Esta vez Kike nos lleva hasta el Prepirineo Barcelonés para, aprovechando la nieve caída este invierno, realizar una actividad de “alta montaña” usando las herramientas idóneas para pisar la blanda y abundante nieve: las raquetas. La actividad: “una raqueteda”.
El lugar escogido es una montaña sobresaliente y casi recluida a un segundo plano, inmerecido, por la cercanía del imponente Pedraforca al norte de la misma. Es la Sierra d’Ensija, entre la población de Saldes (al norte de esta sierra, y al sur y en las faldas del Pedraforca) y la estación de esquí Rasos de Peguera, más al sur y al noroeste de Berga.
Y su cima, su amplia y enorme planicie en la parte más alta, coronada por el excelente mirador y pico con un curioso nombre que ha dado lugar a debate sobre su origen o tradición: El Cap de La Gallina Pelada o La Gallina Pelada. Justo en el límite y frontera de las provincias de Barcelona y Lleida.
Nos acercamos a la población de Saldes; famosa por estar en las faldas del impresionante Pedraforca. Aquí hemos quedado en un bar que es un “forn” a la vez. Desayuno y reencuentro de compañeros, y de nuevos participantes. El día ha amanecido increíble: sin una nube y muy soleado que estará durante toda la jornada; incluso el calor acompañará al sol en un día más de primavera que de invierno. La semana anterior había estado nevando durante casi 3 días intermitentes en todo el Pirineo, y había dejado un buen grosor de nieve en las montañas. Aunque íbamos al Prepirineo al que no le suele caer mucha nieve con temporal del norte, esta vez, y sorprendentemente, nos íbamos a encontrar con un paisaje extraordinariamente nevado.
Volvemos a coger el coche. Nos acercamos al Coll de La Trapa siguiendo la carretera que nos llevaría hasta Gósol. Desde este puerto, que es el punto más alto de la carretera, dejamos hacía el norte y derecha las paredes elegantes e impresionantes de Pedraforca (es raro no pararse en la carretera a Saldes para hacerle mil y una foto. Admirable y fotogénica) y a la izquierda y sur nos adentramos por una pista asfaltada que nos adentra en la Sierra d’Ensija. Antes ya la hemos observado boscosa e impresionante desde las calles de Saldes; que justo el pueblo queda como mirando a esta sierra.
En la carreterilla ya nos hemos encontrado con la nieve que a veces amenazaba con hacer deslizar el coche de Flora. Llegamos hasta una construcción a la que el mapa ICC llama la Pleta de La Vila; una especie de casa informativa sobre una supuesta estación de esquí nórdico: el Parc de La Palomera.
No me pondré las mallas de invierno, parece que hará calor. Así es, me dejo los pantalones finos de verano pero me pongo las botas Asolo de plástico y las raquetas. Saltamos una barrera, y seguimos a la derecha por la que, parece ser, el seguimiento de la misma carretera; ahora bien, a partir de aquí, pisando nieve.
La carretera sube lentamente y hace algunas curvas entre el espeso y frondoso bosque. Un camino sale a la derecha y una valla sigue a partir de aquí. Nos internamos al otro lado de la valla, paralela al camino asfaltado que seguíamos, y no hacemos caso al nombrado nuevo camino que sale a la izquierda. Un cartelito (indicadores para recorridos con esquíes): “El Portet” y “Coll de Pradell”. Seguimos hacía ésta última. Pero enseguida encontramos, junto a una curva del camino, un poste señalizador y una especie de senda, toda bajo la nieve, que hacía la derecha y arriba deja el camino y se interna en la fronda pinada. Ya vemos el primer cartel con la indicación de la Gallina Pelada, por la Font Freda. Enseguida pasamos por un claro en el bosque al que no le hacemos mucho caso, a pesar de que se queda a la izquierda un caño del que sale abundante agua desde un murito, es la Font Freda. A partir de aquí seguimos las claras indicaciones de las marcas blancas y amarillas, y la pisada senda o traza escavada en la nieve.
A partir de entonces la senda o recorrido aparecerá empinado, casi sin tregua. Otros grupos aparecen y nos adelantan, la montaña es muy visitada en este día tan espectacular y soleado. Después de dejar la Font Freda, el recorrido sigue entre el fabuloso bosque a la vez que se acerca a las orillas del Torrent de La Font d’Ensija. Después deja sus laderas inclinadas del barranco para girar algo a la izquierda como queriendo subir al cordal que baja desde la cima. Detrás van apareciendo hermosas y espectaculares el Pedraforca y la Sierra del Cadí, con su nieve acumulándose en sus cimas, dándole un aspecto alpino y magnífico. Realmente, si no fuera por la traza de la nieve, no reconocería la senda o recorrido marcado, ya que las marcas no siempre las veíamos pero tampoco hacía falta por que el recorrido ya estaba trazado.
De repente la senda coge una suave loma dejando el bosque atrás e internándose en lo que parece que es la amplia semiplanicie de la cima de la sierra. Aquí, con ausencia de bosque y cerca o alrededor de los 2.000 mts., la nieve es abundante y llena todo el terreno sin cabida para cualquier color que no sea el blanco.
El recorrido se suaviza y se amplían la vistas sobre la abundante nieve en lo que llaman el Plá d’Ensija. Mirando hacía la derecha se asoma una altitud algo sobresaliente; sin saberlo estamos descubriendo la, parece que lejana, cumbre de la Gallina Pelada. Casi llaneando ahora llegamos hasta un poste indicador: girando a la derecha el “Cap de La Gallina Pelada” a 1’5 Km. Venimos de la Font Freda que dista 2’2 Km., y de Palomera que está a 3’3 Km. Nos reunimos todo el grupo junto al poste indicador en el mismo Plá d’Ensija. El omnipotente sol parece que quiere calentar más aquí arriba, aunque una fría brisilla nos refresca aliviadamente.
Girando a la derecha dejamos las cimas más altas a la izquierda, y a la vez bajamos levemente hasta llegar al Refugio Delgado Úbeda que queda en medio de la nieve en la parte más baja del Plá d’Ensija de camino a la cima de la Gallina Pelada. Es una construcción sencilla en medio de un desierto blanco; insólita y bucólica pero austera y sólida. Un descanso junto al refugio. No está abierto; pero enseguida llega el guarda para abrirlo y que la gente pueda comprar alguna cerveza o coca-cola. Almorzamos; hay hambre y ya es algo tarde para la hora del almuerzo. Hay que ponerse crema; el sol quema sin contemplaciones.
Vemos el camino a seguir. Un cartelito nos indica la aproximación de nuestro objetivo: la Gallina Pelada. Aunque es un recorrido para esquís nórdico, nosotros seguimos la dirección y huella que están dejando los grupos que nos preceden.
Por una fácil loma detrás del refugio, seguimos la subida en dirección oeste hacía la cima de la sierra. La nieve sigue siendo abundante. Bordeamos la misma a la vez que la vamos subiendo poco a poco y ya vemos al fondo la cima con los grupos que ya han llegado y disfrutan de su cumbre. Entre la loma que sale desde el refugio y el promontorio donde se ubica la cima de la Gallina Pelada, solo los separa un pequeño collado por el que te puedes asomar hacía la vertiente sur. Magníficas vistas. Y de aquí a la cima es una pequeña subida que hago estando a la cabeza del grupo. Y enseguida comparto la cima más alta de la sierra con sus 2.321 mts., con el resto de grupos mientras observando como poco a poco van llegando mis compañeros a la misma cima.
Los compañeros van llegando, a la vez que los grupos que ya estaban comienzan a bajar. Fotos y más fotos con unas vistas impresionantes, y a los compañeros en la cima. Impresiona la cercana Sierra del Cadí con el Pedraforca delante y en medio. Una extraña cruz metálica preside el punto culminante del pico, lugar escogido para hacernos las fotos. Otras las hacemos con el fondo y vistas hacía el oeste con una fotogénica cresta nevada, seguimiento de la misma cumbre de la Gallina Pelada, y más atrás las montañas increíblemente nevadas que quedan en la frontera con Andorra, al norte del valle de la Seu d’Urgell. Impresionante. También reconocemos las montañas del Pirineo Oriental: Sierra de Moixeró, Tosa d’Alp, Puigllançada delante, detrás el Puigmal y todos sus picos que lo rodea nevados, espléndidos en un día soleado y magnífico. Vemos pistas de esquí hacía el suroeste y hacía el sur, Port del Comte y Rasos de Peguera… se nos había olvidado la ubicación de Rasos de Peguera; en cara norte y con las pistas entre sus bosques llenas de nieve.
Ya es hora de bajar. Me quedo el último mientras hago fotos y observo a mis compañeros como cogen el camino de bajada. Toda la bajada es desandar el camino de subida.
Mientras bajo en medio de la soledad de la inmensa montaña y lo genial del día, observo, ahora mirando hacía el este, una montaña sobresaliente en la misma sierra pero a la que sí llega el tupido y oscuro bosque. Es el Serrat Voltor. Me asomo de nuevo en el balconcito del colladito que forma la cima de La Gallina Pelada y la redondeada loma que sube desde el refugio: al fondo desde el sureste al suroeste el Montseny, Sierra de Sant Llorenç del Munt, Montserrat… e incluso se llegan a perfilar entre la neblina que difusa la vista por la distancia, las montañas que rodean Montblanc, como las de Prades… ¡increíble el día!
Volvemos al refugio. De nuevo nos paramos para que algunos pidan bebidas refrescantes, este sol, buen tiempo y calor nos deshidratan. Es asombroso como a pesar del calorcillo y buen tiempo, se mantiene la nieve… pero no durará muchos días así.
La bajada la hacemos tranquila y con risas. Ponemos posturas en las fotos con las magníficas vistas; y de fondo, casi siempre, el imponente Pedraforca, la Sierra del Cadí, que siempre van de la mano en esta ocasión. La bajada se hace rápida. Me pongo por delante cuando nos internamos de nuevo en el bosque y perdemos el horizonte. Nos adelanta el guarda del refugio que baja a por víveres cuando la senda bordea el Torrent de La Font d’Ensija. Y poco más abajo aparezco en el lugar de la Font Freda.
Paro junto a la Font Freda a esperar que baje el resto del grupo, donde cada uno lleva su paso. La siguiente que me seguía a poca distancia es Xenia, luego Pep, Flora y Juan mientras me acerco al chorro de agua y lleno mi cantimplora como acostumbro a hacer cada vez que paso por una fuente al final de cada actividad: me llevo el agua de cada montaña que visito, a la ciudad, a casa.
Nos reagrupamos y seguimos la marcha de vuelta a los coches. Ya estamos cerca del camino el cual seguimos hasta La Palomera, desandando lo recorrido. Ya en los coches nos cambiamos y nos preparamos para tirarnos en la recién descubierta verde hierba para comer y hablar de la excursión. El día ha sido increíble con el calorcillo de la próxima primavera que “ja treu el nas”. Y la montaña ha sido un descubrimiento interesante y notable; vale la pena acercarse al sur del Pedraforca y recorrer las boscosas laderas de la amplia Sierra d’Ensija. Una montaña ideal para iniciarse en las artes de la nieve y la resistencia, altura de la alta montaña.