Aprovechamos esta última Mega Luna, Luna Llena, del verano para realizar este pasado martes 9 de septiembre una salida por los rincones y cimas ya visitadas y conocidas de otras actividades y excursiones; pero esta vez de noche, iluminados y acunados por la magnífica luna llena.
Nos acercamos como otras veces hasta la calle con un nombre encantador: el carrer de l’Armonia, y de aquí dirigirnos a la sierra, al final de la calle, como en las anteriores excursiones. La tormenta se acerca a esta parte de la ciudad de Barcelona; rayos, truenos y nubes blancas con forma de seta, de hongo, al caer la tarde, al oscurecerse el cielo… pero al final las pocas gotas caídas no nos estropearan la excursión, la noche.
David, Raquel, Carlos y yo somos los que nos atrevemos a realizarla. La idea de ver toda la ciudad de Barcelona iluminada en medio de la oscuridad bajo la magnífica y enorme Mega Luna de esta noche, es increíble e impresionante. Aún no había realizado ninguna nocturna por Collserola, y la actividad en sí ya me atraía hace tiempo.
Pasadas las 9 de la noche partimos cogiendo el camino habitual al final de la calle de l’Armonia, tantas veces recorridos y descritos en anteriores relatos y guías sobre Collserola, y esta vez giraríamos hacía la izquierda en el mismo camino como si fuéramos en busca del pequeño templo de Sant Cebrià; pero eso sí, en medio de la oscuridad de la noche.
Seguimos el camino que sube algo y dejamos a nuestra espalda la ubicación (invisible por la oscuridad) de las casas y del templo de Sant Cebrià, y los ladridos de un perro guardián del lugar. Hay que llegar hasta la base de una torre de luz, de electricidad que queda a la derecha y arriba del camino, en una especie de curva, y desde el cual surge una senda vívida que se interna hacía arriba y casi perpendicular al camino, en la montaña de Collserola. Esta parte ya es nueva. No he pasado antes por aquí; y debo de llevar cuidado de no equivocarme entre las sendas que surgen y aparecen en esta parte exuberante y boscosa de la ladera de Collserola. Lo he estado mirando en el mapa del ICC, ya que en el Alpina no se difiere exactamente, e incluso con el mapa o fotografía por satélite del lugar (para ver más sendas o sus rastros, que no aparecen en el mapa topográfico). Solo estudio esta parte; ya que estas sendas deben de salir a una cerrada curva de la carretera de L’Arrabassada, próxima al camino que nos acerca a la Protectora de Animales (Centre d’acollida d’animals de companyia).
Entonces por una ancha senda que sube dejamos a nuestra espalda la torre de electricidad. Enseguida llegamos a otro cruce y giramos hacía la derecha y algo más horizontal sin subir pero avanzando en el interior de la boscosa y espesa ladera de Collserola. Esperaba llegar a la Font de La Llet. Pero no; llegamos a otro cruce con otra torre de electricidad y entonces giramos hacía la izquierda y arriba en busca de las alturas de la sierra. Entre la oscuridad de la noche no vemos muy bien el entorno, cerrado y frondoso. A la vez no hay nadie por estos senderos perdidos de la mano de Dios, pero la aventura nos depara. Parece que el tiempo quiere despejarse y un resplandor surge de entre las endebles nubes, es la espléndida Luna Llena, justo cuando llegamos al descubierto espacio por donde pasa la citada curva de la carretera de L’Arrabassada. Espléndido.
Seguimos hacía la derecha haciendo la curva pero sin meternos en la carretera. Un pasillo de tierra la rodea haciendo la misma curva hasta llegar a otro camino que se interna en la sierra y sale al otro lado de la misma. La carretera sigue hacía la izquierda y sur, y el camino se interna hacía el oeste y derecha hacía las sombras de Collserola. Es el camino del Passeig de Les Aigues que pasa justo por la puerta de la Protectora de Animales. Seguimos pues este camino ya conocido.
De momento seguimos sin toparnos con nadie por este ancho camino. Solo los ladridos de los solitarios y encerrados perros nos acompañan. Llegamos al cruce de caminos mientras admiramos mirando a la derecha el hueco de la sierra hasta el mar donde se encuentran todas las luces de los barrios y edificios de Barcelona, Badalona, Sant Adriá… Impresionantes vistas nocturnas bajo la enorme luna llena. En el cruce seguimos por el camino de arriba e izquierda sin cambiar de dirección después de mirar los carteles y decidir seguir hacía el Turó de La Magarola. A partir de aquí seguiremos el mismo camino que realicé en el Collserola. El pulmón de Barcelona o en Collserola. De Montbau a Baixador de Vallvidrera por el Tibidabo. Fácil y rápidamente llegamos al mirador del Turó de La Magarola (429 mts.). Entonces nos paramos a cenar los bocadillos y comida que hemos subido mientras admiramos y fotografiamos las impresionantes e iluminadas vistas de Barcelona bajo la ahora descubierta Luna Llena. El espectáculo es merecedor casi de un ¡Buaa! semblante o recordando escenas de Blade Runner. No puedo dejar de impresionarme y no puedo apartar la vista hacía el brillante lugar. Siguiendo la mirada por la cima de la sierra hacía el Tibidabo nos encontramos con éste y sus edificios, templo y antena iluminados. Magnífico.
Hemos pasado un tiempo considerable en el mirador. David ya nos dice que se hace corta y rápida la marcha. Pero la idea era impresionarnos con las vistas de la noche y las imágenes de la ciudad de noche. La Luna Llena de nuevo se envuelve entre las delgadas nubes altas y reemprendemos el camino a seguir. Bajaremos por el lado contrario al que hemos llegado al Turó de La Magarola, por los G.R. y una frondosa vegetación, en dirección al Turó de Valldaura. Seguiremos entonces el camino ya descrito en Paseo matinal por Collserola, y rápidamente llegamos a la cima del Turó de Valldaura (419 mts.) donde la oscura y ahora extraña figura de la torre de vigilancia de incendios domina su cima. Una pequeña parada y alguna foto (pocas) que salen oscuras casi todas; después de pasar por el “túnel” de vegetación oscuro y casi fantasmagórico. Nos hemos cruzado con 2 corredores nocturnos al salir del Turó de La Magarola; doble atención: el correr y la oscuridad.
Bajamos del Turó de Valldaura por el camino pero dejando éste para seguir toda la ladera hasta su final, hasta otro camino más ancho (el pasa junto a la Protectora de Animales, y llaman Passeig de Les Aigues, ya recorrida). Mientras bajamos, las vistas sobre la ciudad nos hipnotizan. Justo al final de la ladera y en el camino antes nombrado, un poste señalizador de recorridos (algo más al sur del mismo, escondido al otro lado de los matorrales). Esta vez bajaremos en busca del Castell Fortí en el camino de vuelta a Barcelona. Seguiremos las indicaciones de Collserola. Valles de Les Feixes para bajar por el camino y después senda hacía la ciudad. A mitad de la bajada, un sendero sale hacía la derecha siguiendo la altura de la ladera; ésta nos llevará hasta las ruinas del extraño Fortí. Fotos de noche sobre las pintadas paredes de ladrillo cara vista, pero no sale nada mas que ruina y bosque.
Ya desde aquí la bajada es fácil hasta la ciudad. Seguimos el sendero hasta que nos topamos con una valla y giramos a la izquierda bajando a un camino que, girando de nuevo a la derecha, nos interna en Barcelona. Mientras nos internamos ahora en Barcelona, dejamos el Parc del Laberint a la derecha y seguimos hasta el Velodrom d’Horta. Debemos llegar a la calle de l’Armonia para cerrar el recorrido circular. Mientras atravesamos la parte universitaria, de la que casi no salimos, nos topamos con los curiosos y salvajes habitantes de la noche y de la sierra que bajan de la montaña en busca de comida: familias de jabalíes salvajes. Una vez llegados a la parte alta de la citada calle donde tenía el coche aparcado, de nuevo la sorpresa de estos animales acampando a sus anchas entre la ciudad y la montaña, mientras los hombres descansan y duermen atrae mi atención y curiosidad… Siempre es hermoso una marcha nocturna con la mezcla de la artificial luz de una extensa ciudad, y de la luz, de la claridad, de una Luna Llena solemne e impresionante en el cielo. Precioso.