Ya tenía ganas de volver a este estupendo y curioso lugar, a esta sierra y montaña en medio de los prados y bosques del verde Collsacabra, dentro de la comarca de Osona y muy cerca de la frontera con la provincia de Girona. Una región casi despoblada, con una gran cantidad de caseríos, masías repartidas por todo el territorio, con pocas y no muy grandes poblaciones, pero bonitas y encantadoras.
La verdad es que quería hacer un recorrido muy parecido al de Santuario y Sierra de Cabrera, pero intentando subir a sus puntos más altos de la misma, que a la vez se encuentra al norte de la sierra, parte que nos faltó por visitar en este nombrado relato. El recorrido realizado en este relato es muy completo: nos asomamos a los precipicios del Pla d’Aiats, subida por las escaleras al santuario, visitamos el Santuario de Cabrera y las ruinas de su castillito o torre, justo en la cima de Cabrera… y me pareció un recorrido encantador, precioso y especial… había que repetir.
Entonces el pasado y frio domingo 5 de marzo salí en solitario en busca de la Sierra de Cabrera. Como voy solo quería hacer el recorrido rápido o entreteniéndome poco, eso sí, sin dejar de hacer fotos. Pero no me dará tiempo de visitar La Foradada y ver como cae el gran caudal de agua del Torrent de La Rotllada, también llamada Riera de La Gorga, aguas que vienen de las laderas de la Sierra de Cabrera, ya que quiero llegar a comer a casa, a menos sobre las 3 de la tarde. Así que cojo la carretera en busca de las afueras de Cantonigròs.
Llego al punto donde sale el camino de Aiats desde la carretera, a la izquierda de la misma y antes de cruzar el puentecillo del mismo Torrent d’Aiats. Esta vez en lugar de aparcar en el Restaurante de Can Puntí como en el relato Santuario y Sierra de Cabrera, prefiero buscar un rinconcito en el camino que ya nos lleva a Aiats. No es recomendable pues no hay mucho sitio, y los pocos ya están ocupados. Tengo que aparcar el coche en un punto desde donde ya se comienza a ver el caserío de Caselles, justo en una bajada de la loma que queda a la izquierda y en el comienzo de prados o tierras de cultivo, dejo el coche casi volcado; solo cabe el mío.
Comienzo a caminar siguiendo el recorrido realizado en el relato Santuario y Sierra de Cabrera, y no lo dejaré hasta llegar al mirador hacia el sur por encima de la magnífica pared y precipicio del Pla d’Aiats, del alto Pla d’Aiats. No tiene pérdida si sigo las indicaciones del relato. Paso por el gran caserón de Aiats y paso junto a sus paredes para pasar justo a la parte de atrás. Hay un hombre y una mujer hablando, para disimular y que vean que mis intenciones son buenas, pregunto si por aquí hay un camino que sube al Pla d’Aiats. Me indica la mujer que sí, “just per darrera d’aquella alzina tan gran”. Así que subo por el pradillo detrás de la casa en busca de esa encina tan grande. Y efectivamente, detrás de la gran encina aparece un hito (seguidos de otros) y un senderillo. Por aquí se sube. Ya me acordaba de la primera vez, pero no está de más preguntar y asegurarme.
Después de la senda escarpada, empinada por el bosquecillo, el pasillo de roca tan curioso y la subida en zigzag por el corto hayedo, llego a la explanada de Aiats. Dejo la casa arruinada de Cabanes d’Aiats y la salida del hayedo atrás y sigo por la senda hacia la derecha y sur, en busca del magnífico mirador sureste del Pla d’Aiats. A partir del hayedo la nieve comienza a cubrir todo el suelo. Hace mucho frío y tengo que ponerme el Salewa que me compré hace poco. No es muy normal que caiga nieve en estas montañas, pero ayer hizo frío a la vez que pasaba un frente.
El día es muy soleado pero arrecía el viento, y es un viento muy frío, gélido, sobre todo cuando llego al espectacular mirador, borde del precipicio, arriba de la vertical y grisácea pared sur de la Sierra de Cabrera. De nuevo las vistas son increíbles, verdes, majestuosas… es el sur del Collsacabra, al otro lado veo las montañas de Les Guilleries, el Montseny al fondo… estupendo. Sigue haciendo mucho frío con el fuerte viento del noroeste; me tengo que poner el gorro y los guantes. Hoy hay pocas visitas al mirador… tres personas llegan, y como llegan se van.
Ahora quiero salirme de la ruta del relato nombrado y llegar a la parte más alta del Pla d’Aiats. Según el Alpina está muy cerca, solo debo girar a la izquierda por la marcada senda hasta la parte más alta de la misma, entre otro estupendo hayedo, y llego sin darme cuenta al Pla Xic (1.312 mts.). Sé que estoy en el punto más alto porque enseguida la senda comienza a bajar por el hayedo. Me acerco a un mirador a la derecha casi de nuevo en el filo de un precipicio y veo otro paisaje fascinante: todo el este de la provincia de Girona, desde el Macizo de Les Salines, Cap de Creus… El Far, Les Guilleries… Extraordinario. Llega una pareja por el empinado sendero que sigue hacia abajo, en dirección al Puig Sabastida: me ven solo y comenzamos una charla. Son Nuria y Ramón. Y los tres decidimos coger la senda, desandar lo que yo había andado, y seguir hasta el Santuario de Cabrera. De nuevo seguimos el relato de Santuario y Sierra de Cabrera para, desde Pla d’Aiats llegar al nombrado santuario.
Después de Pla d’Aiats la senda hace cambios de dirección por el lado izquierdo, se interna en un trozo de otro estupendo hayedo, baja algo… y llega a un colladito que según el mapa es el Coll de Bram (1.179 mts.). Aquí llega otra senda que también baja a Aiats y a la Font Negra. Desde este collado seguimos por el lado este de la montaña, escarpada y vertical, que atraviesa la senda hasta llegar a otro collado, más amplio, al que también llega un camino y hay carteles informativos. Según el Alpina es el Collet de Cabrera. Pero en los cartelitos pone Coll de Bram (1.171 mts.).
Enfrente tenemos la tremenda subida al peñasco del Santuario de Cabrera. Las famosas escaleras que hacen zigzag en las verticales vertientes del peñasco. Arriba, de nuevo visito el santuario. Hago fotos de nuevo. Espero a Nuria y Ramón que se retrasan un poco. Entro dentro del templo, le hago fotos. Los neveros alrededor de la construcción le dan un toque bucólico, épico.
Ya han llegado Ramón y Nuria. Decidimos ir al lugar donde está el eje geodésico de la Sierra de Cabrera, donde existen las ruinas de una torre… o vestigios de un antiguo castillo, es el Castell de Cabrera. El recorrido es encantador: por ese gran pasillo de roca plana en la misma cima de la montaña, con miradores a los lados y con las increíbles vistas y paisajes que desde aquí se contemplan… al norte aparece la muralla de roca gris del Puigsacalm, y más al fondo, entre los árboles de los bosques de la siguiente montaña más al norte de la Sierra de Cabrera, en lo que llaman el Pla del Prat, las nieves lejanas del Pirineo Oriental.
Fácilmente llegamos al lugar. No parece un pico ni una altura, solo un apartado en la plana cumbre de la Sierra de Cabrera. Una placa metálica en un pilar de hormigón dibuja los perfiles del paisaje y nos indica que es lo que vemos, reflejado en el dibujo. Estamos en los 1.308 mts. del pico de Cabrera. Es el eje geodésico de la sierra. Aquí me despido de Nuria y Ramón, yo decido seguir la senda y recorrido hacia el norte, hacia mi siguiente objetivo que no sale en el relato de Santuario y Sierra de Cabrera, buscando la parte más alta de todo el conjunto montañoso de la misma sierra: el Pla del Prat. Espero que me dé tiempo para regresar a comer a casa al mediodía…
Solo tengo que seguir la senda por detrás de las ruinas de la torre, algo en bajada, y enseguida llego a un paso de roca seguido de un pasillito en una pared de la siguiente montaña. Estoy atravesando lo que llaman l’Osca. Es fácil y entretenido. Corto recorrido que te sube a otra llana cima de la siguiente montaña. La anterior vez que visité la cima de Cabrera, se veía el paso de l’Osca como algo más complicado y lejano; viéndose la gente al otro lado como diminutos gnomos entre los escarpes de una gran montaña… pero nada de eso… en pocos minutos ya atravieso el paso y ya estoy en la casi horizontal senda en la cima del Pla del Prat.
La senda y recorrido se interna por los bosques, estupendos hayedos y pocos espacios abiertos del mismo Pla del Prat, con lo que al mirar el Alpina comprendo que no sabré llegar al punto culminante de 1.316 metros, pero que pasaré muy cerca. No quiero perder tiempo buscando dicho punto y decido seguir la senda. El recorrido de la senda va haciendo un giro a medida que va recorriéndose el llano de Pla del Prat, de norte a noroeste y oeste, hasta que llego a una zona de grandes y bellas hayas.
He decidido no parar a comer, así que saco el bocadillo y me lo voy comiendo a medida que voy caminando (decididamente no es muy sano comer y caminar a la vez). Me encuentro con grupos de gente, no tan montañeros y con más pinta de domingueros algunos, aquellos que creen a donde van pero no tienen conciencia del camino. Hay árboles y ramas caídas por los alrededores, alguno tapa y entorpece el caminar por la senda y hay que rodearlo. En el pasado Pla d’Aiats también nos hemos encontrado árboles caídos, alguno de ellos justo en plena senda… ¡¿Habrá sido algún fuerte viento de días pasados?!
Caminando por la senda entre algunos neveros y magníficos ejemplares de hayedos que fotografío, veo como se interna hacia abajo por una especie de embudo a la vez que gira hacía el sur, suroeste. Estoy entrando en La Serrica, un paso por entre los precipicios y vertientes verticales de las paredes de esta parte de la montaña, que miran al vallecillo donde se encuentra Sant Julià de Cabrera, al oeste de toda la alineación de la misma sierra. Me encuentro más gente que sube por aquí… ¡¿Es que no madrugan para venir a la montaña?! Esta gente ha dejado el coche en Sant Julià de Cabrera y suben por aquí, quizás en busca del Santuario de Cabrera. La senda se vuelve abrupta a la vez que parece intenta meterse por un barranco. En algunos tramos incluso han puesto algunos hierros para ayudar a pasarlos sin resbalarte si la roca está mojada.
La senda sale del barranquito pero sigue en zigzag bastante inclinada, el desnivel es considerable. Cerca de la salida de la senda, llegando a los prados que rodean Sant Julià de Cabrera, me encuentro con una pareja de mediana edad que me pregunta por la subida… “Vamos al Santuario”, “¿Por aquí? Os queda hora y media” Resulta que como veían subir a gente que iba al Santuario por aquí, pues les seguían. Pero algunos giraban a la derecha, antes de internarse en los escarpes de la sierra, buscando los bosques y vertientes que están justo debajo de la montaña donde se encuentra el Santuario. Es un G.R., “Por allí se sube más rápido y os ahorráis mínimo media hora”. Con lo que al final se bajan medio siguiéndome, y justo en los prados antes de llegar a Sant Julià, les indico a la izquierda unos hitos y gente que aparece de entre los árboles y que posiblemente sea el G.R. que sube al Coll de Bram. Me dan las gracias y yo llego hasta las paredes y entorno de Sant Julià de Cabrera.
Curioseo por los alrededores. Miro el camino de bajada y fotografío la montaña. Ya hace más calorcillo; el frío se ha ido y aquí abajo no hace viento. El día ahora es claro y radiante, soleado y tranquilo. Miro el mapa Alpina, debo seguir hacía donde dejé el coche por el camino más corto pero sin subir de nuevo a la sierra. El Alpina me lo deja claro: por La Tuta, el Collet de Les Esqueroses hasta Caselles. El recorrido sigue justo toda la vertiente oeste de la Sierra de Cabrera a media altura o menos, sin subir más que a los sitios nombrados antes. Espero no perderme.
Salgo por detrás de las casas de Sant Julià que salen en dirección a la sierra. Son prados verdes y no se distingue camino, hay enormes árboles y unas cuantas vacas. Pero de repente comienzo a ver en el terreno marcas de color azul, y decido seguirlas. Casi al llegar al bosque veo un camino a la derecha que sigue paralelo a la sierra, las marcas azules se dirigen a él y siguen por él, y yo detrás. Hay otras marcas de color amarillo, pero éstas se desvían llegados a un momento determinado hacía la izquierda y arriba, como si buscara un collado en la montaña, el Coll de Bram.
Yo sigo las marcas azules por camino y senda. No hay nadie en todo el recorrido. Cruzo zonas de hayedos y otras especies. Entre los ejemplares desnudos de hojas y raquíticas ramas observo allá arriba la llamativa montaña rodeada de paredes y precipicios como si fuera un gigantesco cubo en las alturas; justo arriba está el escondido Santuario de Cabrera. Es espectacular y magnífico.
Aparece una construcción, unas casas entre hermosos árboles. Parece una masía solitaria, aislada, pero encantadora y tranquila. Es La Tuta. Pero el camino no pasa junto a las casas, sigo el mismo en dirección sur, paralelo a la sierra. El camino, senda, no sube ni baja, intenta mantenerse a una misma altura. Cerca de La Tuta hacia el sur llego al Collet de Les Esqueroses, a 963 mts., arriba de este lugar queda un pináculo, un peñasco con una cruz en su cima, arriba de una desplomada pared. Es una aguja, la Agullola de La Tuta.
El camino gira un poco; hay que seguir por el mismo que sigue cruzando la ladera de la sierra. Hace una especie de giro sin bajar demasiado. Después sigue en dirección sur. Aparecen paisajes verdes, preciosos a medida que sigo por el mismo camino: encinas solitarias entre verdes prados de laderas sinuosas y onduladas, también trozos de bosque con árboles sin hojas y más ramas raquíticas… y más al fondo los verdes páramos del Collsacabra entre bosques y verdes prados como un laberinto de cuadros a modo de antigua colcha… Precioso.
Llega un momento en que las marcas azules desaparecen, mientras yo sigo por el camino que parece seguir el perfil de la montaña sin bajar altura; en esta parte es el Morral de Caselles, que queda a la izquierda. Dicho camino llega hasta los muros de la tremenda y rústica casa de Caselles. Entonces gira del sur al este llegando a la nombrada casa. Son los límites de la Sierra de Cabrera hacia el sur, por el lado del Pla del Sitjar. Los paisajes son preciosos por esta parte. Mi coche lo veo allá abajo al sur, junto al camino que lleva a Aiats, per desde Caselles no veo un camino que baje directo al sur hacia dicho lugar y camino, y decido seguir el camino principal que pasa por la puerta y fachada principal de la gran casa de Caselles. Éste camino, una vez pasada la casa, sigue hacia el este, noreste como buscando de nuevo Aiats. Pero una vez que estoy de nuevo en el camino principal de Aiats (por el que comencé la actividad y ruta), giro por él hacia la derecha como saliendo de la sierra, hacia el suroeste.
Llegando ya al coche admiro y observo las casas de La Creu, La Cabreta y La Rotllada que quedan al otro lado del vallecillo, al sur, casi en la ladera del verde y boscoso Montcau. Y así llego al coche a buena hora para poder llegar a casa a tiempo de comer. Ha sido una ruta preciosa, con nuevos amigos, nuevas experiencias, encuentros, lugares y recorridos solitarios, y otros más concurridos… con ese toque de la nieve y del frío viento de primeras horas de la mañana, y el cálido mediodía con un sol que ya huele a primavera. De nuevo no me defrauda la Sierra de Cabrera. Preciosa… para otro día prepararé otro bonito y nuevo recorrido por la misma.