Aprovechando las primeras y frías nieves de la temporada y queriendo estar al mediodía en casa, salimos al Montseny para subir a su cúspide desde uno de los lugares más visitados y “base” para abordar dicha cumbre, y que a la vez no había tenido el gusto aún de conocer: la Font de Passavets.
Así pues el pasado sábado 1 de diciembre en “petit comité” salimos Anna y yo para hacer esta famosa y concurrida ruta de subida al Turó de l’Home.
La nieve ya la encontramos antes de llegar a Santa Fe (que queda muy cerca), y el parking de la fuente ya estaba casi completo de gente más madrugadora que nosotros. Después de “equiparnos” emprendimos la subida y ruta normal muy señalada, que se dirige hacía el oeste por un ancho camino, y se adentra en el vallecillo que se forma entre el Turó de l’Home y Les Agudes, recorrido por el Torrent de Passavets.
No hay pérdida. Solo seguir, todo el tiempo, el camino, la guía de los señalizadores postes que indican “Turó de l’Home”. Sin hacer caso a desvíos ni a otros caminos con los que nos cruzamos. Pronto el camino comenzará a hacer un zigzag en la ladera noreste del Turó Gros, a la vez que va subiendo en ocasiones suavemente y en ocasiones con estimulada pendiente. Eso sí, el recorrido nos cruza un importante y magnífico hayedo que no dejamos de admirar y fotografiar con el contraste de la blanca nieve abundante en el suelo y las peladas y esqueléticas ramas y troncos de las hayas, en este frío día de otoño.
Un sitio que creía cruzaría el camino, era l’Aveteda. Un pequeño pero fabuloso bosque de abetos escondidos pero sobresalientes como gigantes entre enanos en medio del hayedo. No sé si existen de forma natural o ayudados por la mano del hombre, pero he de decir que muy bien integrados en el paisaje, la montaña y con sus parientes las hayas. La lástima es que cuando nos acercábamos ya a la cúspide de la sierra, observé que la ruta no cruzaba l’Aveteda, si no que la rodeaba… al menos nos cruzamos con magníficos ejemplares escapados de su recinto en la ladera del Montseny.
Más arriba dejamos el hayedo y es entonces cuando podemos admirar le paisaje: al otro lado están Les Agudes, bonita imagen de blancura rayada por las innumerables, raquíticas y despojadas hayas. Abajo queda el oscuro bosque de l’Aveteda y el vallecillo que se forma entre Les Agudes y el Turó Gros, como un magnífico circo boscoso alucinante de vida, frondosidades y blancura nevosa.
Ya vemos al fondo y enfrente la casa-refugio (actualmente cerrado) ubicado en la misma cima del Turó de l’Home. Por aquí arriba el viento ha hecho desaparecer nieve, y ésta se encuentra como escondida entre las piedras y las vertientes menos aireadas de la montaña. Dejamos las inmediaciones del Turó Gros y de la Collada Fonda a nuestra izquierda, y seguimos por la ladera en dirección al refugio y al Turó de l’Home.
Más arriba la ruta gira y cogemos un sendero marcado en la nieve hacía la izquierda que se acerca a Coll Pregón; pegados al Turó de l’Home. Aquí arriba espero a mis acompañantes, ya que me he adelantado aprovechando la mínima multitud que somos con la menos dedicación que conlleva estar pendiente del grupo más retrasado. El viento viene muy frío y con cierta fuerza. Paso frío. No me he traído el softself y tengo que ponerme el peculiar forro polar azul del Centro Excursionista Almoradí encima de toda la ropa. No ha pasado mucha gente por nuestro recorrido, pero la suficiente para no sentir la verdadera soledad y silencio de la montaña. Una pareja han traído a su niñita a tocar la nieve y subir aquí arriba… como siempre me sorprende mucho la cultura montañera de los catalanes, ya los enseñan desde muy niños a disfrutar y respetar la montaña.
Llega Anna a Coll Pregón y subimos por el lado permisivo de la parte sur, al Turó de l’Home. Atrás quedan las frías antenas del Puig Sesolles, típica imagen de la montaña del Turó de l’Home. Rodeando por el sur y después por la corta rocosa ladera noroeste, llegamos en pocos minutos a la cima del Turó de l’Home (1.706 mts.). No hay nadie en su cima. Conmigo, llegan otra pareja de montañeros con dos perros de razas discutibles. Al rato llega Anna. Comprendo que no haya nadie en la cima y que toda la gente esté refugiada del frío y del viento: si estamos a unos 0º y con una fuerza de 40 a 50 Kms./hora, la sensación térmica podría ser de 8, 9 o 10º bajo cero.
Admiramos el paisaje: el nevado Pirineo con el Canigó el más llamativo y cercano, una mole peculiar y magnífica. Ha perdido nieve, se ven los rastros afeados por el viento que la derrite o hace desaparecer. Cerca de nosotros el otro famoso y fácil pico del Montseny: el Matagalls, también nevado y rodeado de esa magnífica masa boscosa de sus hermosos hayedos, ahora desprovistos de hojas, con troncos estériles y esmirriados; sin esas hojas de colores según la estación del año, no tienen la misma presencia estas bellas frondosas. Y también muy cerca Les Agudes, blanca y próxima dan ganas de visitarla y recorrer sus suaves y altivas laderas cimeras hasta su cumbre solemne y reconocible. Al fondo al sureste la crestada Montserrat, y delante de ella la reconocible La Mola. Hay una visibilidad magnífica gracias al viento.
Después de almorzar al reses en la puerta del refugio cerrado, decidimos volver al coche. Un niño les pega a sus padres por que está pasando mucho frío en la montaña, y chilla y llora, mientras que su hermana más pequeña se queda atónita ante tales mañaquerías de su hermano mayor. Vemos la hora y decidimos bajar ya hacía el coche, si al mediodía queremos estar en casa. Pero en lugar de bajar por donde hemos subido, lo haremos haciendo una circular.
Bajamos en dirección opuesta a la subida por un camino que nos lleva al Coll de Sessbasses; al noreste del Turó de l’Home. Por el camino de bajada se nota la amontonación de nieve caída en algunas partes del mismo. El día, a pesar de lo ventoso, se presenta algo nublado por nubes altas como aborregadas que no dejan pasar con firmeza toda la fuerza de los rayos del sol, pero un día excelente. Ya en Coll de Sessbasses nos topamos con el camino asfaltado que se dirige a las antenas del Puig Sesolles; y aquí mismo seguimos las indicaciones de los postes que nos dice “Santa Fé” por “La Font de Briançó” y desde aquí seguiremos la ruta ya realizada en Les Agudes por Els Castellets, en el Montseny, en la que bajaba del mismo collado hasta la carretera que va de Santa Fé a Sant Marçal. Pero nosotros, antes de llegar a la carretera, seguiremos los muy bien puestos postes indicadores para dirigirnos a Santa Fé.
Como ya expresaba en el relato Les Agudes por Els Castellets, en el Montseny, el bosque, hayedo que nos recorremos es único y fabuloso; siguiendo la bonita senda hasta la Font del Briançó y después más trozos de caminos y angostas sendas más adelante. Solo nos topamos con un grupillo de personas que adelantamos. Y disfrutamos de las magnificencias de este fabuloso y hermoso hayedo, ahora con el toque blanco de la nieve, abundante en ocasiones, y la espeluznante imagen de éstos árboles pelados y desprovistos de sus hojas. Bello.
Antes de llegar a la anteriormente nombrada carretera (que aún no vemos) y en la parte más baja de este recorrido, los postes señalizadores nos indican un giro en la ruta y nos llevan, por la derecha, en busca de la Font de Passavets, en la dirección hacía “Santa Fé”. El terreno se allana un poco pero el hayedo no nos deja de impresionar. Ahora algunos rayos de sol lo hacen mucho más hermoso y colorido, haciendo revivir la blancura de la nieve y el beige de los troncos de las hayas. Extraordinario.
Hasta entonces llevábamos dirección este, y a partir de este giro iremos dirección sur hacía el centro de este circo entre las cúspides del Montseny. A pesar de lo llano del terreno en esta parte, seguimos bajando más levemente, hasta que oímos sonidos humanos y cruzamos el Torrent de Passavets ya muy cerca de la fuente. Al otro lado del torrente, al cual se han acercado los curiosos para disfrutar de un día helado de nieve y montaña, bajamos por el camino hacía la izquierda y en pocos metros llegamos a dicha fuente y al parking donde habíamos dejado el coche.
Ha sido una tranquila y fascinante excursión por uno de los lugares más famosos y visitados del Montseny, puede que por su cercanía a Santa Fe o por su fácil subida a su mayor altura, el Turó de l’Home. Preludio de un invierno de nieves, el blanco meteoro deja una estampa fría pero encantadora en los viejos hayedos y rincones de este bello y vivo circo. Recomendable y fácil… hermoso paseo matinal… Un apunte: más atractiva la bajada por la Font de Briançó y sus rincones, que los propios de la Font de Passavets. Disfrutarlo.