Ahora que estos días de enero del 2.017 un temporal de lo que solo se ven cada 40 o 50 años, está dejando nieve hasta en las playas de Guardamar y más aún en las montañas alicantinas, como en esta alta cima del Maigmó. Cosa que siempre me alegra y entusiasma. Porque la nieve en las cálidas o templadas montañas alicantinas es como una bendición del cielo, con esas reservas de agua, frío que matan los organismos parásitos de los bosques y esas preciosas imágenes, vistas pocas veces observadas en esos inviernos mediterráneos no demasiados fríos cuando alguna ola de frío siberiana o polar se cuela hasta estas latitudes para adornar con el blanco meteoro estas preciosas y únicas montañas del sureste peninsular… recuerdo uno de las pocos recorridos diferenciados, de esos que haces una vez y ya no repites, en el pasado otoño del año 1.991 en estas montañas del Maigmó.
Ya habíamos estrenado la subida a esta montaña por el sencillo, corto y rápido recorrido desde el Balcón de Alicante. Pero ahora que ya sabíamos lo que era mi primo quería idear otra ruta que nos subiera al Maigmó, saliendo del Balcón de Alicante pero llegando a su parte norte de los inhiestos picos y alturas del Maigmonet y el Alt de les Ximeneies (donde se encuentran las famosas antenas de la sierra, entre el Maigmó y el Alt del Guisop), buscando una subida al Maigmó por su cara norte entre las paredes… si hubiera un paso claro (lugares que no conocíamos).
Entonces un domingo de otoño del 1.991 salimos en busca de esta montaña y de su fabuloso bosque muy bien cuidado de pino carrasco, y de ese mirador, merendero que es ese Balcón de Alicante a casi mil metros de altitud. Pero una vez aquí en lugar de coger la senda entre los pinos a la derecha, hacia el oeste en busca de las máximas alturas del pico, por la senda normal como la realizada en El Maigmó y el Balcón de Alicante, cogemos la pista asfaltada por la que hemos llegado en coche y la seguimos desandando el camino realizado en coche.
No hay pérdida. Seguimos la pista asfaltada que ahora es casi en bajada por en medio del fantástico bosque donde hermosos rincones de verdor y vida te hacen olvidar que te encuentras en una de las provincias más áridas de la península. La pista baja entre charlas y buen caminar, aunque más bien es medio horizontal. Y antes de llegar a un punto que baja con algunas curvas para llegar a un cruce; nosotros cogemos un camino que sale a la izquierda y que pasa por todo el perfil de la sierra bajo sus lomas cimeras, en dirección oeste, noroeste. Estamos en el fondo de uno de los barrancos en medio de la sierra que recoge las escorrentías del Alt de Guisop, Alt de Les Ximeneies, Maigmonet… o sea, que baja desde todo el cordal cimero de la sierra en esta parte de la misma hacia el este. El camino parece que sube poco y al final desemboca en otra pista asfaltada, en una pronunciada curva de la misma. Esta es la pista con la que hubiéramos dado si hubiéramos seguido la pista asfaltada sin no nos hubiéramos desviado por el camino. O más bien al cruce para subir aquí, al Alt de Les Ximeneies o salir de la sierra (por donde hemos entrado con el coche).
Giramos hacia la izquierda y arriba por la pista asfaltada que sigue los perfiles de la sierra subiendo poco a poco. Pero enseguida la pista que seguía dirección sur, comienza a subir con más energía y más zigzag hasta la cima del Alt de Les Ximeneies, que es la cima donde se ubican esas famosas antenas de la Sierra del Maigmó. Justo antes de llegar a la nombrada cima la pista se empina considerablemente con cortos zigzags, algo común a cualquier pista que se acerca a una cima; para que puedan llegar automóviles y otras máquinas con ruedas y motor.
Ya estamos en la cima del Alt de Les Ximeneies (1.123 mts.). Almorzamos y descansamos junto a la austera construcción. Una vez Jesús Santana me contó que conoció y habló con el guarda de la torre de vigilancia, de las antenas… como cualquier persona solitaria, ermitaña en mitad de la naturaleza, alejada del mundanal ruido de la civilización allá abajo, con ganas de hablar y de contarte locuras como si te conociera de toda la vida.
Enfrente nuestro tenemos las tremendas vistas de la espectacular y agreste pared norte, noroeste del magnífico Maigmó, y delante el picudo y algo más bajo Maigmonet; como hermanos, uno junto al otro, inseparables. Excepcionales vistas. Ahora solo tenemos que seguir la fácil senda cimera que nos bajará del Alt de Les Ximeneies en dirección al impresionante y agreste perfil del Maigmó, pasando por la cimita del hermano pequeño el Maigmonet. Justamente el mismo recorrido descrito en Cordal cimero y norte del Maigmó, que desde esta cima (la cual en el relato escribo que no recuerdo su nombre) nos lleva hasta el Collado de l’Exau (1.079 mts.), sin olvidar subir a la bicéfala cima del Maigmonet de 1.177 mts.
Pero una vez llegados al nombrado Collado de l’Exau no vemos claro el seguir por la cara norte del Maigmó, recorrido que sube por la vía directa entre las paredes del pico. El desconocimiento de qué nos encontraremos en estas trepadas, pasos de roca, en la tremenda pared norte del pico, entre verticalidades lisas y enormes que nos impiden el paso a menos que queramos escalarlas o fuéramos pájaros que pudiéramos sobrevolarlas, nos hace retroceder y seguir el camino que desde el collado sigue hacia la izquierda como si quisiéramos buscar de nuevo el Balcón de Alicante. No recuerdo si llegamos a ver la cadena y la primera trepada, la cual describo en Cordal cimero y norte del Maigmó, el caso es que no vimos la subida nada clara… Y como no, por si no lo he dicho aún en este o en el anterior relato, una de las vistas más espectaculares, impresionantes y extraordinarias de la montaña alicantina, las hemos disfrutado o la podemos disfrutar justo desde estas alturas de la Sierra del Maigmó, desde el Alt de Les Ximeneies y el Maigmonet, observando el excepcional Maigmó. Impresionante.
Pero no hace falta llegar a la pista asfaltada que nos lleva al Balcón de Alicante: antes hemos encontrado una senda, siguiendo camino abajo a la derecha, muy cerca del collado, a pocos pasos, que nos llevará hasta un colladito en mitad de la senda que desde el mismo Balcón de Alicante nos sube al Maigmó. Nos recorremos pues esta senda, como si rodeáramos la mole de la montaña, la parte más amable de la cara norte de este precioso pico; pasando por sus bosques de carrascas y pinos a más de mil metros de altitud… Aunque ahora que veo las fotos e intento recordar, no estoy seguro de haber seguido por la senda o seguimos el camino hacia abajo hasta encontrarnos con la pista asfaltada que, hacia la derecha nos llevaría hasta el Balcón de Alicante. De todas maneras, hoy día es un recorrido marcado el de esta senda. Sin pérdida podéis internaros que os dejará en la nombrada senda de subida al Maigmó… Y fácilmente llegamos a dicho punto. Es un espacio libre con un pequeño promontorio medio rocoso medio pedregoso, como guía de situación del lugar. Una vez aquí solo tenemos que seguir hasta el punto más alto de la sierra y de lo que tenemos a la vista que lo tendremos a la derecha, y será la subida por la una fácil pero empinada senda al final (con sus pasos de roca finales) al Maigmó. También descrita en El Maigmó y el Balcón de Alicante. No hay pérdida. Desde aquí ya tenemos las excepcionales vistas al sur del pico y de la sierra, sobre la bahía de Alicante y toda la costa desde El Campello hasta más allá de Torrevieja en días claros… también descritas en el anterior relato.
Llegamos a la cima del Maigmó a 1.296 mts. de altura en un día increíble de una visibilidad inmejorable. Es verdad que en Alicante hace muchos días de sol, pero siempre con una atmosfera sucia, llena de neblina, a veces típica de estos climas subáridos mediterráneos; hoy el paisaje aparecía limpio y lejano. Hacia el oeste la inconfundible Sierra del Cid con su forma de media luna con la curva hacia abajo. Hacia el este todo un rosario de alturas y montañas, algunas de las más altas de la provincia, la Penya Migjorn, Cabeçó d’Or, Puig Campana, Aitana, Serrella, Els Plans en la Carrasqueta… todas me las voy aprendiendo poco a poco y conociéndolas… ¿para cuándo las visitaré? Todo a su tiempo.
Esta vez me atrevo a saltar la roca y llegar hasta el eje geodésico. Las primeras veces no me atrevía hacer este salto, este paso de roca con vertientes verticales a cada lado, y con la peligrosidad de una caída fatal… y la placa en la cima en recuerdo de algún montañero caído, no ayuda. Pero ya la he podido cruzar sin miedo y sí con respeto… (si me viera entonces las cosas que he llegado a hacer en la montaña…). Fotos con mi Werlisa (no muchas que los carretes cuestan dinero, y sacar las fotos también) … recuerdo los paisajes y las vista desde la cima del Maigmó en días limpios y claros. Impresionante.
Y ya la bajada. No hay pérdida. Después de “destrepar” las rocas de la cima, fácil, cogemos el sendero que se interna entre las carrascas y después sigue por espacios abiertos, el bosque de pino carrasco hasta llegar al Balcón de Alicante, donde hemos dejado el coche, y poco a poco mientras baja la senda va perdiendo la verticalidad, en general. Desde la misma cima se ve el Balcón de Alicante, con lo cual la senda a escoger (creo que no hay otra, o muchas otras) es la que seguiremos con la vista puesta en este lugar: por toda la loma entre el pico y el balcón.
Y así habremos realizado otra fantástica ruta por esta bella, boscosa y espectacular Sierra del Maigmó. Una montaña y un lugar los cuales merece la pena acercarse, disfrutar, admirar, con esas soberbias paredes que caen verticales, rectas, lisas y casi desplomadas desde la misma cima del Maigmó hasta las inmediaciones del sombrío Collado de l’Exau. Con esa inexpugnable aguja de punta roma y agrietada, que parece a punto de caerse hasta la base de la misma pared desplomada. No dejaré de sorprenderme con esta fantástica y enorme imagen; la cual se ve incluso desde la lejanía, desde las cimas de otras montañas alicantinas fuera de la misma sierra. Impresionante.