con lo pasado en altura. Nos encontramos con Jordi y Adriana que hace 45 minutos han llegado desde Pla de Boavi, y nos vamos los 5 a tomar una merecida cerveza para celebrar el éxito de la extraordinaria e increíble travesía de La Porta del Cel. Luego tengo que subir a Graus a devolver el salvador GPS, muy recomendable, y después a casa. Son alrededor de las 16’15 horas. Hemos estado dentro de tiempo y una marcha de lujo. “Ahora entiendo por que ibas tan rápido”- me dice Jordi -“no te parabas a hacer fotos”.
Al final una experiencia digna de recordar, con buena compañía a pesar de mis intentos por hacerla en solitario al principio (los caminos están para compartirlos). Hermoso, extraordinarios y asombrosos lugares pirenaicos de alta montaña, abruptos, escarpados, soberbios, bellos… espectaculares. Muy recomendada, pero para aquellos montañeros con experiencia que se preparan y la preparan. Impresionante.