Poco tiempo después de subir al Puig de Les Borregues en la montaña del Pastuira, vuelvo al Pirineo Oriental, al mismo circo de Ulldeter, para recorrerme aquel sitio donde hace poco se posaron mis ojos: la larga loma o cima allanada enorme y poco, poco abrupta, escarpada, de Coma Ermada y su altiplano Camp Magre.
Desde la misma cima del Puig de Les Borregues se veía como una alta meseta con su cima ancha, muy amplia, a bastante altura y muy llana, plana, para ser alta montaña; como si fueran unos gigantescos espacios abiertos y libres de montañas, valles, vegetación… solo la soledad del cielo y la rutina del terreno horizontal. Había, después de mirarlo en un mapa, una serie de piquitos que circundaban dicho espacio, dicho terreno, dicha meseta; pues de forma que cada uno hacía de centinela casi en cada extremo del lugar, pero sin llegar a ser altos picos escarpados y sobresalientes con gran desnivel, no; sencillamente túmulos en el mismo lugar de con muy pocos metros de altura con respecto al falso llano que presidian. Y cada uno dispuesto de forma que en sus límites estaba la meseta nombrada, a la que llaman Camp Magre, y los escarpes, caídas, hasta el fondo de los valles que lo rodeaban… sobre todo mirando hacia el sur, parte catalana del lugar. Daba la impresión de que la meseta de Camp Magre no era totalmente llana y horizontal, en gran medida, gracias a estos apéndices, cimitas que lo circundaban…
Entonces al fin de semana siguiente de la conquista del Puig de Les Borregues, vuelvo a visitar la zona de Ulldeter subiendo por la carretera hasta el último parking más cercano al edificio de la estación de esquí de Vallter 2000. Desde aquí y siguiendo el recorrido (pero al revés) de bajada del Pic de La Dona desde la Portella de Mentet, subiría hasta la meseta de Els Pics de Coma Ermada.
El tiempo no es malo, soleado al principio de la mañana, pero con las típicas nubes bajas de alta montaña a media altura que ya comienzan a cubrir el cielo y las montañas que me rodean, sobre todo en las zonas y terrenos a más altura. Con el paso del tiempo dichas nubes cogerán protagonismo invadiendo más laderas y cimas, dejando invisibles muchas de las montañas más altas. Lo bueno es que de esta manera el sol no me quemará y tampoco molestarán las nubes en mi recorrido al ser una zona a más baja altura que las montañas que rodean Ulldeter.
Porque concretamente las cimas de Coma Ermada se salen algo de lo que es el circo de Ulldeter, ubicándose más hacia el este. Quitando el Canigó, sería la última zona de altura que supera los 2.500, 2.400 metros del Pirineo hacia el Mediterráneo, junto con Roc Colom y el famoso Costabona (que siempre lo confundo con el Comabona en el Cadí) … aunque estos dos últimos se podría decir que están casi ubicados en la misma meseta, altiplano, pero más hacia el este y con perfiles y terreno diferentes, separados por la Portella del Callau.
Con lo que el sábado 27 de abril aparco mi coche y decidido en solitario de nuevo, realizar esta actividad. Busco las huellas y marcas del G.R.-11 que pasan justo por detrás del nombrado edificio, por la parte derecha según lo miras desde el parking de coches, la parte derecha que mira hacia el este. Y ya desde la esquina y parte de atrás del edificio sigo el camino de herradura y luego senda, sigo las marcas de G.R. como si subiera al Pic de La Dona, a la Portella de Mentet, solo tengo que seguir, como he dicho antes, las indicaciones (pero en subida) de la parte final y de bajada el Pic de La Dona en Bastiments y Pic de La Dona.
Es la primera vez que cojo este camino de subida en lugar de bajada. De bajada me parecía largo, pero supongo que era porque era el final del recorrido y las rodillas y piernas ya estaban resentidas, pero no, en subida y “fresco” es una suida muy liviana, fácil y casi rápida. A partir de medida subida ya aparece la nieve, siendo más abundante poco antes de llegar al llano de Camp Magre, Camp Magre Petit. De tanto en tanto hecho la vista atrás y miro el grandioso paisaje que se vislumbra desde esta senda: abajo el edificio y pistas de Vallter 2000, aún con nieve suficiente y de calidad para esquiar a esta altura… parece. Al otro lado y más altos, los hermanos Gra de Fajol, elegantes, blancos, como gigantes de sombreros puntiagudos, hongos, que vigilan y desafían a todo aquel que ose perturbar este idílico y precioso lugar de Ulldeter… ya estaban las pistas y edificio de Vallter 2000, y ya sobraban… más al norte y derecha del Gra de Fajol, justo detrás de las pistas de esquí, la extraña planicie en diagonal del Coll de La Marrana perfectamente diferenciada; y al otro lado más arriba, más al norte, el Bastiments cubierto ya por una nube de alta montaña, blanquita y resultona. Eso sí, en esas alturas y lugares, todo blanco, precioso, con la aún abundante nieve. El sol se refleja y brillan sus laderas nevadas que no están tapadas por la nubecilla… nubecilla que se irá haciendo más grande… Precioso.
En mitad de la subida a la Portella de Mentet, veo unas huellas, un surco seguido en la nieve que sale hacia la derecha en busca de otro colladito, de otra suave pero inclinada ladera nevada. Me detengo y miro el mapa: no tengo que subir hasta la Portella de Mentet, justo unos metros antes de llegar tengo que desviarme hacia la derecha en busca de otro collado, la Portella de Morens. Se puede decir que ambos collados están en la misma ladera, zona, pero separados por una loma en forma de pagoda que separa ambos: uno baja directamente del Pic de La Dona y el otro, más al sur, se acerca más a la zona de la meseta, Camp Magre, y picos de Coma Ermada.
Siguiendo esta huella subo hasta una ladera menos empinada como la que seguía justo en el cruce de sendas, recorridos, que comienza a girar dejando dirección este a dirección sureste, y ladeando, casi ya en la cima de estos terrenos, en busca de la Portella de Morens. La ladera o promontorio que estamos rodeando es la que separa ambos collados, haciéndolo por su lado oeste, dejando su cimita o parte más alta a nuestra izquierda mientras subimos levemente a la vez que atravesamos el lugar.
Mientras las vistas y el paisaje se agrandan, se embellece si cabe, sobre todo si miras hacia atrás, hacia el oeste. Todas las montañas y lugares nombrados anteriormente se observan ahora pero con un toque más solemne y grandioso, ya no se esconden detrás de otros perfiles, ahora se van descubriendo con toda su realeza.
Delante de mí descubro un poste de metal con las marcas del G.R. pintadas a mitad del mismo para que sean más visibles. Ya hay abundante nieve en esta parte de la montaña y recorrido. El camino, para pasar junto al nombrado poste que puede ser indicador del G.R. que debo de seguir, se allana, ya no subo más, ahora sigo por terrenos horizontales en una amplia llanura nevada que llaman Camp Magre Petit, pero circundada por pequeños promontorios como el que separa los dos collados nombrados anteriormente, u otro que se asoma a la vertiente oeste del valle del Ter, con unas vistas impresionantes.
Seguido al poste comienzo a hacer una amplia curva, siempre yendo por la parte llana, sin subir, que gira y se va a internar en el interior de la meseta de las alturas de Coma Ermada. Al nombrado altiplano, como ya he mencionado, le llaman Camp Magre. Más adelante un cartelito que parece ya está en el lado francés (porque rondamos la frontera entre Cataluña y Francia) justo en medio del llano y entre dos suaves colinas acabados en promontorios de rocas: el que queda a la izquierda y norte, es la pagoda que separa los dos Portells, y a la derecha son las estribaciones del primer pico de este altiplano de Camp Magre que quiero subir: el Pic de Coma Ermada. Estoy en la Portella de Morens, 2.382 mts.
El tiempo sigue nublándose pero sin ser amenazador, haciendo un juego de colores blancos entre éstas y el nevado terreno. Ya me da la impresión de internarme en la soledad y quietud de la alta montaña, otro mundo, otra atmosfera. Fantástico. Giro la cabeza hacia la ladera que coge altura muy suavemente a la derecha, y veo justo arriba de ella una pareja de montañeros en un conjunto de grandes rocas que hacen de cima. “Entonces es allá arriba la primera cima”, digo para mí; y comienzo a subir directo por ladera hacia las rocas, dejando el recorrido supuestamente marcado del G.R. atrás, dejando que siga su marcada senda hacia el centro de esta nevada llanura y meseta, Camp Magre.
No tardo mucho en llegar a las rocas cimeras. La pareja se había ido ya buscando una senda que bajaba, más directa si cabe, hacia el sur, suroeste en busca de las profundidades del valle del Ter… otro día averiguaré donde iba esa senda… Creo estar en la primera cumbre de todas las “cimitas” que quiero hacer, la del Pic de Coma Ermada, y por eso me hago la foto de cima, video y me protejo del frio viento para poder comer algo, escondido entre estas rocas. Una mirada al paisaje y compruebo con satisfacción que las algodonosas nubes han dejado libres a sus nevados prisioneros como el Bastiments, Pic de La Dona… por unos instantes o momentos. Aprovecho para fotografiarles. El lugar es un magnífico mirador. Hecho un vistazo al lado contrario para observar las montañas y cimitas que me quedan por hacer, por visitar, y al fondo descubro una en forma de trapecio triangulado perfecto con una cara oeste escarpada, vertical y llena de corredores, canales, espolones, crestecillas… preciosa; eso sí, de suaves laderas no demasiado empinadas a cada lado… es Roc Colom.
La verdad es que visitar el resto de cimitas es como pasear por un llano con puntitas de poco desnivel, al menos esa es la apariencia que da. Y aunque es alta montaña, el recorrido por ellas no se hace largo. Además, como es común en este Pirineo del Viento, las cimitas y piquitos están ventados, limpios de nieve, derretida por el fuerte viento de otros días.
Bajo de estas rocas y busco el camino más fácil y cercano hasta el siguiente piquito que queda siempre al este. A la izquierda y norte, noreste, queda toda la meseta o llano, falso llano, Camp Magre; y a la izquierda la bajada brusca al valle del Ter y a otros valles, con más profundidad, que quedan al este del valle por donde discurre el Rio Ter. Podríamos decir que estos piquitos estaban en el límite de la meseta, en su sur, de Camp Magre, formando graciosos circos y abruptas laderas mirando hacia el sur; como la propia Coma Ermada: como ya habíamos visto en La Coma de l’Orri, es el circo que se forma en los límites altos de las montañas. Pues bien, Coma Ermada quedaba justo bajo el Pic de Coma Ermada, aunque abarcaba más terreno en la ladera sur de este altiplano, de esta montaña.
Enseguida llego al siguiente piquito que realmente no estaba tan lejos del anterior, y descubro que tiene un palo y un conjunto de piedras en forma de ”hito de cima” en la parte más alta. Entonces observo el resto de cimas que me quedan por hacer y compruebo, mirando también el mapa de Alpina (siempre hay que llevarlo) que me quedan dos piquitos más en el mismo cordal hasta llegar a las inmediaciones de Roc Colom. Con lo que puedo discernir que el piquito de antes no era la cima del Pic de Coma Ermada, sino que es esta.
Ahora sí, estoy en la cima del Pic de Coma Ermada, a 2.496 mts. De nuevo la foto de cumbre donde alzo el dedo como indicado que es el pico número 1 de los 4 que quiero hacer en esta meseta de Camp Magre, sobre Coma Ermada. Fotos al paisaje. Sobre todo hacia el oeste donde admiro el circo y alturas nevadas, notablemente nevadas, del Bastiments y Pic de Bacivers. Fascinante. Miro hacia el otro lado y ya veo el otro piquito que forma el límite de esta meseta. Casi a la misma altura, el recorrido entre ambos realmente es un paseo. Con lo que no tardo ni dos segundos de seguir la loma casi llana en bajada hacia el este, para al poco tiempo subir la misma loma en subida hasta lo más alto de este piquito. No hay pérdida. Son pocos minutos y solo tenemos que seguir sin perder de vista dicho piquito.
Y en poquísimo tiempo estamos en el Pic de La Llosa, a 2.504 mts., solo 8 metros más alto que el anterior Pic de Coma Ermada, y a muy poca distancia, metros, uno del otro. Me hago la segunda foto de cumbre. Aquí el paisaje es diferente: estoy más alejado del circo de Ulldeter y de sus altas montañas que lo rodean, pero se me abre un paisaje al sur más verde, de valles y recovecos del Pirineo. Incluso descubro la población de Setcases que se vislumbra perfectamente en medio del valle. Fotos. También fotos al infinito, al plácido límite de la tierra con el cielo, hacia el sur, con el resto del Pirineo, montañitas y valles. Precioso.
Detrás de mi o mirando al norte, sigue estando la meseta o altiplano (sin ser un plano literal) de Camp Magre, pero ya descubro otra puntita en su parte noreste como límite de este llano también: es el piquito de Rocs Blancs, el que tenía programado sería el cuarto y último piquito de las cimas de Coma Ermada. Pero las vistas hacia el este también son sorprendentes: el Roc Colom aparece distinguido y sorprendente con su forma y perfil ya descrito anteriormente. Si cabe ahora mejor al estar más cerca. Debajo de él un cirquito de paredes escarpadas y como cortadas a pico. Circo que forma entre esta montaña en la que me encuentro (más bien desde la siguiente, la de Roques Blanques) y ella misma. El Concrós. Abriéndose hacia el norte para formar un colladito que une la meseta de Camp Magre, Coma Ermada con este bonito pico; la Portella del Callau. Y justo detrás de Roc Colom descubro otro piquito, casi puntiagudo y sobresaliente. No sale en el mapa Alpina que tengo, ni siquiera sale el Roc Colom. Pero más tarde en casa descubro que era el famoso Costabona. Aquella montaña que siempre confundo con el Comabona por el nombre tan parecido… aunque en distancia uno del otro estén bastante alejados, en altura son similares. Este es el último pico de aspecto algo sobresaliente y de altura, del Pirineo Oriental hasta llegar al Canigó.
Poco tiempo más paso en la cima de este Pic de La Llosa. Y una vez aquí y visto la belleza y personalidad del Roc Colom, así como su cercanía y accesibilidad, decido incluir esta cima en el planning de hoy también. Con lo que bajo de este piquito esta vez por el límite del cordal cimero y en dirección noreste, norte, dejando el circo bajo el Roc Colom, el Concrós, a la derecha y la meseta de Camp Magre, Coma Ermada, a la izquierda. Esta vez no es un recorrido tan plácido por un falso llano con leves subiditas, sino que ahora es bajada por sitios de roca algo más abrupto, pero sigue siendo fácil, muy fácil, el progresar. Como ya había indicado la nieve casi ha desaparecido de estas cimitas por culpa del viento, siendo casi todo este recorrido en tierra, piedras o roca. No quita que tenga que pasar algún nevero escondido y resguardado del “escalfador” viento, del Torb.
Mientras llego al tercer piquito, observo y contemplo la montaña que tengo a mi derecha y al otro lado del hueco del cirquito Concrós: Roc Colom. Las nubes lo invaden, lo hacen invisible y otras veces lo dejan libre… un juego de belleza y vida en la alta montaña del Pirineo Oriental. Hipnotizante y precioso… y así llego al tercer piquito de la ruta: Roques Blanques, 2.456 mts, casi 50 metros más bajo que sus hermanos mayores. Hacia el norte hay otra loma cimera que cierra también este altiplano de Camp Magre, es Rocs Blancs. Es curioso como a diferentes alturas o lugares de la montaña, le han puesto el mismo nombre pero con nomenclatura o idioma diferente. Es cierto que Roques Blanques está en la frontera franco-catalana y el Rocs Blancs está enteramente en territorio francés.
Foto de rigor y poco más en el piquito. Hecho la vista atrás y contemplo perfectamente las otras dos cimitas conquistadas perfectamente diferenciadas en la misma loma poco inclinada o meseta, altiplano de Camp Magre, Coma Ermada. La idea ahora es ir hacia Roc Colom que, aunque en un principio no lo tenía previsto, su singularidad como montaña y cercanía ha hecho que sea el quinto pico del día, aunque por orden sea el cuarto que suba.
Es fácil. Solo tengo que seguir el cordal o recorrido hacia un colladito antes nombrado entre la parte de subida al Roc Colom y el resto del altiplano de Camp Magre, Coma Ermada, el que llaman Portella del Callau. Justo entre Roques Blanques y Rocs Blancs. Una vez llegado aquí veo a la izquierda y sureste una larga loma de subida pero suave, y trazas de senda entre los neveros y la tierra. Es la fácil subida al Roc Colom, solo hay que seguirla hasta la cima del mismo pico. No hay pérdida.
En poco tiempo llego a la cima y la figurita metálica de una paloma que nos da la bienvenida y da nombre al pico, Roc Colom, a 2.506 mts. Fotos y admiración del paisaje. Observo otra montaña muy cerca que queda al sureste pero que ya no visitaré, es el Costabona, el último pico sobresaliente hasta llegar al Canigó desde el Pirineo Oriental al Mediterráneo. Es la cuarta cumbre del recorrido, me falta otra cima y vuelvo al coche. El paisaje hacia el altiplano de Camp Magre y el resto del Pirineo Oriental, mirando hacia el oeste, noroeste, es precioso. A pesar de la distancia aparece el Pirineo como una gran muralla de piquitos y grandes laderas nevadas, blancas y cubiertas por una gran nube a cierta altura, que le dan un aspecto más alpino y precioso. Hacia el este otro trozo de meseta, de altiplano, y al fondo el macizo de la montaña, amplia montaña, del Canigó.
No estoy mucho tiempo en la cima, fotos, alguna filmación y decido bajar. No sin antes prometerme un nuevo objetivo para otra actividad: subir al Costabona. No perderé ocasión de planear otra marcha por este espacioso llano de Coma Ermada, pero llegando hasta este famoso y alejado Costabona. Mientras tengo que bajar ya que aún me queda el quinto pico y el tiempo comienza a empeorar, nublarse, por estos lares, y no quiero que me pille malo o nada de visibilidad para volver por un llano nevado con puntos de referencia irreconocibles o escondidos bajo el inmaculado color.
Es bien sencillo: solo tengo que desandar la senda o recorrido de subida a este Roc Colom. Por la misma ladera norte, suave y parcialmente nevada de esta achatada pirámide que parece esta montaña, dejando ahora los escarpes y caídas, aunque alejadas de la senda, perceptibles a la izquierda, los que forman el cirquito de Concrós, entre Roques Blanques y Roc Colom, donde abajo, en el lecho del hueco, se puede apreciar una lagunita, casi invisible, también llamada de Concrós; y a la derecha el suave falso llano (o no tan falso), seguimiento de la nombrada meseta, altiplano, de Camp Magre.
Después de la bajada llego a la Portella del Callau: enfrente a la izquierda queda Roques Blanques, a la derecha Rocs Blancs, uno justo en la frontera y sobre los cortados de la vertiente sur de Concrós, y el otro metido ya en Francia, en una loma diferenciada en medio del falso llano de la meseta de Camp Magre. Realmente Rocs Blancs es una loma de perfil ondulado y fácil, cuya parte más alta la corona un gran hito de piedras a modo de torre… más bien hay varios de éstos antes de llegar al hito de la cima o parte más alta de esta loma.
Con lo cual una vez llegados a la Portella del Callau, giro a la derecha dejando casi a la espalda el Roques Blanques ya visitado, y en pocos metros o minutos, llego al hito cimero del Rocs Blancs, 2.439 mts., la quinta y más baja cumbre de las que me quería recorrer con esta actividad. Foto de cima, video. Las vistas desde aquí, a pesar de que el tiempo quiere empeorar y tapar todas las montañas hacia el oeste, es precioso. Compruebo como hay una (o varias) que no se deja engañar por este velo gris, y dejan ver su cara, su rostro, de tanto en tanto, haciendo dibujos en su faz, en su perfil… es el espectacular Gra de Fajol, que desde aquí parece un Midi d’Ossau a lo catalán y más puntiagudo si cabe. Precioso. Fotos y más fotos… a ver cuál me queda mejor. También descubro la cima de la anterior visita del Puig de Les Borregues, nevada y alpina, si hago zoom con la cámara… ahora la tendré más presente en cada salida y contemplación del paisaje.
Hay más gente por aquí, una pareja de amigas o compañeras que parecen perdidas pero que saben por dónde ir. También me encontraré con una pareja justo antes de llegar a la Portella de Morens… pocos pero casi invisibles visitantes. La verdad es que la montaña, la alta montaña, es un lujo cuando no encuentras aglomeraciones, domingueros y curiosos, es la soledad de la quietud y de lo inhóspito. Me encanta.
Ya es hora de volver al coche, bajar de este rincón solitario del Pirineo Oriental. Para ello ya no subiré más picos y me dirigiré hacia el oeste, hacia la nombrada y antes cruzada Portella de Morens. Salgo de Rocs Blancs casi por el lado contrario al que he entrado. Si a este pico llegaba por el sureste haciendo un arco, ahora salgo por el suroeste haciendo otro arco, para ponerme justo casi en medio de la gran ladera o meseta de Camp Magre, algo más abajo y al norte de los picos por los que he andado y subido; haciendo así una especie de circular, con comienzo y final en la Portella de Morens… además que hay una senda bien marcada y huellas en la nieve (en las numerosas partes ya nevadas) que así me guían. Y en el caso de no ver nada, nos podemos guiar por el instinto montañero y cruzar en diagonal esta meseta, falso llano, altiplano, subiendo altura progresivamente, poco a poco, en dirección oeste, en general, sin subir ningún pico ni cordal… hasta llegar a otro llano, más plano que el recorrido hasta ahora (cercanías de Camp Magre Petit), y girar en este hacia el sureste, a la izquierda, para llegar a la salvadora Portella de Morens, 2.382 mts.
Antes, si el tiempo lo ha dejado y las nubes no la han tapado, hemos admirado las laderas noreste y este de la montaña cuya cima es el Pic de La Dona, más altas que por éstas que andamos ahora y justo enfrente de nosotros, al otro lado de la loma ondulada que separa esta Portella de Morens de la Portella de Mentet que no llego a tocar… si le hubiera querido atacar al Pic de La Dona, entonces hubiera rodeado esta loma sobresaliente o bien por el norte, la derecha, o bien por su cima. Pero no es el caso.
Y una vez de nuevo en la Portella de Morens, 2.382 mts., deshago lo andado, lo caminado, desde el coche hasta aquí. Ya a la izquierda me quedará lo que yo creí era el primer pico de la travesía y de los 4 picos de Coma Ermada que yo quería hacer: la cima oeste o falsa cima rocosa del Pic de Coma Ermada, con toda su loma suave con neveritos, tierra, o nieve, según le haya dado el sol, el viento o se haya derretido el blanco meteoro.
Ya no hay perdida. Giro al sureste y comienzo a bordear la mentada loma sobresaliente, dejando ésta a la derecha, cuando poco a poco se va abriendo el valle de Ulldeter a la derecha; es lo que llaman Camp Magre Petit. Pasado el poste con el que me encontré a la subida y una buena cantidad de nieve blanda que pisar, comienzo a intentar bajar y buscar la senda, marcada con el G.R. que pasa por este sitio y que creo es la que sigo ahora, pero escondida por la nieve. Es desandar el camino para bajar al edificio de la estación de esquí de Vallter 2000 que ya lo voy viendo allá abajo enfrente de mí. El mismo camino para subir o bajar al Pic de La Dona pasando por la Portella de Mentet.
Ya es mitad de tarde cuando llego al coche y el tiempo al final me ha respetado la actividad, es más, me ha dado un paisaje de nubes y claros precioso en este rincón de la alta montaña del Pirineo Oriental. Precioso. Vuelvo a casa con el pensamiento del éxito conseguido y el nuevo territorio explorado en solitario, pero con las ganas de volver y culminar los picos olvidados al este del Pirineo Oriental, con la subida al alejado pero sobresaliente Costabona. No tardaré mucho en volver.