Hicimos un intento de levantarnos antes. A eso de las 5:30 de la mañana para a las 6:30 ya estar de camino. De esta manera evitamos o intentamos evitar las horas más fuertes de calor, estando ya en altura con el “fresco” de la alta montaña. Ayer sufrimos más de lo habitual, pasamos mucho calor por ello ahora no haremos sobreesfuerzos más allá de la propia etapa. Mario se levanta primero y a Txell le cuesta levantarse a tiempo, madrugar, a la hora indicada. Al final desayunamos, preparamos la mochila y salimos a la hora de siempre, las 7 de la mañana.
Curiosamente hace más fresco en la puerta del refugio que en Gavarnié, a pesar de estar a más baja altura. Será por el reescalfamiento del aire al cruzar los Pirineos la Ola de Calor.
Foto de salida y desandamos el recorrido hasta toparnos con el G.R.-11. Esta vez lo seguimos hacía la izquierda en busca de las inclinadísimas y altas, muy altas laderas de la Sierra de Las Tucas y bajo el Collado de Añisclo, nuestro objetivo intermedio en esta etapa. Pero hay que superar un gigantesco murallón con el desafiante desnivel de unos 1.200 metros. La fuerte bajada del Balcón de Pineta al Prado de Pineta fue de unos 100 metros más de desnivel, unos 1.300 metros.
Pero lo hermoso, magnífico de esta subida era que dicho desnivel se debía hacer en tan solo 3’5 kms. de trayecto ¡Exagerado! ¡Sin tregua e implacable!
Un cartelito de madera: “Añisclo” y casi a partir de aquí, al principio de un espeso bosque, comienza la terrible senda a empinarse en busca del famoso paso entre estos gigantes de roca y hielo. Cruzamos hayedos y otras especies, y algún riachuelo. Me pongo en cabeza y me topo con 2 mallorquines que iban delante nuestro. La subida es constante y larga, con pocos respiros (pero más que bajando del Balcón de Pineta).
Atravesamos rincones hermosos. Más arriba salimos del bosque y las vistas comienzan a maravillarnos: el Refugio de Pineta queda allá abajo, como una gigantesca hormiga, y el Valle de Pineta y el Murallón de la Sierra de Las Tucas se alza enaltecida, magnífica y casi insuperable. Al fondo el Pico de Pineta y su balcón con el Río Cinca cayendo en cascadas. Impresionante.
Dejamos la vegetación arbórea atrás pero la senda sigue siendo extraordinaria, larga y empinada. Llegamos a un descanso donde existe una fuentecilla y aprovechamos para rellenar las cantimploras y hablar con los mallorquines. Charlas con ellos por saber lo que falta y por donde vamos. Parece que queda poco pero es más de una hora aún. Antes hemos pasado por el cruce de sendas que recorre la Faja Tormosa.
La senda sigue en zigzag por roca y piedrecillas, pero parece que allá arriba ya vemos el final. Hay montañeros que bajan y pocos que suben a paso más lento. Al fondo aparece el bello y singular macizo de La Munia y el verde Circo de La Larri. Se lo enseño a Txell ya que hablamos ayer de él.
Y por fin llegamos al largo pero casi afilado Collado de Añisclo, a 2.453 mts. y son las 10:50 horas, casi 3 horas en subirlo. Seguimos fuertes a pesar de la etapa de ayer. Tenemos unas vistas impresionantes y no solo hacía los valles abajo: a nuestra izquierda queda el abrupto y elegante pico de Ozucón de casi 2.900 mts. con una pared impresionante que baja hacía el oeste por el que sería el Valle de Añisclo y con aspecto desafiante y elegante. En el lado contrarío quedan las faldas o inmediaciones de los picos de Punta de Las Olas y más arriba los Baudrimont, las 3 Sorores, se pueden ver, entre los neveros de altura y estos picos las marronosas, grisáceas laderas terrosas de Monte Perdido y Soum de Ramond por su parte sur.
Descansamos y comemos algo. Los mallorquines preferían bajar al fondo del valle para luego subir al Collado de Arrablo. Nosotros como buenos montañeros preferimos no perder altura y realizar el paso de las cadenas por una espeluznante y emocionante faja bajo la Punta de Las Olas.
Seguimos el G.R.-11 y la senda está muy bien marcada. El día será como el de ayer y antes de ayer y… sol, calor, ni una nube pero con una extraña neblina si miramos hacia el sur, como en Alicante, fruto del calor me creo.
Seguimos el G.R. hacía las faldas de la Punta de Las Olas, hacía el norte, y enseguida coge altura y gira igual que gira el perfil de la montaña. De repente al fondo descubro las lejanas formas del Balcón de Pineta y los Astazous… parece increíble lo que andaremos y la gran vuelta que haremos en 5 días. La senda sube ahora por roca y casi escarpadamente en busca de esta faja terrosa que se distingue desde la distancia. Y llegamos a las primeras cadenas: éstas se alargan sobre la roca viva con pendiente. Si no está mojada no hace falta ni tocarlas… eso sí, un resbalón puede ser fatal. Las siguientes cadenas se introducen por un barranco, por una ancha grieta hacía abajo: el primer paso de bajada es curioso y lo siguiente fácil. La cadena pasa pegada a la pared, pero se puede bajar por el fondo de este barranco. Solo 10 o 15 metros. Con la roca mojada sería otra cosa. No es peligroso.
Y justo la cadena nos deja en la faja. Seguimos la faja sobre un precipicio mortal en su caída, bordeando el pilar sur de la Punta de Las Olas. A partir de aquí la senda es fácil… sube algo levemente hasta los 2.700 metros (la altura máxima de esta etapa) y gira siguiendo la forma de la montaña. A nuestra espalda dejamos el Valle de Pineta, Collado de Añisclo, y delante vamos hacía el Valle de Ordesa y Collada Arrablo.
Descansamos justo al girar este pilar de la Punta de Las Olas al descubrir, con mayor amplitud y magnificencia, al sur la fantástica y espectacular grieta gigantesca y soberbia que forma el Cañón de Añisclo. Fotos. Miradas fascinadas y boquiabiertas. Hermoso paisaje.
Dejando a la izquierda y abajo el nombrado Valle de Añisclo y a nuestra derecha las rocosas y pedregosas laderas de La Punta de Las Olas, seguimos, ahora bajando poco a poco, a la Collada de Arrablo; collado y unión entre el Valle de Añisclo, Góriz y Valle de Ordesa… el paisaje del terreno aquí cambia. Llega a ser hasta más feo, seco y polvoriento (igual ayuda las condiciones secas y calurosas de esta Ola de Calor).
Pero antes bordeamos pequeños circos con cascadas y arroyos que caen de las alturas del Soum del Ramond a la derecha. Enfrente un gigantesco dado de roca: La Torre de Góriz. Debemos pasar bajo ella para llegar a la Collada de Arrablo.
Descansamos cerca de una de estas cascadas y pradillo donde otros (“dejando su huella”) han estado ya. El calor se agudiza e intensifica. Pero lo que más molesta es como pica el sol, hiriente en nuestra piel.
Seguimos y pronto bajamos por su parte algo más vertical a la Collada de Arrablo. Antes hemos encontrado a otro grupo que va en sentido inverso hacía el Collado de Añisclo: “Animarlos” nos dice la cabeza del grupo para cuando lleguemos a toparnos con el resto más retrasado ¡Pues no les queda nada! Con la “brutal” bajada del Collado de Añisclo al Refugio de Pineta.
Collada de Arrablo (2.343 mts.) Son las 15:00 horas más o menos y ahora delante nuestro y mirando al norte queda todo el Circo de Góriz con todas las vertientes de las montañas fronterizas y de más de 3.000 metros detrás al fondo; coloreados y con su toque pintoresco con los neveros blancos que abordan La Torre, el Casco, el Taillón y los Picos de La Cascada… otro objetivo para mañana… ¡Vaya vuelta!
A nuestra izquierda se empieza a abrir el fabuloso y reconocible cañón que forma el Valle de Ordesa… tantas veces recorrido y admirado. Entre la Punta Tobacor más alejada y la cercana Punta Custodia, como bien le digo a Txell, se abre nuestro maravilloso Valle de Ordesa. Pero solo veremos su perfil desde arriba, nada de bosque ni verdor, intuyéndose las cortadas rectas y casi perfectas.
Ahora la senda baja algo caminando hacia el norte, hacía el centro del Circo de Góriz donde la roca tiene verdaderamente forma de semicírculo, donde se encuentra el famoso y maltrecho Refugio de Góriz. Delante y a la izquierda dejamos otros pequeños circos y los pilares gigantescos de las montañas más altas del entorno: Soum de Ramond y Monte Perdido. Excepcional. Al otro lado de ese dado rocoso que es la Torre de Góriz, aparece la loma, cordal o ruta de Las Escaleras que nos lleva a la cima de Monte Perdido. Gigantes de roca y piedra de aspecto y perfiles suaves, pero majestuosos, definidos e individualizados. Hermosos, majestuosos protagonistas de esta travesía, Los Perdidos.
Fácilmente caminamos haciendo fotos aquí y allá. Hasta que por fín vemos una construcción metálica que resulta ser el nuevo tejado de la ampliación del Refugio de Góriz. Pero hasta que no te acercas no llegas a ver los muros del refugio ¡Ya estamos en Góriz! Y el calor y picor del sol se acentúa en lugar de suavizarse. Son las 15:30 horas. Estamos a unos 2.195 mts. Es la etapa más corta. Han sido 8 horas y media, y parece que incluso nos ha parecido corta.
Recuerdos de Góriz en verano. Ahora hay mucha gente, de todas las nacionalidades del mundo que pasarán la noche aquí o en los alrededores, pese que tienen el refugio como base. Sellamos, damos parte, guardamos mochilas y nos cambiamos. Tendremos tiempo para muchas cosas… sobre todo para observar al personal, holandeses, israelitas, asiáticos, europeos… increíble. Hay un grupo de 30 personas que hablan raro, no reconozco su idioma, parecen de oriente medio, pero sus guías son unos barbudos con pinta de hippies.
Llamo a Anna sobre las 6 de la tarde. He estado 2 días sin llamar. En Francia ni había wifi ni iba a utilizar el roaming en el caso, extraño caso, de que hubiera cobertura. Pienso que el único sitio con cobertura sería Gavarnié. Pero a las 8 de la mañana no iba a llamar… Estamos bien. Mucho calor. Sigue el calor. Mañana más calor si cabe. En Aínsa han estado a 40º ¡Terrible!
Fotos del lugar. Comemos algo a las 4 de la tarde. Nuestra cena será a las 7 (1º turno). Descubrimos que por fin amplían el refugio, y algunas casas de obra metálicas rodean el lugar de los 2 (o más) albañiles que están trabajando allí. La fachada está acabada pero los andamios no los han quitado. También observamos que hay muchos guardas en el refugio y también gente mayor que viene de actividad de montañismo de habla española… ¡Nos vamos pareciendo a los franceses!
Y así entre pitos y flautas cenamos, salimos a la puerta a ver atardecer y después de nuestras literas (1, 2 y 3 en la habitación Marboré… “de nuevo”) donde los “veteranos” ya intentaban descansar. He de reconocer que intenté captar un bonito atardecer, pero desgraciadamente no son especiales ni hermosos desde aquí. Por suerte parece que ha venido bien el descansar y no hacer el tresmil La Punta de Las Olas, para ver si mañana podemos hacer La Torre y El Casco y admirar el impresionante Circo de Gavarnié desde las alturas, desde los tres mil metros… sería una visión y paisaje imborrable… Mañana será la última y no por ello menos interesante etapa. La travesía va llegando a su fin… lástima.