La idea de Kike para este día era subir el Matagalls desde Collformic, pasando por la famosa y atractiva construcción de Sant Segimon. Pero el día y las circunstancias hacen que a veces tengamos que cambiar los planes en la montaña, casi siempre para mejorar el recorrido.
Con lo que el pasado 1 de mayo, aprovechando el solitario día de fiesta, nos acercarnos al formidable Montseny. Antes de subir a Collformic desde Seva (descubro que desde Barcelona queda más cerca y cómodo que desde la población de Montseny), quedamos con Ángel Cejudo en el restaurante de la salida de la C-17 a Tona. Se ha apuntado a última hora y, al contrario que los coches que venimos de Barcelona, él viene de Ripoll.
Después del desayuno y su tardanza, subimos, sin intentar perder más tiempo, al famoso Collformic. La sierra, el Montseny, los campos, vegetación, bosques y árboles están muy verdes. Está todo precioso. Estos meses e incluso días pasados, ha llovido con abundancia, constancia y nada perjudicial, y gracias a un invierno normal y generoso, la tierra lo nota y lo agradece exhibiendo sus mejores y hermosas galas… el día parece que será muy bueno de sol, y disfrutaremos de una jornada plena y entusiasmada.
A medida que vamos llegando al lugar, nos sorprendemos al comprobar la cantidad de coches que hay aparcados en los diferentes parkings, en los cortos arcenes de la carretera, entrada a caminos… Ángel nos cuenta después que el 1 de mayo es el “aplèc de Sant Segimon”: una especie de “romería” a Sant Segimon. Y que mucha gente hace la marcha, la “peregrinación” al lugar, aprovechando que hoy es el único día del año que abren la construcción el público (ya que está en obras y cerrado el resto del año)… días después, en la seguida excursión por el Montseny, 3 días después, me entero de la historia de Segimon de Borgoña, santo y mártir, que vivió en la cueva anexa al conjunto, como ermitaño… y justo el 1 de mayo, es el día de Sant Segimon.
El caso es que dirigirse al santo y atrayente lugar, hubiera sido una pesadilla por lo abarrotado y concurrido; condiciones contrarias a las que busca un montañero, y algo difícil de encontrar en la subida al Matagalls. Kike ya no quiere pasar por el lugar (a pesar de ser una oportunidad única de visitar el interior de Sant Segimon), y entonces Ángel nos sugiere hacer una ruta circular, y por fuera de la ruta normal de subida al pico, por las fuentes esparcidas por los alrededores del Matagalls; él que se conoce muy bien el lugar, nos haría de guía.
Perfecto. Comenzamos entonces los 10 participantes a subir desde Collformic hacía el Matagalls por la ruta normal, G.R.-5, ya descrita en el relato Montseny. Matagalls y Sant Segimón. Mucha gente nos encontramos subiendo y bajando. La “otra” típica romería montañera hacía el Matagalls. Pero llegados al colladito entre el Turó d’en Besa (coronado por una cabaña) y el Turó del Pla de La Barraca, loma antes del nombrado Pla de La Barraca, giramos hacía la izquierda y abajo, en busca de los árboles y fondo del valle, para toparnos con la primera fuente, que queda muy cerca. Un murito, una cruz y un exuberante árbol solitario marcan el lugar de la Font dels Garriguencs. El agua de la riera o riachuelo que pasa junto a la misma, corre con soltura y alegría. Nos encontramos un Montseny pletórico de agua, de verdor y de vida: parece el Pirineo por la cantidad de rieras, riachuelos, torrentes con abundante agua que corre y que, como por arte de magia, sale de las entrañas de las lomas del Matagalls. Emocionante. Al fondo y antes de que las nubes lo hagan más difícil de observar, aparece un Pirineo nevado, blanco, como si fuera aún invierno: Puigmal, Canigó, Bastiments… entre otros, aparecen como verdaderos tochos blancos, impolutos, por la nieve que aún conservan. Magnífico.
Corre de vez en cuando un aire fresquito que nos dice que, a pesar del sol implacable, los latigazos del invierno aún pueden abrir sus frías heridas. Desde la Font dels Garriguencs, en lugar de seguir torrente abajo, lo haremos torrente arriba en busca de las inmediaciones del Pla de La Barraca, pero sin llegar al corazón de la misma, ya que nos dirigiremos a un rincón junto a la siguiente riera con más profundidad y agua, que es el Sot de La Fagetona en el Torrent dels Rentadors, en el fondo del valle que separa los cordales, carenas, de Sant Segimon-Matagalls y por que el nosotros hemos subido; hacía el noreste quedándonos justo al norte del Pla de La Barraca. Una senda entre hayedos y prados, nos deja junto a otra pequeña y peculiar construcción que te anuncia el sitio exacto de la Font del Plá de La Gabarrera. La segunda fuente. El Torrent dels Rentadors baja con abundante agua, con fuerza y ruidosa vida, movimiento. Emocionante.
De aquí desandaremos algo la senda que llegaba a dicha fuente, pero nos desviaremos para coger otra especie de senda que se convierte en camino de herradura, y que va pegado al mismo Torrent dels Rentadors. Nos internamos en los primeros hayedos, espectaculares. Algunas de estas hayas, aún sin hojas nuevas, que parecen siguen sumidas en la fría hibernación del pasado frío invierno, se combinan con aquellas que si tienen esas verdes hojas nuevas; con hermoso contraste. Algunas hayas del Montseny que habitan las zonas altas, a más de 1.100 mts., aún no han comenzado a cambiar el color gris, marrón por el verdoso fosforescente de las nuevas hojas nacidas. El lugar es hermoso: hayas, un plácido camino, y el sonido y visión de un ruidoso torrente lleno de vida y agua que no para de correr. Magnífico.
Un puentecillo, unipersonal, nos cruza de la orilla por la que andábamos, a la opuesta; justo para subir 3 pasos por la ladera opuesta hasta el “monumento” de la tercera fuente: la Font dels Manlluencs. Ubicada en un lugar bello y especial en los límites del hayedo junto al fresco y bullicioso Torrent dels Rentadors. Kike y Ángel miran el mapa. “¿Hacia donde ir ahora?”. Debemos subir la continua y seguida ladera en la que nos encontramos para llegar a la cima de la misma loma, loma que viene de Sant Segimon, justo en las inmediaciones del Pla dels Ginebres. Próximas fuentes objetivos: la del Matagalls y la dels Cims. Monte a través y ladera algo empinada y desnuda de arboleda, llegamos a la cima de dicha carena, cordal. Ángel observa que algunos arbustos tienen el tallo calcinado. Comentamos si puede ser de aquel incendio que hubo un verano en Collformic o uno provocado por selección ecológica. Desde el Pla dels Ginebres tenemos una atractiva vista de aquel nevado Pirineo, al que, poco a poco le van apareciendo esas nubes blancas de convección, y nos van ocultando su inmaculado perfil con el horizonte azul.
Seguimos ahora la cómoda y normal ruta que unen el Matagalls con Sant Segimon. Reconozco los lugares. Es la tercera vez que piso estos verdes suelos. Llegando al verde Collet de La Font, en lugar de subir a la loma cimera del Matagalls, al que llaman Pla de Les Saleres Velles, nos desviamos a la izquierda, sin subir ya, para dirigirnos a la Font de Matagalls; la cuarta fuente. Al final de un ancho sendero junto a los límites de un hayedo de espléndidos, enormes y hermosos ejemplares, está la “cuevecilla” artificial de la Font de Matagalls: un murillo resguardado por un arqueado techo. Junto a la misma fuente otro riachuelo baja por lo que sería el cauce del Torrent de la Font de Matagalls. En sus cascaditas que forma al bajar por el estrecho cauce, se nota su abundancia del transparente líquido al verlo correr ladera abajo. Impresionante; cada vez que contemplo estos riachuelos de agua abundante y alegre, me emociona por la vida que alberga y da la sierra.
Risas, bromas, y fotos sin parar. El día, el lugar y la compañía lo merecen. De la Font de Matagalls debemos seguir hacía la quinta fuente, justo antes de llegar a la próxima cima del Matagalls. Según veo en mi mapa de Alpina, el nombre de la fuente es Font de Prat Xic, pero cuando llegas al sitio y ves el monolito de piedras cilíndrico coronado por esa figura metálica de un “ninot catalanet”, lees: “Font dels Cims”. Según Ángel es su fuente más querida o favorita del recorrido. Seguimos la senda por detrás de la Font de Matagalls, la cual cambia el paisaje saliendo de los límites del hayedo, para encontrarnos unas suaves laderas con altos matorrales y un verdor exagerado a medida que subimos altura muy poco a poco.
No muy lejos de la Font de Matagalls pero junto a otro caucecillo de agua intranquila y abundante, y en otra suave ladera, está la Font dels Cims. El riachuelo crea charquitos y estanquitos, sigue habiendo abundante agua. El verdor del lugar es excepcional; pero por encontrarse a una altura considerable, ya no encontramos árbol alguno… la cima del Matagalls está cerca. Llenamos las cantimploras, nos volvemos a hacer fotos, como en las otras fuentes, y nos deleitamos con el lugar y el cielo tan azul que hay.
De la Font dels Cims solamente tenemos que seguir la sendilla que sigue el mismo curso del riachuelo, ladera arriba, y enseguida enlazamos con la senda o recorrido que viene de Sant Segimon, otra vez. Los excursionistas que siguen su recorrido lo delatan. Ya desde la lejanía, desde el Collet de La Font, veíamos arriba de la loma más alta la reconocible cruz del Matagalls; aquí ya lo teníamos más cerca y a medida que nos acercábamos comprobábamos como estaba de concurrida y abarrotada la cima, llena de excursionistas y montañeros. Parecía una congregación religiosa frente a una cruz. Poco a poco Ángel y yo íbamos llegando a la cima; y desde la misma veíamos como llegaban el resto de los compañeros.
El día era inmejorable. Las vistas, como siempre, increíbles. Ángel me comenta el extraordinario contraste de colores en el hayedo que queda bajo el Matagalls, entre las hayas que aún no han sacado la hoja nueva, las que sí, y el verde del conjunto de abetos. Hermoso. Al final de aquel manto perfecto de colores, la población de Viladrau. Más allá, la vista hacía el norte nos distingue algunas reconocidas montañas: Puigsacalm, Bellmunt, Cabrera… e incluso el nevado Canigó y el picudo Bassegoda: las próximas montañas programas para subir en diferentes actividades en Cuspidianos, este mes… les comento a los compañeros que van llegando a la cima. Al final llegan todos y nos hacemos la foto de cumbre junto y sobre la cruz del Matagalls (1.696 mts.). Hay que hacer cola, como casi siempre, y detrás de nosotros otros grupos se hacen la foto de cumbre. Hace un vientecillo frío y decidimos que aquí no es el mejor lugar para comer; así que por la sugerencia de Ángel, que quería seguir con su ruta de las Fonts del Matagalls, decidimos bajar hasta Coll Pregón.
Bajamos de la cruz del Matagalls mirando hacía los vecinos Les Agudes, con su escarpada vertiente de Els Castellets, y al Turó de l’Home, con sus laderas verdes y gris-marrón de sus hayedos, siguiendo el G.R.-5 que baja al susodicho collado y al de Coll de Sant Marçal. Los hayedos que atravesamos son extraordinarios, casi mágicos; aún siguen con la cubertura invernal, sin las pequeñitas y verdes hojas nuevas. Más gente sube y transcurre por el ancho y marcado sendero. Es increíble la gente que sube al Matagalls… y sobre todo en primavera, después de los fríos días del invierno… y los días lluviosos recientes. Fotos y más fotos, ¿haré el record de fotos en un día hoy?… Después de unos cuantos zigzags de bajada por el hermoso hayedo, vemos un verde y amplio prado a la salida del mismo; con un monolito o amontonamiento de piedras en su centro: estamos en Coll Pregón casi 150 metros más abajo del Matagalls.
Hay gente. Siempre hay gente en todos los alrededores del Matagalls en el día de hoy. Pensamos en buscar un sitio más tranquilo y con menos o ninguna gente; pero el sitio es idílico sobre un cómodo y esponjoso césped natural muy verde y agradable. El contraste entre el estupendo verde del prado y el gris, marrón, esquelético de las abundantes hayas que rodean el lugar, es fabuloso. Nos quedamos y almorzamos. Incluso hay quien se permite una corta siestecilla.
Debemos seguir en dirección a la Font de Coll Pregón. Para ello nos dirigiremos hacía el sur de Coll Pregón, bajando e internándonos en otro magnífico hayedo. Dejamos las marcas del G.R. que se dirige al Coll de Sant Marçal y al este, y giramos hacía el sur descendiendo algo. Para no perdernos, la senda y recorrido a la Font de Coll Pregón está señalizada con su típico poste, y una amplia y marcada senda.
Me retraso algo al abstraerme haciendo fotos y me quedo el último. Este nuevo hayedo se merece una mínima sesión fotográfica. Con el resto de los hayedos a esta altura sigue sin sacar sus brotes de hojas nuevas y con un aspecto otoñal, invernal, pero sin hacer frío. Pero sigue siendo magnífico y hermoso, de increíbles ejemplares.
Más adelante, en la solitaria senda, llegamos hasta un murito y un chorrito de agua que sale del mismo y baja ladera abajo entre las hayas: es la Font de Coll Pregón. La sexta fuente. Cuando llego, ya han salido todos, y les sigo casi desde la distancia. Es un recorrido nuevo: seguimos una senda a veces muy bien marcada y otras pocas insinuantes que rodea todo el macizo del la cima del Matagalls, Turó de La Bandera y Puig Sacreu, por la parte sur, para salir en la loma donde recorre el G.R.-5 en su ruta normal desde Collformic. Me vuelvo a impresionar por los magníficos ejemplares y los cuidados hayedos. Aquí no nos encontramos a nadie. Nos alejamos de las rutas normales hipertransitadas en el día de hoy al Matagalls; y ahora nos ensimismados con estos recorridos y con las vistas, cuando nos dejan los hayedos, de una magnífica imagen de Les Agudes, el Turó de l’Home, el valle de Montseny y las cimas del Pla de La Calma. La senda o el recorrido poco a poco va girando a la vez que el perfil de la montaña va cambiando: de sur, suroeste, al oeste y después hacía el norte, camino de la Font d’en Vila. La séptima fuente.
Antes de internarnos en un nuevo hayedo nos topamos con magníficas y casi solitarias hayas. Todas admiradas y fotografiadas. Cruzamos otro hayedo de finas y estupendas hayas, que también sigue con las condiciones invernales; y al otro lado del mismo llegamos hasta suaves laderas que cambian su orientación y forman entre ellas un pequeño vallecillo que es recorrido por otro lindo arroyo. Bajamos hasta las orillas del arroyo y lo recorremos unos metros hacía arriba hasta la siguiente fuente, casi escondida, muy cerca del riachuelo: la Font d’en Vila.
Una mención al poeta Maragall junto al nombre de la fuente, y el murmullo del arroyo, del torrente que baja con abundante y ruidosa agua. Verdor y vida en todo el Montseny. Es increíble poder disfrutar de este día y de esta magnífica montaña. Una senda al otro lado del arroyo (que debíamos saltar de nuevo para llegar a la fuente), baja paralelo al mismo durante unos metros, dejando el torrente a la izquierda. Pronto cogemos las laderas y giramos hacía el norte, como si quisiéramos volver a subir al Matagalls. Pero, intentando seguir senderos desdibujados, volvemos a girar, en medio de matorrales sin árboles (debido a la cogida de altura de nuevo al seguir el recorrido), hacía la izquierda, hacía el oeste, en busca del Collet dels Llops. Arriba, en el mismo collado que forma una suave casi planicie, unos excursionistas (de los muchos de hoy) descansan tirados en el suelo; en la orilla de la ruta normal de subida al Matagalls desde Collformic, el G.R.-5. Los tenemos como referencia para seguir esta ruta de las fuentes. Esperamos al resto y seguimos hacía el lado contrario, de nuevo, hacía el nacimiento o los comienzos de las aguas del Torrent dels Rentadors, aquí llamado también Sot de La Fagetona.
Un sendilla nos saca del sendero principal, antes nombrado de subida al Matagalls, hacía el interior del vallecillo que forma el arroyo, para dejarnos en una “doble fuente”: La Font Freda y la Font de La Rosa. La séptima y octava fuente… aunque en el mapa de Alpina pone otro nombre: “Font del Collet dels LLops”, supongo que por la proximidad del mismo collado. Me trae recuerdos. En mi primera subida al Matagalls con Anna pasamos por este lugar, por estas fuentes. Unos muros, placas conmemorativas, “en memoria” y los nombres de aquellas surgencias. Además la de La Rosa tiene como caño, una rosa metálica. Ángel se sorprende: normalmente es la Font de La Rosa la que lanza más agua, y menos La Freda… pero en tiempos lluviosos y de abundancia, el agua sale por la más seca de las dos, y la que normalmente tiene agua, es la que se seca… curiosidades del agua, de la mágica montaña. Fotos graciosas, fotos curiosas, fotos para inmortalizar el lugar eterno y el momento fugaz, dulce y emocionante. Supongo que por que soy de una tierra más árida, soy más fácilmente emocionable cada vez que observo tanta abundancia de verdor y agua.
Después de visitar y recrearnos en la fuente doble, decidimos seguir el torrente corriente abajo, entre sendas y “corriols”, en busca de la novena fuente, que queda poco más abajo de esta fuente doble. Seguimos por las verdes laderas, con mucha vegetación arbustiva. En un punto, Ángel se para junto a un abrevadero y una amplitud del arroyo, que más abajo es torrente. Ha llegado a la siguiente fuente: La Font dels Bisbes: alguna cruz y como lápidas en un murillo, sobre el pequeño caño, aparecen en dicha fuente; rodeada de verdor y en ese rincón tan cálido como son aquellos donde aparecen las fuentes.
Ahora seguiremos la senda, justo por debajo de la ruta normal y G.R. al Matagalls, que es más agreste y escabrosa que la tal, pero más simpática y emocionante desde la que se oye el rumor del torrente, el cual se encaja en un mini desfiladero rocoso y bello. Más abajo, siguiendo la senda, nos adentramos en otro hayedo, en el momento en que el torrente más abrupto está, allá abajo, con más agua y ruidoso, más encajado y emocionante.
De nuevo por el mágico interior de un hermoso hayedo, con su suelo de hojas muertas que acolchan nuestro caminar, y la visión sana pero horrenda de los árboles esqueléticos, aún sin hojas en este tiempo de primavera, que parecen muertos, pero con mucha vida. Salimos del hayedo. De nuevo arbustos. Pasamos junto a una gran haya gigantesca, en medio de la ladera inclinada hacía el torrente inundada de matorrales y ningún árbol salvo éste. El torrente sigue a allá abajo a nuestra derecha, ahora más alejado, distante y escondido a nuestros ojos.
La senda termina en la verde Pla de La Barraca de nuevo. Las vacas pastan a sus anchas entre el fresco y nuevo césped. Debemos cruzarlas para volver a pasar por la primera fuente, la Font dels Garriguencs, para llegar a la décima y última fuente: la Font de Mossen Cinto (Verdaguer). Nos volvemos a parar en esta primera fuente; antes nos hemos sorprendido ante las jovencísimas terneras, nuevas nacidas al reses de sus madres. Encantador. Seguimos el riachuelo, de nuevo, corriente abajo, hacía el este; por entre escabrosos pasos con saltos sobre el arroyo, esquivando los altos matorrales, pero sin dejar el sinuoso y perdido sendero.
Un haya enorme hace de señal, de punto de referencia sobre la Font de Mossen Cinto. Una mesa en forma de T, como si fuera una Tauleta prehistórica, marca el lugar donde se haya la fuente; y bajo ella, la placa de cerámica con el nombre de aquel cura que se recorrió y dio a conocer los valores naturales de las montañas catalanas. Fotos y risas, la marcha está siendo más larga e interesante de lo que esperábamos, pero increíble. Ya estábamos camino de vuelta a Collformic, pero en lugar de subir y coger el acostumbrado y pateado camino, el famoso G.R.-5 de Collformic al Matagalls que quedaba a nuestra espalda y arriba de la ladera hacía el sur, Ángel nos lleva por en medio del hayedo y frondosos matorrales, por sendas o caminos desdibujados de cabras, hacía el noreste; en busca de la llana loma del Pla d’en Besa o de La Terma; al norte del Turó d’en Besa, el cual lo corona esa cabaña tan familiar que aparece ante nuestra vista en la ruta Collformic-Matagalls.
Entonces, desde el Pla d’en Besa, mirábamos y fotografiábamos el recorrido y camino atrás dejado, la montaña y el valle por el que disfrutamos. Las nubes comenzaban a hacernos sombras ya hace rato, y ponían su punto de color y parecido al entorno, como un gigantesco lienzo de primavera del Montseny. Debemos bajar a Collformic; y lo haremos cogiendo el camino que se dirige a Sant Segimon desde Collformic.
Vemos ahora los hayedos cercanos a Collformic, al otro lado del mismo. Bajamos plácidos por el camino. Ángel quiere hacer un recorrido más interesante y le seguimos monte a través, dejando a la izquierda el camino, hasta una curva del camino más abajo. Vemos la carretera que sube de Seva a Collformic, y en un principio queríamos bajar hasta la misma carretera; pero al llegar a la nombrada curva del camino, no se veía tan clara la bajada hasta ella, la vegetación era más abundante y arbórea; antes habíamos bajado entre medianos matorrales, fácilmente. Con lo que al final decidimos seguir el camino tranquilamente hasta el mismo Collformic, donde, aunque con menos gente, todavía hay una gran cantidad de visitantes y coches aparcados.
Unas charlas, cafés y refrescos en el restaurante que se encuentra en el mismo Collformic es lo que sigue a la magnífica excursión y recorrido por esta mágica y especial montaña. Bella y muy hermosa en primavera… bueno, en las 4 estaciones del año. Dentro de 3 días repetiré…