Casi invernal. Buscando un paso bajo las paredes del Pollegó Superior. 16-Febrero-2.013
Pensaba debía de ser excepcional poder subir el Pedraforca en invierno con nieve y hielo. Que sus agrestes características debían de ser interesantes en una subida invernal: con sus paredes y verticalidades; sobre todo por la ruta de la collada del Verdet. Con sus trepadillas y crestecillas.
Pero si planeaba una subida invernal, pensaba que lo más normal era hacerla desde la parte norte-oeste. Ya que su sur-este estaría más soleado y menos expuesto a la transformación fría de la alta montaña en invierno… pero no había contado con el viento tramontano, que si un año le da por soplar con ese Torb característico (como en este invierno) derrite, deshace, castiga todas las vertientes que dan al norte de ésta y otras montañas del Pirineo Oriental, Catalán.
Entonces pensando que la mejor ruta con buenas condiciones invernales, es por sus vías norte, o recorriendo las sombras que miran al norte de sus paredes, tendría que comenzar al otro lado de la subida que realicé hace año y medio desde el Mirador del Gresolet; y la otra vertiente o recorridos, es la de las cercanías de Gósol. Donde otro P.R. sube hasta l’Enforcadura, al lado contrarío de su bajada a Saldes y al Mirador del Gresolet.
Realmente Gósol está al oeste, no al norte. Pero desde el recorrido que sube del pueblo hasta l’Enforcadura, podemos acercarnos a las vertientes norte bajo las paredes del Cim Nord, a más altura que bajo la Paret Nord que sube desde el Mirador del Gresolet… con lo que ideé una circular con la subida a la cima más alta del Pedraforca, teniendo las características lo más alpinas posibles, saliendo de Gósol.
Finalmente el pasado sábado 16 de febrero salíamos de Gósol (algo tarde, para variar) sobre las 09:20 horas, siguiendo el camino que desde antes de llegar a la población y pasada la redonda de su entrada, sale a la derecha, hacía el Pedraforca. El coche de Pep no puede cruzar los neveros helados que nos cruzamos en el camino, y debemos dejar el coche al principio del mismo, casi en la misma carretera que llega a Gósol. Ahora seguimos el P.R. que nos sube a l’Enforcadura; arriba vemos una imagen distinta del Pedraforca, más distante, menos espectacular, pero de la que sabemos se convertirá en el magnífico gigante de roca que es. El día amanece bueno, pero irán apareciendo nubes que ensombrecerán y adornaran las cimas y paredes de la montaña.
El P.R. sigue inequívoco por un camino en dirección este, hacía el Pedraforca. Al poco tiempo, unas marcas blancas y amarillas escondidas a la derecha y casi en una medio curva, nos harán dejar el camino y cruzar el seco y pedregoso Torrent de Rubinat, que más arriba se llama Del Verdet, ya que nace en el collado del mismo nombre.
Comenzamos la interminable y empinada subida por todo el bosque. No hay un respiro. Ahora entiendo a aquellos que hablaban de la subida desde Gósol a l’Enforcadura como esforzada y dura. Pero está todo el bosque nevado. Hay nieve abundante; contrariamente a las laderas que se escapan del refugio del bosque: peladas y castigadas por los vientos de este invierno. Voy en cabeza. Llevo un buen ritmo a pesar del peso de la mochila, cargada con material de alta montaña, pensando en hacer una actividad alpinista como dios manda.
Arriba de la eterna subida por el fabuloso y empinado bosque, llegamos a la cima de un cordal del Pedraforca, en unas planas que llaman Pla de La Serra; a casi 1.850 metros de altitud. Aquí desaparece la nieve, en aquellas zonas expuestas al viento. Descansamos. Se suaviza el recorrido, dejando el bosque empinado atrás. Miramos las montañas hacía el sur a nuestra espalda, al oeste: La Gallina Pelada, Serra del Verd, Els Cloterons… el día es muy bueno, pero desgraciadamente descubrimos que las condiciones invernales de la montaña no son las esperadas ni las adecuadas: hacía el este vemos l’Enforcadura, en medio de esas tremendas moles de roca caliza; pero no hay demasiada nieve o ninguna. Lástima. Mis botas de plástico Asolo me castigaran por hacerlas andar por lugares sin nieve…
Aquí debemos dejar la subida a l’Enforcadura y abrir camino, abrir una nueva vía, hacía el noroeste, al otro lado de la carena, del cordal en el que nos encontramos. Justo en el momento en que la senda deja la cima del cordal, nosotros nos desviamos monte a través hacía la izquierda, en busca de la pared noroeste, en busca del otro lado del cordal.
Y aquí viene la lucha: la falta de nieve hacen la ladera empinada, pedregosa, escarpada… casi peligrosa. La idea era haberla atravesado con una buena capa de nieve helada, transformada, que nos ayudaría a progresar perfectamente bajo las paredes del Cim Nord. Sin nieve, el paso hasta la Collada del Verdet se hacía muy intrincado, fatigoso y muy poco recomendable. Así pues, desilusionado, intentamos acercarnos justo al punto donde las pedregosa y resbaladizas laderas (también empinadas) se convierten en las lisas y verticales paredes. La mejor parte por la que avanzar con menos dificultad hacía la visible Collada del Verdet.
Nos acercamos poco a poco a la susodicha Collada del Verdet, avanzando bajo las paredes del Cim Nord. No hay nieve. No es camino para hacer sin nieve, monte a través, y menos con botas plásticas o de alta montaña. Ya más cerca, debemos cruzar un helado y nada vertical corredor. La nieve llena la cavidad. Francesc se atreve a cruzarlo sin crampones por la finísima nieve no helada de encima. Pero el resto, Toni, Pep y yo, vemos el tobogán helado, y al final decidimos no desafiar a nuestra suerte… aunque solo sea en 3 metros, y ponernos los crampones.
Ya estamos en la Collada del Verdet. No hay mucha más gente subiendo. Un día muy diferente a aquel de septiembre cuando lo subí por primera vez. Al otro lado vemos un hermoso mar de nubes, mirando hacía la Sierra de Moixeró y hacía el Puigllançada. Magnífico. Desde aquí ya seguiremos el recorrido que describí en mi primer relato sobre la subida al Pedraforca, pero esta vez con algo de nieve, temperaturas más bajas y más peso en mi mochila.
En la subida por la primera pared en la que se encuentra el cable, el excesivo peso de mi mochila me juega una mala pasada. Ese miedo ancestral que desde hace años no padecía, me invade ante el empuje del peso hacía atrás que hace que pierda el control y equilibrio. Es un paso fácil y “tonto” que crucé sin dificultades la primera vez que la subí, pero ahora se convierte en un contratiempo, en una dificultad añadida, en un imprevisible y peligroso reto. Delante pasan Pep, Francesc; junto a mi Toni, que acabará por adelantarme. Mi inestable equilibrio hace que vaya más lento en mi trepada y cuide más mis temerosos pasos.
Por fin llego a la cumbre del Cim Nord (2.428 mts.) donde me esperan mis compañeros. Detrás mío llevo una pequeña cola de un grupillo de Castellón que nos acompañará en la subida y en la cima más alta del Pedraforca. Foto de Cim Nord y enseguida seguimos la cresta y cordal rocoso escarpado hacía el Pollegó Superior… cosa que me resultó más larga que en mi primera subida, supongo debido a mi desequilibrio e inestabilidad con el peso de la mochila. Mientras a mi espalda dejamos la fabulosa imagen de la Sierra del Cadí nevada, despejada, alargada como un murallón natural que guarda a La Cerdaña.
Fotos en la subida, casi calcadas a las de la última vez, pero con nieve y con menos gente por en medio, y por fin llego a la cumbre del Pollegó Superior (2.498 mts.) donde ya me esperan mis compañeros hace rato. Me quito la pesada mochila y por fin puedo andar “libre” como cuando Son Goku se quitó aquellas pesadas botas de entrenamiento. Comemos. Fotos de las vistas. Fotos de cima y grupo. Ahora las nubes bajas que formaron aquel bonito Mar de Nubes, envuelven las montañas a más altura, y la Gallina Pelada, el Cadí y otras, aparecen engalanadas misteriosas y hermosas. Miro hacía el sur y admiro el Pic del Candeler y el Pollegó Inferior: con sus paredes y verticalidades adornadas con el blanco meteoro, parecen fabulosas formaciones alpinas, grandes montañas con el entorno de las nieves perpetuas ¡Fantástico!
Esta vez Francesc me deja comer; pero no tengo tanta hambre, supongo que por la experiencia del esfuerzo. Después de recrearnos en la cima decidimos bajar, que no se haga demasiado tarde. La bajada la hacemos por la vía normal, hacía l’Enforcadura, hacía el sur. Y en dicha bajada las nubes entran y salen por el fabuloso collado, dándole una imagen alpina, solemne, magnífica a esta escarpada y bella montaña.
Como pensábamos, no hay tanta nieve en l’Enforcadura. Más acumulada hacía el este, por la bajada hacía Saldes, hacía Gresolet. El viento ha derretido y dañado la nieve en las partes más expuestas del Pedraforca… lástima. Parada en l’Enforcadura para admirar las vistas de agujas y paredes calizas espectaculares de nuestro alrededor, y quitarnos ropa. La gente de Castellón baja por el este, hacía el Refugio LLuis Estasen o a Gresolet, nosotros lo haremos hacía el oeste, hacía Gósol, por el fácil y marcado P.R.
No hay pérdida. Entre las nubes que nos abordan, nos dejan y vuelven, vamos bajando por un nevado sendero en las fáciles pero empinadas vertientes de l’Enforcadura, con especiales vistas hacía la Serra del Verd, y las montañas que acechan Gósol. Mis botas me están matando entre tanta piedra y roca… no están hechas para esto, tendría que haber nieve. Las laderas de canchales y pedregales son absorbidas poco a poco, a medida que bajamos altura, por las laderas boscosas, más verdes y menos inertes. También es un recorrido largo. Al poco tiempo llegamos a la escarpada zona previa al Pla de La Serra, donde más o menos nos desviamos buscando las paredes noroeste del Cim Nord y la Collada del Verdet. Abrupta, por que el espolón que baja del Cim Nord se escarpa aquí al bajar altura, pero poco después desaparece al confundirse con la suavidad y la comodidad del Pla de La Serra. Mientras ya nos hemos internado en el sano bosque, la luz va bajando poco a poco, y el día se va acabando con un atardecer prodigioso en el frío Pirineo invernal.
Desde Pla de La Serra, seguimos por las huellas y senda que escogimos para subir. No nos hemos encontrado a nadie por este lado del Pedraforca, a pesar de haber distinguido al menos otra huella diferente y antecesora a la nuestra. ¡Ahora si! la bajada es súper cómoda y rápida pisando con gusto la nieve con mis botas Asolo. Algún resbalón que otro; se han formado resbaladizos suelos entre la “pinassa” de los pinos, la nieve pisada y helada, y las pendientes de la senda.
Al cabo de un tiempo de seguir bajando por la empinada senda, sin descanso ni nada horizontal, me pregunto si hemos subido por aquí: “Es una subida muy larga sin espacio para llanear”. Me asombro. Iba yo el primero en la subida. Ahora, después de las incomodidades de las piedras y las rocas, voy el primero en la bajada.
Al cabo de un tiempo (que pareció interminable, por el interior del bosque y por esa directa senda) salimos de nuevo y cruzamos el Torrent de Rubinat, y enseguida el camino de bajada a Gósol. El atardecer da unos colores y formas a las montañas nevadas encantadoras, bellas, acogedoras. Ese ínter luz entre la noche y el día, provoca paisajes especiales, hermosos, a este lado de los Pirineos… y al fondo aparece la Sierra del Cadí que se va escondiendo a medida que bajamos altura, y mientras el sol se va poniendo, ocultando, tras la Serra del Verd, Els Cloterons aparecen como la sombra de un gigante oscuro y amenazador que se cierne sobre la linda población de Gósol que, irremediablemente, se precipita a las oscuridades del atardecer.
Así pues, descendiendo por el camino, desandado nuestros pasos de subida, llegamos al coche en las inmediaciones de Gósol, pasadas las 6 de la tarde. Hemos realizado unas 9 horas de actividad. A mis compañeros más exigentes les ha gustado, les ha parecido una ruta interesante. A mi me he decepcionado la ausencia de nieve, ya que no es un recorrido pensado para realizarlo sin nieve. Acabamos en el restaurante de la redonda probando la llamativa y artesanal cerveza del Pedraforca; brindando por el éxito compartido, por la compañía, por la montaña y por los futuros planes pirenaicos… la negra está bastante buena. Compro una para mi “museo”.
Pedraforca desde Gósol por la Collada del Verdet. 26-Octubre-2.019
Comenzando el otoño Pau tenía ya ganas de salir a la montaña y hacer un buen desnivel y una actividad de un día. Teníamos varias opciones, pero por la que más nos decantamos es por visitar de nuevo el Pedraforca y realizar aquel recorrido que no pudimos hacer a causa de la gran cantidad de nieve en mitad de la subida aquel año…: subir al Pedraforca desde Gósol pero pasando por la Collada del Verdet.
Por ello el pasado día 26 de octubre salimos en busca de la población de Gósol y aquel Pedraforca indómito. El camino desde la misma población hacia la Collada del Verdet, más o menos ya lo conocíamos, puesto que el intento de aquella primavera ya habíamos cogido la senda o camino correcto. Está marcado con pinturas de P.R., con lo que es difícil perderse. A la vez sigue por toda la loma o pendiente sin desviarse a ninguna otra loma o pendiente, hasta que sube a su parte más alta que forma una pequeña cresta desde la que ya vemos las vertientes este, noreste, nosotros estamos en la oeste de la montaña.
Así pues aparcamos en las calles a las afueras junto al parking de caravanas y nos disponemos a acercarnos al pueblo de Gósol e intentar subir a su parte más alta del mismo, que es donde nace este P.R. o recorrido. Encontramos un lindo cartelito de madera que nos indica el P.R. “Pedraforca pel Verdet” … la verdad es que no es fácil encontrar la salida del recorrido: las dos veces nos perdimos en las 2 calles altas del pueblo hasta encontrar el murito y cartelitos indicadores.
Una vez ya en la senda marcada, solo hay que seguir las marcas de P.R. por una senda marcada, pisada, bien trazada en casi toda las primeras partes del recorrido, pero que al adentrarse en el bosque parece que se pierde y tienes que buscar con la mirada y viendo alrededor, el árbol o sitio que tiene la marca y el terreno pisado por el mismo recorrido del P.R.
En un principio la senda sube algo en zigzag y a la vez acercándose a la parte noroeste de la montaña, la cual vemos lejos al fondo, desde Gósol, y entre algunos pequeños muritos de piedra designios de antiguos campos de labranza o pastos, ahora abandonados a la suerte de la montaña, la naturaleza. Desde estos primeros pasos del recorrido vemos al fondo la extraña figura del Pedraforca, diferenciando muy bien l’Enforcadura de la Collada del Verdet, con la mole del Pollegó Superior en medio… nosotros nos dirigimos al más cercano, la Collada del Verdet.
Al poco rato nos encontramos con un cruce de recorridos con cartelitos, nosotros tenemos que seguir hacia El Verdet, al Pedraforca, sin desviarnos de subir por a loma de la montaña en la que nos encontramos. Entonces ya no encontraremos más desvíos ni cruces, excepto el del Coll de Setfons; seguiremos por las marcas del P.R. hacia el este y subiendo en busca de la parte más alta de la montaña.
Más arriba nos internamos en un sano y estupendo bosque de pinos. Debemos intentar seguir las marcas de P.R. sin despistarnos demasiado. Salimos del bosque poco más arriba por una ladera pelada casi virando a la derecha, cerca de los límites de la ladera por el sur y antes de que las vertientes comiencen a bajar hacia el fondo del barranco que queda a la derecha. Estamos en una especie de llano en pendiente en las que las marcas de P.R. son pequeñas estacas clavadas en el terreno medio rocoso y herboso. Las seguimos por esta pelada ladera girando a la vez a la izquierda en busca de la parte más alta y rocosa de la misma. Estamos en lo que llaman el Prat de Castellat.
Una vez nos subimos a la parte más alta del cordal que a la vez se encresta, se encrespa, formando una pequeña crestecilla de roca y pocos pinos, seguimos la senda marcada que sigue por los subibajas de la misma, algo más a la derecha o por la parte más alta. En un rincón de esta crestecilla aparece un paso, un colladito como cortado a pico entre las rocas y un supuesto recorrido que viene del norte, de las inmediaciones de las laderas sur de la Sierra del Cadí, el cual, sinceramente, es inapreciable y discutible, pero realmente existente. Es el Coll de Setfons. Dejamos el paso para seguir en dirección a la mole del Pedraforca. Al fondo y final de la crestecilla ya vemos la Collada del Verdet: una suave muesca de la montaña redondeada con las impresionantes paredes norte de la mole de roca del Pollegó Superior, detrás. Una imagen altiva y preciosa de la alta montaña pirenaica.
Al poco tiempo y a buen ritmo llegamos a la Collada del Verdet (2.244 mts.), dejando detrás de nosotros una linda crestecilla o puntas rocosas fáciles, que parece vengan del norte del Pedraforca. A partir de aquí ya es seguir las indicaciones de otras subidas ya relatadas y mencionadas… ya que por el momento todas las subidas que he hecho al Pedraforca han tenido como punto en común la Collada del Verdet… y como en otras nos encontramos decenas de personas, grupos, que vienen del lado opuesto a la collada y quieren subir por las paredes norte de la Cima Norte ¡Adiós a la soledad y tranquilidad!
Subida a la Cima Norte, Pollegó Superior (2.498 mts.) donde el día propiciaba que esas decenas de personas hicieran cima; l’Enforcadura (2.348 mts.) y bajada a Gósol por el mismo recorrido realizado hace años: de l’Enforcadura a Gósol; con las magníficas vistas del valle donde se ubica la población, la Serra del Verd detrás a la izquierda, y de vez en cuando se dejaba ver la calva del punto más alto del Port del Comte, justo detrás de esta Serra del Verd.
Hemos subido muy rápidos. Pau y yo estamos fuertes. Y solos; la subida de Gósol al Pedraforca por este lado no es nada visitada, otra cosa sería el trayecto entre Gósol y l’Enforcadura. El bosque de pinos en los dos recorridos magníficos, sobre todo el vertical de l’Enforcadura-Gósol, donde la senda te puede hacer dudar de escoger la bajada adecuada entre la loma cimera y crestecilla de roca en medio de dicho bosque… pero una vez escogida y seguida, no hay pérdida. Como siempre los rincones del Pedraforca son formidables, con un paisaje de roca y altivez extraordinarios… aunque después llegues a los recorridos habituales y te encuentres con “Las Ramblas” de Barcelona de gente.