Como cada otoño intento realizar una visita, una excursión por los verdes lugares de La Garrotxa. Y este otoño casi se me escapa hacerla, después de aplazar o anular la travesía habitual por La Garrotxa con noche en Santa Pau. Esta vez quería visitar el famoso valle de la Vall d’en Bas, a caballo entre la misma comarca de La Garrotxa y el Collsacabra entorno a la Serra de Cabrera, casi es un escondido valle rodeado de paredes boscosas y muy verdes… famosa y muy nombrada… había que ir.
La actividad no sería muy dura, más bien un paseo, un reconocimiento por las laderas de la Serra de Llancers y los bosques este de la, algo alejada, Serra de Cabrera. La poblaciones o lugares escogidos fueron Els Hostalets d’en Bas y Falgars d’en Bas, pasando por la antigua construcción de Sant Miquel de Castelló.
Por ello el pasado 10 de diciembre nos acercamos a la curiosa y simpática población de Els Hostalets d’en Bas, con sus balconadas en la calle principal que llega hasta la puerta de la iglesia, dejando los coches en el amplio parking que tiene en la entrada. Hace un día algo nublado y con mucho viento, al menos en altura, con algo frio o bastante frio si te da el viento. La idea es acercarnos hasta la puerta de la misma iglesia del pueblo y girar hacia la derecha siguiendo las marcas que nos subirán, llevarán hasta las alturas de Sant Miquel de Castelló. Por suerte llevo el Alpina de Garrotxa Zona Volcánica que nos llevará por buen camino sin pérdida.
Raquel, Pep, Lea, Francesc y yo somos los participantes que salimos en busca de la ermita de Sant Miquel de Castelló que se enfila allá arriba sobre las laderas empinadas y boscosas, circundada por algunas paredes y “cingles”. Un cartelito nos hace girar a la izquierda en busca de la montaña y sus estupendos bosques, por una pista que pasará junto a algunos grupos de casas, masías, como el Molí del Perer, Bigorra… y arriba el estupendo balcón enfilado en la punta de una roca sobresaliente que es la ubicación de la ermita de Sant Miquel de Castelló.
Aparecen unas marcas que nos hace dejar la pista, el camino asfaltado, cementado, para internarnos ya por los bosques de las laderas, que cada vez serán más verticales, bajo Sant Miquel de Castelló, hacia la derecha. En un principio la senda se empina considerablemente en algún primer tramo, después avanzamos sin pérdida laderas arribas, entre el boscoso y frio monte, en busca de las alturas y los hermosos escondites de La Garrotxa, de la Vall d’en Bas. No hay pérdida. Senda arriba, sin hacer caso a un estropeado camino que nos sale por la derecha.
La senda atraviesa, de abajo a arriba, un estupendo encinar, y luego un hayedo con ejemplares sin hojas, esqueléticos y altos intentando tocar el cielo. Más arriba ya descubrimos los muros de la construcción de nuestro objetivo entre los nombrados ejemplares pelados y esqueléticos. La senda llega hasta un poste indicador de recorridos y sendas, nosotros seguiremos hacia Falgars, que solo está a media hora de aquí, visitando antes el magnífico y espectacular mirador de Sant Miquel de Castelló que está aquí mismo.
Cruzamos de un lado a otro del peñasco que sostiene la antigua ermita. Parece un paso entre las paredes de roca que me recuerda a el paso de El Contador. Parece hecho adrede, excavado en la roca. Justo al otro lado giramos a la izquierda para en pocos metros acercarnos hasta la planicie y balcón que hay delante de Sant Miquel de Castelló. El viento es fortísimo, molesto y muy frio, casi no se puede estar aquí. Curioseamos la edificación recia y austera, antigua pero erguida. Estamos a 955 metros sobre una especie de roca espolón con la nombrada planicie delante del edificio, que hace de gran mirador. También, adherida a los muros, hay un refugio. Hacemos fotos a las increíbles vistas y un video con la fuerza del viento como protagonista. El día se mantiene nublado, con esas nubes en forma de platillo volante típicas de viento. Frío, casi un día de invierno.
Después de la foto de grupo intentándonos ponernos a resés del frio y viento pegados al muro del edificio, parlamentamos sobre si seguir o bajar por la molestia del viento. Decidimos seguir hasta Falgars, ahora por terreno más horizontal y a solo media hora de camino. Salimos al mismo sitio junto al pasillo entre las paredes de roca y encontramos a mucha gente que en bici o caminando, rondan el lugar. Parece ser un lugar muy transitado y visitado.
En el cruce donde hemos girado antes a la izquierda para llegar a Sant Miquel de Castelló, giramos ahora a la izquierda de nuevo como queriendo seguir el recorrido con destino Falgars d’en Bas. En este caso casi todo el recorrido se hará por pista. Ahora pasaremos por una especie de gran pasillo abalconado entre las paredes bajo nosotros a la izquierda y las suaves lomas boscosas de la derecha, entre viejas construcciones y prados de pastura. No hay pérdida alguna. Además volvemos a seguir las indicaciones del G.R.-2. En un primer planteamiento la idea era poder visitar la cima de algunas de las alturas que rondan cercanas y fáciles este recorrido, como el Puig del Llamp, pero los caminos o sendas que salen del camino principal y marcado no son nada fiables y decidimos seguir la pista hasta la aldea de Falgars d’en Bas.
El camino a Falgars d’en Bas con sus curvas y casi zigzagueo intentando evitar barranquitos y los suaves perfiles del terreno, nos deja bonitas estampas, paisajes como postales con el pasado Sant Miquel de Castelló como una especie de torre vigía del lugar, la boscosa y marronosa, por la caída de las hojas, Serra de Llancers y las vistas hacia las pocas construcciones de Falgars d’en Bas subidas a una suave loma también, dominando el paisaje. Fácil, sin subidas y con alegre marcha y charla, llegamos enseguida a la nombrada población.
Falgars d’en Bas son pocas casas, casi se pueden contar con los dedos de las manos. Algunas de ellas parecen casas rurales o albergues, otras pocas están habitadas. Pero nos llama la atención dos construcciones: la iglesia y la rectoría. Eso sí, no hay bares. Estuvimos buscando algún bar pero entre las pocas casas no hay bares. Al final, después de visitar la iglesia y admirar los verdes alrededores del pueblo, nos resguardamos del frio y del viento entre las columnas y arcadas del porche de piedra de la rectoría. Aquí almorzamos.
Antes de llegar a la población y en el despejado camino de subida y llegada a Falgars d’en Bas, hay un cruce de recorridos y de caminos. Debemos volver a este cruce, a este punto, desandando el camino pocos metros, para seguir la bajada o la vuelta a Els Hostalets d’en Bas por otro camino, otro recorrido, para cerrar la circular de la actividad. Ahora las vistas de enfrente, antes de llegar al cruce, saliendo del pueblecillo y poco camino nuevo seguido, son magníficas: observamos las boscosas laderas, praderas, barrancos de paredes rocosas, verticales que separan el fondo del valle de las alturas como si fuera una especie de meseta, pero “meseta” adentro más laderas boscosas, casi infinitas, sin fin o sin poder ver sus términos. En un rincón de estos escapes, entre paredes y bosques, la curiosa construcción de Sant Miquel de Castelló, como una torre guardiana del hermoso paisaje. Al fondo se aprecia la blancura del alto Pirineo, el Canigó se asoma con su porte imponente, lejano pero inconfundible; abajo el llano del valle, verde, terroso según el bancal, el prado, rodeado de otras montañas, muy boscosas, verdes, preciosas…
Saliendo de Falgars d’en Bas desandando el camino de llegada, giramos a la derecha en el cruce en dirección al pueblo de donde hemos salido y dejado el coche. Está marcado y señalado con lo que no hay perdida. En un principio sigue el camino, pista que va bajando por la vertical ladera en zigzag, pero enseguida la deja para seguir una senda de bajada en medio del denso, frondoso bosque, lleno de rincones y hojarasca. En esta bajada ya no encontramos a nadie, contrariamente a la cantidad de gente con la que nos hemos encontrado entre Falgars d’en Bas y Sant Miquel de Castelló. La bajada directa está marcada con pintura amarillas que aparecen en los troncos de los árboles y otros sitios, además de la perceptible zanja de la senda marcada en medio del terreno y la hojarasca.
Así bajando llegamos hasta la salida del bosque justo en las cercanías de los muros de Els Terrers. La bajada ha sido rápida y muy directa. He corrido un poco, es especial para bajar corriendo entre árboles, curvas y pendientes algo verticales. Bonitos rincones. Desde aquí solo tenemos que seguir el camino que sale de la casa hacía otras casas, como La Clapera, construcción gobernada por dos magníficos robles en su puerta, o la Torre de La Clapera, un edificio singular, cuadrado, lleno de arcos, abalconados, muy llamativa, casi bonita, como un palacete colonial… al otro lado vemos los límites del pueblo, el camino nos llevará hasta la misma calle que pasa por la puerta de la iglesia, pero justo al lado contrario por el que salimos.
El viento, como queriendo ser el protagonista en este fantástico recorrido, se despide con un remolino de tierra del bancal terroso de en medio del valle justo antes de entrar al pueblo. Después acabamos en un bar de Els Hostalets d’en Bas para cerrar la actividad con una ceremoniosa cerveza, después de cruzar la preciosa calle llena de balcones de madera en sus pequeños edificios y casas, a modo de largos corredores que miran a la calle. Bonito, fácil y no muy largo recorrido. Ideal para conocer, adentrarse por primera vez en las boscosas laderas de la Vall d’en Bas. Precioso valle de La Garrotxa.