Había quedado con algunos compañeros del Centro Excursionista Almoradí para realizar una actividad de alta montaña en este invierno-primavera. No había forma de encontrar un fin de semana que nos conviniera a todos y a la vez hiciera un tiempo idóneo, con condiciones meteorológicas aceptables… una de las primeras ideas que se barajaban era subir al Lago Helado de Monte Perdido y hacer noche allí. Elegimos unas fechas al final para tenerlo más claro (a expensas del tiempo) que era para los dos últimos fines de semana de mayo… pero al final ni uno ni otro.
Yo ya tenía cogido el fin de semana del 28, 29 con algunos otros amigos apuntados en Montañas de La Luna de aquí en Barcelona, con lo que al final consulté qué querían hacer o qué montaña querían subir en lugar de la actividad antes mencionada y programada con mis compañeros de Almoradí que no iban a venir. Algunos de los compañeros apuntados no habían subida al Posets, así que por votaciones se organizó esta actividad y ascensión al Posets, la segunda montaña más alta del Pirineo.
Las condiciones meteorológicas para el Pirineo ese fin de semana no iban a ser las mejores. Tormentas y nubes invadirían los valles, y la temperatura sería fresca. Pero queríamos intentarlo pensando que podríamos tener la misma suerte que el pasado mes en el Montardo d’Arán. Una nueva amiga apuntada hace poco a Montañas de La Luna se incorporaba al grupo y se estrenaba con nosotros en esta salida: Juany tampoco había subida al Posets. Esta sería mi tercera ascensión después de aquella mítica en invernal con el Centro Excursionista Almoradí en el año 2.002 desde el Refugio de Viadós, y la que hice con Francesc con toda la Cresta de Las Espadas hace poco en el 2.013. Esta vez haríamos la ascensión por la vía normal y más fácil al Posets desde el cercano Refugio Ángel Orús, siguiendo los primeros pasos que en la pasada actividad por la Cresta de Las Espadas… eso sí, este año las condiciones eran casi invernales por la cantidad de nieve que aún quedaba a partir de unos 2.300 mts., aunque la temperatura era genial (sin mucho frío) nada acorde con las condiciones invernales.
Entonces el pasado fin de semana último de mayo, 28 y 29, salimos en busca del Valle de Eriste y de esta indómita y ansiada cima. Juany, Olga, Xita, Lea, Josep y yo éramos los elegidos para esta hazaña esta vez. Llegamos a Eriste y subimos por la pista y camino (el Ford casi se ahoga en la subida) hasta el casi solitario parking junto a la Cascada de Espigantosa. Parece que no habrá mucha gente en la montaña estos días. Quizás la gente ha mirado el tiempo y piensa que no habrá muchas posibilidades de hacer alta montaña.
La subida al Refugio Ángel Orús se hace igual que la descrita en Cresta de Las Espadas. Parece siempre que sea larga a pesar de no tardar mucho más de 2’30 horas. Se hará más largo a la bajada. El tiempo es muy bueno y aceptable, con sol y sin muchas nubes; aunque con el transcurso del día, de la tarde, el tiempo irá cambiando, empeorando paulatinamente. Pero sin peligrar la seca subida al Refugio de Ángel Orús, sin llegar a mojarnos. No hace frio aquí abajo, pero tampoco un calor de verano o de finales de mayo. Parece que la temperatura oscila según el tiempo meteorológico existente; esta vez más fresca por el riesgo de tormentas y la aparición de nubes por la mañana. La Aigüeta de Eriste baja roncadora y rompedora con la cantidad de agua de deshielo y lluvia que baja de las montañas. Los bosques de alrededor están muy verdes con partes frondosas… es un valle bonito.
Ya estamos en el refugio. No hay casi nadie a parte del guarda. En la subida hemos visto bajar gente por la senda ¿Habrían pasado noche en el refugio o estaban dando una vuelta? El caso es que al final estamos solos nosotros con una pareja de mediana edad y un padre con su hijo e hija que llegarían casi de noche para al otro día subir los primeros, por la misma ruta normal que seguiremos nosotros, hasta la cima del Posets.
La cena es abundantísima. Sobra alimento por todos lados. Es la primera vez que tengo que dejarme comida en una cena de un refugio de montaña. Increíble. Incluso algunos compañeros cogen trozos de pollo para meterlos en un tupper y subirlo mañana al Posets para comérnoslo durante la actividad. Exagerado.
Tenemos una habitación para nosotros solos y la pareja de mediana edad que vienen de Menorca, creo. Ponemos el despertador a las 5 o antes de las 6 para salir como muy tarde a las 7 hacia la cima del Posets. Habría que estar a mitad de mañana en la cima y al mediodía de nuevo en el Refugio o casi en el coche. Veremos. Intentaremos ceñirnos al horario planeado… sobre todo porque a partir del mediodía o mitad de mañana predicen mal tiempo, tormenta, y es mejor que no nos pille por allá arriba.
Al otro día domingo nos levantamos, desayunamos y aún no había salido el sol, o sea, sobre el horario previsto. El guarda nos ha dejado café, leche y demás pero sin pagar el desayuno. Como decía mi amigo Francesc el desayuno en los refugios de montaña es muy pobre y escaso para lo que necesitas y para lo que pagas. Ya estamos preparados y listos. Nos equipamos. Dejamos lo que no necesitamos en las abiertas taquillas del refugio… seguramente no vendrá nadie ni casi entrará nadie mientras estemos fuera tal y como pintaba el tiempo. El cielo ya está muy claro pero no ha salido el sol cuando ya estamos caminando dejando atrás el Refugio Ángel Orús.
La subida será la misma que hicimos en la Cresta de Las Espadas, o sea, la ruta normal de subida al Posets por la Canal Fonda (vía normal más fácil) o el que sube al Collado de Eriste siguiendo las marcas de G.R. No hay pérdida. Una senda entre la roca madre, desnuda, rocas desgajadas de la montaña y repartidas por la medio inclinada ladera de la montaña, pero siguiendo las marcas y la senda sin desvíos ni pérdida. La nieve comienza a partir de subir entre 200 y 300 metros por encima del refugio. Justo al llegar al poste indicador de recorridos con el cruce que te lleva a Estós por Batisielles, la nieve ya ocupa los huecos y hendiduras entre las rocas y perfiles del terreno con considerable cantidad. Hay huella en los pasos de nieve. No hay problema, solo hay que seguirla. Llega un momento en que la nieve está durilla y tenemos que ponernos los crampones. La familia (padre con el hijo e hija) va delante y también se ponen los crampones antes en la misma zona de nieve helada. En el cruce antes mencionado giramos hacia arriba e izquierda para seguir buscando la nieve y roca. Nos guiamos por la huella, hitos y marcas de pintura roja y blanca que de tanto en tanto aparecen en la parte más visual de las rocas por encima de la nieve.
El tiempo es inmejorable, muy bueno, no han salido aún las nubes pero no nos confiamos, a partir de la mitad de la mañana comenzaran a salir, mientras el día es idílico, no llega a ser caluroso pero con mucho sol y muy despejado. Fantástico. Más arriba la nieve comienza a ser más abundante e invade e inunda toda la roca y laderas, enfrente vemos una cadena de escarpadas montañitas que siguen una alineación paralela a la que debemos de seguir: es la Sierra de Llardana. Ésta acaba justo en un profundo hueco o semigarganta que es la Canal Fonda (por donde se sube al pico) y justo al otro lado se vislumbra sin su perfil habitual y conocido, el Diente de Llardana, que ya es un pico de más de tres mil metros. Es entonces cuando nos mentemos en un vallecillo suave, amplio y de laderas onduladas que nos derivará arriba y final del mismo a la derecha y norte, en la entrada a la Canal Fonda. A la derecha y norte tenemos la Sierra de Llardana antes nombrada y a la izquierda y sur las Crestas del Forcau. Ésta última es una espectacular, altiva y agreste montaña como aletas de tiburón una y la otra como de otra aleta pero alargada, con paredes y escarpes rodeados o adornados de la nieve caída. Espectacular. Esta imagen la tendremos presente tanto en esta parte de la subida como en la bajada de nuevo por la misma Canal Fonda. Las fotos y la belleza de estas montañas, crestas, ocuparan mi atención con verdaderos juegos de sombras, luces, blancos, grises, negros… Precioso.
Llegamos al final de este suave vallecillo, antes nos hemos ido desviando, cada uno por un lado de este amplio vallecillo, para converger y girar hacia la derecha y norte para meternos por la llamada Canal Fonda muy llamativa y reconocida. La familia ya está al final de la misma subiendo la pala hasta el Collado del Diente. A partir de aquí dejamos la ruta del G.R. y la que seguimos en la Cresta de Las Espadas para seguir la ruta normal hacia la cima del Posets, que realmente es la misma que hicimos de bajada desde la cima del Posets en la Cresta de Las Espadas también.
La subida por la Canal Fonda aparece como un estrecho cañón con algo de inclinación y acabado en una tremenda pala que te sube a otro colladito (Collado del Diente), mientras te quedan las paredes y escarpes del Diente de Llardana a la izquierda y de la Tuca Alta (el final de la Sierra de Llardana) a la derecha. La nieve es abundantísima para ser finales de mayo, parece invierno pero con calor, y por suerte la nieve, a pesar del día tan bueno que hace de sol, sigue durilla y buena para avanzar y progresar por ella. También ayudarán las huellas de los otros montañeros que subieron la semana pasada o ayer a esta indómita y emblemática cumbre del Pirineo. A partir de la pala final de la Canal Fonda ya comienza el esfuerzo de verdad, pues dicha pala está notablemente empinada y larga. Al final de la misma un descansito, estamos en el Collado del Diente ya a 3.010 mts. Nos quedan menos de 400 metros hasta la cima.
Comemos algo y hacemos una pequeña parada. El grupo está fuerte y está acorde con los horarios y lo planeado. A nuestro lado se yergue una fenomenal, espectacular y escarpadísima aguja en la que no vemos forma alguna de abordarla: es el Diente de Llardana. Impresionante. Ahora en la subida y bajada las vistas y miradas así como las dimensiones y proporciones de las mismas, las relacionaremos y compararemos con este pequeño pero impresionante picacho, como un diente, como un colmillo según desde donde lo mires. Fotos y admiración, como en un fotocol todos quieren posar con el diente de fondo, o sin posar, las fotos salen increíbles y preciosas con el mismo sentido. Fabuloso.
Ahora solo queda asolir la cresta que nos queda a la derecha por un paso algo helado, corto pero medio expuesto, llegando a la amplia y muy empinada ladera que te deja en la misma cresta mencionada. Ya no tiene pérdida alguna: es seguir la huella, las pisadas en la nieve ladera arriba por la parte más alta o hasta la parte más alta que tienes al alcance desde el punto en que te encuentras, y seguir dirección norte hasta la fácil crestecilla sur de la cima del Posets. Dos puntas arriba de la ladera nos indica el camino a seguir, la dirección, sin llegar a pisar sus puntos más altos ni roca que se vea… como ya he dicho, seguir las pisadas y huellas en la nieve que ya han abierto una sendilla fácil de subida a la cresta, a la cima.
Las laderas están empinadas y parece que no lleguemos nunca a la crestecilla cimera. A la izquierda y al fondo, siguiendo la misma cresta cimera que baja de la cima del mismo Posets hacia la izquierda y oeste, aparecen las otras altas cimas del macizo por este lado y que están dentro de la llamada Cresta de Las Espadas: La Tuqueta Roya bajo el Posets, la Tuca de Llardaneta y las 2 cimas características de Las Espadas. Impresionante. La nieve aquí aún es abundante y la imagen es bastante alpina. Las nubes ya han comenzado a aparecer de repente como levantadas por el calor del sol y del transcurrir del día, con el fresco de la altura. La ascensión se hace más alpina gracias a esta aparición de las nubes (que todavía no amenazan) y entre sus cortinas transparentes u opacas de color blanco-gris que comienzan a tocar los perfiles de la montaña. Magnífico.
La familia ya ha llegado al pico. Llevan buen ritmo, van casi rápidos. Nosotros ahora estamos a punto de llegar a la crestecilla a la cima. La cresta sur del Posets o Espalda del Posets no es difícil aunque en ocasiones ofrece unos desniveles de vértigo hacia ambos lados y sobre todo a la derecha y este. No hay que perder la concentración pero tampoco llega a resultar peligroso. Las vistas se van agrandando aunque las nubes nos dejaran o no admirarlas y disfrutarlas. Ya en la crestecilla a pocos metros de la cima nos topamos con la familia que ya baja del pico. Se apresuran no sea que les pille el mal tiempo. Van ligeros y fuertes por la montaña. Se nota que tienen experiencia y entreno a pesar de la juventud de los hijos. Y acto seguido en pocos metros ya estamos en la cruz de crestas que forma la alta cima del Posets.
Ya estamos en la cumbre del Posets a 3.375 mts. de altitud. Es mitad de mañana, entre las 10’30 y las 11 estamos en la cima. Hemos subido en un buen tiempo… mejor, así evitamos el mal tiempo de las horas tardías. Lo celebramos. Hacemos fotos. El Gallemí hace el pino habitual en cada cima a la que sube. Curiosamente hay una bufanda o banderilla alargada del Atlético de Madrid. La promesa de subir la banderita al pico no ha servido para que le ganase al Madrid en la final de la Champions. Lástima. Observo las diferentes crestas que se acercan o acaban en el pico: la que va a Las Espadas que baja fácil hacia el oeste sin ser una cresta la verdad, si no una ladera suave y empinada llena de piedras como un canchal; por la que hemos llegado nosotros, fácil pero crestecilla al fin y al cabo, y la cresta norte encrespada, vertical casi como un cuchillar en la Sierra de Gredos de roca granítica y con sendas caídas a cada lado que te quitan el hipo si sabes que tienes que pasar por ahí. Vertiginoso, inquietante, temeraria… ¡¿Y por aquí pasamos en la primera subida al Posets hace 14 años?! Me pareció imposible, pero así fué.
Espectacular y fresco como siempre el increíble y sorprendente mirador de la cima del Posets, medio ocultas sus vistas por las algodonosas nubes de hoy. Ya estamos mucho tiempo en la cima, es hora de ir bajando por que las nubes cada vez nos van invadiendo con más desvergüenza y es probable que nos dejan caer algo antes de llegar al refugio. Tiene toda la pinta.
Recrimino a Olga -«¡¿Dónde está la dragonera de tu piolet? ¿Cómo que no tienes dragonera?!… -¡Lo sé, lo sé, no volverá pasar! -¡¿Sabes lo peligroso que podría ser si caes y tienes que pararte con el piolet? Lo puedes perder, caerse y no poder pararte en la caída!» Debo actuar de este modo. A pesar de que cada uno ya es mayorcito y ya se supone que sabe dónde se mete, es obligación de cada uno el ayudar o recriminar si no se cumplen ciertas normas de seguridad, moralidad, civismo… en la montaña si tú eres compañero de la persona afectada u «organizador» de la actividad. No es por que hagan lo que tú dices como si fueras un prepotente sabelotodo, es por preocupación y alerta sobre tus compañeros que al fin y al cabo lo son «de cordada» y amistad. Después cada uno que haga lo que quiera en su vida si no afecta al bien común del resto de la gente, pero en la montaña no hay que andarse con individualismos por ninguna de las partes del grupo. No pasó nada al final, menos mal. Pero la visión del piolet sin dragonera ni cinta agarrado por la mano, el brazo de Olga en algunos pocos sitios comprometidos, me helaba la sangre y ponía la piel de gallina por lo que pudiera pasar.
La bajada es súper rápida, cuanto más empinada es la ladera para subir, más rápida puede ser la bajada. Desandamos el camino. No pasamos por ningún sitio o parte de la montaña que no hubiéramos pisado al subir. Además la nieve ahora con el calor de lo avanzada de la mañana está más deshecha, blanda y es mejor caminar por las huellas ya hechas… aunque en ocasiones te hundías igualmente de lo blanda y abundante que estaba la nieve; sobre todo entre la Canal Fonda y la parte baja del vallecillo ondulado y ancho entre las Crestas del Forcau y la Sierra de Llardana.
La bajada hasta la Canal Fonda la protagonizada las vistas que teníamos del fantástico Diente de Llardana: de verlo desde arriba como un pequeño piquito lejano y pequeño, hasta verlo allá arriba majestuoso e infranqueable. Justo en la Canal Fonda las nubes crean dibujos de luces y sombras en las montañas que teníamos enfrente: las Crestas del Forcau, que hacen las delicias del objetivo de mi Canon. La bajada por la blanda nieve de la Canal Fonda y la pala que baja a ella desde el Collado del Diente se puede hacer casi corriendo… si levantas bien las piernas para salir de los agujeros en la misma nieve.
Dejando atrás la Canal Fonda y girando en busca del G.R. y del Refugio Ángel Orús, las nubes ya intentaban darnos una señal haciendo caer ahora sí y ahora no, esa aguanieve, esa nieve de primavera; pero cuando salía el sol nos quemaba y pasábamos un calor horrendo bajo las capas de nuestra equipación y gore-tex… es lo que tiene la primavera, este tiempo de fríos o calores.
Cuando salimos de la nieve y antes de coger la senda sin nieve camino del refugio, nos quitamos la ropa que nos sobra. No llueve, pero las nubes nos dan cuenta de su existencia oyendo tronar en algunas partes del Pirineo alejadas, por suerte, del Valle de Eriste ¡A ver si tenemos suerte y no nos coge ninguna tormenta en la bajada! pero hay mucho tiempo y probabilidad de que ello ocurra. Llegamos al refugio. Decidimos de comer algo aquí y prepararnos para la bajada desquipándonos con el material de alta montaña y cogiendo aquello que nos sobraba y que dejamos en las taquillas. Hay y no hay prisa, tanto por bajar rápido, coger el coche y llegar a casa como para que no nos coja la lluvia, la tormenta.
La bajada de nuevo del refugio es desandando la senda desde que dejamos el coche en el pequeño parking próximo a la Cascada de Espigantosa. Las nubes suenan sobre nuestras cabezas amenazadoras y tronantes pero al final tendremos más suerte que el «tío de los caballitos» y no nos caerá la lluvia en toda la bajada. Eso sí, veíamos cortinas grises y oscuras por otras partes del cielo, del valle y del Pirineo a medida que bajábamos, que se esparcían y movían como rayos fulminantes sacados de alguna película de «la Guerra de Los Mundos». Fotos al valle, a sus hermosos bosques, la verde vegetación y a los rincones cercanos a la Aigüeta de Eriste, el torrente que surca y excava el valle en su fondo, formando en ocasiones cascadas y pequeños cañones.
A veces tenemos la sensación de que la bajada es más rápida y se llega antes a los sitios, y más si los has hecho o repetido en otras ocasiones. Pero esta vez la bajada parece interminable, pesada, a pesar de que no es tanto tiempo el real. Pero no hay pérdida, la senda está bien marcada siendo un P.R. Yo bajo de los primeros. Estoy ansioso por llegar al coche y que no me coja la lluvia. El resto baja a poca distancia de mí y enseguida sin pasar muchos minutos llegan al coche cuando yo ya me estoy cambiando y recogiendo. Solo nos hemos topado con un intrépido y solitario montañero que subía al Refugio Ángel Orús, pero el parking cerca de la preciosa Cascada de Espigantosa está casi solitario con nuestros coches y uno o dos más.
De nuevo acaba esta aventura de dos días en los que hemos ascendido el fantástico y alto Posets (en mi caso por tercera vez, y seguramente no la última). Las condiciones han sido perfectas para emular una ascensión casi invernal y casi alpina (si no fuera por el calorcillo a mitad de mañana) y ello ha hecho que la actividad haya sido fabulosa y perfecta. El Posets es un pico excepcional, un mirador increíble del Pirineo y una cima indispensable en el curriculum de un montañero.