Después de varias intentonas o planteamientos para subir al Pic de l’Infern, montaña que por su figura, nombre y representación ya me atraía desde hace tiempo, decidí llegar a su cima sin las dificultades y condiciones del invierno. Ya que estos intentos habían sido planeados o realizados en invierno, como la primera vez que subimos el Pic de Freser, donde el principal objetivo era el llegar al Pic de l’Infern.
El pasado sábado 9 de junio acompañado de Olga y Txell nos acercamos hasta los párquines de la carretera junto a la cerrada estación de esquí de Vallter 2000, para realizar el camino normal, uno de los más pisados de este lado del Pirineo (creo yo) que era el salir desde la carretera por la senda del GR-11 hasta el Refugio de Ulldeter, y de aquí seguir hasta el famoso Coll de La Marrana. El mismo de tantos recorridos parecidos cuya descripción podéis encontrar por ejemplo en la primera subida al Bastiments o en el mismo Pic de Freser.
El día no es excesivamente bueno, con un cielo plenamente despejado y una temperatura agradable, no, pero como estamos en primavera las veces que nos da el sol y el calorcillo del mediodía, nos hará sentir más cómodos, y a la vez el viento y las sombras de las nubes nos hará sentir un frio que nos indicará que aún no estamos en verano.
La nieve no es tan abundante pero hay neveros extensos y zonas con nada de nieve, el típico y precioso paisaje de primavera cuando la nieve se va deshaciendo poco a poco y nos ofrece una perfecta y caótica vista de nieve combinada con terreno oscuro o rocoso.
Una vez llegados al Coll de La Marrana (2.529 mts.) hay que dirigirse hacia un colladito o paso entre la montaña del Bastiments, la cual la tenemos justo al norte, y el siguiente piquito que es el Pic de Freser que queda a su izquierda y oeste: es la Collada de Coma Mitjana. Punto más bajo entre las nombradas montañas. Para ello cogemos el mismo camino que hacia la cima del Bastiments, pero llegados a un punto en que la misma comienza a subir dejando claramente la casi llana, falso llano, enorme de la zona del Coll de La Marrana, debemos girar a la izquierda sin coger mucha altura ni bajar, para atravesar toda la ladera del Bastiments por su cara suroeste en busca de este collado. Aparece un gran hito poco más abajo nada más hacer el giro, mientras intento adivinar el recorrido, la supuesta senda. El hito nos puede indicar que es correcto que por aquí hay un recorrido que llega hasta la Collada de Coma Mitjana, pero no logramos descubrirlo a pesar de ir y mirar ladera arriba y abajo.
Txell me dice que las veces que ha pasado por el nombrado collado, siempre lo ha hecho subiendo a la cima del Bastiments y luego bajándola por su cordal oeste, que podría ser más fácil. Y ciertamente sería más fácil ya que recorrerse esta ladera en pendiente pedregosa, resbaladiza, sin senda y casi monte a través, es más incómodo y lento que a lo mejor subir el mismo Bastiments y bajarlo por la cercana ladera, cordal, que sí estaban señalizados y marcadas sus subidas, recorridos… pero bueno, siguiendo una lógica de dirección y recorridos, debería ser más corto por aquí… si hubiera una senda fácil y marcada.
Llego el primero a la Collada de Coma Mitjana, a 2.705 mts. Espero a Olga y a Txell que tienen más dificultad para avanzar por este tipo de terreno. Las nubes cubren el cielo en esa disposición de ejército de borreguitas en formación, y el frio viento nos ataca como casi siempre lo hace en los collados de la alta montaña. Como siempre nos hemos topado con más gente, montañeros y curiosos que visitan estas montañas, pero en el recorrido hasta la Collada de Coma Mitjana, nadie. Magnifico. A veces vamos a la montaña para encontrar tranquilidad y soledad, y nos encontramos con auténticas romerías por estas montañas. Siempre hay alguien por aquí…
Desde aquí solo hay que seguir el cordal que queda a la izquierda y oeste, ya que el del este es el que baja del Bastiments. Esta es la subida al Pic de Freser, recorrido que hicimos pero al revés, de bajada en Pic de Freser aquel invierno. La idea es hacer la cumbre del Pic de Freser y la seguida del Pic de l’Infern.
En poco tiempo llego a la cima del Pic de Freser, de 2.835 mts., Vistas al Pirineo francés y a las montañas de este Pirineo Catalán. Descubro un conjunto de montañas o cimas, que bajan de un cordal desde la base del Pic de l’Infern hacia el norte, es la carena o cordal de Coma Mitjana… tengo un día que ir a estas montañas, se ven tan espléndidas y perdidas…
Foto de cumbre cuando llegan mis compañeras, entre frio y nubes. Algunas fotos a las montañas conocidas del Pirineo Catalán, entre nubes que las esconden y el cielo gris. La subida no entraña dificultad, si algunas zonas de empinadas vertientes entre roca y piedras, pero la bajada por el otro lado del pico, siguiendo el cordal cimero para coincidir con la subida al Pic de l’Infern, es más entretenida, quizás por las vistas o el aspecto de la montaña, con una casi cresta con vistas a cortados y abruptos perfiles hacia la parte norte. Lo que nos hizo echarnos atrás en la subida al Pic de l’Infern en Pic de Freser, justo cuando llegamos al collado o parte más baja que une el mismo Pic de Freser con el Pic de l’Infern, el que llaman el Portell dels Gorgs (2.789 mts.); es un paso que describían los compañeros como “complicado” con nieve justo antes de llegar a la parte más alta de la montaña del Pic de l’Infern, con lo que se decidió no subir a éste y ascender al Pic de Freser justo por la cresta o vertiente por la que lo estamos bajando ahora… Vamos a ver cómo era ese paso de “complicado”…
Entretenida y casi emocionante la bajada del Pic de Freser por este lado y la subida al Pic de l’Infern seguidamente. Sí es cierto que hay un extraño paso con posible caída a un lado y otro justo en un estrecho pasillo y “pasamanos” de roca en pendiente, pero nada de peligroso y sí interesante. Una vez cruzado este paso, una especie de laderita más en pendiente, más vertical, con caída más accidental hacia la derecha, pero con buena nieve o sin ella, se cruza sin tomar excesivas medidas de precaución. Y una vez driblas este paso y su salida a la nombrada pendiente, se llega a la parte más alta de la montaña donde ya ves la otra vertiente o el seguimiento de este cordal fronterizo, divisora de aguas del Pirineo. La columna vertebral del Pirineo Oriental. A nuestra espalda quedará el olvidado piquito Pic dels Gorgs, abrumado por la cercana cumbre del Pic de l’Infern; me parece que no es demasiado visitada, y otras es como si formara parte de la misma montaña. Y ya solo quedará la subidita al norte por una pequeña y curiosa crestecita o pasillo aéreo hasta la cruz y parte más alta del Pic de l’Infern.
Ya estoy por primera vez en la cima del Pic de l’Infern, la anhelada cima del Pic de l’Infern. Es una cima magnífica no picuda pero con no demasiado espacio en ella. Con vertientes verticales, escarpadas hacia el norte a medida que te asomas a sus abismos, donde en esa cara norte se esconden esos espectaculares corredores que en invierno y con buena nieve, pueden hacer las delicias de los alpinistas. Abajo mirando al noroeste el Circo de Carançá con sus lagos y preciosas formas de roca y agua, medio cubiertos por la nieve o descubierta el agua al cielo libre. Estas vistas están medio ocultas por los escarpes noroeste del Pic de l’Infern, que forman crestecitas, agujas, huecos entre montañas con lagunitas… un paisaje de alta montaña precioso, y más con el toque de la nieve que aún le queda al Pirineo.
Llegan mis compañeras y aprovechamos para comer algo, descansar y admirar el paisaje que nos proporciona la altura de 2.869 mts. de esta montaña. Fotos de cumbre. El tiempo nos respeta a pesar de ese ejército de nubes que en los collados a veces nos cubre y a veces no. Sale el sol y aprovechamos para deleitarnos con su luz y calorcillo. Fotografío el resto del Pirineo hacia el oeste; distingo el alto Puigmal, seguido por el Pic de Finestrelles, el Pic de Noufonts y poco más cerca la extraña cima, aplanada como un lomo, del Pic de Noucreus.
Toca bajar. Desandamos el pasillito de nieve aireado de pocos metros hasta el lomo de la montaña y en lugar de girar a la izquierda y bajar por el mismo sitio por el que hemos subido, bajamos por el lado contrario hacia el oeste, a la derecha, como siguiendo la columna vertebral del Pirineo y en busca de esas cimas del Noucreus, Noufonts… pero sin pensamientos de llegar hasta ellas.
La bajada por aquí también tiene puntos entretenidos, es una especie de cresta de punta roma o loma rocosa con pendiente o con pasos de desnivel, nada dificultosos, por el que baja una sendilla en las partes en las que así el terreno la deja marcar o señalar. Voy mirando en cada balcón, en cada repisa, hacia el sur a ver si descubro por fin la bajada hacia el valle que queda al sur del Pic de l’Infern, Pic de Freser, y gira en dirección al Balandrau. Hasta no llegar a las inmediaciones de El Portell (2.735 mts.) no encontraremos una bajada lógica hacia el sur por esta loma cimera del Pirineo Oriental. El Portell es un pequeño colladito por el que se puede bajar también al Circo de Carançá ya en el lado francés, pero de bajada (por éste) es vertical y fatídico en ocasiones. Observamos a un grupo de excursionistas que intentan bajar por aquí con resbalones y caídas por la nieve ¡¿Dónde irán?! Halando de excursionistas, en la cima del Pic de Freser no nos encontramos con nadie, pero aquí en el Pic de l’Infern es más querido y codiciado por los montañeros del lugar, y sí nos topamos, antes y después, con montañeros que llegan y disfrutan de su cumbre.
Ya desde El Portell el camino a seguir es devuelta hacia el Coll de La Marrana, pero acercándonos por el lado contrario al de Ulldeter. Bajamos casi corriendo por divertidas pendientes de nieve, neveros que aguantan por estos lares con su nieve deshecha, primavera, inestable, hasta casi la parte más honda del valle en este lado, que es por donde pasa la senda del famoso GR-11 siguiendo todo el curso del valle de oeste a este, viniendo de la parte más alta de los picos de La Vaca. Dejamos a la derecha una cabañita de roca y piedra que casi se mimetiza con el lugar, muy pequeña, es la Barraca de Tirapits.
Y ya desde aquí, giramos hacia el este valle abajo, por la senda o neveros que la cubren, casi por el fondo del valle en dirección al Coll de La Marrana. A nuestra izquierda y norte quedaran las espectaculares vertientes del Pic de l’Infern y su inhiesto Pic dels Gorgs, con un corredor entre sus paredes y escarpadas, rocosas, verticales laderas, que atraería a cualquier alpinista. También la vertiente sur del Pic de Freser, con sus rocosas laderas y lisas paredes.
Seguimos la traza en la nieve o la marca de la senda y recorrido ahora del GR-11 casi por en medio del valle, con las vistas del Gra de Fajol o el mismo Coll de La Marrana con su peculiar vista de la suave loma con su amplio llano en la cima enfrente mientras caminamos en esta dirección.
Una vez dejamos las vertientes del Pic de l’Infern y del Pic de Freser a nuestra espalda, vamos bajando entre suaves lomas del valle, y nos encontramos un cartelito señalizador de recorridos: si seguimos el valle girando hacia la derecha y sur, en busca del Balandrau, llegaremos hasta el Refugio de Coma de Vaca, pero nosotros debemos de seguir el GR-11 hacia el este y arriba para encarar la subida a la loma del Coll de La Marrana. Dejamos de bajar y comenzamos a subir por la a veces deshecha senda o ancha, según el tramo.
Y al poco tiempo ya estamos de nuevo en el amplio, extenso llano del Coll de La Marrana (2.529 mts.), de aquí ya bajamos en dirección al Refugio de Ulldeter y después al coche intentando seguir las marcas del GR-11. Podemos seguir las indicaciones de la primera subida al Gra de Fajol, aunque no tiene perdida.
Y por fin otro recorrido por esta alta montaña del Pirineo Oriental. Precioso ahora en mitad de la primavera. Y por fin también he pisado la cima del fascinante Pic de l’Infern, y seguro que no será la última vez… sus corredores de la cara norte me esperan para subir alguno, algún invierno.