El pico Russell de 3.207 mts. de altitud, es junto con el Tuc de Mulleres de 3.010 mts., uno de los tresmiles más orientales del macizo de Los Montes Malditos. Cresta final y oriental que empieza en el Alba y termina en el Mulleres pasando por el Maladeta, Maldito, Aneto y Tempestades entre otros. Queda más cerca, como ocurre con el Mulleres, del Pirineo Catalán y el Túnel de Viella, de manera que decidimos hacer una travesía para llegar hasta él.
De nuevo madrugamos el sábado 14 para coger el coche y subir hasta los alrededor de 2.200 mts. que se encuentra la presa del Estany de LLauset. Esta vez solo David, Sara, Trino y un servidor nos atrevimos a realizar tan alocada y desafiante hazaña. Otra vez íbamos a seguir el G.R.-11 que cruza por la parte sur el macizo de Los Montes Malditos. El pico se encontraba muy alejado del lugar donde nos encontrábamos y debíamos cruzar dos collados y tres valles para llegar hasta la base del nombrado pico. Justo delante, al comenzar a andar, teníamos las paredes precedentes del Pico de Vallibierna.
Seguíamos el G.R.-11, ahora en dirección norte, pasando por las orillas del Estany de Botornàs, que al final del mismo nos encontramos la bifurcación hacia el Cuello de Vallibierna y una de las subidas al Pico de Vallibierna. Un buitre leonado nos daba la bienvenida al Cuello de Vallibierna, atrás dejábamos también el Estany de Cap de LLauset enorme y de aguas cristalinas que nos había atraído hasta el punto de equivocar el recorrido a seguir. Delante, los preciosos Ibones de Vallibierna y el final del, también precioso y bello, Valle de Vallibierna. Ante nosotros, arriba, el Aneto, Tempestades, Margalida y Russell nos daban la bienvenida a este mundo de lagos, riachuelos y escarpadas y fracturadas montañas.
Desde el Cuello de Vallibierna de 2.710 mts. de altitud, veíamos el siguiente collado o más bien, portillón por el que debíamos cruzar y coger la subida normal al Russell. Bajamos casi hasta las orillas de los Ibones de Vallibierna por un angosto, helado y empinado sendero; cuando luego debíamos subir de nuevo casi hasta la misma altitud del Cuello de Vallibierna. La actividad era una rompe piernas, y más después de hacer la que hicimos el día anterior… pero nosotros nos encontramos fuertes y además las maravillosas vistas, lo bello del lugar y el inmejorable día, hacen que subamos y andamos como sube y anda un sherpa hacia el Campo Base de cualquier montaña.
Al otro lado de este colladito, la roca desnuda, las pendientes agrestes, las crestas afiladas y los, ya comunes, laberintos de rocas y piedras… era lo predominante; pero, estábamos ya bajo el murallón de la enorme fortaleza del Russell. Más cerca del pico perdimos de vista los hitos que seguíamos para subirlo, y el desconcierto, cansancio, lo difícil del terreno y el tiempo hicieron que desistiéramos de llegar más arriba y a más de tres mil metros tuvimos que dejar nuestro objetivo para otro día. La marcha había sido larga y ahora debíamos volver al punto de partida pensando que estaba “allá donde Cristo perdió la sandalia”. Al final la vuelta se hizo más llevadera y en total tardamos unas 10’5 horas en completar el recorrido.
La verdad es que siempre vale la pena perderse por los rincones de los Pirineos creyendo que no vas a llegar a ninguna parte cuando realmente no has salido del lugar al que querías llegar… los mismos Pirineos.