Estos días nos quedamos en el Campo 1 sin bajar al Campo Base como había planeado la empresa. Ya habíamos decidido nosotros no bajar al Campo Base aunque tuviéramos que pagar un día más en el Campo 1. Entonces parece que la empresa, con el guía Dima entendieron la situación, sin que haya reunión, y decidieron que nos quedáramos este tiempo en el Campo 1. Tampoco teníamos cierto el día de comenzar la ascensión al resto de campos para el ataque a cima, pues el tiempo, la meteorología era bastante adversa esos días y los siguientes. Al final decidieron que el día 9 comenzábamos la subida a los campos de altura, para el día 11 hacer el ataque a la cima del Pico Lenin. En aquellos días yo estaba convencido y comentaba a mis compañeros Javi y Luis que necesitaría mínimo 1 día más de aclimatación en el Campo 2 o 3. Para mi hubiera sido lo ideal, aunque no hubiera sido sinónimo de éxito ¡Quien sabe! Pero bueno… el planning ya estaba hecho. Lo bueno es que tendremos tiempo de sobra para bajar al Campo Base, pasar una noche en Osh y otra en Biskek, sin prisas y con tiempo de ver y hacer cosas en Osh.
La idea en estos 2 días en el Campo 1 era no salir del colchón casi, visitar al médico para controlar nuestros sistemas vitales y comer la rica y original (a veces conocido) comida del comedor. Pero eso de estar tanto tiempo en el colchón no iba a dar resultado, ni si quiera para escribir este Diario. A pesar del relativo mal tiempo que nos tenía que hacer estos días, al final solo estuvo nublado con muy poca precipitación de nieve y con unas temperaturas nada bajas para la altura y lugar en el que estábamos. Con lo que las fotos y video que hacía, a pesar de ser repetidas y casi aburridas hechas hacia los mismos sitios, no paraban de hacerse cada día, como buscando la originalidad o particularidad de ese día.
Lo primero eran los desayunos. Dani y Adur habían bajado de la montaña y nos acompañaban en cada ágape. Tenía mucho éxito la tortilla francesa mezclada con queso, la omelette, que Javi no acababa de convencerle y no quería comer, entonces pedía una y me la daba a mí, de forma que yo me comía la mía y la suya ¡Estaban ricas! Los compañeros veían la triquiñuela y se reían.
La mesa con los bancos que había junto a la yurta cocina también eran muy visitadas: los compañeros y alpinistas de otras expediciones se sentaban al sol alrededor de la mesa para hablar en el idioma inglés internacional (que casi todos entendían) de las características de la montaña, de la ascensión, del tiempo, de sus experiencias, de la vida…
Yo pensaba que esos dos días no serían suficientes para mí para descansar y después emprender el ataque de varios días con la subida al resto de campamentos, pero tampoco estaba tan mal, mejor dicho, no me afectaba la altura, sí que sentía que un sobreesfuerzo de mi cuerpo no creo que lo pudiera hacer con facilidad esos días.
Bajan otras expediciones de la montaña y por la noche los empleados de la empresa, les preparan la tarta de cima para celebrar que han llegado al punto más alto del Pico Lenin. Eso me da esperanzas. A parte de los polacos, otro extraño grupo (todos los grupos éramos extraños, o de extraña configuración de personas) que no sabría decir de donde eran pero que seguro eran del continente europeo, celebraban una noche esa victoria, esa meta cumplida de llegar a la cima del Pico Lenin. Y la guapa y simpática jefa del Campo 1 siempre ponía un poco de música en la yurta comedor (Linkin Park, Sia…)… con uno de los compañeros fuimos a recoger el equipaje a la yurta almacén y en una de las estanterías vimos una fila de tartas preparadas para las expediciones que iban regresando de la cima con o sin éxito… por el momento todas con éxito, pero no sabemos si de todos sus expedicionarios… no dejo de acordarme de los talones ensangrentados del polaco que pilló la borrachera la noche de la celebración de cima de su grupo… caminaba con las botas puestas como chanclas y esa parte de los pies ensangrentada.
Apareció otra expedición “mixta” con parte de gente de oriente medio (de nivel económico acomodado, se veía), y entre ellos una joven muchacha muy extrovertida que no paraba de hablar con unos y con otros en inglés… del Líbano creía que era… la pobre, nada más caminar para llegar al Campo 1 ya se había hecho daño en los talones y también los tenía ensangrentados. La veía caminar cogida del brazo de un chinito muy joven (eso parecía) al contrario que ella, bastante introvertido y callado (como son mucha gente de oriente), con el único que llegó a hablar es con Stephen… creo que fue la conversación más larga que ví de este chaval y de Stephen en todo el tiempo de la expedición. Morena, con el pelo largo rizado y la tez algo morena también, ojos negros muy abiertos y despiertos pero estatura mediana, con ese hongo gorro negro que resaltaba sobre el resto de la ropa negra, oscura. Me recordaba a alguien, alguien de mi infancia, de una juventud tan lejana como de encontrados sentimientos y emociones… no pude evitar ayudarla, una rusita le había dado unas tiritas o especies de Compeed, y cuando se le acabaron le di algunos de mis Compeed, y en un inglés (que la mitad no entiendo) me agradeció el regalo. Yo la dejé casi con la palabra en la boca como aquel que tiene miedo de enojar o molestar a los dioses y camina despacio y sin hacer ruido…
Ya parece que somos los veteranos del campo por el tiempo que ya hemos estado allí, viendo ir y venir otras expediciones y gente que llega nueva del Campo Base o pasa al resto de Campos de las otras empresas, al bajar de los campamentos de altura. La comida y portes llegan a caballo, éstos una vez descargados los dejan alrededor de las yurtas para que descansen a la espera de la próxima carga para bajar al Campo Base… si nos ocurriera algo en la montaña, el único escape, ambulancia o helicóptero, serían estos caballos o burritos que nos bajarían esas 4 horas del Campo 1 al Campo Base… ¿y quién nos bajaría de la montaña al Campo 1? Fotos a los héroes silenciosos y olvidados con el pico Yukhin al fondo.
En la comida reunión de compañeros, charlas, risas… los españoles somos los más risueños y animados del Campo 1, vamos, la alegría de la huerta. No soy muy partidario de las sopas, pero en la montaña es casi obligado, porque te hidratas, entras en calor y te alimentas a la vez. Una especie de ensaladilla está muy buena, en alguna ocasión estofado con carne… Dimitri no come carne, a los vegetarianos o agnósticos de la carne por religión o convicción, les preparan otras comidas sin carne. Por cierto que Dimitri no para de engancharse a su ordenador y, aparentemente, trabajar. Según Luis trabaja en una de las empresas bursátiles en Nueva York responsables de la crisis del 2.008, curioso. Le decimos en nuestro inglés de la Vega Baja que no trabaje, que está de vacaciones, el ríe y sigue.
Hay varios personajes rondando el Campo 1, no sabemos si esperando buen tiempo para subir al resto de campamentos para el ataque o descansando para bajar al Campo Base una vez acabada la actividad: uno de ellos es un francés de edad avanzada, cuando digo avanzada es por que aparenta más de 60 años y su aspecto físico es el de un hombre delgado, frágil, enclenque… aparentemente… pero descubrimos al final que este señor ya había subido al Pico Lenin, y su compañero era el señor de la camilla al cual el tímido doctor le estaba poniendo suero intravenoso. Otra era una joven mujer rusa que parecía se acercaba o pertenecía a algún grupo de expedicionarios, pero que al final me dio la impresión de que iba sola, muy curioso: de mediana estatura, ojos claros y rubia, no parecía la típica mujer rusa fortota, alta y de anchos hombros, pero a pesar de su apariencia no le sobraba valor y energía; siempre caminaba con sus botas de expedición por el Campo 1 como si sus medios o material fueran los justos y suficientes, con una expresión en su cara de seriedad y casi de absentismo, o sea algo inexpresiva. Había mucha más gente y grupos por el Campo 1, así como guías y personal, pero contados para que los puedas reconocer en 3 días de estar en el Campo 1.
En las comidas y en las cenas los grupos se reúnen en la yurta comedor, con lo que podemos observar e identificar cada miembro o persona que pasa por el Campo 1. Después tocan los juegos: dominó sobre todo y Míchigan de vez en cuando. Lo pasamos bien y reímos. Vienen bien estos juegos de mesa tanto para distraernos como para hacer lazos de amistad. Incluso en las charlas hay un espacio para la política, para la montaña, para nuestras experiencias pasadas, para el tiempo, para la programación del ataque a esta montaña… supongo que esta era un tema más serio ya que nos afectaba a todos ahora. Hablando del ataque a la cima, cuando se acercaban las fechas ya lo íbamos teniendo más claro, al menos a lo que el tiempo meteorológico se refiere… ¡¿Qué se hacía hace 20 años sin esta herramienta tan importante ahora al alcance de cada uno?! Vemos varias previsiones de diferentes webs, gracias a la conectividad wifi del Campo 1 estamos conectados con el mundo exterior cada día; el tiempo no iba a ser excelente para la subida y aproximación a la cima, pero justamente se complicaba seriamente a partir del día siguiente del día previsto de cima, incluso el mismo día por la tarde-noche. Comenzábamos la subida el día 9 jueves al Campo 2, y el día de cima iba a ser el día 11 sábado, pues el día 12 domingo todos los pronósticos coincidían en que el tiempo iba a ser suficientemente malo como para caer más de 30 ctmos. de nieve, con lo que o se subía a la cima el día 11 o ya no se podría hacer cima. Con lo que el tener algún día más para que yo pueda aclimatarme mejor, descansar más y mejor, tampoco podría ser… pero no quería adelantarme a los acontecimientos, ni pensar en ellos, ya sería lo que tendría que ser. Las chicas, Iveta y Tereza, hablan con Dima de intentar hacer un cuarto campamento ya que ven mucha diferencia entre el Campo 3 y la cima, con una lógica observación: en ocasiones se monta el Campo 4 justo más arriba de la loma cimera donde se encuentra el Campo 3 pero hacia la cima del Pico Lenin. Siguiendo el cordal en dirección al pico, hay que bajar a un collado a 6.000 metros, subir una larga pala en zigzag entre nieve y tierra, hasta un falso llano, un enorme balcón a unos 6.400 metros, aquí se instala el Campo 4 en ocasiones. Pero no hay más días para un cuarto campamento, Dima les convence, habla con ellas… al final no hay Campo 4, el intento a cima se hará desde el Campo 3.
Nos comunicábamos con España, Cataluña mediante el wasap; a Javi se le han gastado los datos enseguida, por lo visto su IPhone actualiza su sistema y no hay manera de que pueda comunicarse con Zaida. Hablamos con el mío. Hablamos con Anna. Les comunicamos el planning y que hasta que no bajemos el día 12 no volveremos a hablar. Lo comunicamos en Facebook, el diario funciona como si fuera una especie de reality show; pero son pocas palabras y nada sensacionalistas.
Ahora ya estaba todo preparado. Volvemos a hacer el petate que se quedará en el Campo 1, organizamos la tienda para al despertarnos hacer rápidamente las mochilas, no nos subimos ni cargas ni demasiada comida, se supone que abastecimos los campos con la aclimatación; pero seguimos sin dejarle nada de carga al guía, todo lo nuestro lo subimos en nuestras respectivas mochilas, eso sí, hay nuevos materiales como la bolsa de agua y el “arnés” que cogido al cuerpo aguantará la bolsa de agua… ¡Veremos si funciona! Ya estaba todo listo. Mañana a las 3,30 de la mañana de nuevo nos vemos en la yurta comedor para desayunar e intentar salir de nuevo a eso de las 4 de la mañana en busca del Campo 2, la “sartén”. Las cartas están echadas, no las tengo todas conmigo aunque estoy mucho mejor y aclimatado que hace 7 días, pero el cansancio parece que ha hecho mella en mi cuerpo, incluso me noto que he perdido peso, o estoy perdiendo peso. Pero la última palabra la tendrá la montaña, y casi la suerte. Ray y Hans no suben: Ray hizo un mal giro de rodilla bajando del Campo 3 al Campo 2 y tiene dolores, el médico le ha aconsejado que no suba, que pare aquí su actividad en esta montaña. Supongo que el médico no se quiere arriesgar y ante la mínima duda física, aconseja no subir, es normal. Hans resulta que las botas de expedición que ha traído (que no son de expedición) no le vale para el día de ataque a la cima, y en el almacén no han encontrado botas de expedición de su pie. Hans es alto y calza un buen número. Por lo tanto le han dicho que sin ese material no puede intentar el ataque a la cima; con frio puede congelarse los pies, pasarlo muy mal e incluso arriesgar su vida. Al final el equipo de 12 internacional o mixto, se queda en los siguientes participantes: Stephen (Taiwán), Tom e Ilan (Holanda), Dimitri (USA), Tereza e Iveta (Rep. Checa), Luis, Javi y yo (Cataluña), 9 valientes que se enfrentaran cara a cara a una de las montañas más desafiantes a las que me he enfrentado.
Última noche en el Campo 1 preparados para que suene Rammstein otra vez, nos despertemos y prepararnos para subir al Campo 2. Al sueño le cuesta venir. La suerte está echada, como dijo Julio César, Alea iacta est.