Intenté realizar esta actividad, esta ascensión del pico o montaña más alta de Les Guilleries, hace unos meses atrás. La idea era llegar hasta la pequeña y cuca población de Osor, encajonada y metida en un vallecillo entre las pendientes de estas casi deshabitadas montañas.
Les Guilleries junto con el Collsacabra son un conjunto de montañas, valles, macizos que hacen frontera entre las provincias de Girona y Barcelona. Extensas, boscosas, bastante deshabitadas en algunas partes y en otras, agrestes colmadas de paredes, “Cingleras”, barreras, paredes rocosas que hace más difícil a veces el paso entre las pocas, distintas poblaciones.
En un primer intento de organizar la salida, no salió ni lo tenía claro, pero fue este pasado mes de enero cuando ya me decidí; con lo que el pasado sábado día 13 Lea, Alberto, Raquel y yo nos acercamos hasta la Font del Borrell en el simpático Osor. Antes tenía que estudiar bien la subida a este pico, a esta montaña: había varias opciones, una salía desde las cercanías de Sant Hilari Sacalm al sur, y la otra desde el mismo pueblo de Osor. La ascensión desde Osor tenía más desnivel, era más montañosa, dedicada y emocionante… más montañera, más al estilo que me gusta, vamos… Desde las cercanías de Sant Hilari Sacalm el recorrido era más corto, con menos desnivel y comenzaba desde un punto no tan reconocible como el mismo centro del pueblo de Osor.
Así que una vez mirado el Alpina de Collsacabra, Vall de Sau, intenté divisar por internet, por el Wikiloc, la ascensión a esta cima desde el mismo Osor; ya que no había senda o recorrido marcado, había que hacerlo entre los caminos, sendas y perfiles que rodean todo el norte, noreste de la montaña, entre Osor y la cima de Sant Miquel de Les Formigues. Descubrí solamente con mirar una sola vez el siguiente recorrido: (Osor-Sant Miquel de Solterra o de les Formigues-Osor), casi tan enrevesado y liado cogiendo y dejando caminos que pensaba que sin el track y solamente siguiendo las marcas del Alpina, me podía perder. Pero no fue así.
Aunque de hecho el recorrido es tan perdedor que describirlo paso a paso por escrito casi que se me hace bastante difícil; por ello os aconsejo aprenderos el track que señalo, y a la vez leer los pequeños pasajes que os relataré… todo comienza en la fría umbría de la Font del Borrell a la que se llega enseguida en cuanto entras en Osor, después de una estrecha y típica carretera de montaña, girando a la izquierda por una callejuela.
Unos altos árboles y una riera tranquila pero con agua abundante en esta fría mañana, nos dicen donde podemos dejar los coches. Salimos en dirección contraria a la que hemos entrado con el coche, cruzando la riera por un puente y siguiendo, después de una leve rampa, un camino que se aleja del pueblo, y ya salimos de camino a la aventura, hacia la montaña de Sant Miquel de Les Formigues.
El día será algo fresco, nublado y con viento en la cima, pero casi soleado sin probabilidad de que nos precipite, un día perfecto para salir a la media montaña invernal, las nubes y peor tiempo se quedaban más al interior y al norte, en los Pirineos. Al poco tiempo encontramos un camino que gira a la derecha casi con un giro de 180º algo en subida, característico por sus carteles de “prohibido el paso” o “propiedad privada” … Hay que llevar cuidado y no seguir todo el camino hasta la casa o masía al final, Cercenedes o Sassanedes, ya que según leemos en el track, no son bienvenidos los extraños, visitantes de la montaña, y los perros guardianes de la casa, son agresivos con éstos. Con lo que a partir de cierto punto en el camino y después de pasar cruces de caminos menos transitados, giramos a la izquierda y arriba por otro camino, al poco de haber dejado unos panales de abejas (de las que también nos advierten su existencia a la entrada del camino).
Atravesamos lugares boscosos, increíbles y solitarios. Castaños, “sureres” y encinas, preciosas y asombrosas muchas. Este camino sube ahora como en zigzag y desemboca en otro más principal. A nuestra espalda e izquierda, casi escondido, dejamos una de las típicas balsas redondas donde se recoge agua para prevención de incendios. Y casi sin percatarnos (yo sí lo vi, porque lo descubrí en el Alpina), las paredes ruinosas de El Rajol; ya mimetizadas con el entorno, llenas de hiedra y vegetación.
De nuevo un camino más principal, lo seguimos hacia la derecha, en busca de que cruce un barranco, una riera sin agua pero que forma un perfecto hueco en la ladera de la boscosa montaña: es el Sot de Sassanedes. Al otro lado del mismo, el camino llega a un cruce con varios caminos, hacemos caso omiso a dicho cruce, y sí hacemos caso al siguiente, sin habernos salido del camino principal. El primer cruce es casi de cuatro direcciones, y el que baja a la derecha llega hasta la nombrada y “prohibida” masía de Cercenedes, hay que coger el segundo cruce, después de un giro de la ladera y perfil de la montaña, y justo en ese punto, otro giro casi de 180º a la izquierda y subiendo la ladera montaña arriba, seguimos otro camino que nos llevará por las cercanías de la Carena de l’Aió, atravesándola hasta dejarnos justo al norte de la cima a la que queremos llegar y que aún no vislumbramos.
Ahora sí, una vez pasada de un lado a otro la parte cimera de la Carena de l’Aió, vemos la otra parte de esta, estas montañas: un estupendo valle encajado entre las montañas, con vertientes más verticales y vertiginosas, entre la montaña de Sant Benet y esta que pisamos de Sant Miquel de Les Formigues, por donde discurre la Riera d’Osor. Me sorprende una gran construcción casi en la parte más alta de la ladera de la montaña que nos queda enfrente, al otro lado del valle, y a la derecha, norte, de la parte más alta de la misma (que es San Benet); es El Coll: Santuario, Hotel y Refugio de Guilles… un conjunto de varias construcciones con el enorme caserón del Santuario del Coll la más llamativa.
Llegados a un punto de este camino, lo dejaremos para seguir por otro que sale a la izquierda y también montaña arriba. Este volverá a girar casi 180º (pero no inmediatamente) y que nos llevará sin darnos cuenta en dirección a una altura que llaman Letra Ventosa, al norte de La Roca. Justo en este punto el camino volverá a girar hacia el oeste, siguiendo los perfiles de la montaña. Ya aquí arriba los caminos están llenos de hojarasca, hojas abundantes que nos llegan hasta casi las rodillas caídas de estos castaños abundantes y sobresalientes, también aparece el hayedo, de esbeltos troncos, numerosos y muy sanos. Un bosque variado verdaderamente especial y hermoso.
Pero llega un momento que este camino acaba, desaparece en el terreno, justo, si miras en el Alpina, a la izquierda y noroeste de La Roca, otra altura de casi mil metros que se distingue y se separa de la cima principal (que aún queda por andar hasta ella). Me sorprendo. Me paro… creía que el camino seguiría… pero miro el mapa Alpina ¡¡¡Haaa!!! Vamos bien. Hay que buscar una senda a la izquierda que sube por la ladera por en medio del bosque, como viene en el mapa, hasta el Coll de Rouric. Unas salvadoras marcas azules pintadas en los troncos de las hayas, nos indicarán el camino, la dirección correcta en esta subida. Ya no hay pérdida… antes Lea (que se ha bajado el track) nos ha tenido que indicar el camino correcto en unos de los cruces de caminos… pero el lugar y sus bosques son excepcionales, hermosos, en nuestra solitaria marcha, cruzamos rincones de vida forestal envidiable, preciosa… al final es un recorrido increíble en lo referente a viveza de la Naturaleza.
Llegados al Coll de Rouric (947 mts.), Lea nos dice de subir a la cima que queda cerca: La Roca, a pocos metros; pero al final le convenzo de que el recorrido del track no pasa por este pequeño pico. Con lo que seguimos la senda que ahora se distingue recorre el cordal cimero de la montaña en busca de su parte más alta. Antes de llegar al nombrado collado y entre los robles que nos dejaban ver más allá, hemos distinguido la forma de la misma montaña y el recorrido que nos queda hacia ella. Todo por un lugar muy boscoso de viejos y formidables robles, es la que llaman Roureda de Sassanedes, que no acompañará en este recorrido en busca de la cima de Sant Miquel de Les Formigues.
No hay pérdida ya. La senda en dirección sur metida entre los preciosos ejemplares en esta “roureda”, se va elevando por el cordal cimero cogiendo altura en busca de la cima. Pasamos por un paso de roca entre árboles, pero siempre debemos ir casi por lo más alto. Las mismas marcas azules nos guiarán entre los troncos de los robles, ya que la senda a veces aparece escondida entre la hojarasca y los perfiles de la boscosa ladera. Eso sí, el paisaje, el lugar es impresionantemente hermoso, lleno de vida y sanos, antiguos, formidables ejemplares. Un bosque con encanto.
Antes de llegar a los 1.100 metros del recorrido, pasamos por las cercanías de otro collado, con cruce de sendas y caminos, Les Portelleres. Nosotros no dejamos de seguir la misma dirección sur por lo más alto del cordal, cuyo recorrido comienza ahora a girar al suroeste en busca de la alta cima que queremos conquistar.
Y así, sin darnos cuenta, mientras subimos por este cordal que parece se excede en el tiempo de largo que es su recorrido, por fin vislumbramos la famosa cruz clavada en la misma cima de Sant Miquel de Solterra o de Les Formigues. Pocos pasos más entre el bosque, una pequeña subida por la roca y ya estamos al pie de la misma de 1.203 mts. de altitud. Ya por los alrededores nos encontramos con gente, montañeros y excursionistas que cogen otras sendas poco más abajo que por donde vamos nosotros, en busca de otros recorridos… parece que los visitantes de esta cima suben por otros recorridos, y no es de extrañar ya que desde la parte sur de Sant Hilari Sacalm, el acceso es más corto y señalado… pero menos emocionante…
La cima está despejada de árboles, matorrales casi, es un peñasco en forma de pequeña meseta alargada en cuya parte norte un pedestal hace las veces de parte más alta, de cima y de soporte para la curiosa cruz faro indicador del pico y punta más alta de la montaña. Foto y vistas alrededor, foto de grupo y cumbre. Observamos los perfiles del Montseny más allá de la población de Sant Hilari Sacalm mirando hacia el sur, suroeste, con sus dos macizos más altos bien diferenciados y separados. Hacia el norte un piquito rodeado de una muralla de roca, una pared que lo rodea como si fuera la proa de un barco de guerra, me llama la atención, justo detrás y al fondo, antes de que las nubes que el a veces fuerte y frio viento traen y dejan estancadas e impidan observarlo, el nevado Canigó en el Pirineo de Francia. Hermosa visión, estupendo paisaje… también vislumbramos el pasillo entre las montañas litorales y las prelitorales en la parte sureste de la provincia de Girona, con la misma capital, Girona, en uno de sus lados. Incluso si nos fijamos bien, podemos ver las montañas y paisajes alrededor del Golfo de Rosas, como las de Montgrí.
No es mediodía pero debemos bajar; ya comeremos por el camino de bajada. Hemos almorzado hace poco en el Coll de Rouric y no tenemos mucha hambre. Hay un numeroso grupo de excursionistas de mediana y algo más avanzada edad que llegan ahora a la cima, otra parejita… parece que la cima suele ser visitada a menudo por excursionistas y visitantes, pero en nuestro recorrido no nos hemos encontrado con nadie, supongo que será por lo intrínseco y algo laberíntico del mismo; o por los peligrosos perros de la masía de Cercenedes. Al pie de la cruz están las hormigas: 3 formidables hormigas de metal, de hierro, como la misma cruz, de tamaño descomunal (para lo que es una hormiga) que parecen están como adorando a la misma cruz, o como pensando en subirla desde la misma base de la cruz en la que se encuentran; dos blancas y la de en medio oscura. Y tres letras FFF, que parecen las siglas de algún centro excursionista o de montaña… no conozco la historia de esta cima, Sant Miquel de Solterra ni de las hormigas, pero sin duda, si aquí están representadas, alguna debe de haber.
La bajada la haremos siguiendo la senda que aparece al otro lado de la cruz de por donde hemos aparecido, y es la escogida por el resto de visitantes para llegar a su cima. Esta senda baja por en medio del bosque algo más debajo de por donde íbamos nosotros, al este, lado derecho de la montaña (si miras desde la cima hacia el norte), y es la senda por la que vimos a la gente que bajaba del pico mientras nosotros llegábamos a él. La seda está bien marcada llena de hojarasca en ocasiones en la algo empinada ladera de la boscosa montaña. La senda o recorrido sigue en dirección norte, casi paralelo al que hicimos nosotros en la subida. Pero llegados a un punto la senda gira mientras baja, y en lugar de seguir hacia el norte, seguimos ahora hacia el sur por la ladera y por debajo de la cima de Sant Miquel de Les Formigues.
La senda que sigue mucho tiempo sin girar hacia el sur, sureste por debajo de la cima de Sant Miquel de Les Formigues, se sale del mapa Alpina de Collsacabra. Y pensando que nos estamos desviando demasiado del recorrido correcto de bajada, pregunto a Lea si en el track vamos por el buen camino. Así es, vamos bien. Eso sí el sitio, el bosque es también precioso, estupendo.
Por fin la senda deriva en un camino. Un cartelito nos indica que esta es la senda o recorrido más indicado para llegar a la cima de la montaña. Ya en el camino giramos hacia la izquierda, y al poco tiempo volvemos a entrar en el Alpina. Este camino nos dejara en las cercanías de Les Portelleres, que antes hemos recorrido por senda por su parte alta, justo en el cordal cimero de la montaña. No dejaremos el camino.
Al poco tiempo dicho camino comenzará a bajar con más notoriedad con un zigzag en la muy boscosa ladera de la montaña. Ahora, en toda esta bajada, seguiremos siempre caminos con cruces y zigzags en busca de la masía de El Ripoll. Describir que camino seguir y cual no, se hace una tarea ardua de explicar con exactitud ahora mismo, ya que seguía el mapa Alpina y en este salen innumerables trazas de caminos y pistas… eso sí, hay que desembocar de alguna manera en la pista que viene más marcada o señalada en el mismo y que sin pasar por el Pont de Ripoll, baja de la ladera este de la montaña con sus curvas, zigzags y entresijos de los perfiles de la montaña, cruzando ahora sí, ahora no, o por las cercanía de un barranco que cruza lo que llaman el Bac del Ripoll. Si seguimos bien el track y las indicaciones del bien marcado, actualizado mapa Alpina del Collsacabra, Vall de Sau, llegaremos con pocos incidentes o dudas hasta la nombrada masía… pero hay que estar atentos y tener orientación en esta preciosa boscosa ladera llena de laberínticos caminos.
En la desembocadura del camino que seguimos, en otro camino, el grupo se para frente al precipicio, al corte del mismo camino. Hay una especie de carril, de sendero muy marcado en el terreno: son caminos, vertiginosos senderos para mountain bike, la velocidad y peligrosidad que pueden alcanzar las bicicletas por estos caminos de ruedas nos deja sorprendidos. Más abajo observamos plataformas de madera con protecciones para que las bicicletas a toda velocidad crucen los caminos por arriba, saltándolos, sin tropezarse con los transeúntes del mismo. Parecen unas instalaciones montadas para el turismo de aventura. Curioso.
Curiosamente de nuevo estamos solos en medio de este formidable bosque, el cual observamos le han hecho una limpieza talando algunos ejemplares, ramas, dejando el espacio del terreno más libre. La pista que ahora seguimos en dirección al Ripoll está más cuidada y arreglada, seguramente para que puedan pasar las máquinas a llevarse la leña cortada. Pero antes de bajar y junto a un montón de troncos talados, apilados en una curva del mismo camino, nos paramos para comer. Ya son más de las 2,30 de mediodía y no hay que dejar que el hambre nos merme en esta bajada hasta Osor.
Esta pista con tanta revuelta baja casi hasta el lecho del barranco, la riera que forma el valle al oeste de la montaña de Sant Miquel de Les Formigues, la Riera de Noguerola. Ya vemos los árboles de bosque de rivera que rodean la nombrada riera. El camino baja algo recto como bajando de la montaña y enseguida gira hacia la izquierda y norte en busca de una simpática y curiosa construcción: El Ripoll.
Pasamos junto al edificio por el camino que esta vez es casi horizontal, sin subidas ni bajadas… El Ripoll parece haberse transformado para ser una casa rural. Algunos caballitos nos saludan al salir de El Ripoll. Siguiendo el camino hacia el norte enseguida llegamos al punto de partida: la Font del Borrell. Antes hemos pasado por el cruce del camino que nos acercó a Cercenedes (Sassanedes), que ahora quedaba a la izquierda con los característicos carteles de propiedad privada, peligro abejas…
Nos acercamos a uno de los bares de Osor para celebrar y tomar algo después del éxito y actividad realizada. No nos hemos perdido, a pesar de las revueltas y de lo laberíntico del recorrido, del track… Me ha sorprendido gratamente estos bosques, estas laderas llenas de viejos y sanos robles, encinas e incluso hayas, y las vistas desde la cima de Sant Miquel de Solterra o de Les Formigues. Es una ascensión algo larga pero interesante y única. Merece la pena perderse, o no, entre estos solitarios bosques.