Después del intento fallido este pasado invierno de subir al Veleta o realizar una actividad en la muy nevada Sierra Nevada, me emplazo ya cerca del verano con mi compañero Paco Sánchez y su vecino José María a subir en un día y quedarnos a pasar alguna noche, al Veleta en Sierra Nevada.
Desde el invierno del 93 que no pisaba Sierra Nevada, y este año 1.996 parece que la visitaré en varias ocasiones. La idea ahora es ir cuando ya no haya tanta o poca nieve. Haciendo caso a los consejos de mi primo Miguel Ángel González, a las montañas antes de subirlas con nieve, es mejor subirlas sin nieve y reconocer el terreno para un ataque invernal… verdaderamente las condiciones y tiempos, aunque parezca que no, pueden cambiar terriblemente…
Salimos viernes 14 por la tarde noche con la idea de pasar dicha noche durmiendo en La Fuente: por aquellos tiempos (en los que se podía) hacíamos vivac al lado de la carretera que sube a los hoteles de la estación de esquí, pero poco más abajo del nivel de la misma. Aparcábamos en un espacio habilitado para coches junto a la carretera, y bajábamos pocos metros entre los grandes pinos para plantar tiendas o hacer vivac. Era el sitio ideal y estratégico a pocos minutos de la parte más alta de los hoteles de la estación de esquí, de Pradollano, y a la vez el más tranquilo, donde nadie te molestaba… incluso los coches que pasaban se oían como muy lejos.
Al otro día unas vacas o toros nos visitan desde la lejanía y el cobijo del bosque. Parecen tan mansos y tan tranquilos… ¿Cómo se le puede llamar fiesta a la tortura y muerte de este animal tan noble y nada perturbador?… Recogemos y cogemos la carretera que nos sube hasta la parte más alta de Pradollano. No olvidar coger el desvío hacia la izquierda y arriba en lugar de ir a los hoteles. Este desvío os subirá hasta la parte más alta de Pradollano donde está el albergue juvenil, el albergue militar… a unos 2.500 metros. Ya tenéis parte de la descripción del lugar en Elorrieta, la cual fue mi primera visita, encuentro con estos lugares previos al comienzo de la marcha… no hay que llegar muy tarde ya que los domingueros y curiosos “invaden” los pocos sitios para dejar el coche a mitad de mañana ya…
Una vez llegados hasta las puertas y zona del albergue juvenil, aparcar el coche por las inmediaciones y equiparnos, comenzamos la marcha en busca del alejado Veleta que se ve allá a lo lejos, bastante lejos… una cosa que tiene la alta montaña es que las apariencias, distancias y perspectivas cambian, se engrandecen, aumentan y se magnifican… poco a poco hay que ir aprendiendo si en un futuro no muy lejano quiero convertirme en un activista de la alta montaña.
El día no es malo. Ni una nube y sí un buen sol. Espero que no sea de justicia como sucede en esta sierra en verano… comprobamos que aún hay neveros con abundante nieve y calvas extensas, las nieves de este invierno aún se persisten a desaparecer. El camino de subida no tiene nada de especial y puede ser el más aburrido de los recorridos que hay, ya que casi se sigue la pista asfaltada que sube desde Pradollano hasta el Collado de La Carihuela, del Veleta ¡La carretera a más altura de todo el sur de Europa!
Dicha carretera que ya vemos va en dirección al Veleta, allá en la lejanía, hace curvas y rectas mientras cogiendo altura, sube, nosotros lo que haremos es evitar esas curvas, ese recorrido de más, yendo por sendas que atajan dicho recorrido o que sencillamente van paralela a la carreterilla. Al final, hasta llegar a cierto punto, la carreterilla será la que nos marque la dirección y marcha. En invierno suele estar todo nevado y no hay carretera ni senda, solo la nieve y las pisadas de los montañeros que llegaron antes que nosotros.
A diferencia de las salidas a Elorrieta y Desierto Blanco, esta vez en lugar de girar a la derecha en busca de Borreguiles o la zona, al otro lado de las pistas de esquí, de Las Yeguas, nos emplazamos ahora ladera arriba, continua y sin desviarnos a un lado u otro, como si dijéramos recto hacia aquel pico con forma de rectángulo escarpado que vemos allá arriba y lejano… la cumbre del Veleta.
Después de estar un tiempo subiendo y llegados a un punto en el que, caminando por la carreterilla o por donde se sitúa la carreterilla, hay una recta en la que ya parece se dirige a la zona de La Carihuela, nos encontraremos en la parte izquierda y arriba una cabañita muy pequeña. Desde aquí, y una vez pasada dicha cabañita, se puede girar a la izquierda, montaña arriba, dejando ya la carreterilla, monte a través o por alguna senda que se aprecie (normalmente en invierno no se ve nada del terreno), y desde aquí casi recto, recto, hacia la parte más alta de la montaña, que será la cima del Veleta. Aquí ya estamos a una altura que ronda los 3.150 metros y solo quedaría unos 250 metros hasta la cima. O bien se puede seguir la carreterilla que ahora no sube tanto y se alarga hasta darle la vuelta a la loma norte, noroeste de la montaña, para llegar hasta el Collado del Veleta, La Carihuela. Y desde La Carihuela girar a la izquierda para buscar la cima de la montaña, del Veleta. Pero esta última propuesta a pesar de ser más descansada, es más larga, con lo que la usamos poco o nada.
Y al cabo de unas tres horas más o menos, llegamos a la cima del pico Veleta a 3.398 mts., siendo la segunda cumbre más alta de Sierra Nevada y la tercera de la Península Ibérica, quedando el Aneto en los Pirineos entre el Veleta y el Mulhacén, esta última, la cima más alta de la península. Nos hacemos fotos los 3 por partes. No hay nadie o poca gente para hacernos fotos. Admiramos el paisaje; a destacar, si hace muy buen día y claro, se puede llegar a ver hasta la costa y continente africano; pero lo que más nos puede impresionar son las vistas hacia el este: a una cierta distancia o lejanía las impresionantes caras norte del Mulhacén y Alcazaba con esos cortados y canales como si se tratara de dos telas de araña gigantes, colmadas aún de neveros, nieve que sigue los dibujos del perfil agreste y casi vertical de ambas montañas. El Mulhacén con su forma piramidal en su cara norte pero con la cima cortada, sin acabar en un pico, si no más bien en una plataforma aparentemente llana, y el Alcazaba casi más impresionante, algo más bajo pero con su cara norte más extensa y enmarañada de esas canales y corredores que trepan por su vertical pendiente escarpada, y su cima picuda y sobresaliente; aunque delante o abajo justo de nosotros la cima ondulada y nevada de otro tres mil: el Cerro de Los Machos, que nos tapa justo la vista de la base de las caras norte del Mulhacén y Alcazaba, pero no tapa su belleza. Y mirando hacia ese lado, estamos sobre la pared vertical y cara noreste del mismo Veleta, impresionante y temida, con una buena caída, vertiginosa; en ella se encuentra aquel Canuto del Veleta, el corredor de la cara norte del veleta que nos lleva desde su base hasta el collado del Cerro de Los Machos y el mismo Veleta. Impresionante.
También podemos descubrir toda la orografía a más altura de Sierra Nevada: la zona entre Veleta y Mulhacén con los Raspones de Rioseco, Puntal de La Caldera… una mezcla de suaves o nada encrespadas laderas y crestones, paredes acabadas en agujas, que confieren por igual y de un modo extraño esta ancha cumbre de Sierra Nevada. Al otro lado, mirando hacia el oeste, la alta cima de Sierra Nevada sigue por una loma escarpada, a veces ancha y otras con pequeñas o grandes agujas en su cima y rodeadas de paredes y pendientes verticales, como si de una gran muralla se tratase: Los Tajos de La Virgen. Acabados en la loma y cumbre del Elorrieta. Y más allá los confines de Sierra Nevada que no son tan agrestes ni tan sobresalientes como las norte del Mulhacén y Alcazaba: Cartujo y el último el Caballo, con esa peculiar forma como de punta roma y una pared ancha bajo la cima. Hacia el sur como si fuera un ramal del Elorrieta que se desprende hacia su sur, una cima que nunca nombraremos ni pisaremos, pero que ahí está como una gran loma ondulada alta, solitaria y lejos de las rutas habituales de Sierra Nevada ¿tan lejos?: es el Pico del Tajo de Los Machos; pero todos con sus perfiles llenos de neveros blancos que le confieren un aspecto aún alpino, precioso y extremo. No hay que cansarse de mirar, es mi primer Veleta…
Ya comienzan a aparecer algunas nubecillas al acercarse el calor del mediodía. Debemos bajar. La idea era quedarnos en el Refugio-vivac de La Carihuela (que no el Refugio del Veleta, cerrado y que nunca he llegado a verlo abierto y que queda justo en la misma cima del Veleta). Y para ello bajamos la fácil loma que mira justo hacia el oeste, hacia los Tajos de La Virgen, Elorrieta, Cartujo… muy fácil. Llegamos al Collado del Veleta o La Carihuela, a 3.229 mts., aún tiene bastante nieve, no como un neverito cerca de Pradollano, aquí es más abundante y está más acumulada.
Al otro lado de cruzar el collado y mirando al sur, ya nos encontramos con el típico pequeño refugio vivac de piedra que hay repartidos por distintos lugares de Sierra Nevada: dentro hay una mesa y bancos, con una plataforma de madera al fondo, donde en la parte de arriba puedes ponerte a dormir con los sacos. Nos asomamos. Aún tiene nieve dentro y el frio, humedad, son terribles, pero es el refugio que hay… Paco dice que ahí dentro no quiere pasar la noche, que está muy frio. Yo solo lo veo como una experiencia y condiciones más que nos da la alta montaña… yo opino quedarnos. Paco dice de bajar más y pasar la noche a más baja altura donde no haga tanto frio. Yo le digo que, si bajo para perder altura, que mejor bajamos al coche y nos volvemos a casa… dicho y hecho… me parecía a mí que Paco no quería pasar muchas más noches en la fría Sierra Nevada…
Desde La Carihuela, bajar a Pradollano es también fácil: solo hay que seguir la pista asfaltada que bordea toda la loma noroeste del Veleta para pasar de su lado oeste a su lado norte. La misma carreterilla que seguíamos o nos guiaba para subir a la cima del Veleta desde Pradollano. Sería como deshacer el camino, pero sin subir de nuevo a la cima del Veleta. No hay pérdida. Abajo en Pradollano cogemos el coche y en la madrugada de domingo ya estábamos todos en casa. Una salida relámpago y fugaz pero útil y fructuosa.
Y así acaba mi primer ascenso al Veleta, pico que repetiría más veces a partir de ahora… aunque después de la tremenda y fantástica visión del Mulhacén y Alcazaba desde aquí, mi atracción por ellos en su conquista crecería. Poco a poco… a final todo se consigue.
Final del Relato sacado del artículo DESIERTO BLANCO escrito con el mismo título en el número 13 de la desaparecida revista Centro Verde del Centro Excursionista Almoradí, en febrero de 1.997, que hace una mención al éxito de mi primera conquista al Veleta:
A las 2’30 de la tarde llego a la cumbre del Veleta. Aún hay abundante nieve. La vista es espectacular, nunca había visto el Mulhacén y el Alcazaba desde aquí; no se puede explicar la sensación de estar en una de las cumbres más altas de la península. Hacía el otro lado veo la zona del Cartujo, Caballo y Alto Lanjarón, en aquella parte parece que aún es invierno por la abundante nieve. Como dijo el Cano alguna vez “es un paisaje enloquecedor”. A las 2’45 llegan Paco Sánchez y José María; es la primera alta montaña de José María, su esfuerzo ha sido recompensado y mi inquietud por llegar a la cumbre del Veleta, también.