De las Tres Sorores aún me quedaba por hacer la punta o pico más al sur de las tres, y la más baja, menos famosa, no por ello menos espectacular: el Soum de Ramond o Pico de Añisclo. Había estudiado varias veces el camino, la ruta a seguir para que un día de estos fuera a subirlo. Incluso en la pasada visita al Valle de Ordesa y Góriz invernal el pasado marzo del 2.015 en el que subí el Marboré con Josep Gallemí, me quedé mirando, observando y quedándome con la ruta, el lugar de subida que deja el recorrido hacia el Lago Helado y se desvía por los escarpes de la derecha hacia la subida de Las Escaleras. Era por ahí.
Así que ideé y organicé una bonita salida primaveral (que en alta montaña casi seguía siendo invernal) al Valle de Ordesa y a esta montaña el pasado fin de semana del 13, 14 de mayo, quedándonos la noche del sábado en el concurrido Refugio de Góriz. Recordé una conversación, una anécdota en la que Tomás, Javi Berenguer y Zaida habían realizado una marcha o travesía veraniega por esta montaña, haciendo el Soum de Ramond, Picos de Baudrimont y Punta de Las Olas volviendo a Góriz en una sola jornada. Recuerdo la satisfacción de Tomás por la gesta realizada… “no todo es Monte Perdido y Cilindro desde Góriz” es la sensación final que tuve después de su fantástica actividad realizada. Es por ello que quería repetirla en ese viaje…
Toni Rubinat miraba los Wikiloc, rutas realizadas y subidas a internet que proponían dicha travesía con la subida a dichos picos: “Joaquín, son 8 horas saliendo de Góriz, subiendo los 4 picos, y volviendo a Góriz. Es larga. Y tú quieres bajarte a Ordesa…” Algo así me dijo. La verdad es que llego un momento en que pierdo la noción del esfuerzo y tiempo consumido al ver en un mapa la actividad a realizar. Solo veo una traza, unos objetivos realizados por otros anteriormente, y una posibilidad de “¿por que no?”, sin ver la realidad ni afrontar las características, inconvenientes del momento, condiciones… Parece como si estuviera perdiendo el sentido de la planificación completa a la hora de realizar una travesía de este tipo, o bien es que no me importa tanto las dificultades y condiciones como el espectacular objetivo a realizar… fallo, no siempre se puede hacer todo lo que uno quiere… y aunque parezca tan evidente la frase para la montaña o para cualquier otro deporte, empresa, meta… no siempre lo vemos, es como si se me escapara el tiempo para poder hacerlo todo, sin creer o querer saber que será imposible hacerlo todo.
El caso es que dejé pasar las tímidas advertencias de Toni (quizás se fiaba de mí) y seguí proponiendo esta imponente travesía. Con lo que a final fuimos un numeroso grupo de aventureros los que intentamos realizar la proeza… incluso venía Antoni Farré de Lleida, que ya había participado en otras míticas ascensiones como La Munia y el Balaïtous. La actividad prometía ser interesante…
Y como siempre para llegar al Refugio de Góriz hay que seguir todo el Valle de Ordesa, desde el parking de su prado hasta Soaso, y arriba de éste el Refugio de Góriz ubicado en su estratégico lugar a caballo entre los cruces que nos llevan a las alturas del Lago Helado, para subir cualquier pico de Las Tres Sorores, y el camino que desde Añisclo, Ordesa, nos lleva a la parte francesa del macizo por la magnífica y gigantesca puerta natural que es el tajo de la Brecha de Rolando. Hay otros caminos para llegar a uno de los cinco refugios más concurridos y visitados del Pirineo, pero la larga marcha por el precioso y único Valle de Ordesa no tiene precio. Podéis encontrar la descripción del recorrido por el mismo valle en Ordesa. El paraíso encontrado, Ordesa. Enamorado del invierno…
Observamos que no hay nieve abajo en el valle pero sí se ve con abundancia en las cimas: la Punta Tobacor parece un cucurucho de nata con la gran cantidad de nieve que mantiene a partir de los 2.350 a 2.400 metros. Las grandes hayas del principio de la marcha por el valle siempre me sorprenden siendo protagonistas de mi cámara, pensando que cada vez que paso por aquí son diferentes, nuevas… ¡Pero si son enormes y viejas algunas! No pueden ser nuevas… Este sábado hay bastante turismo, la gente aprovecha el día para llegar hasta el Circo de Soaso y admirar la enorme cantidad de agua que baja por la Cola de Caballo. Nunca había visto tal caudal de agua bajando y haciendo la forma de la cascada tan perfecta, como la cola de un caballo bien peinada y espesa.
Después de subir por las Clavijas de Soaso y de comenzar a seguir la senda camino del ansiado Refugio de Góriz, observamos que efectivamente entre la abundante nieve que aún queda en las alturas y que se funde poco a poco, la que ya se ha fundido a más baja altura y las lluvias de primavera, hay cascaditas y chorros de agua que bajan alegres y ruidosos por doquier, alimentando el Río Arazas justo antes de llegar a la Cola de Caballo, y que bajan sobre todo de la caliza y hueca montaña de la Punta Tobacor; entrando en la pequeña pero impresionante garganta que forma este Río Arazas antes de calmarse en el llano de Soaso. Impresionante.
Ya estamos en Góriz. Los turistas o domingueros no suelen llegar tan arriba, con lo que aquí en estas fechas y horas solo quedamos aventureros, montañeros y visitantes de las alturas. Por enésima vez me toca dormir junto con mis compañeros en la habitación Marboré. Creo que no he tocado o dormido en ninguna otra habitación de Góriz que no sea esta. La cena nos toca en el banco más cercano a la puerta de entrada. Enseguida que hemos llegado, al poco tiempo, nos ha tocado sentarnos y cenar. Fotos del atardecer casi nocturnas del refugio y su entorno; me doy cuenta de su ampliación que parece siga igual año tras año sin llegar a acabarla, a inaugurarla.
Al otro día hay que levantarse temprano: sobre las 05:00 suenan los despertadores, hacemos las mochilas, desayunamos y sobre las 06:00 de la mañana muy puntuales salimos todos en busca del camino normal de subida al Monte Perdido. Las subidas al Cilindro, Marboré, Soum de Ramond… se hace por el mismo camino de subida al Monte Perdido, en busca del Lago Helado. Justo tenemos que hacer una especie de gran zigzag para no toparnos con los escarpes que separan el gigantesco pilar de Las Escaleras del Perdido (que dejamos a la derecha cuando ya nos enfilamos por el agreste vallecillo de subida al Lago Helado), caminamos un rato como subiendo poco a poco y buscando el sureste, para después en una zona más apropiada girar y seguir poco a poco la subida en busca de la base de dicho pilar.
Mientras llegamos a la base de nombrado pilar, intentamos buscar las zonas con menos nieve para poder avanzar sin complicaciones; pero ya justo bajo esta aparente aguja, pared y pilar donde comienza la cresta o cordal de subida llamada de Las Escaleras, la nieve es abundante. No hay nadie más por aquí, hemos madrugado tanto que los montañeros que quieren subir a Monte Perdido aún no han salido ni los vemos detrás de nosotros.
Justo al pasar junto al nombrado pilar, vemos que la subida por fin se desvía para no seguir la normal del Monte Perdido por el Lago Helado, y coge la loma o cordal de Las Escaleras… no llega a ser cresta. Entonces llegados a este punto en el que casi tenemos la pared de dicha aguja a nuestra espalda, tenemos que subir por una corta pero empinadilla pala hasta una especie de colladito entre esta aguja, este pilar, y el resto del cordal de Las Escaleras. Aquí la nieve ya es mucho más abundante acumulándose en los rincones entre las paredes de la montaña. El tiempo aparece medio nublado pero sin peligro de precipitación, o es malo pero no está del todo cubierto. Espero que estas nubes que aparecen en altura no entorpezcan la buena marcha del grupo… realmente en el cálculo de tiempo de la actividad hay un factor que no he llegado a tener en cuenta: la posibilidad de que la nieve estuviera blanda, inestable. Pensaba que a estas alturas de la primavera la nieve ya estaría transformada… al menos en altura; pero parece que no iba a ser así.
Después del leve giro a la derecha para subir al nombrado colladito, llegamos en pocos minutos a él. Delante, para seguir el camino, tenemos un paso interesante entre las paredes con algo de caída pero no excepcionalmente peligroso: es un pasillito entre una pared arriba y otra abajo del mismo, para llegar a una salida en la que continuamos menos verticalmente el camino de Las Escaleras. Aquí el grupo se detiene: no todos quieren o pueden pasar por aquí, aunque la marcha atrás es posible y con las mismas complicaciones que seguir hacia arriba en este punto, en este paso. Al final entre unos y otros, después de hablar y debatir, solamente seguiremos el camino en busca del Soum de Ramond Dani, Antoni y yo. El resto se volverán al refugio, a Ordesa, al no poder o atreverse el abordar estos escarpes, estos pasos… casi que mejor, porque este no iba a ser el más difícil ni el único en esta extraordinaria subida.
Nos despedimos, cruzamos este paso que es una especie de pasillito estrecho y horizontal que nos lleva a un resalte, en el que tenemos que subir de cara a la inclinación hasta poder erguirnos y seguir subiendo… ya estamos en la ruta de Las Escaleras del Monte Perdido. Solos Dani, Antoni y yo comenzamos una magnífica y extraordinaria actividad en busca de la conquista de éste, el que parece que comienza a ser, un desafiante pico.
La subida por la loma de Las Escaleras se caracteriza por la superación de varios resaltes o murallas de 3, 4 o 5 metros de altura para seguir hacia arriba en busca de la cima del Monte Perdido por este lado, por esta ruta. Realmente no tiene complicaciones ni perdida, es seguir hacia arriba por la parte más alta de la loma, y superar estas murallitas por las grietas, resaltes o partes más accesibles… no supera el Iº+ o IIº en ningún caso… y sería algo fácil si no fuera que justo a esta altura la roca está completamente cubierta de hielo, está totalmente helada, con lo que la subida se complica y a veces hay que pensárselo dos veces para abordar un lado u otro de la murallita. Las lluvias de anoche o día anterior han hecho que el agua caída y después congelada por las bajas temperaturas en altura, formen estos carámbanos y películas de hielo en las rocas descubiertas. En alguno de estos puntos no hay marcha atrás: la subida o escarpe con el hielo nos parece tan complicada que creemos imposible bajar por el mismo sitio en caso de buscar una bajada, salida de emergencia… ¡¡No hay marcha atrás!! Es subir o subir.
El día parece que no va a más con las nubes y el supuesto mal tiempo, al revés, el sol comienza ya a tocarnos iluminando montañas y rincones de esta parte del Pirineo preciosa y espectacular. Aún hay abundante nieve en altura, pero según la parte de la montaña en la que estemos dicha nieve es más o menos transitable. Por suerte los tres estamos siguiendo algunos hitos que se han erguido para seguir el recorrido de la Ruta de Las Escaleras del Perdido ¡Menos mal! Porque estoy un poco desorientado (parece que con la edad pierdo facultades, me meto en historietas cada vez más complicadas, y le hago menos caso a los consejos de mi conciencia y compañeros… ¡Insensato!), pero el camino siguiendo los hitos e incluso un track que lleva Antoni en su móvil, no tiene pérdida. A la derecha aparece una larga pared vertical que pienso sería justo la base del pico Punta de Las Escaleras, un tres mil bajo la sombra del Monte Perdido en medio del cordal de Las Escalera que llega hasta la cima del Monte Perdido. Pero no. Justamente hay que pasar otra murallita helada a la izquierda y subir, siguiendo dichos hitos, hacia la derecha por encima de dicha pared en una especie de parte más llana, menos vertical pero sí más nevada. Por fin giramos hacia la derecha y este, intentado buscar el circo que forma el hueco entre el Soum de Ramond y el Monte Perdido, y dejando la loma de Las Escaleras. Arriba nuestro, mientras cruzamos esta zona con paso algo más horizontal, otra enérgica pared, que llega a la cima de la Punta de Las Escaleras.
Mientras seguimos el camino ya en dirección casi recta al Soum de Ramond, observamos como dicho pico comienza a aparecer ante nuestros ojos… antes no lo veíamos tapado por los perfiles de la misma loma de Las Escaleras. Las nubes aún no tapan la cima de la montaña, nuestro objetivo, y la vemos espectacular, soberbia, expuesta, interesante… intentamos adivinar la subida: hay un corredor diagonal, oblicuo que desde su misma base cruza las verticales e imposibles paredes de la cara oeste de este pico. Dicho corredor está lleno de nieve, y las paredes que lo rodean arriba y abajo también están llenas de carámbanos de hielo, nieve, haciendo visualmente imposible su ataque, introducirnos en ellas… pero el paisaje es muy alpino, precioso.
Rodeamos la base de la Punta de Las Escaleras intentando no perder demasiado altura, dejando justo a nuestra espalda la subida normal a este pico y al mismo pico, que por cierto sí que es un pico diferenciado dentro del mismo cordal de Las Escaleras, como sobresaliente del mismo, pero con una forma fácil, nada encrespada por este lado, más bien redondeada. Delante nuestro el nevado y amplio circo que separa el Soum de Ramond del Monte Perdido, unidos éstos por una sobrecogedora cresta, encrespada y desafiante. Hay un laguito en medio, pero no lo llegamos a ver bajo tanta nieve; porque en el fondo del llano y horizontal circo, la nieve es abundantísima y blanda, muy blanda… ¡Mala cosa! Hay que abrir camino en nieve blanda ¡No se ha transformado! Cansancio y desánimo, pero no desfalleceremos mientras caminamos, avanzamos en dirección a la base del Soum de Ramond y el sobresaliente corredor oblicuo, al otro lado del circo.
Mirando hacia la derecha en dirección a la salida o parte más baja del circo, no hay salida: las paredes y barrancos llenan esta parte haciendo imposible la salida por este lugar del mismo. Además Antoni que ya ha estado por aquí ya nos contó su “hazaña” buscando una salida en este rincón, rapelando en solitario por sitios escalofriantes. La salida es volver por donde hemos llegado o subir al pico, el Soum de Ramond. No hay salida. Hay que hacer la cima. Al otro lado se supone que las condiciones de la montaña estarán mejor y más asequibles para poder bajarla…
Mientras nos acercamos a las terroríficas paredes del Soum de Ramond y a la entrada del nombrado corredor, que desde esta perspectiva solamente apreciamos su parte baja y primera, que es un amplio corredor o pala recta, casi vertical (no se ve la parte oblicua), nos preguntamos y hacemos cábalas para saber cuál será el camino que seguirá este corredor, invisible a nuestros ojos ahora. Pero no nos desanimamos, no podemos, cansados de la nieve blanda llegamos a la empinada pala que se adentra en el corredor, es vertical, hacemos turnos para abrir camino para no cansarnos; pero ya cansado de abrir huella en medio de la profunda nieve, dejo que Dani y Antoni suban por el corredor y me enseñen el camino por el mismo.
Dejamos atrás la parte llana y horizontal del centro del circo que forma el Monte Perdido y el Soum de Ramond, y también a nuestra espalda observamos perfectamente el largo cordal de Las Escaleras con la Punta de Las Escaleras y la nublada cima del Perdido arriba, está muy claro el camino, la ruta. Y delante, arriba, la empinada pala que cogemos por su lado izquierdo, bajo las paredes del pico que queremos conquistar. Ahora vemos el recorrido a subir: el corredor o pala ahora parece un ancho pasillo que sube en diagonal entre paredes y escarpes verticales. Acaba en la crestecilla que baja de la misma cima y que parece no es demasiado difícil o complicada. El trayecto sería fácil con buena nieve, nieve dura y transformada, pero como está la nieve que parece dura en algunos pocos tramos y muy blanda, que cae pendiente abajo, en la mayoría del recorrido, la incertidumbre es lo que más tememos con cada paso. Pero veo que Dani y Antoni pasan sin problemas y suben poco a poco en busca del hombro de la crestecilla donde llega este pasillo, corredor.
Algún paso nos hace mirar abajo y la derecha donde la nieve coge una inclinación de casi 45º, y hay una rampa, pala, de salida del mismo corredor recto que parece atraviesa en vertical y perpendicular al terreno horizontal, este pasillo oblicuo que estamos atravesando. Dicha salida forma un peligroso tobogán de nieve casi vertical, por el que saldremos disparados si resbalamos o caemos por aquí. Pero más arriba el pasillo está más protegido. Arriba del mismo aparecen unas setas, hongos de nieve acumulada y se inclina más aún el pasillo, corredor oblicuo, como siempre ocurre en las salidas de corredores.
Observo como mis compañeros llegan a la salida y parte de arriba del pasillo/corredor. Se ha nublado, las nubes nos cubren y cubren la cima, la montaña; el tiempo está cambiando y empeorando, espero que no vaya a peor. Hemos descansado unos pocos minutos antes de aventurarnos en la pala, corredor oblicuo, y ahora volvemos a descansar otros pocos minutos en el hombro de esta crestecilla que baja de la misma cima y que deriva en el pasado corredor oblicuo. Estamos contentos. Parece que lo que queda hasta la cima es una crestecilla fácil y corta. Ya nos vemos en la cima del Soum de Ramond… ¡¡Lo hemos conseguido!!… pero nos quedará sin saberlo, uno de los “escalones” más difíciles de superar justo bajo la misma cima del pico.
Las nubes nos invaden. No vemos paisaje, todo es blanco con pinceladas oscuras de la poca roca que queda fuera de las nieves, hielos y carámbanos que, a estas alturas, es más frío, abundante, peligroso y entorpecedor. Comenzamos la subida por la crestecilla, algo empinada, que llegado a un punto unas rocas cubiertas de hielo, nieve blanda casi infranqueables, nos impide avanzar cuando solo faltan pocos metros hasta la cima. Si fuera verano y la roca estuviera limpia de nieve, hielo, el franqueo hubiera sido fácil, pero ahora, las condiciones, situación… nos hace pararnos sin saber cómo proseguir. Al cabo de un tiempo seguimos intentando encontrar un camino entre las empinadas rocas, por la nieve blanda e inestable, sobre una pendiente que se verticaliza y acaba en un precipicio (fuera de nuestra vista) bajo nuestros pies, envueltos en la niebla blanca que lo envuelve todo y lo hace todo invisible.
Llego a ponerme nervioso al intentar subir entre las rocas… me falta otro piolet para poder apoyarme y superarme entre ellas. La caída detrás mía puede ser fatal. Ya llevamos minutos, tiempo intentándolo, buscando donde cogerme entre la roca helada y nevada. Lo dejo. Lo intenta Dani. El mismo resultado. Lo hace el intrépido Antoni y consigue pasar entre las rocas poco a poco con pasos de oposición para que el peso del cuerpo no nos tire de espaldas montaña abajo, ya que no podemos cogernos a la misma. Nosotros le intentamos seguir, pero con el mismo resultado nulo. Finalmente, con más lentitud y pasos más en el aire, Dani consigue pasar entre las rocas. Seguidamente lo hago yo, y ya los tres hemos superado este paso entre estas rocas verticales y heladas, y ya estamos en la cima del Soum de Ramond. Al final ha sido un acto de confianza; poca costumbre de realizar estos pasos de montaña.
Antoni dice que ahora hay que seguir la horizontal y fina cresta cimera hacia la derecha para llegar al punto más alto, que lo podemos ver desde aquí cuando las nubes nos dejan, pero está prácticamente a la misma altura del punto en el que estamos. Le digo yo mismo que no, no hace falta, aquí ya estamos en la cima. Veo la cresta y me parece fatal y casi peligrosa a primera vista con las condiciones atmosféricas, de hielo y nieve que veo… ¡Ya hemos pasado bastante! (pienso para mis adentros).
Pero estamos muy contentos. Estamos a unos 3.259 mts. es la cima norte del Soum de Ramond o Pico de Añisclo. Esta todo nublado, invisible, menos el frío y el poco viento que comienza a soplar. Es la una del mediodía. Hemos tardado 7 horas en llegar a la cima desde Góriz… ¡¡Una pasada!! Y la vuelta puede ser igual o más larga de tiempo. Nos hacemos las fotos de cumbre y nos preguntamos por donde bajaremos en busca de los Picos de Baudrimont y Punta de Las Olas. Antoni ya ha estado aquí, ha subido esta montaña en verano, con visibilidad y buen tiempo, pero ahora no puede decirnos por donde bajar, no puede ensamblar los recuerdos con la realidad actual… no me extraña porque es que no se ve nada con estas nubes. Al final decido yo. He visto en el Alpina que la senda o recorrido sigue la cresta que baja de la cima en busca de la montaña del Monte Perdido pero que enseguida gira a la derecha y este, bajando de golpe toda la empinada pero no abrupta (al final) pendiente de bajada, noreste, de esta montaña. Y comienzo a bajar por la, en ocasiones, enfilada cresta de nieve blanda e inestable con precipicios vertiginosos a la izquierda (la cara que veíamos de la montaña cuando nos acercábamos a ella), temible y terrorífica vertiente, y una casi vertical pero pendiente al fin y al cabo sin precipicios a la derecha.
Doy pasos muy poco a poco, creo que llevo demasiado cuidado, más de lo que merece este recorrido por la cresta y es más por miedo y temeridad por el lugar en el que me encuentro. De vez en cuando las nubes se despejan y veo gran parte de la cresta que comunica o une el Soum de Ramond con el Monte Perdido. Soberbia. Exagerada. E incluso de vez en cuando pero muy pocas veces la cima del mismo Monte Perdido se llegaba a despejar… llegamos a oír los gritos de alegría y ver alguna figura en la cima de aquellos que llegaban a conquistar Monte Perdido… ¡¡Que fácil me parece ahora la subida a Monte Perdido después de lo que hemos hecho!!
Pocos pasos por la cresta y en cuanto lo veo factible me tiro por la vertiente derecha, este, aunque sigo sin ver a donde voy, lo que hay abajo… pero si en el Alpina pone que hay paso y recorrido, mi confianza es ciega. Mis compañeros me siguen sigilosos por arriba de mí, Antoni parece que aún no está convencido de que vayamos por el buen camino. Pero mientras vamos bajando poco a poco por la empinada vertiente, ésta comienza a ser menos empinada y las nubes comienzan a quedarse arriba abriéndose el paisaje ante nuestros ojos a medida que descendemos… perfecto, vamos muy bien encaminados. Veo un vallecillo muy nevado como colgado bajo la pendiente que desciendo, cerrados por dos promontorios, uno picudo y otro más alargado y horizontal; son los Picos de Baudrimont. Éstos quedan allá abajo, pequeños, casi inapreciables comparados con el gigante del cual descendemos que es el Soum de Ramond.
Antes de llegar a la parte de abajo más llana y horizontal, este valle colgado, giro hacia la derecha en busca de un colladito bajo los escarpes de la parte sureste del pico, justo a la derecha también del Baudrimont SE, el que se ve más picudo desde aquí. Y es que, al otro lado de este colladito, sigue todo un amplio y suave cordal muy, muy nevado, que acaba en otro pico cubierto y alejado de la zona… comenzamos a vislumbrar las estribaciones de la Punta de Las Olas. Hemos decidido no subir los Baudrimont, se ha hecho muy tarde; y subiremos La Punta de Las Olas solamente porque pasando por su cima, es la única bajada, salida de estas alturas rodeadas de paredes y precipicios calcáreos, verticales y vertiginosos… solo la bajada de la Punta de Las Olas hacia la senda por la que pasa el G. R.-11 entre Góriz y el Collado Añisclo, será nuestra única vía de escape y salida de este recorrido, con la conquista del Soum de Ramond y su imposibilidad de deshacer el camino de subida a éste realizada… ¡¡La vuelta es enorme!!
Ahora que recorremos estos lugares casi horizontales, de suaves ondulaciones, de abundante, blanca y llamativa nieve, me parece estar en otro mundo; uno más inhóspito, desconocido pero hermoso, precioso, de una belleza peligrosa, salvaje y temible. No hay nadie. Salvo los gritos que salían de la cima del Perdido, no hay señales de otros montañeros, visitantes humanos a estos helados y fríos parajes. Estamos más descansados mientras nos acercamos a la Punta de Las Olas, pico que poco a poco se va definiendo su figura, su forma en el horizonte más cercano. Parece la loma de un gigantesco animal que descansa en medio de las alturas, de la nada… detrás de él no hay más horizonte nevado, y bajo él los lejanos paisajes verdes de los valles de Añisclo y Pineta. Magnífico, precioso.
Las nubes ya se van quedando a cierta altura; forman una línea en el cielo la cual a partir de ella hacia abajo podemos disfrutar de las vistas del paisaje, pero hacia arriba todo son cúmulos, nieblas, nubes… pero entre ellas nos dejan ver otras montañas y valles mientras caminamos con paso firme entre este inhóspito paisaje de nieve y frío, como el cercano macizo de La Munia, la Sierra de Las Tucas enfrente entre la Punta de Las Olas y el Baudrimont SE, sobre el profundo, verde y oscuro Valle de Pineta, que aparece tan lejano, tan profundo, que nos dá la impresión de estar en otro plano, en otra cordillera desde aquí arriba.
Dejamos los Baudrimont algo abajo a la izquierda, sobre todo el SE, y enseguida estamos remontando la loma cimera que nos llevará hasta la cumbre de la Punta de Las Olas. Casualmente las nubes se han despejado en su cima, y toda la montaña es visible a nuestros ojos mientras nos acercamos. Parece un gran promontorio, pero llegar hasta él y conquistar su cima se hace muy rápidamente y fácil; y en poco tiempo estamos en la cima de la Punta de Las Olas a 3.022 mts. Nos hacemos fotos de cumbre. No vemos mucho el paisaje a causa de las nubes, ya que justo cuando llegamos a su cima, las nubes como si fuera un juego caprichoso, nos vuelven a invadir y envolver sin poder ver nada de paisaje. Antes he podido admirar a la derecha y abajo el encajonado Valle de Ordesa en las inmediaciones de Soaso; bajo la Collata Arrablo y la cilíndrica Torre de Góriz. La Punta Tobacor queda a la derecha con esas pinceladas de nieve con la forma de un gran cono de helado… pero pronto el cielo tiene envidia de lo que estoy viendo y admiro, y me tapa la visión con esas nubes nada amenazantes.
Detrás queda la gigantesca montaña, comparada con los Baudrimont y esta Punta de Las Olas, que es el Soum de Ramond: se observan los escarpes de esta cara sur, sureste por la que hubiera sido imposible descender, con lo que la ruta escogida de bajada ha sido la más idónea… pero pronto se tapa entre las nubes mientras Dani llega y se reúne en la cima de la Punta de Las Olas junto a mí y Antoni. Estamos poco tiempo, los minutos, las horas pasan rápidos en alta montaña y parece que no avancemos… y aún nos queda mucho hasta el parking de Ordesa. Pero por suerte ahora es todo bajada.
Para bajar de la Punta de Las Olas debemos seguir la cima por el lado contrario al que hemos llegado. Parece fácil en un principio, pero esta montaña está rodeada de un cinturón de paredes, precipicios, y si te sales del camino señalado, puedes toparte con ellos en un “callejón sin salida”. La bajada pasa por sitios alto encrespados aquí arriba, pero los hitos y el sentido común nos hacen encontrar el buen camino de bajada, tirando un poco hacia la ladera empinada de la derecha. Es una lástima que sigamos sin ver nada por culpa de las nubes que cubren esta parte de la montaña.
Parece que encontramos un sendero que baja medio en zigzag por la ladera de la Punta de Las Olas, justo cuando cruza una zona de piedrecillas, canchales. Bajamos rápido. Pero no estoy seguro de saber en que parte de la montaña estamos… creo recordar los perfiles de la misma desde la senda, G.R. que recorrí en la Alta Ruta de Los Perdidos, pero estoy confundido y equivocado. Es mejor seguir el track que lleva Antoni. Incertidumbre cuando llegamos hasta los límites altos de un largo e infranqueable precipicio: es el cinturón de paredes que rodea a esta montaña cerca de la faja por la que discurre la senda, G.R.-11 desde el Collado de Añisclo hasta la Collata Arrablo. Vamos hacia la derecha… no es por aquí, vamos hacia la izquierda, no vemos bajada… seguimos el ya descrito track de Antoni, y parece que nos lleva hasta una especie de hueco entre las paredes para bajar una pala medio nevada, medio rocosa, con una considerable pendiente. Desde la parte alta de los precipicios, parece que se vislumbra, bajo ellos, en una faja que forma la montaña en esta parte, una senda muy bien marcada… ¡¿Será el G.R.-11 esperado?!
Al final la bajada es más a la izquierda de lo que me pensaba. Pierdo facultades… pero no he mirado ni la brújula, y además me falta el mapa Alpina que recoge esta parte de la montaña, del lugar… Antoni tenía razón; la bajada es por donde decía él: una vez toparnos con los precipicios, seguir a la izquierda hasta encontrar la estrecha canal que, por en medio de dichas paredes, baja hasta las laderas, base de dichos precipicios y la faja, debajo de estas laderas antes de otros precipicios más abajo, la ancha senda que atraviesa el lugar de norte a sur, girando de este a oeste seguidamente, haciendo el dibujo del perfil de la montaña, el G.R.-11 entre el Collado de Añisclo y la Collata Arrablo ¡¡Perfecto, ya estamos salvados en el G.R.-11!! Y ya parece que queda poco por acabar, pero el recorrido que aún nos queda se hará largo a pesar de que ya no tendremos más equivocaciones ni dudas ni obstáculos.
Ahora solo tenemos que seguir el recorrido ya descrito en la 4º Etapa: Pineta-Góriz desde que tocamos la senda y la seguimos hacia la derecha. Eso sí, el paisaje ya no es el mismo, la nieve, las nubes y el ambiente más fresco, más solitario, reina esta vez en la ruta. Intento adivinar el lugar donde nos hicimos la foto con el fondo del extraordinario y precioso, así como espectacular Cañón de Añisclo. Las vistas desde esta senda son únicas sobre dicho cañón.
Seguimos caminando por la senda o por la nieve que cubre la senda del G.R.-11. Dani se cuela en un falso paso y casi es arrastrado por el agua que corre rápida y con fuerza, bajo la nieve blanda que se ha derrumbado sobre la regata al pisar el mismo Dani. Ha quedado atrapado en el agujero formada en la nieve sobre la fuerte corriente del agua de la regata… pero no va más allá y al cabo de unos minutos Dani puede salir para seguir la senda y recorrido en busca de la Collata Arrablo… que parece no llegamos nunca.
Mientras nos acercamos a la Torre de Góriz, sinigual y muy reconocible, miramos hacia arriba y la derecha: aparece una montaña con varias coronas de paredes que la circundan y estrechan como Torre de Babel hasta acabar en una pequeña plataforma como si fuera una pequeña almena en la parte más alta de la fortaleza; es la cara sur del Soum de Ramond, la montaña que hemos conquistado en el día de hoy. La imagen es casi gigantesca y sorprendente, realmente es una fortaleza inexpugnable, sin salida, a menos que hagas varios rápeles como hizo Antoni en su pasada aventura en solitario.
Siguiendo la senda por hitos y marcas de G.R. por fin llegamos al yermo Collata Arrablo, a 2.343 mts. Es más de media tarde y no hemos comido. Paramos unos minutos a comer algo, lo que no hemos hecho al mediodía ni en mitad de la mañana, de la subida; estamos desde esta mañana que hemos salido del Refugio de Góriz sin comer nada. También aprovechamos para otras necesidades… que ni de mear hemos tenido tiempo.
La siguiente etapa es fácil también; realmente todo lo que queda es bajar y seguir las sendas de G.R. en busca del parking de Ordesa. Seguimos el mismo recorrido de la 4º Etapa: Pineta-Góriz en busca del Refugio de Góriz desde esta Collata Arrablo. Echando la vista atrás, hacia el lugar de donde veníamos, observamos las dos moles que hemos conquistado en esta actividad: el Soum de Ramond a la izquierda y la Punta de Las Olas a la derecha.
Bajamos de la Collata Arrablo hacia el Refugio de Góriz por una ancha senda, sigue siendo el G.R.-11. Pero justo cuando comenzamos a ver el tejado del refugio, solo el tejado, ya giramos a la izquierda para buscar la senda que, desde el mismo refugio, sigue en busca del Valle de Ordesa. Monte a través la otra senda está cerca… ¡¿qué raro que no haya un atajo que comunique una senda con la otra sin tener que llegar a Góriz?!… el caso es que ambas van paralelas a distintos niveles durante una buena distancia, pero no se pueden comunicar porque en medio hay escarpes, precipicios y paredes.
Se hace tarde, pero ya estamos en la senda que desde Góriz baja a Ordesa. El sol ya quiere retirarse detrás de las montañas pirenaicas, intentamos ir lo más rápido posible… no quiero llegar muy tarde, pero será inevitable llegar tarde. Un sarrio nos saluda y observa muy de cerca cuando pasamos bajo él en la senda. Dani me avisa; pero ya no tengo ganas de más fotos ni de pararme demasiado en abstracciones. Bajamos por las clavijas, no hay tiempo ni a beber agua. Y ya estamos al pie de las mismas junto a la Cascada de Cola de Caballo del Circo de Soaso. No hay nadie… ¡¿Quién va a ver a estas horas?! Desde arriba de las clavijas he hecho la última foto del día, al atardecer del bello Valle de Ordesa. No hago más fotos, principalmente porque estoy muy cansado, y cuando estoy muy cansado no estoy inspirado para hacer fotos, a la vez no quiero perder tiempo en pararme y sacar buenas fotos, otra es que ya es tarde, no hay buena luz, y las fotos o no salen o salen movidas, oscuras.
El recorrido es el mismo de siempre: por todo el Valle de Ordesa pasando por el único camino que sigue por el fondo del mismo y paralelo al Río Arazas. Se va haciendo de noche, atardece muy rápido, más rápido que nuestra marcha para llegar al parking de Ordesa. Por el bosque de hayas la noche ya ha llegado, pero aún no encendemos las linternas frontales, no nos paramos ni para eso. Este recorrido es interminable… ¡¡Parece que no lleguemos nunca al parking de Ordesa!! Ahora ya es noche cerrada, y no llegamos aún… paramos cinco minutos para encender las linternas frontales, hemos aguantado mucho sin encenderlas. Y al cabo de otro tiempo interminable llegamos al parking de Ordesa. El cruce con la ruta hacia Cotatuero con la virgencita en medio del camino, nos ha avisado de la proximidad del lugar. Justo en la otra punta del parking Pep nos espera solo para recogernos… son las 22,45 horas. Hemos estado 16,45 horas de actividad… ¡Quien dá más!
Ha sido una de las actividades más esforzadas, duras, largas, completas, excesivas… y casi temerarias que he hecho en el Pirineo. Con una ruta que a partir del segundo o tercer escalón en Las Escaleras de Monte Perdido, no tenía marcha atrás, salida, con lo que subir el pico y su bajada hacia la Punta de Las Olas era obligado… ¡¡Excepcional, irrepetible!! Siempre me sorprendo a mí mismo en esta preciosa y dura cordillera: el Pirineo.