Se acercaba Navidad y había que organizar la típica salida navideña; la salida a la montaña con sidra, turrones y otras delicias y dulces navideños. Después de unos meses de ajetreo fuera de la montaña y con la residencia cambiada, más cerca del Montseny, lo ideal era buscar una ruta, una montaña, ascensión o pico en el mismo macizo del Montseny.
Entonces buscando en el viejo mapa Alpina y en alguna ruta del Wikiloc en internet encontré alguna referencia del pico La Roca Centella. Un pico que ya se podía considerar relevante al sobrepasar, justo por un metro, los mil metros de altitud. Pero las rutas no se veían claras, sobre todo la de bajada, y me temía que tendría que improvisar en la ruta a seguir o inventármela.
La idea era salir de la urbanización de Cánoves (Cánoves Residencial), coger un camino y senda bien marcados, llegar al pico, y bajar por otro camino, senda, por otra loma diferente rodeando el vallecillo de Vallfigueres, hasta un punto cercano de la carretera Cánoves-La Garriga. En principio la idea era dejar un coche en un punto y otro en el siguiente para no tener que caminar junto a la carretera, al asfalto. Pero al final dejamos los coches en la calle paralela a la misma carretera en Cánoves Residencial, en lo que llaman el Pla de Vialladres.
Así pues el pasado domingo 20 de diciembre quedamos unos pocos amigos en el lugar indicado para iniciar la actividad y ascensión a La Roca Centella. La ruta comenzaba por la visita a un yacimiento íbero: el Forn de La Pega. Unos antiguos agujeros excavados en el terreno que servían de horno en tiempos de los íberos, parece ser. Pero si te acercas son 2 agujeros sin más misterio. Para ello justo debíamos salir por el camino que a la derecha sale de la carretera (si sales de la urbanización en dirección a La Garriga), y al poco tiempo, sin precipitarse por el barranco cercano, girar de nuevo a la derecha para al poco tiempo encontrar dicho yacimiento a nuestra izquierda algo más arriba del camino, pero visible desde él.
El día se ha levantado algo tapado, nublado pero no frío. No llega el frío aún a esta tierra, a las faldas del Montseny. Después de curiosear los agujeros ibéricos, seguimos la misma ancha senda, camino como si nos quisiéramos alejar de la buena dirección. No es así. Al cabo de poco tiempo un hito a nuestra izquierda nos invita a dejar el camino que llevamos y a internarnos por una marcada senda ladera arriba en busca de la cima de la loma de La Servera. Antes de llegar al Forn de La Pega los alrededores ya eran boscosos y bonitos, pero humanizados por la modificación del propio camino. Ahora es una senda que ya por fin comienza a subir y coger altura, en medio de carrascas, encinas, pinos… la senda coge varias variantes y direcciones, pero confiaros porque al final derivará, más arriba, en otro camino que será el que nos guiará por toda la loma de La Servera.
Después de admirar algunos ejemplares de sureres y otros quercus en esta senda de subida, llegamos al camino o más bien pista, la cual seguiremos hacía el norte, noroeste loma arriba, con imágenes y perfiles de altos y sanos pinos que hacen las delicias de mi cámara. El día sigue nublado, con lo que las imágenes son más grises pero bucólicas. No hay pérdida en esta pista: sigue por la cima de esta loma, brazo del mismo pico al que queremos subir. Hay algún que otro subibaja, pasamos algún que otro cruce, pero nosotros seguimos camino arriba sin desviarnos de la cima de la loma.
De repente y justo mirando el mapa aparecen unos hitos en el linde de la pista, camino muy bien definidos, y un senderillo a seguir justo a la derecha del camino y montaña arriba. Los seguimos. Cruzamos de nuevo al camino y lo seguimos hacía arriba hasta que de nuevo (a los pocos pasos) otro hito y otra senda. La seguimos y ya nos olvidamos del camino, de la pista.
En estos momentos la senda que sube altura por las laderas sur del mismo pico al que queremos subir y que además lo rodeará por abajo haciendo un giro al final de casi 270º, se interna en un precioso y espectacular encinar. La senda es muy clara. No hay pérdida ni otras sendas o caminos que se crucen. Las fotos vuelan. Dan ganas de perderse en la soledad de este magnífico encinar y absorber toda su esencia, energía. Notas como la Naturaleza te invade con saludables sensaciones.
La senda va girando hacía la derecha noroeste, norte a la vez que se eleva en la boscosa y preciosa ladera bajo la Roca Centella. La niebla ahora invade el bosque y más aún le da una vida e imagen bucólica, fantasmagórica, mágica… la mayoría de las veces no consigo captar esa impresión en mis fotografías, pero sí esos increíbles, retorcidos y esculturales ejemplares que veces se asoman entre niebla y troncos de sus otros compañeros de bosque. Soberbios.
En un punto de la senda nos paramos a almorzar. Ya hay hambre. Aunque según el viejo mapa Alpina la cima o el cruce hasta ella no debe de estar muy lejos. Y así es: después de almorzar y reemprender la marcha por el mismo sendero, éste desemboca en otro ancho camino que también parece estar ubicado en la cima de la loma, de la montaña, del lugar. Seguimos este camino hacia la derecha y arriba, y al poco tiempo mientras subimos entre nieblas y nubes grises, observando que nos vamos acercando (por que la vegetación así te lo advierte) a la parte más alta de esta parte de la montaña, nos topamos con otro hito, una estrecha senda que entre la vegetación sana, arbustiva, con no demasiados árboles hacía la derecha de nuevo (haciendo el mencionado giro al final de 270º) te deja en la cima de La Roca Centella donde se encuentra un pilón o eje geodésico como escondido entre la carrasca y los arbustos sobre unas rocas que apenas sobresalen del terreno. Estamos ya a 1.001 mts., la cima de La Roca Centella.
Las vistas por desgracia son nulas: las nubes y niebla impiden toda visión más allá de 20 o 30 metros, y menos aún sobre el paisaje bajo el pico y hacía el sur (nosotros lo abordaos por el norte al final por el mencionado giro). Es una lástima. Nos hacemos fotos de cumbre. Al poco rato aparece por el sur, sureste de la cima entre la maraña de arbustos y vegetación, un hombre más mayor con su perrito ¡¿De dónde ha salido? ¿Qué senda a cogido?! El Montseny es un laberinto de recorridos y un escondite de lugares. Es un macizo magnífico para caminar en medio de una Naturaleza poblada de curiosos o solitaria y casi olvidada.
Bajamos del pico. El tiempo ni el cielo quieren aclararse. Desandamos la senda y camino con las vistas entre la misma niebla de esos magníficos y casi solitarios (con el bosque cercano) ejemplares envueltos entre la blancura o el grisáceo color del desconcertador meteoro. Pero de todas formas saco algunas fotos hermosas (creo yo). Llegamos al cruce del camino con la senda por la que salimos anteriormente y que venía de darle la vuelta al pico por su parte sur, sureste y a más baja altura. Hay unas botas colgadas en una de las ramas del bosque. No sabemos si son indicadoras de algo o que simplemente alguien dijo “aquí cuelgo mis botas, no camino más”. No seguimos de nuevo dicha senda para desandarla. La idea es hacer una circular y a partir de aquí seguiremos este mismo camino, pista en busca del Plá de La Batalla. Al poco tiempo la pista comienza a descender.
A la subida hemos caminando por la loma que bordea el vallecillo de Vallfigueres por su lado derecho y norte, la idea es bajar por la otra loma que cierra el mismo vallecillo, por el lado izquierdo y sur.
Rápidamente el camino que ya baja desemboca en otro camino o un cruce de éstos. Miro el mapa. Desconcierto. Me digo que tiene que existir otro camino que por la parte más alta de la loma que tenemos enfrente siga sin bajar altura, ya que el camino que nos sale al otro lado del cruce, el de enfrente, claramente comienza a bajar por el valle y a perder altura. Giramos a la derecha y arriba y en pocos metros encontramos otro camino más claro (desbrozado y modificado hace poco por alguna gran máquina tipo excavadora) que gira a la izquierda siguiendo, ahora sí, la parte más alta de la loma (ahora llana) y en dirección sur. Estamos en el Pla de La Batalla a casi 900 mts. de altitud. No es un camino bonito de seguir por que la máquina lo ha desfigurado y roto un poco (el paisaje) al querer mejorar los accesos y el mismo camino. Al cabo de poco tiempo, subimos unos metros y nos encontramos con una pequeña casita y una antena: es el Refugi ADF. La verdad es que no llega ni a refugio, más bien parece un armario o central con paredes de piedra y una sola puerta metálica. Ya hemos dejado atrás el Pla de La Batalla.
Justo detrás del refugio aparece una senda la cual seguimos en bajada pero siempre por la parte más alta de la loma. Más abajo, le dan el nombre de Carena de Vallfigueres a esta loma o cordal que baja del Pla de La Batalla hacia el sureste, como si fuera en dirección o volviéramos a Cànoves. Al principio no hay dificultad, es una senda muy clara y casi marca o señalada como PR. Me parece descubrir entre los troncos de los pinos que se acercan a ella, marcas de puntos rojos, y más abajo blancos y amarillos. Pero en un cruce de sendas, caminos, la senda señalada cambia de dirección, deja esta loma y quiere acercarse al Coll de Carpis o Turó de Prades, o sea que gira en dirección sur, suroeste, sur… no es nuestro camino. Nosotros debemos seguir la cima de la Carena de Vallfigueres hacia el sureste.
Y es aquí en las cercanías del sitio que llaman en el mapa Alpina Termes d’en Valls donde dejamos la senda señalada y seguimos la loma cimera por una casi senda, camino no muy bien marcado, en ocasiones monte a través. Otra aventura. A partir de aquí y aunque el mapa Alpina nos diga que hay un nimi sendero (puntitos muy pequeñitos como de que alguien alguna vez ha pasado por allí), no hagáis caso, ya que la vegetación, el terreno, la montaña se han comido las marcas con el tiempo o la guía del mismo. Aún así intentamos llegar hasta el Pla del Pujol. A veces nos encontramos con sendas señaladas en medio del espeso y poco transitado bosque, con unas marcas redondas amarillas que intentamos seguir, que, de la misma manera que aparecen, desaparecen. Cada uno del grupo intentando seguir el recorrido pensado y planeado, ayudándonos entre nosotros a encontrar, buscar el senderillo ideal o marcado que pensamos nos puede sacar de la montaña. Pero cuando creemos que lo hemos encontrado, de repente desaparece y no sabemos por donde seguir en medio del tupido y frondoso bosquecillo de jóvenes encinas. Por ello en el recorrido lo he puesto con puntos discontinuos, ya que casi lo considero un monte a través, porque la supuesta senda y marcas eran perdedoras y desconcertantes.
Llegados a un punto, un claro en la loma cimera de la Carena de Vallfigueres, en el Pla de Pujol, observo un camino a la izquierda, según miro al fondo del vallecillo, que pasa por debajo nuestro a unos considerables metros y que parece venir del final del vallecillo, de las cercanías de Vallfigueres. Cansado de perdernos en la montaña y de seguir sendas invisibles, decido que es hora de cortar por lo sano y bajar monte a través hasta dicho camino que aparece más abajo. Lo veo en el mapa de Alpina. Será nuestra salvación para poder salir sin perdernos más, de la montaña.
La bajada es escarpada y molesta por los matorrales y el salto para pisar terreno horizontal en el mismo camino, pero una vez en él lo seguimos hacía la derecha y este, sureste para ver si ya podemos salir de la montaña. Justo en la curva siguiente parece que encontramos hitos y marcas en los árboles para salir del camino ladera abajo y seguir una supuesta senda, recorrido. Falsa alarma. No recorremos ni 20 metros cuando debemos de subir de nuevo al camino ya que ni hay senda ni sabemos esos hitos o marcas que indican, pero un nuevo recorrido o senda, no, o no sabemos verlo. Así pues nos decidimos seguir el camino hacia abajo. El cual derivará en otro camino que seguiremos la misma dirección y marcha hacia abajo, sur, sureste como queriendo salir de la montaña.
La bajada la intentamos hacer rápida. Hemos perdido mucho tiempo (creemos) mientras buscábamos entre el cerrado y denso bosque de encinas, una senda que podamos seguir. Al cabo de poco tiempo otro cruce de caminos; seguimos por el de la izquierda que nos baja (muy bien definido en el mapa Alpina) derechos y en zigzag hasta la carretera de Cànoves a La Garriga. Justo al final de este camino está en sus cercanías la Font del Lleó (que ni buscamos ni llegamos a ver) y una cadena cierra el paso a automóviles cuando desemboca en la nombrada carretera.
No ha llovido pero todo el día ha estado como encapotado, gris y con mala visibilidad. Ya en la carretera acaba la actividad siguiendo la misma hacía la izquierda, hacía Cànoves, en busca del coche… son unos cuantos minutos más… Acaba la actividad y ya podemos decir que conocemos otro lugar del Montseny, otros bosques, otras laderas y rincones; precioso el bosque mágico y fantasmagórico bajo La Roca Centella, y lástima el no poder admirar las magníficas y fantásticas vistas hacía El Vallès desde esta singular y modesta cima.