No sé si antes de ir por primera vez a subir el Puig Campana ya había oído hablar de él; el caso es que la primera excursión que hicimos a sus faldas y cima me pareció como de otro nivel al acostumbrado. Incluso íbamos a estar todo el día y comer en la montaña (normalmente solo estábamos por la mañana y volvíamos a comer a casa). Esta vez era una montaña que estaba más lejos de lo habitual, de lo normal, más allá de nuestro “radio de acción”, y a la vez más alta, con un apreciable desnivel y tiempo de subida, impresionante, majestuosa… no sé si ya había oído hablar de ella, o visto (reconocible por el trozo de roca que parece le falte en su cresta cimera y parece una perfecta mella)… el llamado Tajo de Roldán (Leyenda parecida a la de la Brecha de Rolando en el Pirineo).
El caso es que estaba más emocionado de lo normal. Mi primo, seguramente ayudado por Paco Quiles sacó una especie de guía de algún libro de excursiones (seguramente de Rafael Cebrián) en el que nos explicaba la subida a esta emblemática montaña desde La Font del Molí en Finestrat y por la canal central, la que se ve justo en la cara sur y separa las dos cimas del Puig Campana. A la vez también explicaba algo sobre la leyenda de Roldán, la caída del trozo de piedra que falta en la cima (la mella) y que fue cortada por éste, rodando el trozo y matando a todo moro que estaba en su camino hasta caer al mar y pararse en lo que ahora es la Isla de Benidorm. Simpáticas leyendas que hacen de la montaña un lugar mágico, que es parte de una historia de caballeros, luchas y noblezas…
Sí señores, es la montaña que se ve por detrás de Benidorm y parece que le falte un trozo. El trozo que cortó Roldán con su hacha o espada. Desde el famoso Benidorm podemos contemplar tal majestuosa obra de la madre tierra de roca y belleza… Esta salida parece que se iba a convertir en casi una expedición, pues la gente que normalmente no salía con nosotros, el mero hecho de saber a dónde íbamos, se apuntaban con entusiasmo. Además íbamos a estar todo el día, comeríamos en la montaña y el viaje para llegar hasta allí era de casi hora y media.
Desde la lejanía de las cimas de otras montañas ya la veías como una impresionante mole con forma de volcán pero de laderas mucho más inclinadas y altas, escarpadas y las cimas más picudas, puntiagudas; a la vez su altura y cercanía al mar la hacía destacar de entre las montañas y montes de alrededor diferenciándola y dándole un renombre e imagen casi épica, mítica, sobresaliente. Ese domingo teníamos que madrugar para coger autovía y autopista en busca de Villajoyosa y después Finestrat. Creo que las primeras veces nos salíamos de la autopista en Villajoyosa y después de un pequeño lío de callejas por la población ya torcíamos hacia Finestrat. Ahora es la salida siguiente de la autopista, la primera de Benidorm viniendo de Alicante, y llegamos antes a esta bonita población de la Marina Baja. Antes de llegar a la salida de la autopista, por El Campello, Villajoyosa, ya la ves de repente después de una curva de la autopista y del terreno y esos pequeños montes que vienen de tierra adentro y acaban en los acantilados de El Campello, altiva, majestuosa y casi terrorífica con su vertical canal, pedregal central por el que teníamos que subir a las cimas llenas de paredes rocosas y casi infranqueables. La primera vez impresiona, y te preguntas “¡¿por ahí en medio debemos subir? Si está vertical! Preciosa imagen y soberbia montaña.
Llegada a Finestrat. Buscar por primera vez la carreterilla que nos lleva hasta la Font del Molí. Casas, urbanizaciones pero de las antiguas, en las que había espacio y verde entre casa y casa. Y después de pocos kilómetros y estrecho espacio para subir con el coche, llegamos hasta los 15 o 20 caños de la Font del Molí. Al otro lado de la nombrada fuente dejamos el coche, hay un parking de tierra junto a algún árbol. Delante nuestro y mirando hacia el norte, la fantástica, impresionante y magnífica imagen de la cara sur del Puig Campana, con una de sus paredes más altas, largas y enormes, la de la cima oeste, justo delante ¡¡Tremenda, increíble, preciosa y temible!! A la vez. Creo que nunca había visto montaña semejante en nuestras salidas domingueras… ni veré muchas más parecidas a ella en el resto de salidas montañeras.
La perspectiva, forma y perfil de la montaña hace que la parte izquierda, justo arriba de la enorme pared, parezca la más alta de la montaña desde aquí. Pero es un efecto óptico. La parte más alta, que parece ondula hacia atrás, es la loma menos escarpada pero altiva de la derecha. Y en medio de ellas una muy bien marcada canal. El único camino posible hasta las cimas (en aquellos tiempos que conociéramos). Llegar hasta la parte más baja de dicha canal, embudo, era la parte más perdedora si no conocías el camino, la senda, una vez allí y sin vegetación arbórea que te moleste, la subida es fácil de reconocer… no hay otra. Por cierto a esa canal en medio de las cimas escarpadas de la montaña la llaman el Barranc de Les Marietes, cosa que me entero ahora.
Recuerdo que la primera vez anduvimos algo perdidos: cogimos el camino que sale por la izquierda del parking de la Font del Molí, recto, dejando a la izquierda el asfalto enseguida. Hasta encontrar un puentecillo sobre una canal de agua (vacía), cruzarlo y buscar unas sendas que se dirijan hacia el norte, noroeste y ladera arriba, girando a la derecha después de cruzar dicho puentecillo. Estas sendas recuerdo que eran algo perdedoras, caminos de cabras, nada marcadas. Llegados a un punto giramos a la derecha y arriba en busca de la cima de la loma por la que estamos subiendo, la parte más alta. Dejamos un barranquito y la majestuosa pared sur del Puig Campana a la izquierda, pero de esta manera nos íbamos acercando a la parte más alta de esta loma que desemboca en el comienzo de la canal, del pedregal, del canchal… es una zona en la que tenemos que ir casi monte a través, entre matorrales y algo de joven bosque de pino carrasco que intenta salir adelante entre las rocas y la poca tierra del lugar. Justo en la parte más alta de la loma aparecía una senda que venía, parece, de lo profundo del barranco que queda entre la loma que pisamos y la nombrada pared… ¡¿de dónde vendrá?! A partir de aquí seguimos sin pérdida y cada vez con más inclinación hasta la base de la canal, el pedregal, el Barranc de Les Marietes.
Esta era la ruta o recorrido (casi inventado) que seguimos la primera o primeras veces. Después señalizaron la subida y una senda marcada con las pinturas blancas y amarillas nos dejaban hacer otro recorrido más llevadero y cómodo hasta la nombrada base de la canal. Que sería el recorrido que debéis de hacer si queréis subir esta montaña por este lado: hay que seguir el camino asfaltado como si fuéramos a realizar el recorrido de Puig Campana, montaña forcada, pero nada más comenzar y dejar el asfalto el recorrido sigue por la derecha por una ancha senda al principio como intentando adentrarse en el bosquecillo de la montaña. Entonces aquí tendremos la opción de seguir las marcas del P.R. que te llevan al Coll de Pouet por detrás de la montaña, rodeándola como en Puig Campana, montaña forcada, o seguir, justo después de cruzar el canal por otro puentecillo, la senda que gira por la derecha loma arriba como en busca de las paredes del Puig Campana. Para llegar a la canal, pedregal, Barranc de Les Marietes, debemos seguir por ésta última. No sé si actualmente está señalizado como P.R., ya que el pedregal está muy destrozado por el paso durante tanto tiempo de cientos o miles de personas y puede que no quieran señalizar la subida por él… pero creo que tampoco está prohibido.
Entonces una senda marcada como mínimo por hitos, nos acercará hasta las paredes de la montaña, hasta la parte baja del Barranc de Les Marietes, no sin antes hacer una especie de zigzag con un par de curvas solo en algo de subida, hasta adentrarse la senda en dicho barranco bajo las paredes sur del Puig Campana. Esta parte del recorrido es bonito. Antes nos hemos estado deleitando, sorprendiendo, maravillando con la vista impresionante de la ancha, alta y enorme pared, pilar de la cima oeste del Puig Campana; casi 800 mts. de encrespada, agujereada y vertical pared. Te das cuenta de la enormidad de lo que tienes delante y llegas a descubrir a alguna cordada que sube por en medio de alguna de las numerosas vías que tiene esta pared. Es una pared que sin exagerar puede ser comparable con grandes paredes de otras cordilleras y montañas peninsulares, como el Naranjo de Bulnes, Mallos de Riglos, Los Galayos, Vignemale… por que otras paredes norte de altas cimas como el Mulhacén, Veleta, Posets, Aneto… se quedan cortas. Casi, casi te estremece el alto y enorme semblante de esta pared, y un temor interior, primigenio, que estaba oculto parece renacer a pequeña escala solamente por estar bajo esta enorme estructura de roca creada por la Madre Tierra; es como el temor a los gigantes, a lo gigantesco con pintas de peligroso… no sé, pero es exageradamente soberbio, impresionante y precioso como gran pared vertical de roca, como pilar y antena de esta viva Gaia.
La sendilla por el Barranc de Les Marietes nos llevará hasta la parte más alta de la loma que quedaba a nuestra derecha mientras subimos. Y es en esta parte cuando gira hacia la izquierda por fuera del bosquecillo y del barranco en busca de la entrada a la canal, al pedregal que sigue llamándose Barranc de Les Marietes. Incluso antes de llegar al comienzo de la canal por su interior, la subida es bastante inclinada y esforzada. Una gran roca en mitad de esta subida era utilizada por muchos para hacer una paridita, un descanso antes de emprender la subida más fuerte y esforzada de la montaña: el pedregal del Puig Campana.
Recuerdo las primeras veces la subida por en medio del pedregal: era muy esforzado, como en un buen pedregal era muy difícil avanzar por en medio de él, de las piedrecillas sueltas en una vertiente vertical que en lugar de subir, bajabas, “das un paso y bajas dos” recuerdo que alguien que me decía esto con respecto a lo difícil que era subir por un buen pedregal o canchal. Era la parte de la ascensión donde más tardábamos y más nos costaba subir. Ascensiones después descubrimos que hay una senda en zigzag que sube casi paralelo al pedregal por su derecha sin necesidad de meterte de lleno en él ¡¡Que diferencia de subidas!! Así sí da gusto… aunque seguía muy inclinada la subida, era el doble de cómoda por esta sendilla… de vez en cuando te metías de nuevo en el pedregal, pero con un lecho de piedrecitas ya hecho para no resbalar y ni bajar.
Impresionaba estar metido dentro de esta canal, dentro de este barranco. Rodeado de dos murallas de roca bastante más verticales que el propio terreno por el que ascendías. De vez en cuando aparecían nichos colgantes o agujas de roca, una arriba de la otra; era como una especie de recorrido sin salida, todo para arriba o abajo. Fabuloso. Contrariamente a la subida, la bajada por este pedregal, canchal era súper rápida y divertida: era un enorme tobogán de piedrecitas y piedras por el que poder bajar rápidamente corriendo o dando saltos… como aquella bajada del pedregal de La Peña de La Mina. Súper divertido y emocionante. Pero con el paso de los años mucha gente, montañeros, curiosos, visitantes debieron de pensar lo mismo y poco a poco esas piedrecillas, esas piedras que te frenaban a la hora de bajar corriendo o dado saltos de cúmulos de piedrecillas en cúmulos de piedrecillas, iban literalmente desapareciendo, dispersando y bajando junto con el empuje de los montañeros al bajar y pisarlos… con lo que al final solo encontrabas tierra resbaladiza y muy inclinada donde habían piedrecillas, y eso era ya otro cantar. Había que ir con más cuidado. Por ello el desgaste continúo y sensible del Barranc de Les Marietes y su cierre al paso de algún P.R. que te subía por aquí. Ahora los canchales y pedregales más intactos, en mejores condiciones los encontramos en la cara norte, tanto en la ruta señalizada desde el Coll del Pouet de bajada como por otros derroteros justo bajo la misma cima.
Una vez llegados a un punto, la senda no te deja llegar al collado que une la cima más alta a la derecha de la picuda y cresterío de la cima de la izquierda. En las primeras subidas sí que hacíamos por llegar hasta dicho lugar, pero en las siguientes nos dimos cuenta que otra senda giraba a la derecha por entre pasos de roca y escalones, para enlazar con la senda principal que viene de este mismo collado y se dirige a la cima sin problemas. Por toda la ladera sur de la cima. Entonces aquí ya enlazamos con el recorrido que se describe en Puig Campana, montaña forcada, con las magníficas vistas (una vez que sales de la canal, del pedregal, del Barranc de Les Marietes) hacia el sur de la costa, Benidorm con su isla, Serra Gelada, Bahía de Altea, la espectacular Sierra de Bernia… estamos en la segunda montaña más alta de Alicante con una cercanía al mar de no demasiados kilómetros, con lo que descubrir hasta dónde puede llegar la vista desde este alto mirador nos puede sobrecoger: desde montañas del sur de la provincia de Valencia (macizo del Mondúver), las montañas murcianas como Sierra Espuña y hasta incluso en algunas pocas ocasiones la Isla de Ibiza en medio del mar… todo en días muy claros y sabiendo lo que estás viendo, conociendo la geografía y los perfiles de las montañas.
Y así, con un paseo por la ladera sur de la cima del Puig Campana llegamos a su cumbre. Almuerzo, comida… un festín después de la interesante subida y el viaje tan largo. Estamos a 1.409 mts. de altitud, pero mirando hacia el noroeste hay una ancha y aparentemente suave sierra que es casi 150 metros más alta en su pico más alto… donde unas extrañas bolas gigantescas han invadido su cúspide: es Sierra Aitana. Las vistas son impresionantes: desde aquellas montañas que veías al fondo aquel alto pico y montaña con forma cónica, o aquella montaña bicéfala con una larga y encrespada cresta cimera en la cumbre más baja de las dos, que según desde donde la veas le descubres aquella mella, aquel trozo que falta (descripciones de la montaña desde la lejanía), pues esos sitios y más son los que ves desde la cima del Puig Campana.
A veces hace frio en la cima si la subes en invierno, y otras veces puedes encontrar nieve si el invierno es frio y propicio. Esa nieve del Mediterráneo que se va con los primeros rayos del cálido sol. Entonces la montaña ya se convierte en una de las más espectaculares de toda Alicante y del sureste peninsular. Inolvidable, majestuosa, mítica y sin igual. Eso sí, en verano hace el mismo calor o más que abajo en Finestrat, y puede ser peligroso si no estás acostumbrado el meterte en medio de esta canal, pedregal, Barranco de Les Marietes que le da toda la “solana”, y las lipotimias están a la orden del día. Arriba si corre el aire fresco marítimo, es una gozada; y si quieres quedarte a dormir en su cima haciendo un vivac, recuerda que también baja la temperatura allá arriba con cierta diferencia entre el día y la noche. No es que sean temperaturas muy bajas, pero si vas en “mangas de camisa” pasaras frio.
Y una vez que la has subido hay que bajarla algún día. Puedes bajar por el lado norte y hacer la vuelta como en Puig Campana, montaña forcada, tanto hacia la izquierda como a la derecha en el Coll de Pouet el camino te tiene que llevar a la Font del Molí. O puedes bajarla por el mismo sitio por el que la hemos subido, como hacíamos en las primeras ascensiones ya hace años. Ahora es desaconsejable y está casi prohibido, no tanto por la peligrosidad del barranco por el desgaste del pedregal, que sí la puede haber, si no que la “erosión humana” es muy agresiva aquí como ya hemos contado por la cantidad de gente la ha transitado, y es mejor no seguir haciendo daño a la montaña.
Me da la impresión de que me dejo algo por describir, contar sobre esta magnífica y altiva montaña alicantina; la montaña de las montañas de Alicante. Pero es que las experiencias aquí han sido tan ricas por cada vez que en una actividad tocaba su falda, su cima, sus vistas… Es muy recomendable si eres montañero y te gusta descubrir nuevos rincones, nuevas montañas; si estás por Alicante, deja un día para subir esta impresionante y preciosa montaña. Merecerá la pena sin duda. Disfrutarla, conocerla, admirarla y guardarla para que sus rincones nos duren muy bien cuidados.
Relato sacado del artículo LA MONTAÑA DE ROLDÁN escrito con el mismo título en el número 5 de la desaparecida revista Centro Verde del Centro Excursionista Almoradí, en febrero de 1.994:
Hablar del Puig Campana en Alicante es como hablar de La Sagra en Granada, Almenaras en Albacete, Revolcadores en Murcia o como el Peñagolosa en Castellón. No representa la cumbre culminante en Alicante, aunque sea la segunda; pero sí la más representativa, la más enérgica. Concretamente está situada en una comarca abrupta, siendo punto culminante y más alto de todas las sierras y montañas que la rodean, excepto de la cercana Sierra Aitana.
El Puig Campana, símbolo de la Marina Baja, es un pico relativamente bajo si hablamos en general con respecto a todas las alturas de España. Esto no impide que sea increíblemente abrupto y escarpado, visible en los días claros desde la propia Vega Baja, y reconocible por su faz escarpada y esbelta coronada por dos puntas, una más alta que la otra.
El pico se encuentra en el término municipal del cercano y bello pueblo de Finestrat, cuyo nombre tiene una curiosa denominación: se dice que finestrat deriva de las palabras catalanas “fi d’estat” (“Fin del Estado”), porque allí terminaba el Estado del Reino de Aragón.
Para acercarnos al Puig Campana desde Finestrat, cogeremos una pista asfaltada hacia el norte de la población, hacia la fuente que llaman de Molino (“Font del Molí”). Desde aquí la vista del norte es impresionante: la escarpada y alta cara sur de la pared del pico, se superpone a la misma cima, sin dejar ver la cumbre del pico, no porque se anteponga, sino por la altura y ondulación de la propia cima, que desde una distancia muy baja del pico no se llega a ver.
El desnivel, que desde el pueblo hasta la cima de más de 1.100 metros de altitud es casi 3 kilómetros en línea recta, provoca un efecto visual imponente, con su pared sur de más de 600 metros de altitud y la oeste que no se vislumbra desde la Font del Molí, de más de 800 metros de altitud.
Pero lo más característico de este pico es su subida. Siguiendo la senda de Al-Azrak durante un par de horas, por las laderas sur del pico, entre la pared sur y los peñascos de la parte derecha, por un pedregal implacable en una dura subida. Llegando a un collado entre las laderas a la derecha de la cumbre, todavía escondida, y a la izquierda, las escarpadas paredes entre las que se encuentra la “melladura” del Tajo de Roldán, podremos contemplar desde la cima uno de los paisajes levantinos más excepcionales: incluso en los días claros se puede distinguir en el horizonte las Islas Baleares con Ibiza a la cabeza.
Ya en la cumbre, la pared norte nos muestra los otros picos de la senda de Al-Azrak, tan escarpados, abruptos y bellos como el mismo Puig Campana, hacia la parte este de la alargada y alta loma de Sierra Aitana, viéndose en la parte más alta unas grandes antenas a una altura de 1.558 metros de altitud; el Ponoch (1.181 mts.), El Sanchet (Cabal) (1.160 mts.) y los escarpados picachos denominados Farallones de los Almaseres de más de mil metros de altura, nos muestran uno de los paisajes más bellos y abruptos de Alicante.
Entrado en la mitología, leyenda e historia de este pico cabe señalar la leyenda de Roldán y el famoso tajo de éste, visible desde cualquier punto de la parte sureste del pico. El trozo de roca que el héroe francés arrancó del pico para vencer y matar a los moros enemigos, cuenta la leyenda, es la famosa Isla de Benidorm, visible desde las alturas. (De alguna manera es un símil geográfico y mítico a la famosa Brecha de Rolando en el Pirineo frontera entre España y Francia, Ordesa y Gavarnie, en la que el “gigante” Roldán de un espadazo crea dicha brecha, dicho hueco por causas y razones diferentes en cada caso. Está claro que no es historia ni realidad, pero puede ser qué en algún momento pasado, la visión tan parecida en la lejanía de ambas brechas, hizo que también se “asemejaran” sus leyendas) También por estas tierras cruzó el ya nombrado caudillo moro, cabecilla de una rebelión contra el centralismo de los Austrias: Al-Azrak; al que gustó tanto la tierra alicantina, que después de ser expulsado volvió para reconquistarla.
Para finalizar diremos que se solicita parque natural Montañas de La Marina sobre 15.100 hectáreas, donde se incluiría Sierra Aitana, el Puig Campana, La Serrella, Sierra de Bernia… ya que es la mejor reserva paisajística del litoral alicantino, con abundantes fenómenos kársticos, cuevas con importantes paredes, y barrancos que determinan un paisaje figurativo de la alta montaña.
Cualquier época es buena para acercarnos a estas montañas, especial y espectacularmente en febrero, donde, en inviernos fríos, la nieve juega un papel paisajístico inolvidable.