Pep nos había preparado una bonita actividad de alta montaña por un rincón precioso del Pirineo de Andorra. Sería mi segunda internada por el precioso Pirineo de Andorra y esta vez me dejaría llevar por los compañeros. No cogería ni mapa ni interés por querer controlar los recorridos, lugares… esta vez quiero que me sorprendan, como un auténtico aventurero descubriendo nuevas montañas, nuevos horizontes.
Pero al final Pep nos hace una de las suyas y nos “abandona” dos días antes de la salida, casi a nuestra suerte. Pero no hay problema, el resto de compañeros conocen la zona, el valle, las montañas que queremos visitar: El Pic de La Font Blanca, el Pic de l’Estanyó. Son nombres nuevos para mí, pero seguro que serán tan o más espectaculares que las montañas de la Vall d’Incles.
El mismo sábado 18 de febrero salimos varios coches en busca del lejano y escondido Valle de Sorteny. Hay que cruzar casi toda Andorra (a pesar de que no es muy grande) para llegar a dicho valle, que se encuentra en la parte noroeste del país; en donde sus montañas hacen frontera con Francia. Somos una buena “colla”, y por ello los retrasos, esperas… es la tónica dominante hasta llegar al parking de entrada a la Vall de Sorteny. En las cercanías de la población de El Serrat, encontramos una carreterilla o pista asfaltada que nos sube hasta dicho parking y un punto de información del Parque Natural de la Vall de Sorteny.
Son las 11 de la mañana cuando llegamos, y casi las 11’30 cuando salimos en busca del Refugio de Sorteny ¡¡Demasiado tarde para hacer cualquier cima!! O incluso para cualquier actividad de alta montaña. Decepción, desanimo… Falta un organizador que lidere el a donde ir y que hacer… pero al final decidimos, al menos y con mapa en manos de Toni, acercarnos a l’Estanyó, la laguna de alta montaña que da nombre a una de las montañas más altas del valle, de la zona. Así pues nos equipamos, y algunos con raquetas y otros con esquís, subimos; a partir de aquí ya es todo nieve, por la pista o senderillo junto al Río de Sorteny hacia el nombrado refugio.
La fisionomía del lugar es curiosa: un vallecillo se nos abre justo arriba nuestro, por el que baja el Río de Rialb, pero nosotros seguiremos el camino muy nevado en busca de otro cercano vallecillo, que parece queda más escondido hacía la derecha, y que será el que nos llevará hasta el bonito Valle de Sorteny. Todo está nevado. Dejamos el camino con sus curvas y zigzags, y algunos seguimos por la atajada senda que pasa junto al, escondido bajo la nieve, Río de Sorteny. El día es muy bueno, muy soleado, pero no caluroso; ni una nube, hay un cielo azul irresistible y espléndido. Y arriba, cuando nos aparecen las montañas y el valle una vez llegados a un punto de la pista y senda (que se cruzan), la nieve y las preciosas vistas inundan el paisaje, las laderas y agrestes vertientes. Estamos justo en una especie de paso o cadena en la misma pista; y es aquí donde se ensancha el valle y nos brinda sus primeras vistas y paisajes preciosos.
El valle aparece ondulado, con algo de bosque, nevado, bastante nevado y precioso, apacible y simpático. Lo circundan murallas y montañas distribuidas en zonas: a la derecha y sureste aparece la Serra del Roc del Rellotge, una muralla boscosa y con aspecto algo escarpado, es el cordal que baja del mismo Pic de l’Estanyó casi invisible desde aquí. En el fondo del valle una triangular y blanca montaña, limpia y con apariencia de no demasiada escarpada, es el Pic de La Cabaneta justo al este. Y al otro lado del valle, al contrario de la Serra del Roc del Rellotge las estribaciones casi tapadas por los mismos perfiles del valle, del Pic de La Serrera, Pic del Salt… precioso.
Pocos pasos después de cruzar esta cadena, esta medio valla (sin valla) vemos un cartelito indicador de algún recorrido a la derecha del camino y algo más abajo del mismo. Debemos seguir por aquí, ya que es el camino o recorrido que sube hacía la misma lagunilla y al mismo Pico de l’Estanyó. Por suerte hay huella, hay senda excavada en la nieve, y solo tenemos que seguirla. Después de cruzar por un puentecillo el mismo Río de Sorteny y una primera parte algo suave por praderíos despejados de bosque llenos de nieve, enseguida el recorrido gira a la derecha, justo cuando comienza a recorrerse una pala o ladera muy empinada que cruzamos en diagonal.
Según el mapa, la senda de subida se acerca al Río de l’Estanyó, pero en esta subida, seguramente abierta por esquiadores, el recorrido deja de buscar el río para girar 180º en busca de una especie de llano algo más a la derecha, como alejándonos de la ubicación del río; como buscando el Serrat de Comaubaga. Pero a partir de aquí, la subida es una consecuencia de llanos unos más arriba de otros con suaves y onduladas laderas hasta que dejamos el bosque atrás nuestro y delante se abre un soberbio circo de casi 2.900 mts. de altura. Es lo que llama el mapa Alpina La Pleta del Llomar y seguido los Saleres de l’Estanyó.
La nieve es muy abundante mientras nos adentramos en este vallecillo de altura, que forma unos paisajes junto con el circo y las montañas, espectaculares, preciosos. Justo detrás nuestro, a nuestra espalda mientras subimos y buscamos l’Estanyó, queda el fabuloso Valle de Sorteny, amplio, algo boscoso y con perfil singular; arriba de él comienza a sobresalir una montaña, un pico con otro perfil agreste y atrayente: es el Pic de La Font Blanca. Éste pico iba a ser el objetivo de esta salida, pero ahora que lo observo y mido las distancias, hubiera sido una locura… está muy lejos, incluso del mismo Refugio de Sorteny. La Canon no parará de hacer fotos hacia esta vertiente con este pico como actor principal.
Y poco más arriba, siguiendo las huellas de raquetas de otros (que ahora no vemos) que ya han realizado este recorrido, me adelanto y llego al hueco donde casi invisible y oculto por la abundantísima nieve que tiene encima, del l’Estanyó. Justo casi en el centro de esta parte del vallecillo que ya lo cierran las murallas escarpadas y altas del circo de l’Estanyó. A la derecha y oeste aparecen huellas de esquiadores: es la Collada de Ferreroles, y a la izquierda las huellas nos indican la subida al Pic de l’Estanyó que queda justo arriba de nosotros al este. No es un pico muy fotogénico pues su perfil, sus formas no distinguen una cima diferenciadora. Pero está claro: desde l’Estanyó se gira al este hacia la loma de la Serra del Roc del Rellotge, y girando justo en su loma cimera a la derecha y este, sureste, se llega fácil a la cima de dicho pico. Uno de los más altos de Andorra.
L’Estanyó está a unos 2.340 metros, y aquí, en un promontorio de roca justo en una de sus orillas, paramos para comer, beber algo, admirar el paisaje y recorrido realizado y hacernos las fotos de rigor. Hemos tardado entre hora y media y dos horas… el pico lo hubiéramos tenido a menos de 4 horas… si hubiéramos tenido sitio en el Refugio de Sorteny. Porque el día sigue impresionante de bueno, soleado y despejado.
Fotos al espectacular paisaje. Lástima no tener tiempo para subir al Pic de l’Estanyó, ya que las vistas hubieran sido impresionantes, espectaculares. Comenzamos la bajada casi desandando el camino, pero esta vez sí que seguiremos unas huellas que van por encima del Río de l’Estanyó (oculto bajo el abundante manto de nieve), siguiendo una dirección recta y directa hacia el fondo del Valle del Sorteny, y de las proximidades del su refugio.
Delante nuestro, mientras bajamos, las espectaculares vistas con el Pic de La Font Blanca como principal protagonista en el centro del horizonte, altas montañas, nieve, y valles recónditos, escondidos entre vertientes boscosas o suaves laderas despejadas y muy nevadas acabadas en espolones o encrespadas lomas cimeras. Precioso. Es el Pirineo de Andorra.
La bajada es muy rápida y enseguida estamos en el Refugio de Sorteny. Esta noche hay un concierto y hemos visto como los artistas han subido sus instrumentos musicales con una especie de trineo, que luego nos aclara la guarda del refugio que es una antigua camilla para accidentados. Curioso. Pero ahora no hay nadie en el refugio, y aprovechaos para pasar a su terraza mientras nos tomamos alguna cerveza. Antes, para llegar al refugio, no hay pérdida: después de adentrarnos en el inclinado bosque y después de pocos zigzags, salimos del mismo con las vistas de la austera y poco agraciada visión del mismo refugio en la ladera contraria a la que bajamos del valle. Y en pocos metros después de llegar al fondo del valle, subimos hasta las paredes del mismo. No hay pérdida. Además nos dejamos llevar por las huellas en la nieve que se dirigen directas.
Ya se va haciendo tarde y aún tenemos que buscar el albergue, el refugio o lugar donde Pep nos ha reservado para dormir y cenar, así que nos cargamos las mochilas y nos calzamos las raquetas para bajar del Refugio de Sorteny hacia el parking o pista asfaltada donde dejamos los coches.
La bajada no tiene misterio: solo hay que seguir las huellas en la nieve sobre la ancha senda o camino de herradura que llega desde la pista, el parking, al refugio. Es coger por el casi horizontal camino, valle abajo mirando casi hacia el sol que ya va bajando queriendo ponerse detrás del Pic de l’Hortell. A nuestra espalda va quedando el refugio cuando enseguida llegamos al lugar de la cadena o valla donde acaba la pista que viene del parking. A partir de aquí en lugar de coger la senda que pasa junto al Río de Sorteny como a la subida, nos dejamos bajar por la misma pista con sus pocas curvas y zigzags. Pero enseguida llegamos al parking donde aún quedan suficientes coches.
Ahora a buscar nuestro albergue a Canillo, en el otro valle de Andorra, como decían mis compañeros. Ha sido una corta pero interesante actividad. Me vale como una primera toma de contacto con este parque natural o nacional que es la Vall de Sorteny, con sus altos picos que sobrepasan los dos mil novecientos metros: l’Estanyó, La Serrera y el lejano, desafiante y atrayente Pic de La Font Blanca; en estos desconocidos pero impresionantes Pirineos de Andorra.