El día se despierta igual que lo hizo el anterior: radiante, soleado, brillante y sin atisbo de mal tiempo por llegar. No tenemos que levantarnos temprano pero el sol que ya nos dá en la tienda y el hecho de habernos ido a dormir pronto anoche, nos hace pronto, y a eso de las 8 de la mañana ya comenzamos a preparar desayunos y mochilas.
Parece que estoy mejor. Para dormir Javi y yo nos tomamos una de esas aspirinas con sabor naranja que vienen en sobrecitos pequeños de polvo granulado, más por el efecto, por su adicto sabor.
Desayunamos de nuevo los 4 juntos: Luis, Javi, Dimitri y yo bajo un sol y un día que prometen ser radiantes y envidiables. Salgo a hacer fotos al campamento desde las laderas del sitio donde la gente hace todas sus necesidades: una ladera nauseabunda a la derecha del campamento, llena de piedrecillas, canchales y roca madre. Realmente es asqueroso y sucio este rincón cerca del campamento, pero necesario e inevitable para la gran cantidad de gente que sube aquí. No hay intimidad. Desde este punto, mientras te acuclillas, puedes observar ahí abajo las cordadas que llegan y salen del campamento hacia el Campo 1; y parte del campo de grietas del enorme glaciar al caer del plateau. 2 sendas te llevan desde distintos puntos del campamento a este lugar nauseabundo.
De repente Luis nos dice que Dimitri ha hablado con Dima (el guía) y que nos cambiamos a otras tiendas más grandes, espaciosas y algo más abajo, casi al final del campamento. Rápidamente cambiamos las cosas de lugar, recogemos y dejamos todo en las grandes tiendas azules. Estamos todos en estas tiendas azules, en fila de espaldas al glaciar. Lo que no nos habíamos percatado es que a pesar de la tierrecita y piedrecitas que pisamos y sobre las que están las tiendas, debajo está el hielo del glaciar. Es más, justo al cabo de unos días y pegada a la tienda, justo detrás había una grieta glaciar que se iba abriendo y hundiendo la nieve que la tapaba conforme pasaban los días y hacía calor.
Ya son las 11’30 de la mañana. Ya toca hacer la actividad: nos preparamos para salir muy despacio por una empinada pala que queda como arriba a la izquierda del campamento. Ya habíamos observado desde el Campo 2 la romería y fila de gentes, montañeros que subían y bajaban por estas largas palas; se podían diferenciar 2: una al salir del Campo 2 (5.300 mts.) hasta una altura de 5.700 metros, después un trozo de falso llano en la loma cimera de la montaña, para coger otra empinada pala desde los 5.800 mts. hasta los 6.100 mts. del Campo 3. Esta última pala será un verdadero infierno subirla, igual por la altura como por lo empinada que se ponía (casi 35º-40º).
Con paso muy despacio, siguiendo la buena huella marcada y dejando la zona de piedrecillas, tierra a la derecha, subimos esta primera pala como si fuéramos ancianos que sale de paseo por la calle.
Arriba de la misma y en giro hacia la izquierda para coger la loma cimera glacial, podemos descansar. El día sigue siendo radiante, magnífico. Ya lo habíamos visto abajo en el Campo 1 con el wifi del campamento (que también nos servía para comunicarnos con España y retransmitir vía Facebook el día a día), cuando conectábamos con las webs de Mountain Forecast, YR, Meteoblue… y observamos que todos los días íbamos a tener buen tiempo, menos la tarde de la bajada del Campo 3.
Aquí alguien ha montado una tienda. No ha querido los agobios y abarrotamiento del Campo 2. Subimos un poco más, hasta un claro de nieve con tierra y piedrecitas justo al comienzo de la tremenda pala final al Campo 3. Tengo un poco de dolor de cabeza. Estos dolores de cabeza me acompañaran en cada marcha de aclimatación. Seremos casi uña y carne. Ilan, Tom, Javi… nos tiramos al suelo, tumbados o sentados sintiendo la altura y observando la fila y recorrido que sigue, con el trasiego de los que suben y los que bajan entre el Campo 2 y el Campo 3 en su pala final… ¡No parece tan empinada! Me tomo una aspirina o ibuprofeno para calmar el dolor de cabeza y hago la sesión de fotos y reportaje oportuno. Antes de las 14 horas ya estábamos en este rincón del camino.
El paisaje es espectacular y grandioso: lomas heladas de domos de hielo con sus seracs y cornisas, blancos de nieve y hielo sin opción alguna al terreno rocoso, inunda el paisaje. Allá al fondo, a lo lejos, la Cordillera Alai y el valle que llega al Campo Base, y arriba de nosotros blanco, resplandeciente y “casi al alcance de la mano” lo perfiles intentos y luminosos característicos del Pico Lenin, sobre una gigantesca ladera de hielo, seracs y nieve ¡Espectacular!
No ha ido mal la aclimatación pero ya toca bajar. Son las 14,15 horas. El día sigue inmejorable. Fotos aquí y allá, risas y charlas con los compañeros. Intento todo este tiempo comunicarme en inglés con la gente… creo que no lo consigo como Dios manda. Solo el simpático de Tom que sabe algo de Español se comunica mas, cuando no le sale en Español, seguimos en inglés. Al final me vendría bien practicar el poco inglés y mal que sé, aunque no me digan los muchos fallos que tengo.
Antes, al llegar arriba de la primera pala entre el Campo 2 y el Campo 3, en la salida del Campo 2, hemos encontrado a Ander y su guía ¡Qué alegría! Resulta que no habían hecho cima por que a su guía le había dado otro fuerte bajón a causa de la altura y el sobreesfuerzo. Algo parecido a lo que le ocurrió a Divi subiendo al Campo 2, pero parece que éste no tiene solución. Bajaban al Campo 2 del Campo 3 y de intento a cima. El guía ¿ruso? se le veía muy mal, cerraba los ojos para dormir y parecía como ido, no podía casi moverse. Al poco tiempo nos enteramos que en el Campo 2 le pincharon Dexametaxona para que mejorara. Reíamos diciendo “Joer con el Vasco, se ha cargado a su guía. Como son los vascos (de fuertes)”
Después de desandar rápidamente el camino, nos encontramos con Adur y Dani en una tienda del Campo 2. Parece que están mejor. Hablamos con ellos. Mañana subían al Campo 3 para ir aclimatándose.
Comemos algo. La tarde pasa en la tienda acostados casi desnudos por el calor que hace en “la sarten”. Dormitamos. Escuchamos música (Solo tengo Rammstein en el móvil) “Al final me gustaran” dice Javi. El día sigue excelente, soleado, muy bueno. Y el calor en “la sarten” insoportable. La crema solar ya forma parte de nuestra piel que ya se ha quedado blanca de tanta crema. Menos mal que Javi me ha dado un buff para cubrirme la nuca, cuello y orejas, si no el sol me las hubiera abrasado.
Dima, el guía, quiere reunirnos a las 18 horas. Nos quiere explicar, justo con el resto de guías Sherpas nepalís, que la actividad de mañana que era subir al Campo 3 y dormir en él, quieren cambiarlo para subir pero sin quedarse a dormir. Dicen que por la tarde viene mal tiempo y es mejor bajar del Campo 2 que se hará el recorrido más corto que bajar del Campo 3. Se quieren curar en salud por si se adelanta el mal tiempo y nos pille a todo el grupo. Somos 11. Pero nos dejan la opción de si alguno de nosotros que quiera dormir en el Campo 3 y bajar temprano al Campo 2. Ilan quiere dormir en el Campo 3 mañana.
Mis pensamientos van de aquí para allá. Es mejor evitar, por comodidad, dormir en el Campo 3, pero por necesidad y una mejor aclimatación, tendría que ser una obligación. Me arrepiento de no haber decidido levantar la mano y haber pasado la noche en el Campo 3… Quizás las cosas hubieran sido diferentes el día de cumbre… ¡Quien sabe! No dejo de darle vueltas.
Esta vez pasamos una noche tranquila en esta nueva tienda encima del glaciar y en el borde de una grieta. Aunque uno de los lados está hundido, el hueco que queda lo utilizo para dejar cosas. Es una tienda para 3, y según el planning debíamos compartir tienda entre 3, pero al final nos metemos 2 en cada… incluso Stephen durmió solo en una de ellas en el paso del ataque a la cima.