Las Escoteras o “Coteras” es el monte más cercano a mi localidad natal, Almoradí, en el corazón de la Vega Baja. Su punto más alto apenas supera los 200 metros, pero para un niño que iba a la huerta y la veía al fondo, a parte de la Sierra de Callosa, algo más alejada; le parecía un lugar singular y diferente, al alejarse de los llanos y horizontales terrenos de la huerta de la Vega Baja. Curiosamente también alberga el punto más alto de Almoradí, que casi llega a los 200 metros de altura. Realmente es un lugar nada espectacular y nada fuera de lo común a lo que llamaríamos “campo” en la Vega Baja, pero tenía, que era, junto con el Hoyo de Serrano (Barranco de Calderón), “nuestro pequeño parque natural”.
La primera vez que me aventuré por estas laderas de vegetación rastrera sin nada de arbolado o bosque, pero casi ni un árbol, fue en una comida que mis padres junto con sus amigos hicieron una vez… curiosamente una única vez (que yo recuerde) … en las inmediaciones de Algorfa, camino de las laderas pedregosas y más empinadas de Las Escoteras más cerca a esta localidad, en una finca entre huertos de naranjos o limoneros… no creo que tuviera más de 7 u 8 años. El grupo de hijos de los amigos de mis padres (más mayores que yo) decidieron ir a “Las Coteras” a explorar y subir por una sendilla que se veía al final de un camino, cuando la huerta deja paso al campo, pero al campo sin bancales ni explotación agrícola… y para allá que fuimos.
Con mi corta edad me pongo en cabeza mientras subimos por aquella senda empinada, los amigos me siguen. Aunque a mitad de subida unos gritos en la lejanía nos dicen que bajemos corriendo de allí… eran nuestros padres. Al llegar a la vera de mi madre, recuerdo parte de su discurso, pero sobre todo la parte en la que decía “…yo que te veo subido allá arriba!” Creo que no hubo castigo. Solo una advertencia de no salir de los huertos de naranjos o limoneros… pero podríamos decir que esa fue mi primera incursión por “Las Coteras” … y creo que en la montaña, sin saberlo.
A veces las cosas que tenemos cerca y que hemos visto de siempre, no les damos la importancia que merecen, y el visitarlas o hacerles el caso que debiera, nos parece una pérdida de tiempo y de ganas… algo parecido para con Las Escoteras. No es una montaña escarpada, símbolo de una población o de una comarca o de una gente, un lugar del mundo de peregrinación montañera… ni local… como cientos o miles de pequeños sitios como éste en el Mundo… pero es la “alta montaña almoradidense” y debemos de respetarla, admirarla y cuidarla… cosa que no se ha hecho… aunque pensándolo bien, ni si quiera se ha hecho con la huerta, que es el sentido de la vida y existencia de los pueblos de la Vega Baja…
Este monte siempre pasaba de largo, no le hacíamos caso. Las Escoteras. Como si se tratase de una simple arruga del terreno, perdida y sin importancia en la sencilla orografía del sur de Alicante. Sobre todo cuando pasabas por la carretera entre Algorfa y Los Montesinos, y mirabas hacia el oeste, veías solitarias y casi enfermas por el olvido, estos montes, esta “tierra yerma, sin valor”. Sí, porque si no sacas producto a la tierra con cultivos, pastos… “No tiene valor”.
Pero fue entonces cuando al comenzar a salir a la montaña con mi primo Miguel Ángel González, cuando entendí el darle ese “pequeño valor” que como mínimo se merece. Al incluirlas como una de las excursiones o ascensiones habituales en estas salidas domingueras, y a la vez a visitarla de vez en cuando (no demasiadas veces) cuando salía en bicicleta con mi BH Force desde mi casa de Almoradí en dirección al Hoyo de Serrano o Las Escoteras.
En aquel entonces, antes del boom inmobiliario de los 2.000, e incluso antes de los años 90, dejábamos el coche en la carretera de Algorfa a Los Montesinos y por la gran finca con grandes bancales de huertos, que quedaba entre dichas laderas y la carretera, cogíamos un camino que nos acercara hasta las faldas rocosas y peladas, eso sí, llenas de matorrales, del lado este del monte. La subida era corta, imperceptible… a veces teníamos que saltar o cruzar una vieja valla metálica oxidada que decía estaba puesta por Franco, y que este era uno de los cotos del dictador… no sé si me lo creí en su momento… desde luego la valla era vieja y oxidada… eran los terrenos de la finca La Rellana. Hoy día toda esta zona entre Las Escoteras y la carretera de Algorfa a Los Montesinos es un gran Campo de Golf, con su urbanización, sus servicios… La Finca. Con lo que ya ha perdido el atractivo. Y a la vez perjudica la imagen natural del monte.
Una vez llegábamos a su cima, una gran planicie, extraña, de roca y matorrales, singularmente bastante llana, se abría por muchas direcciones. En un rincón de dicha planicie, un alto pilón, eje geodésico, en un gran pedestal de hormigón, para que resalte sobre todo el horizonte de esta singular llanura. Es la cima o punto más alto de Las Escoteras, 216 mts. de altura. Realmente caminar o deambular por esta gran y curiosa planicie era como trasladarte a otra parte del Mundo… no es la Vega Baja eso. Además que su naturaleza y perfil estaban intactos desde hace muchísimos años, con lo que los matorrales altos, verdes, entre los agujeros y grietas de la roca caliza, se distinguían dándole un valor poco usual a este tipo de montes. Además si mirabas hacia el oeste, descubrías que la llana cima o roquedo de Las Escoteras formaban un gran circo, un circo cárstico. Al otro lado otra montañita, más baja si cabe que Las Escoteras pero que resalta por su forma de capuchón, marcada por unas laderas que caen a cada lado, es el Cabezo de Los Mozos ¡¡El punto más alto de Almoradí!!; entre ambos una especie de hoya, llana, pequeña, pero inerte, solitaria, lejos de los agobios de las huertas, huertos y explotación de la tierra de la Vega Baja. Escondida como si fuera un tesoro de terreno sin tocar, a cuidar, a proteger.
Ya en la década de los 2.000 el boom inmobiliario hizo que siguiéramos sin valorar lo que estas montañas olvidadas representaban para la comarca y sus pueblos de alrededor, y alguna insensata, irresponsable y malavenida empresa o estamento, subió una excavadora a la cima de Las Escoteras y destrozo toda su amplísima y natural cima, ecosistema… el pilón o eje geodésico lo respetaron, por que por Ley han de respetarlo, el cual ahora está casi un metro por encima del terreno… se llevaron más de dos metros de suelo, con todo lo que había en él. Y la visión de la cima de Las Escoteras, incluso desde la lejanía, era imperdonable, sucia, rota, triste, lamentable…
Algunos años después el Centro Excursionista Almoradí junto con el Ayuntamiento de Almoradí organizábamos las salidas de Iniciación al Montañismo/Senderismo, entre esas excursiones casi todos los años de celebración, no podíamos olvidar la visita a Las Escoteras; planeando recorridos como la ruta que nos hacía subir a las alturas de Almoradí, Algorfa y Benejúzar… y en esa excursión pude organizar una visita a las “remotas” y olvidadas, descuidadas Escoteras, para más de 120 personas… al menos de una manera o de otra volver a recordar que tenemos algo aquí que salvaguardar, cuidar y proteger… que no es solo tierra estéril de campo, son nuestras Escoteras.
En esta excusión realizada el pasado 28 de febrero del 2.010, planeamos una excursión para, no solo subir al punto más alto de Las Escoteras, sino también a los puntos más altos antes mencionados de Almoradí (Cabezo de Los Mozos, 197 mts.) y de Benejúzar (Cabezo Redondo, 202 mts.), de esta forma enlazábamos en una sola, facilísima y entretenida marcha, todas las cimas del horizonte que tenemos de Almoradí hacia el sur: salimos desde la mítica iglesia de La Pilarica de Benejúzar. Curiosa y contrariamente a Algorfa o Almoradí, Benejúzar sí intentó cuidar y repoblar el monte cercano o que rodeaba la famosa iglesia de La Pilarica, arriba de la población. Muchas veces en mi adolescencia en el puente del Pilar nos íbamos a dicha zona junto con muchos otros jóvenes y adolescentes de la comarca, para acampar entre sus pinadas, y celebrar al otro día la Romería del Pilar. Quizás no éramos conscientes o no nos dábamos cuenta de lo especial que podía ser un lugar cuidado y replantado de vegetación, pino carrasco… éramos muy jóvenes y solo queríamos pasarlo bien y salir de fiesta… pero ya y puede que sin saberlo, el lugar me encogió el corazón, sobre todo si lo comparaba con Las Escoteras o el monte de Almoradí, el Cabezo de Los Mozos… se notaba cuando había cariño y cuando no, al monte…
Si estamos justo en la parte de atrás de la iglesia de La Pilarica en Benejúzar, veremos que la calle comienza a bajar hacia el este, justo antes de una curva y girar hacia abajo en dirección al pueblo, a la derecha aparece una senda entre la pinada, una senda que parece quiere recorrer una especie de barranco por su izquierda, pero que comenzará a subir poco a poco… esta es la senda y comienzo del recorrido.
Dicha senda nos subirá casi a la parte más alta de la pinada y monte que nos rodea, pero poco a poco nos iremos dando cuenta que dejaremos a la izquierda un hueco o vallecillo. Abajo de este hueco se encuentra el Club de Tiro de Benejúzar, y detrás más metido entre los montes, el vertedero de basuras (creo que de Almoradí y no sé si de algún pueblo más de la Vega Baja; tampoco sé si aún existe…). Desde un punto concreto mirando al este nos percatamos y descubrimos las otras alturas que tenemos que subir: a la derecha y sureste un pequeño montículo en forma de pagoda entre una especie de larga cornisa llana: es el Cabezo Redondo, el primero que subiremos, al sur de la hoya nombrada. Al otro lado de dicha hoya, el pequeño circo cárstico de Las Escoteras, y a la izquierda y noreste cerrando también la hoya por el norte, el Cabezo de Los Mozos. Curiosamente desde este punto no se pierde ni gana altura para subir a las dos primeras alturas, ya que se encuentran en una especie de cornisa o largo monte allanado en su cima, que cae hacia la hoya formando dicho agujero como cerrándola sin salida.
Con lo que esta senda que llevamos en un principio con dirección sur girará hacia el este para encontrarse con la nombrada pagoda, el Cabezo Redondo, una vez dejemos atrás, abajo a nuestra espalda, el Campo de Tiro… será como si estuviéramos recorriéndonos un enorme balcón a la hoya que siempre nos queda a la izquierda. La senda, una vez seguimos dirección este, deriva en un camino justo casi a las faldas de la pequeña pagoda. Desde aquí cruzamos el camino que se ensancha justo en la base de la cimita, y subimos en pocos metros hasta la cima del Cabezo Redondo (202 mts.). La vegetación arbórea se ha quedado atrás, ahora lo que tenemos delante es un camino entre terreno limpio de pinos e incluso de “Naturaleza”. Aunque parece que se está intentando repoblar esta zona, las laderas norte de esta cimita, para que dentro de unos años se pueda parecer algo a los montes que rodean La Pilarica de Benejúzar.
Al otro lado de la pagoda que forma la cimita del Cabezo Redondo, sigue el camino hacia el este, recto, recto, pero al principio una valla metálica de cuadros oxidados nos obliga a acercarnos más al precipicio de la hoya, recorriendo una sendita, pero nada peligroso. A la izquierda y al norte ahora se queda la hoya, el hueco, y nos damos cuenta que realmente es un doble circo cárstico lo que se forma entre las Escoteras y el Cabezo Redondo… pequeñitos pero visibles. Es una gran curiosidad geológica y un ejemplo de las valiosas y bellas que pueden ser estas arruguitas de la Tierra.
Llega un momento que el camino, el recorrido, gira con una curva pronunciada, hacia el sur, justo antes sale una senda ancha o camino de herradura hacia el norte que se dirige a otro cercano montículo, siempre dejando la hoya a nuestra izquierda, ahora en lugar de estar al norte la dejaremos al oeste, porque estamos en el circo de Las Escoteras, y ese montículo no es otro que el eje geodésico de la cima de Las Escoteras (216 mts.). Aquí siempre foto. Foto de grupo, foto de cima… realmente nos damos cuenta del destrozo de la cima, del monte, pero no decimos nada… algunos lo verán como algo “normal”, “al avance de la civilización”, pero muchos en silencio lo veremos como un desastre, una desmesurado poco respeto por la tierra…
Ahora solo nos queda la cimita más alta de Almoradí: el Cabezo de Los Mozos, que justamente desde la cima de Las Escoteras, lo vemos al otro lado de la hoya, como cerrando la hoya y el doble circo por el norte. Para llegar solamente debemos de seguir el mismo camino de herradura hacia el norte, como queriendo salir de la plana cima de Las Escoteras, de cara a Almoradí, al corazón de la Vega Baja, cosa que desde aquí se vislumbran muchas de estas poblaciones ribereñas de las huertas del Río Segura, mirando al norte. Mirando al noroeste la extraordinaria Sierra de Callosa, altiva y solitaria, parece una montaña de culto, mística… pero desde el Cabezo de Los Mozos, todo este paisaje al norte lo veremos mejor.
El camino comienza a bajar en dirección norte, noreste, y nos topamos con otro camino que nos sale a la izquierda hacia el oeste, noroeste, también en bajada y saliendo del monte. Seguimos este último. Baja hasta el lecho del barranco que sale de la hoya, del centro de uno de los cirquitos cársticos. A la vez viene un camino asfaltado de este sitio que baja y se dirige al norte fuera del monte, por la parte baja del lecho del barranco. Nuestro camino deriva aquí. Lo seguimos girando a la derecha y norte. Al poco tiempo, justo cuando pensamos que ya nos hemos salido del conjunto de estos montes y tenemos el llano de la huerta de la Vega Baja delante, aparece un camino deshecho, maltrecho, a la izquierda, el cual seguiremos en un principio hacia el oeste, girando a medida que de nuevo cogemos altura, al sur… y este camino casi que nos dejará a pocos metros del punto más alto del término municipal de Almoradí: El Cabezo de Los Mozos (197 mts.), la cima más “puntiaguda” y con forma de cumbre con desnivel por todas sus faldas, de las 3 cimitas que hemos conquistado. Otra foto de grupo. Vistas hacia el norte: vemos toda la plana de la huerta de la Vega Baja con la frontera de la Sierra de Crevillente al fondo. Al sur la nombrada hoya y la vista de los dos cirquitos cársticos, el del Cabezo Redondo y el de Las Escoteras. Fantástico.
Para acabar el recorrido debemos dirigirnos de nuevo hasta las inmediaciones de La Pilarica en Benejúzar. Pocos pasos antes de llegar a la cima, el mismo camino que seguíamos giraba hacia el oeste sin llegar a la cumbre, pues debemos recular estos pasos para volver al mismo camino y seguir hacia la izquierda, oeste. O bien seguir mote a través hacia el oeste para bajar al mismo camino pocos pasos más abajo. Dicho camino irá descendiendo a la vez que se acerca al barranco por el que corría la senda que salía de Benejúzar, pero al otro lado del cauce… Una vez llegado al fondo del barranco, cogeremos la pista asfaltada que viene del Club de Tiro y lo seguiremos hacia el norte, girando a la derecha, como saliendo, esta vez sí, del conjunto montañoso.
Esta pista asfaltada nos dejará en el cruce de otra ya fuera del conjunto de estos montes, seguiremos a la izquierda y oeste cuando ya vemos las inmediaciones de la iglesia de La Pilarica de Benejúzar, lugar del que hemos salido. Y así acabará este sencillo pero curioso recorrido por estos olvidados, cuidados o destrozados montes y campo del corazón de la Vega Baja. Sobre todo una buena visión y reconocimiento de nuestro objetivo de Las Escoteras, “las Coteras”.
Pero voy a dejaros con parte del relato que escribí para la primera salida con el Ayuntamiento a Las Escoteras, el 30 de marzo del 2.008:
Vista de la huerta. Ya en Las Coteras:
Las Coteras forman parte de la muralla sur que delimitan la cuenca del río Segura y la frontera natural de la Huerta de la Vega Baja; que desde el monte de Hurchillo, los montes de Benejúzar y Bigastro, La Atalaya y el Cabecico Soler en Rojales y el Recorral en Guardamar… entre otros, pertenecen a esa muralla.
Al sur de esta muralla que, aunque pertenece políticamente a la Comarca de La Vega Baja del Segura, no pertenece a la cuenca del río, si no a las fosas que forman las Lagunas de La Mata y Torrevieja. Y más al sur, las ramblas que nacen en la boscosa, devastada y desconocida Sierra Escalona: Río Seco, Río Nacimiento y otros que desembocan en el mar entre el Pilar de La Horadada y Punta Prima.
También cabe destacar más al norte o más bien noreste de la comarca, la Laguna del Hondo, límite político entre las comarcas de la Vega Baja y el Bajo Vinalopó. Como último reducto del gran estuario o marismas que regaban las aguas del río Segura cuando, hace cientos de años, desembocaba en una gigantesca albufera formada entre las Salinas de Santa Pola, el Hondo y otros humedales al noreste del Hondo.
Las Coteras, como todas las montañas de la provincia de Alicante pertenecen a los Sistemas Béticos o Cordillera Bética que se extiende desde Cádiz hasta Alicante, se sumerge en el mar y aparece en las Islas Baleares. Dentro de esta cordillera pertenece a la subunidad Bética, que solamente asoma por Alicante en nuestra comarca.