De nuevo nos iba a hacer mal tiempo pero no podíamos desaprovechar este segundo viaje al Valle de Arán, a Valarties para acercarnos al Refugio de La Restanca y subir al Montardo d’Arán. Iba a ser nuestro segundo intento. Hace 2 años lo intentamos pero nos tuvimos que dar la vuelta en el Port de Rius o Coll de Crestada donde una fuerte ventisca hizo que retrocediéramos de nuevo al refugio. Era la Invernal a La Restanca.
Pero como lo teníamos pendiente no quisimos desistir en poder conquistar su famosa cima y deleitarnos con sus vistas y perfiles. De hecho aunque no sea el más alto, es el pico o uno de los picos más famosos, sobresalientes y emblemáticos de este Valle de Arán. Había que subirlo, había que intentarlo de nuevo.
Por ello el pasado sábado y domingo 16 y 17 de abril nos acercamos de nuevo al largo valle de Valarties para realizar de nuevo la actividad de intentar conquistar dicha montaña. Esta vez en lugar de escoger el mes de marzo lo hacemos en abril con la esperanza de que el tiempo o las condiciones de la nieve mejoren para dicha ascensión. De hecho podemos subir con el coche más arriba de donde lo dejamos en Invernal a La Restanca al haber menos o nada de nieve en el fondo del valle de Valarties. Concretamente lo pudimos dejar en el parking que aparece en los mapas de Alpina justo antes del cruce con la pista que gira a la izquierda y arriba en busca de otro vallecillo al noreste del Montardo d’Arán.
Como he anunciado el tiempo no iba a ser bueno las nubes y el mal tiempo cubrían el cielo amenazando en las alturas a los picos más altos. De hecho el mismo Montardo estaba cubierto e invisible a nuestros ojos… ¿Mala señal? Hay que tener fé, la esperanza es lo último que se pierde, jejejeje. Dos coches nos acercamos hasta el mismo amplio y fácil parking: Lea, Flora, Pau, Xita, Txell, Pep, Olga y yo éramos esta vez los aventureros para asediar esta montaña, y puestos y convencidos salimos por la pista camino arriba en busca de la Barraca de Rius, valle arriba hacia el suroeste. Por suerte no hay mucha nieve. La nieve abundante comenzará a aparecer una vez dejemos la pista y sigamos por la senda, G.R. (casi invisible) a partir de la misma Barraca de Rius.
Esta vez no subiremos por en medio de aquella pala que era un alud caído por toda la empinada ladera como hicimos en Invernal en La Restanca para evitar la zigzagueante senda, muy cubierta de nieve y difícil de seguir, como estaba esa vez. Ahora la senda era transitable y ya estaba abierta. Algún que otro grupo de esquiadores franceses la había abierto (o cualquier otro montañero para llegar al Refugio de La Restanca) y la nieve caída después ya no podía desfigurarla. Curiosamente después nos encontramos con un grupo de unos 20 niños y sus monitores en el refugio que habrían subido también por aquí.
La entrada a la senda estaba bien señalizada, y después el zigzag era casi interminable en una ladera muy empinada y boscosa. Pero enseguida pudimos llegar a la parte más alta sin problemas. Antes de llegar y en medio de la cándida nieve, del bucólico paisaje que siempre forma el bosque helado, frío, con la blanca nieve en medio de la soledad de la montaña, nos encontramos con unos curiosos que jugaban con un perro Terranova que jugaba con la nieve como si fuera un San Bernardo. Encantador. Una vez casi llegados hasta la base de la presa del Lac era Restanca, giramos a la derecha para subir hasta el comienzo de la presa y atravesar ésta caminando para llegar al Refugio de La Restanca al otro lado de la misma presa. A la derecha de nuevo aparece el Lac era Restanca redondito y cubierto de gran cantidad de nieve en sus orillas y paredes. La cantidad de nieve ya era importante y abundante a partir de casi el comienzo de la subida por la senda en busca de la presa.
De nuevo en el Refugio de La Restanca. De nuevo con los mismos guardas y compartiendo mesas y comedor con el grupo de niños antes nombrado con su característico escándalo dado por la juventud y la aventura compartida con los amiguitos. Pero el tiempo parecía empeorar. Mirando por la ventana del comedor en ese primer piso del recio refugio, la nevada comenzaba a dejar una sensación de nostalgia y preocupación acompañado por algunas fotos de estudio junto a la ventana ¿Qué tiempo tendremos mañana? ¿Nos pasará lo mismo que hace dos años? Ninguno pensaba o quería pensar así, como buenos montañeros no podíamos adelantar acontecimientos ni sabíamos que comportamiento tendría la meteorología, la montaña esta vez. Antes de salir vimos los mapas y predicciones del tiempo: parecía que por la mañana tendríamos una rara ventana de buen tiempo para poder realizar la actividad, entre nubes y claros (más nubes que sol), el sábado por la tarde noche y el domingo a partir del mediodía el tiempo empeoraba, se cerraba e iba a precipitar sin compasión… ¡¡Hay que aprovechar la oportunidad!!
Al otro día domingo nos levantamos muy temprano (lo normal para subir un pico de alta montaña). Nos dejan el desayuno preparado los guardas que anoche nos dieron de cenar en el comedor en medio de la oscuridad, a aquellos que teníamos contratada la media pensión. Nos equipamos en la sala previa a la calle donde están las estanterías y sitios para guardar mochilas y hierros, y antes de que amaneciera ya estábamos en la puerta de la calle cogiendo dirección Montardo d’Arán. El camino fué el mismo al que hicimos en Invernal a La Restanca hasta nuestro parón (en aquel intento) en el Port de Rius o Coll de Crestada a casi 2.500 metros. Realmente con el mal tiempo, nubes y nieve las fotos y actividad era un calco en esta aventura a la pasada hace dos años. No hay casi diferencias en las fotos. Pero al igual que aquella vez, nos comienza a nevar llegando al colladito del Estanh deth Cap deth Port, en la primera ladera. Pero el único caso que le hacemos a la nevada y a lo cerrado del tiempo es lo bucólico y encantador del momento, a pesar del frío y la poca visibilidad.
Cruzar por la ladera del Estanh deth Cap deth Port hasta la subida al Port de Rius o Coll de Crestada fué fácil, sin contratiempos, casi que las únicas paradas eran las mías para hacer fotos hacía aquí y allá. A veces las nubes te dejaban ver las escarpadas laderas de paredes y roca vertical hacia la izquierda y norte de las vertientes del mismo Montardo y su inhiesto pico el Montardo Petit. Excepcional. No nieva tanto. Al final el tiempo y la montaña nos brindarán esta oportunidad ¡¡Hay que aprovecharla!! El grupo de niños con sus monitores aparecen en el colladito entre el Lac Era Restanca y el Estanh deth Cap deth Port. Llevan buen paso. Sin bastones (como decía un compañero) por en medio de una nieve siempre inestable para caminar tranquilo. Igual nos cogen en la subida al pico.
La nieve no está nada mal. No está transformada del todo y en la ladera de subida al Estanh deth Cap deth Port comienza a ablandarse, pero en el resto del camino, quizás por haber madrugado el fresco de la madrugada ha helado la misma nieve, se pisa bien sin casi hundirte. El sol aparece y desparece, el tiempo quiere ser malo pero no lo es tanto. Eso sí, puede que nos tengamos que olvidar de las vistas.
Ya estamos en el Port de Rius o Coll de Crestada a 2.475 mts. Parada técnica a comer algo y para abrigarnos, el viento arrecia en el collado (como de costumbre en todos los collados) pero no es ni mucho menos la ventisca de hace dos años. Pau va con esquís, ha subido con esquís y ahora tiene dudas en seguir a causa del aparente mal tiempo, pero le convencemos para seguir adelante. «Puede ser que ahora se nos abra una ventana al llegar a la cima o subiendo» le hago un comentario parecido. Según la predicción podía dar lugar a ello. Había que tener fe y no perder la esperanza ¡¡Vamos arriba!!
A partir de aquí seguimos por un camino desconocido para mí. Según el mapa que había sacado y mirado con Lea había que hacer un giro ahora hacía el norte, noroeste (llevábamos dirección sureste hasta el Port de Rius o Coll de Crestada) en busca de un colladito en la ladera y parte este de Montardo Petit, para desde aquí seguir al cercano Coll de Montardo y a su subida final hasta la cima. Para comenzar había que franquear una loma algo helada que puso a prueba nuestros crampones, y seguidamente comenzaron las pendientes nevadas y más verticales que intenté afrontarlas en zigzag en busca de los lugares nombrados.
El tiempo seguía igual pero las nubes dejaban ver las pendientes, la loma cimera que llegaba hasta las verticales y escarpadas vertientes este del Montardo Petit. Debíamos hacer un giro según el perfil de la morfología de la montaña te dejaba (sin subir alturas sin sentido) y de nuevo girar hacia el noroeste por una vallecillo con la fabulosa pared y escarpes del Montardo Petit enfrente. Justo a la derecha de éste y haciendo un pequeño giro al norte, llegamos al colladito y loma cimera al este del Montardo Petit. Menos mal que las nubes no lo cubren todo y podemos ver los perfiles de los blancos lugares por donde caminamos, si no el perdernos hubiera sido muy fácil. Curiosamente no sabía que lo que veía eran las formas y vertientes del Montardo Petit. La verdad andaba despistado y desorientado… ¡¡Estoy perdiendo facultades!! Incluso al llegar al colladito y ver el camino que nos quedaba que realmente era muy poco, llegué a dudar de sí andábamos por el buen camino. A veces la nieve, las nubes, el cielo… todo blanco casi de un solo color te hace perder el sentido del espacio, de las distancias y de la misma forma de la montaña. Es lo que me pasó por unos instantes…
Pero una vez estábamos todos en el colladito junto al Montardo Petit, el resto de compañeros lo vieron claro y la subida al Montardo estaba a escasos minutos siguiendo la ladera norte del Montardo Petit hasta el cercano Coll de Montardo hacia el noroeste. Y desde el mismo collado que lleva el nombre de la montaña, la subida por pendientes medio heladas, más verticales y con mucha nieve (en un trocito nos tuvimos que volver a poner los crampones por seguridad, las raquetas no agarraban) se llega a la cima de esta emblemática montaña del Pirineo, del Valle de Arán. A la derecha, abajo y noreste se abría un suave valle (suave en el fondo pero de laderas verticales) con mucha nieve, en el que se encontraría las Basses del Montardo y seguidamente el Circo de Montardo. Las nubes nos impiden ver el paisaje en la subida hacia la izquierda. Lea y Flora han aprovechado que hemos pasado justo por la base y más factible ladera norte del Montardo Petit para subir éste. Y mientras el resto del grupo llegábamos a la cima del Montardo y comenzaban a bajar, éstos dos llegaban al punto más alto de la montaña.
Estamos a 2.833 mts. en la cima del Montardo d’Arán. Las nubes aquí, por casualidad no son tan espesas y nos dejan admirar un paisaje hermoso de valles anchos y foradados entre montañas de suaves pero altas formas al norte en el Valle de Arán (Justo abajo quedaba muy bien distinguido Valarties). También hacía el suroeste y casi mirando en dirección contraria al Valle de Arán, abajo entre la gran cantidad de nieve y rocas cortadas que en contadas ocasiones sobresalían de ella, aparece el Lar era Restanca; en el centro de lo que parecía un laberinto de vallecillos y perfiles, formas de la montaña nevada. Hermoso. Y mientras las nubes nos hacían un corro y nos dejaban deleitarnos con el paisaje abriéndose por minutos ante la majestuosidad del mismo Pirineo, con sus laderas y montañas nevadas casi a ras de estas nubes que no se deciden, de momento, a taparlo todo, y que se mueven al compás de un viento que no llega a arreciar pero sí a helar, en esta cima.
Fotos y festejos. Hay que ir rápido con la cámara para pillar este o aquel paisaje, vista. Y al poco tiempo la bajada desandando el camino. No hay que perder mucho tiempo pues antes del mediodía, que es cuando se supone empeora el tiempo, debemos estar en los coches para volver a casa… o al menos intentarlo.
Por suerte la bajada hasta el Estanh deth Cap deth Port fué igual de bien que las tres cuartas partes finales de la subida, sin demasiado mal tiempo y las nubes respetando en muchas ocasiones la visibilidad y hermosura del lugar. El grupo de niños no han llegado a subir al pico, ni siquiera han llegado al colladito junto al Montardo Petit, en la subida a éste se han echado atrás… aunque llevaban buena marcha. Nos topamos con dos montañeros que saliendo tarde pretendían llegar a la cima del Montardo y bajar en snow board o esquiando… pero no se les veía muy convencidos de que llegarían o a partir de un punto se lanzarían con sus herramientas ladera abajo muy bien prevista de gran cantidad de nieve. Lea rescata la perdida cámara de fotos de Flora en la las laderas del Montardo Petit quedándonos los 3 rezagados del grupo. Pero al final nos reunimos en la otra parte del Port de Rius o Coll de Crestada (este collado está formado por 2 pasos que lo confieren como si fueran 2 collados en un solo lugar). Aquí paramos a comer algo.
Pau decía que era mejor pasar por este lado del collado (más próximo a la vertientes sur del Montardo Petit), pero la bajada al Estanh deth Cap deth Port parecía más empinada y los carteles indicativos de recorridos estaban en la otra parte del collado, con que los recorridos «oficiales» debían de pasar por el otro colladito por el que subimos… de todas formas estaban a muy pocos metros uno del otro.
El sol intenta salir por este lado justo cuando decidimos bajar y comienza a iluminar el blanco paisaje de alta montaña. Impresionante, precioso. Fotos por aquí y allá, no hay que desaprovechar la oportunidad, por que más abajo de nuevo las nubes, que no se han ido, taparan el sol, se acumularan, taparan las vistas y dejaran caer una suave y preciosa nevada de copos esponjosos y enormes. Así es que justo bajando al Lac era Restanca la nevada se intensifica… es solo un aviso, casi llegando al Refugio de La Restanca el sol vuelve a salir. Mejor este baile de sombras y luces durante la actividad que no que esté siempre tapado e invisible.
Llegando al refugio nieva y hace sol ¡¡El tiempo está loco!! Un pequeño descanso. Fotos de estudio de los alrededores con el refugio. Hay otro grupito que se repliega con nosotros en la parte libre del refugio. Los guardas ya se han bajado y han cerrado la parte guardada. Guardamos herramientas y equipación que ya no hace falta para la bajada, nos volvemos a poner la mochila e iniciamos la bajada en busca de los coches. Igual que en la bajada del pico al refugio, es desandar el camino. No tiene pérdida. Después de cruzar la presa, giramos a la derecha bajando en busca de las huellas dejadas por las subidas y bajadas al Refugio de La Restanca… es el único camino utilizado para llegar hasta el citado refugio. De hecho es el único refugio abierto algunos fines de semana del invierno en la alta montaña del sur del Valle de Arán.
Parece que el tiempo se quiere abrir ¡¡No me lo creo!! Mientras bajamos por la zigzagueante senda que une la pared de la presa del Lac era Restanca con la Barraca de Rius. La bajada es rápida. Pocas fotos puedo hacer entre las prisas y la vegetación que no participan escondiendo las vistas y posibles objetivos de mi cámara. Una vez llegados a la Barraca de Rius y ya en la pista, camino que baja hasta los coches, decidimos pararnos para que los conductores suban los coches y acortarnos la dura bajada por el duro camino con las botas rígidas de alta montaña. Pep que había bajado sin intentar la cima por problemas físicos nos esperaba en su coche durmiendo y descansando en el asiento del conductor, llega junto con Txell hasta el lugar para recogernos y bajar hasta Viella para comer algo. Justo aquí y después de cargar todo comienza la lluvia y a tronar… ¡Por poco!
Ha sido una subida amena y muy bonita. El Montardo d’Arán si ya es precioso de subir en verano, ahora en invierno es impresionante. Ayudado por las nubes y nieves, que por otro lado impedían que disfrutáramos de las amplias y espectaculares vistas, hacía que pareciera una ascensión a un pico más alpino, alto, helado. Ha valido la pena a pesar del extraño tiempo; es un pico y montaña que merece más de una visita en diferentes estaciones del año.