De nuevo el Montseny. De tanto en tanto me gusta acercarme al Montseny y pasearme o recorrerme sus impresionantes hayedos y sus altas cumbres. Esta vez vuelvo a Santa Fe para, desde allí, subir a Les Agudes, la segunda cumbre del macizo en altura y tercera en importancia, y a la vez recorrerme su bello hayedo ahora con sus ramas raquíticas desprovistas de hojas y aletargado por el crudo y paralizante invierno.
Por ello este pasado sábado 1 de marzo cogimos el coche y nos acercamos hasta la pequeña y encantadora construcción rodeada del eterno hayedo. Realmente la ruta ya la he recorrido de bajada en Subida al Turó de l’Home desde Passavets y en Les Agudes por Els Castellets pero no había hecho el corto trayecto que va desde la misma Santa Fe hasta la Font de Passavets, ni la bajada directa que va desde Les Agudes hasta la Font del Briançó… realizaríamos un buen recorrido que no nos llevaría más allá de una soleada y fresca mañana.
Aparcados en el, ahora raramente solitario parking pegado a la carretera y al muro del conjunto donde al otro lado crecen las enormes sequoyas, seguimos la senda y recorrido señalado, al principio paralelo a la carretera, en dirección “Turó de l’Home, Les Agudes”. No hay pérdida. Está señalado por lo típicos postes señalizadores con marcas de P.R. y con una ancha senda.
A pesar de que parece que el trayecto da la impresión de ser algo largo en comparación con el resto del recorrido, entre Santa Fe y la Font de Passavets, se nos hace corto. Eso sí, el hayedo es magnífico, paseando en ocasiones junto a la Riera de Santa Fe con su ruidosa y chorreante agua que corre con alegría. Solitarios rincones, hermosos ejemplares y silenciosos pasos con la única compañía de nuestro propio grupo de 3 personas y las ramas de las hayas que susurran entre ellas en un idioma que solo ellas conocen.
La ancha senda, puede que antaño camino, desemboca junto al puente sobre la Riera de Santa Fe, que cruza la carretera que de Santa Fe sigue en dirección al Coll de Sant Marçal, a Viladrau, y al otro lado, el parking de la Font de Passavets; donde vemos que ya va llegando gente aparcando sus coches.
De nuevo en la Font de Passavets. Las voces de los montañeros, excursionistas y visitantes rompen la magia del lugar, en donde las altas y esbeltas hayas cercan la fuente como altos centinelas y guardianes del lugar. Hermoso. El día ha comenzado soleado, pero algo entelado por nubes altas más abundantes a medida que el sol va avanzando en su camino en el firmamento. Cosa que no quitará la belleza del lugar y lo magnífico del día.
Salimos de la Font de Passavets por el camino habitual hacía la altura de la montaña, dejando a la espalda la carretera. A los pocos pasos nos encontramos con otro poste señalizador: recto seguimos hacía el Turó de l’Home, a la derecha, cruzando el Torrent de Passavets (poco más abajo llamado Riera de Santa Fe), nos dirigimos a Les Agudes y Font de Briançó; escogemos esta última dejando la subida transitada y habitual al Turó de l’Home.
Esta senda, ancha en ocasiones y normal en otras, sube desde el fondo del Torrent de Passavets y se dirige hacía el norte, noreste en busca de las laderas de Les Agudes. Por suerte es un recorrido muy bien señalado; las marcas blancas y amarillas nos guiarán muy bien a través de esta falsa planicie con una leve inclinación, entre las finas y abundantes hayas; desojadas y con aspecto casi funerario. Todo este recorrido hasta la misma cima de Les Agudes ya la tenemos descrita, pero de bajada, en Subida al Turó de l’Home desde Passavets. Llega un momento en que la senda gira y comienza una subida más relevante, hacía la izquierda y oeste. La senda cruza varios caminos que siguen con una cierta horizontalidad las laderas de la montaña; la mayoría parecen viejos caminos en desuso que cruzan el hermoso hayedo. Nos topamos también con algún matorral que ha crecido de tal manera que son árboles: son los protegidos acebos; mucho más apreciable y distinguidos del resto de la vegetación gracias a su verdor de sus abundantes hojas y su rojizo fruto.
Siempre siguiendo las marcas en dirección a la Font de Briançó, llegamos a la misma sin pérdida. Antes nos hemos deleitado con los rincones del hayedo y de las rocambolescas formas de sus ejemplares, típico del haya. Y también en un claro del hayedo, hemos admirado el resto del hayedo en este valle del Torrent de Passavets, con el curioso contraste de colores entre el grupo de abetos en el centro de la ladera de un color verde oscuro y formas vivas y elegantes, y el resto del grisáceo amarronado del invernante y deshojado hayedo. También se extiende sin término, hacía las laderas que rodean Santa Fe. Impresionante, hermoso. Las hojas secas de las hayas en el suelo de la senda son abundantes aún en algunas partes, y nos hundimos los pies simpáticamente hasta más arriba de los tobillos en ocasiones. Encantador.
Almorzamos junto al chorrillo abundante de la Font de Briançó. Los charquillos de agua que sobresalen del suelo de la fuente aparecen congelados. Hacía un frío normal y helado, pero no demasiado molesto. Aparece gente, excursionistas que casi pasan de largo senda arriba. Hasta ahora no nos habíamos topado con nadie desde la Font de Passavets.
Después de almorzar y renovar energías, decidimos seguir senda arriba, casi por arriba de la fuente, en busca de las cimas del Montseny. Poco después de la salida, un cruce de recorridos justo entre unos encantadores troncos de hayas finas y elegantes: a la derecha una senda que parece que se empina y nos indica la subida a Les Agudes. Por aquí será por donde bajemos. Mientras seguimos recto o a la izquierda la senda menos empinada y horizontalizada que nos llevará hasta las proximidades pero sin llegar a él, del Coll Sesbasses; el collado que separa el Turó de l’Home de las cimas que nos llevan hasta Les Agudes.
La senda sigue siendo reconocida y de nuevo admirada por mi. Los ejemplares son aquí especialmente originales, viejos y antiguos; con formas retorcidas y sorprendentes, típicas de estos estupendos árboles: las hayas. Ahora sin sus hojas, parecen más unos árboles muertos y sufridos y se nota más sus retorcidas ramas, troncos y formas… increíble. Sigo haciendo fotos. Anna se pone como referencia ante tales estupendos ejemplares.
Antes de salir del hayedo al terreno pedregoso con matorrales de altura, nos cruza otro grupo de excursionistas que vienen detrás nuestro, y ya vemos aparecer a más gente que se dirigen a Les Agudes desde el Turó de l’Home en la senda que los comunica poco más arriba. Antes de llegar al Coll Sesbasses y a la cima del macizo giramos por la senda hacía arriba y derecha, en busca de las cimas de Les Agudes que, según seguíamos por la senda, nos la dejábamos arriba y a la espalda.
Ahora seguimos por la senda que nos lleva por la roqueda y empedrada ladera hasta la misma alargada cima, antecima de Les Agudes. Al fondo ya veíamos la alejada cumbre y delante de ella otra cima algo abrupta y llamativa: el Puig Sacarbassa. La senda sube a la loma cimera y nos lanza hacía la otra vertiente siempre sin dejar muy alejada la cima del cordal. Dirección noreste. El cielo lo tenemos más cerca; azul, lo cruzan algunas nubes altas y decorativas. Detrás nuestro dejamos el Turó de l’Home con su alto refugio y el Puig Sesolles con sus antenas. Pequeños restos de nieve adornan sus laderas y el Coll Sesbasses. Y abajo y en sus laderas, el grisáceo, abundante y atractivo hayedo.
Pronto sorteamos el Puig Sacarbassa por su parte izquierda y norte. Algunas pinceladas de nieve nos muestran los pasados días de frío. Ya vemos la escarpada ladera y cresta norte, abrupta y desafiante, es el comienzo de Els Castellets. Esa cresta que hice y describo en Les Agudes por Els Castellets, autentica y casi alpina. La parte roqueda más espectacular y escarpada de todo el macizo. Más adelante, llegamos al Coll de Les Agudes. Aquí ya encontramos a numerosos grupos de gente que suben, bajan, esperan sentados, se asoman desde la cumbre cercaba y homónima… ya empieza a ver más movimiento de excursionistas a medida que nos acercamos al pico de Les Agudes.
Y después de bordear la pared norte del Puig Sacarbassa, cruzar el Coll de Les Agudes y subir la corta casi empinada ladera del pico… llegamos a la “habitada” cima de Les Agudes (1.706 mts.). Fotos y vistas espectaculares del increíble hayedo que rodea y bordea todo el macizo; Santa fe y su embalse quedan como un oasis de civilización y agua dentro de otro gran oasis o más bien Edén de vegetación, vida y maravillosa naturaleza. Pero me llama más la atención las vistas hacía el nevado Pirineo mirando hacía el noroeste y norte: espectacular el Puigmal, Bastiments… que con el zoom de mi Fuji film intento atrapar, robar el momento y montañas de esta cordillera tan formidable.
Fotos de cima. Fotos de nuestro grupo de 3 con el fondo la magnética plana de Vic, con el soberbio y cercano sobresaliente macizo rodeado de impresionantes y grises hayedos, del Matagalls. Magnífica visión. Sigo haciendo fotos, las vistas son limpias y espectaculares: Puigsacalm, Cabrera, las Cingles de Tavertet… y más al fondo detrás de éstos el nevado y espectacular Pirineo con el emblemático Canigó. Todos ellos al norte. También fotografío mi próximo objetivo: El Far; más hacía el noreste, entre las verdes laderas y terrenos del Collsacabra. Incluso distingo las montañas del Montgrí en el Empurdá, y detrás de éstos el Golfo de Rosas enmarcado por las montañas del Cabo de Creus ¡Increíbles las vistas! Al sur y casi alineadas el Plá de La Calma, la Sierra de Sant LLorenç del Munt con La Mola y el Montcau, y detrás de todas la reconocible y espectacular Montserrat… y así podría estar describiendo durante todo el relato un paisaje espectacular, limpio y enorme.
Ya es hora de bajar. Desandamos el camino hasta el cercano Coll de Les Agudes; y una vez aquí en lugar de seguir la senda casi cimera hasta el Coll Sesbasses en dirección al Turó de l’Home, bajamos directos, ahora a la izquierda, hacía la Font de Briançó (“Santa Fe por Briançó”). Y así de nuevo volver a la simpática fuente pero por un nuevo recorrido no pisado antes por mí.
La senda en un principio baja algo directa por la suave ladera que después se empina, entonces enseguida la senda se interna de nuevo en el exuberante y hermoso hayedo y gira a la derecha bajando poco a poco. El hayedo aquí es tan estupendo y sorprendente como los que rodean la Font de Briançó. Magníficos ejemplares y rincones fabulosos de marrones, secas y muertas hojas caídas en la tierra, y eternos y esbeltos troncos rectos o retorcidos de las mismas hayas. La senda parece que sigue mucho hacía el suroeste como si quisiera llegar a la ladera del Turó de l’Home. Pero llega un momento en que, después de una especie de mirador, gira en un hermoso rincón muy poblado de hayas, hacía la izquierda y este en busca de la Font del Briançó, siempre en bajada.
Y casi al poco tiempo del giro, llegamos a la nombrada fuente. Ha sido rápida la bajada. Si lo llego a saber hubiéramos subido por aquí, comento al comprobar la rapidez de la bajada.
Y ya desde aquí desandamos de nuevo el camino que hemos hecho subiendo desde Santa Fe. Como he dicho antes, siguiendo las marcas del P.R. en dirección Santa Fe sigue sin tener pérdida. La bajada es rápida y continuada. Pero la luz y el día siguen siendo ideales, brillantes y limpios; los hayedos entre el azul del cielo y las nubes altas blanquecinas, nos dan una imagen soberbia, unas fotografías y vistas resplandecientes, magníficas, únicas… pocos días hemos tenido como éste para poder hacer fotos que pudieran salir tan bonitas. Tengo que aprovecharlo y sacarle el partido que pueda a la cámara… si se deja.
Josep se ha adelantado, y lo cogemos en la Font de Passavets después de cruzar el riachuelo del Torrent de Passavets. Nos sentamos a hablar, conversar entre el magnífico hayedo del lugar. Cojo agua de la fuente y fotografío la curvosa montaña que queda ahora casi lejana entre los altos troncos de las numerosas y perplejas hayas: Les Agudes. Hermoso.
La marcha en dirección a Santa Fe sigue tranquila y casi horizontal paralela a la carretera y a la Riera de Santa Fe. Charlas, conversaciones entretenidas entre los pocos participantes en esta ocasión, y enseguida llegamos a Santa Fe. De nuevo la soledad en el recorrido entre la Font de Passavets y Santa Fe, con la compañía de las magníficas, altas y exuberantes hayas, raquíticas pero hermosas y casi místicas, como lo son estos bosques de frondosas, atlánticos.
Siempre es un placer recorrer los bosques, los hayedos de las cimas del Montseny, y éste es un lindo recorrido que intenta alejarse de las aglutinadas cimas y lugares del macizo… pero no demasiado. En una bonita y brillante mañana de invierno.