Había que preparar el viaje de Semana Santa para el Centro Excursionista Almoradí y quería proponer lugares no muy escuchados, oídos en Almoradí y por los montañeros de las poblaciones cercanas, pero que a la vez sea un lugar precioso, alpino, espectacular… vamos, una especie de Paraíso Desconocido de montaña y Naturaleza. Y en lugar de ir a las cordilleras y lugares corrientes y conocidos, que no por ello dejan de ser preciosos o bellos, proponía visitar otros lugares, otras cordilleras, otras montañas… que nos asombren, que desconozcamos y que merezca mucho, mucho la pena visitarlas, subirlas, admirarlas.
Y por ello escogí una desconocida pero nombrada zona de montaña en la Cordillera Cantábrica. Pero no en Picos de Europa que todo el mundo conocía pero que no todos habíamos estado aún… no sé por qué miré la montaña más alta de la Cordillera Cantábrica alejada de los Picos de Europa, que no estuviera dentro de esos 3 macizos espectaculares de los Picos de Europa, y me topé con el Peña Ubiña… no sé si en el Centro Excursionista Almoradí había algún libro, mapa, revista que hablará de él, seguro que sí, y cuando miré su foto o sus descripciones me asombré y alegré “¡Aquí hay que ir!” Justo al lado o en el misma zona montañosa, frontera entre Asturias y León, estaba la comarca de Somiedo a un lado y la de Babia al otro. En el relato abajo en Centro Verde describo estos lugares brevemente. Parece que el viaje y el lugar serán increíbles, la actividad será especial y perfecta.
Lo único que nos falló, aparte de lo técnico como que no teníamos sitio donde acampar al final… era el atípico tiempo de ese invierno de 1.995, demasiado seco y caluroso, con muy poca nieve, incluso en los Pirineos y en el Cantábrico; pero a la vez nos vino bien para no pasar demasiado frio en aquel campo de fútbol o de deportes detrás del Ayuntamiento de Cabrillanes donde estábamos acampados los, alrededor de 50 que éramos… ya han pasado 25 años de aquel viaje… seguro que muchas anécdotas se me han olvidado y otras no quiero contar, pero os dejaré una breve descripción (aparte del relato de Centro Verde) de cómo subir esta excepcional, nada despreciable y única montaña en el centro de la Cordillera Cantábrica asturiana… curiosamente en un programa de televisión del Jesús Calleja, no hace mucho tiempo, el gran Juanito Oiarzabal se reunía con Edurne Pasaban para subir esta montaña: el Peña Ubiña… con lo que tiene que ser una montaña excepcional y querida, nombrada y famosa, allá en el norte. Seguro.
Nos acercamos a la población de Torrebarrio, poco más al norte de San Emiliano en la Babia Baja, al norte de la provincia de León y cerca de la frontera con Asturias. De hecho esta montaña y su conjunto de montañas, crestas y escarpes, quedan justo en la frontera entre las dos provincias. Seguramente por el lado asturiano también tendrá su subida, espectacular y más verde si cabe, pero nosotros la haremos desde aquí, siendo más sencilla y reconocible.
Una vez te acercas o estás en la población de Torrebarrio en el centro de ese valle orientado de norte a sur, descubres las impresionantes paredes, escarpes, torreones y roca, pura y vertical roca, de las montañas que rodean al Peña Ubiña y a la propio objetivo: unas formas una muralla, una perfecta barrera de verticales paredes que no dejan mucho hueco fácil o lógico para ascenderlas sin tener que usar cuerdas o escalar, al otro lado un suave collado, el Collado del Ronzón y uno o dos piquitos, uno de ellos como un cucurucho ancho invertido, la Peña Ubiña Pequeña, y en el centro una especie de gigante de piedra como de perfil, mostrándonos su hombro oeste con su cresta y otra cresta, la sur a la derecha. Con una especie de plataforma rocosa haciendo de cabeza cuadrada, escarpada y pincelada de piquitos y torrecillas de roca, verticales y laberínticas. Laderas casi verticales de roca. Impresionante, el Peña Ubiña.
Desde Torrebarrio buscaremos un camino que salga del pueblo en busca o encarado a la montaña, que queda justo a su este, arriba de ondulados y tranquilos prados. No es el camino o calle que sube a la iglesia, si no que la iglesia la dejaremos a la derecha, queda subida a una loma o alto del lugar, ni el camino o calle que se dirige a otra barriada o grupo de casas del municipio, el Barrio La Cubilla. En medio de ambos sale un camino que sube ladera arriba con sus curvas y desnivel en busca de la cresta del hombro oeste del Peña Ubiña. No tiene perdida.
En una curva justo después de pasar junto a unas peñas o rocas en medio del lugar como si fueran penitentes o menhires gigantes, sale un sendero a la derecha que se aleja del camino y busca las alturas y el Collado del Ronzón, dejando las temibles y espectaculares pendientes rocosas, verticales y desafiantes del Peña Ubiña a nuestra izquierda. El camino sigue girando un poco al noreste, como queriendo pasar por el lado noroeste de la montaña, acercándose a las bases de las paredes y torres al norte del Peña Ubiña, El Siete, Castillines, Crestón del Pasu Malo…
La senda que parece mire a la torrecilla de la Peña Ubiña Pequeña, sube en zigzag en su última parte hasta el Collado del Ronzón. Aquí tendremos al sur la nombrada Peña Ubiña Pequeña, y al norte toda la vertiente sur del Peña Ubiña. Estamos a más de 1.930 mts. de altura, nos quedan menos de 500 metros para llegar a su cima, pero los 500 metros más enérgicos, emocionantes y verticales. Giramos a la izquierda y buscamos el espolón que sube al hombro oeste, más o menos, cada uno por donde podía, ya que no seguíamos el sendero o recorrido correctamente… ¡mejor! Mas emoción y espectacularidad en la subida… aunque si miráis bien, tendréis la senda que sube fácilmente pero vertical en zigzag y se interna por los escarpes de la montaña, pero con más seguridad y comodidad.
La subida entre las rocas, escarpes y palas levadas, junto con la altura y el frio, hace que haya más gente que se quede atrás o que no suban o que se queden en un balcón de roca a modo de mirador al paisaje. Ya lo describo en el relato. Interesante, esforzada y vertiginosa, sobre todo entre las palas nevadas y las rocas encaramadas en la pendiente nada fácil.
Más o menos salimos a una especie de cresta cimera, la que une el hombro oeste, el que se ve desde Torrebarrio o la parte oeste del macizo, hasta la cumbre, el punto más alto del Peña Ubiña, que queda más al este y casi más invisible desde los llanos, laderas y pastizales que rodean a Torrebarrio. Aquí giramos a la derecha hasta llegar al punto más alto de la montaña, caminando un trocito de la nombrada cresta cimera.
Y ya estamos en los 2.417 metros del Peña Ubiña. La cima rocosa es un frio mirador incomparable hacia Asturias al este, y a León al oeste. Al norte el seguimiento de las montañas y desafiantes picos que siguen su columna vertebral hacia el norte pero que no llegan a su altura: los escarpados Castillines, Siete, Pasu Malo, Fontán, El Prau… todo una fila de piquitos, torres, paredones, escarpes, muy alpinos, infranqueables, formidables y espectaculares… alguno de ellos incluso llega a tener casi la misma altura que el Peña Ubiña. Curiosamente hasta que no llegas a la cima, no tocas la frontera entre Asturias y León.
La bajada la haremos deshaciendo el camino, pero esta vez se puede escoger la senda de bajada que ahora se ve, como siempre pasa, cuando miras la montaña en bajada, que tienes toda la ladera y perfiles de la montaña a la vista, en perfecta perspectiva. La verdad es que son casi 500 metros de desnivel entre el Collado del Ronzón y la cima por un terreno más vertical y escarpado… no es un paseo.
Y llegando al Collado del Ronzón seguimos la senda hacia el camino, bajando del mismo y siguiendo en dirección oeste en busca de aquel camino que baja hasta Torrebarrio. Y aquí acabaríamos la descripción del recorrido, ascensión por la parte leonesa. Lástima el tiempo tan primaveral y poco alpino, frío, nevoso… pero en invierno y con unas buenas condiciones, sería una gran ascensión, emocionante y espectacular. No dejéis de visitarla y conquistarla.
Os dejo ahora con parte del relato sacado del artículo SOMIEDO, PARAISO DESCONOCIDO escrito con el mismo título en el número 9 de la desaparecida revista Centro Verde del Centro Excursionista Almoradí, en junio de 1.995, y que habla de la ascensión y visita al Peña Ubiña:
Esta Semana Santa un gran viaje se programó a Somiedo en Asturias. Somiedo es desconocido aquí; está fuera de las guías turísticas, solamente nombrado por ser la Reserva Nacional en la que más osos pardos habitan en todo el país. No nos dejaban acampar en Asturias, ya que está prohibida la acampada libre dentro del Parque Natural de Somiedo. Así pues se quiso acampar en la parte leonesa del Puerto de Somiedo.
Después de toda la noche y mañana del jueves de viaje llegamos allí cerca del mediodía pero el lugar no era como esperábamos: había zonas quemadas de monte, ya que la gente del lugar acostumbra a quemar los matojos para pasto, y además el autobús no podía dar la vuelta para llevarnos a hacer las marchas y actividades. Así que buscamos otro lugar. Después de dar vueltas por allí, al final, el alcalde de Cabrillanes, nos dejó acampar detrás del Ayuntamiento, en el propio pueblo. Estábamos en la comarca de Babia. Lugar donde pasaban sus vacaciones los reyes visigodos mientras sus plebeyos y sirvientes hacían de las suyas en palacio diciendo “…no se enterarán, están en Babia”.
El otro día, viernes, se hizo la primera actividad: la subida al Peña Ubiña. El pico Peña Ubiña tiene 2.417 mts. sería el pico más alto de León y Asturias, si no fuera por los Picos de Europa. La subida la empezamos desde el pueblo de Torrebarrio. Desde allí los crestones del Pasu Malo, Castillines, Peña Ubiña y Peña Ubiña Pequeña se alzaban mostrándonos una imagen de la espectacular alta montaña asturiana: paredes, barrancos, crestas, espolones y largas y afiladas aristas adornadas con numerosos pero pequeños neveros de las últimas nevadas. Desde Torrebarrio nos dirigimos al Collado del Ronzón a unos 1.900 metros rodeando la cara sur-suroeste del Peña Ubiña. Pero la impaciencia de llegar a su cima hizo que la subida se efectuara por otro sitio más pesado, peligroso y empinado, el cual hizo una selección de los montañeros más fuertes y resistentes que llegaran a su cumbre: de unos 30 que empezaron la subida, solo unos 11 llegamos a la cima. Entre neveros y empinadas laderas se llega por la cresta sur a su cima, y desde allí un rosario de crestas y picos del macizo del Peña Ubiña se veían a sus pies y más allá el macizo de Somiedo y el del Puerto de La Magdalena adornados con neveros, un paisaje digno de admirar. Todo lo que veíamos a nuestro alrededor estaba más bajo que el Peña Ubiña, o sea, que nosotros. La bajada sí la hicimos por el sendero habitual, y recorrimos los pastizales entre el pico y Torrebarrio. Y ya en Torrebarrio de vuelta a Cabrillanes.
Viernes por la noche se montó un pequeño concierto en la única cafetería-pub del pueblo y la fiesta duró toda la noche y la madrugada.