Nos levantamos descansados, aunque yo he pasado calor y a media noche tuve que abrir la ventana. Por la noche y en mitad de la madrugada oía llamar oración desde el minarete.
A las 8 desayuno en el hotel y a las 9 salimos con las furgos-minibuses en busca del Lenin. Somos varios grupos, varios coches. En el nuestro se monta parte de equipo: Hans, Tom, Elan, también se monta un chico ¿inglés? que va a hacer la “ruta de los 3 picos” y Adur que es vasco. A partir de aquí hacemos amistad con Adur y Daniel (que veremos en el Campo Base) y forman un equipo individual que también quieren hacer el Lenin. También nos encontramos con otro español, Luis Guerrero que habla perfecto inglés, es de La Bisbal de l’Empordá y viene con su amigo Dimitri que es un norteamericano que sabe inglés y ruso. La eterna pregunta es si Dimitri fue antes ruso que americano, o aprendió el ruso de sus padres…
Nada más salir del hotel paramos en un supermercado. Compramos chocolate, frutos secos y barritas de fruta. Ha venido bien tener dinero en Soms.
Javi compara las carreteras y particularidades de Kirguistán con la de Nepal y otras: son mejores, hay carretera asfaltada y cuidada hasta cerca del Pamir, y la gente es por lo general limpia. Los lugares están limpios.
Y ya estamos de camino. La carretera debe de cruzar la Cordillera Alai, llegar a una especie de valle ancho y llano entre esta cordillera y el Pamir, y después girar en busca del camino del Pamir y el vallecillo que nos lleva al Campo Base del Lenin.
Las vacas y animales se cruzan tranquilamente en la carretera sin miedo y el conductor con bastante pericia y casi sin bajar la velocidad, las esquiva temerariamente.
El camino es largo. Llegado a un punto subiendo por un valle, el coche se para: “toilette” nos dice el conductor. Estamos en el Pass Taldyk a 3.615 mts. de altitud en medio de la Cordillera Alai. Hacemos fotos, vamos al “toilette” (en las piedras). Hace mucho viento. El resto de coches también paran aquí (hemos hecho una especie de carrera con el resto con adelantamientos). Un niño Kirguistaní que no sabemos de dónde ha salido, ¿me pregunta “Where you from?”, “Spain”. En un puerto de montaña.
Rápidamente volvemos al coche y seguimos carretera abajo. Al tiempo llegamos al llano nombrado pasando por pueblos pequeños que algunos salen en el mapa que compramos en el hotel, y otros no.
De repente salimos de la carretera y nos adentramos por un camino. Pensábamos que ahora iríamos en todoterreno, pero no, el coche nos subirá por este camino tortuoso hasta el mismo Campo Base.
El chofer a los pocos minutos de estar en el camino, para, para que bajemos y admiremos la entrada al Pamir. La codillera está nublada aunque en el resto del país que hemos cruzado hacia muy buen tiempo, y las altas cimas no se ven, pero se aprecian unas enormes masas de nieve y hielo blanco de los glaciares. Fotos, videos… ¡Estamos en las puertas del Pamir! Una perfecta hilera de montañas separa la cordillera de este valle llano lleno de derrubios de los ríos que bajan de la cordillera.
Volvemos al coche y ahora es cuando comienzan las 2 horas de camino y subibajas molestos. Intento dormir para pasar lo más rápidamente posible este tramo, pero los vaivenes del coche hacen que casi caiga del asiento. Nos adentramos en un valle, y al poco tiempo descubrimos varias tiendas de campaña grandes, alineadas en varios lugares: hay varios campamentos, 3 he contado, nosotros vamos al que está más adentrado en el valle pero no el más grande: es de la empresa Central Asia Travel.
Después de las 14’30 llegamos al Campamento Base: hay 5 yurtas (tiendas redondas, grandes, típicas de los nómadas Kirguistanís) y unas 30 o 40 tiendas como de campaña amarillas, grandes, que forman un cuadrado mirando al centro del mismo. Bajamos y nos acomodamos. Se nos presenta “la jefa”, Cristina. Una chica muy joven rusa que en inglés nos explica a todos los recién llegados las características, horarios y cosas que tenemos que saber. Las yurtas son: 2 comedores (1 comedor y sala de estar), donde se desayuna, come y cena; una cocina, 1 “store” (almacén). Al otro lado de las yurtas hay más tiendas amarillas pero parece que no hay gente en ellas. También hay duchas y sauna, que están algo más alejadas. Como las 4 toilettes y los lavabos (alejados de las toilettes) que están en medio del camino a los baños y están al aire libre sin techo sobre el que cobijarse. A Javi y a mí nos dan la tienda nº 6 que se compone de 2 camas (son palets), con colchón, edredón, 2 flexos y una entrada, vestíbulo… No está mal.
Pero lo mejor son las vistas; aún muy alejado al fondo del valle, adentrándose en las montañas, aparecen gigantescos glaciares, nieve sobre gigantescas montañas, que aun estando lejos, se aprecia su grandiosidad. Ahora el cielo está nublado y no se aprecia con claridad todos sus perfiles pero se observa que serán grandiosas. Estamos a 3.600 mts. de altitud. Aun no me afecta la altura.
Cerca de las 15’30 nos vamos a la yurta comedor para hacer una comida (casi merienda) y aquí ya nos reunimos todos los que seremos el Equipo Mixto: Thomas (Tom) es de Holanda, ha viajado mucho y subido otras montañas y sabe español; es súper amable, amigable y simpático y enseguida conectamos con él. Hans es alto, rubio y belga; Ilan también es holandés o alemán, Luis Guerrero, Dimitri, Stephen que es taiwanés de 67 años (le molesta que le digan que es Chino), ha subido al Aconcagua y dos veces el Denali cuando era joven, habla poco pero es constante; un ruso que toma el sol sin camiseta pavoneándose por el campamento, cuyo nombre no recuerdo, un australiano con aspecto de asiático (Ray) que también ha subido al Aconcagua, Teresa de la República Checa y otra chica con nombre como griego (Iveta) que siempre lleva un camarón Canon Reflex en el pecho colgada de la mochila, también de Chequia.
Todos comemos juntos en la yurta comedor y así nos vamos conociendo. En la comida llega otro joven Dimitri (Dima), de ojos azules, pelo rubio, ruso total, que será nuestro guía y habla en un inglés casi irreconocible.
Después de comer y organizar las tiendas, decidimos salir algunos del grupo a merodear por los alrededores. Con el paso del tiempo parece que se despejan las montañas y las vistas son bonitas aunque no completas. Hay un rio cercano cuyo cauce forma un impresionante cañón. No llega a ser un río del Himalaya pero cuando baja agua por aquí, tiene que ser impresionante y caudaloso. El terreno en general es verde y todas las montañas de alrededor están nevadas y son altas; a partir de 4.500 mts. más o menos ya hay nieve según los rincones.
Los gigantes glaciares blancos quedan al fondo. No se ven bien todo por las nubes pero nos impresiona ¡Nunca he visto montañas, glaciares así! ¡Enorme, gigantesco!… precioso.
Nos vamos a dormir. No abrimos sacos. Bajo los edredones también se está caliente, aunque hiele algo esa noche. El cielo se va despejando y seguramente mañana estará todo despejado.
Mañana comenzamos la aclimatación subiendo a 4.100 mts. en las laderas del pico Pietroshkogo, que mide 4.825 mts. según el planning de MundoExplora, habría que subirlo hasta la cima… menos mal que no.