Esta iba a ser la segunda vez que visitaba el Refugio Poqueira, al suroeste de la loma cimera del Mulhacén en Sierra Nevada, y aprovechamos los días del largo puente de principios de diciembre para acercarnos a dicho refugio, el cual lo tendríamos de base para subir a los picos más altos de la sierra, y a la vez subiríamos desde el sur de la sierra, desde Las Alpujarras, para llegar al nombrado refugio.
Aprovechando las prontas nieves de este año, este otoño, en el puente pasado salimos para visitar la Sierra de Gredos y subir a su pico más alto, el Almanzor. Un mes después, aprovechamos el siguiente puente para subir los picos más altos de Sierra Nevada. Con lo que nos encontraremos con nieve, pero no en condiciones invernales, ya que el veranillo de noviembre había hecho mella en la nieve caída, como pasó con Gredos.
Esta salida la haríamos un grupo muy simpático y amigable de parejas y amigos, con lo que el buen rollo y las risas estaban aseguradas: Javi y Zaida, David y Sara, Antonio y Jesús Santana, Quique Segura y yo. No faltó las risas con aquellos recuerdos de nuestra pasada estancia en el Refugio de La Renclusa el pasado año en el Puente del Pilar, en aquel infructuoso intento de subir a la cima del Aneto, y aquel “casso” que nos tenía que hacer la sopa a los cuatro amigos. Como de nuevo estábamos los cuatro amigos participantes en dicha actividad, pues salieron aquellos graciosos recuerdos.
Para llegar al Refugio Poqueira esta vez repetimos partiendo desde las inmediaciones de Capileira en Las Alpujarras, haciendo un recorrido muy parecido o igual al que hicimos en la primera vez que pisé el Refugio Poqueira, en aquella odisea por Sierra Nevada, pero sin perdernos ni pasarlo tan mal. Una vez llegados a la parte alta donde ya vemos las alturas de la sierra, seguimos por la pista que se interna entre un bosquecillo de pinos de repoblación y sigue, sin desviarse, por la izquierda de la loma cimera, dejando ésta a la derecha. Esta es la Loma de Piedra Blanca.
Por suerte el día es muy bueno, solo hay unas pocas nubes altas con forma aborregada pero nada amenazadoras, el resto del cielo, azul completamente. La nieve ha quedado en las alturas, a poco menos de tres mil o dos mil novecientos metros, los días de bonanza sin precipitación han hecho mella en la sierra, pero aun así le da una imagen especial, perfecta, bella, como de esa cordillera en miniatura que es; admirando hacia el norte las vistas de sus cimas más altas: desde la amplia loma del Mulhacén a la derecha y norte, hasta la puntiaguda cara sur del Veleta y su característica forma de mesa cortada o popa de galeón. El toque de la nieve con la imagen de las montañas es precioso. Y allá abajo en la vertical entre el Puntal de La Caldera y la extensa y redondeada loma sur del Mulhacén, está nuestro, aún lejos, objetivo del día: el Refugio Poqueira.
Delante nuestro hay un bosquecillo de pinos de repoblación. Debemos de seguir la pista ya nombrada internándonos entre el bosquecillo sin desviarnos y siguiendo el camino en dirección norte. Siempre dejaremos la cima de la loma a la derecha, y el valle de Capileira o del Poqueira a la izquierda. Llegados a un cruce o bifurcación del camino, seguiremos por el de la derecha que no pierde altura. Más adelante este camino derivará en otro que viene de la cima de la Loma de Piedra Blanca, aquí llamada Loma del Tanto, y que baja hacia la izquierda en busca de las lomas suroeste de la gran loma y mole del Mulhacén. Los bosquecillos ya se han quedado atrás y aquí es todo terreno pedregoso y pelado de vegetación. Ya estamos a 2.640 metros. Giramos por este camino a la izquierda sin subir a la parte más alta de la loma que nos queda a la derecha y después, según giramos, a nuestra espalda, para seguir en dirección al Refugio.
Y poco tiempo después llegamos al fácil Refugio Poqueira a 2.500 metros de altura. Por el camino he intentado recordar el punto aproximado donde nos quedamos en aquella odisea, a media hora caminando del refugio, mirando hacia la izquierda valle abajo, pero es imposible reconocer o intentar descubrir en esta extensa y amplia ladera al suroeste de la mole del Mulhacén.
Este fin de semana el refugio está lleno. Nos acomodamos en nuestros camastros. Al ser un refugio relativamente nuevo, las comodidades son notables y el descansar, dormir e incluso el estar en el refugio se hace más agradable, llevadero y acogedor. El grupo de los tres alicantinos y yo nos hemos llevado comida para toda la actividad, mientras que las dos parejas creo que contrataron el medio menú del refugio. Un refugio que por cierto, su comedor se ponía a reventar a la hora de la cena, a pesar de ser espacioso y amplio… recuerdos de aquel gigantesco bol de pasta que desapareció cuando “nos rescatamos” de la odisea en Sierra Nevada y llegamos a este refugio por fin… ¡Qué bien sentó aquella gustosa y necesaria comida!
Al otro día nos ponemos en marcha para realizar nuestro primer objetivo del puente: subir al Mulhacén. Desde el mismo Refugio Poqueira hay casi 1.000 metros de desnivel, pero en un recorrido muy fácil y ameno, en el que todo el tiempo es caminar por las anchas laderas de la parte suroeste de la montaña, hasta llegar a la base de la montaña si la subimos desde la zona de La Caldera, que entonces dicha ladera se empina más pero sin más consecuencias. Realmente hay dos caminos desde el Poqueira para subir al Mulhacén, podría decirse que el más habitual es el que hicimos nosotros, pero también nos podemos dirigir justo a la Loma del Tanto y desde aquí seguir toda la loma cimera, que ya se convierte en la Loma del Mulhacén, hacia el norte y arriba, hasta toparnos con los escarpes y precipicios de la cara norte de la montaña justo en su cima.
Nosotros salimos del refugio y emprendemos una subida por el lado noreste del mismo, ladera arriba, ganando metros de altura, hasta topar con la famosa pista que cruza toda la parte alta de Sierra Nevada, desde Pradollano, Collado de La Carihuela, La Caldera y baja a Capileira. Una vez en este camino solo lo tenemos que seguir hacia la izquierda, dejando el monte a través de las laderas del Mulhacén y siguiendo la fácil pista en busca de La Caldera, y justo antes de llegar a sus primeras lagunitas, emprender la subida a la derecha de la pala o ladera oeste del mismo Mulhacén. Enlazar con la subida normal que sale de la misma pista pero más cerca de La Caldera, y realizar el zigzag de la senda hasta su cima. Igual que hicimos en aquella salida donde subimos por primera vez el Mulhacén, hace justo 5 años.
El sol aún no nos da cuando salimos del refugio, pero el Veleta y las crestas, cimas de alrededor ya están iluminadas por el amanecer, dándoles ese tono anaranjado característico. La nieve ya nos aparece antes de llegar al nombrado camino, en la zona del refugio no había nada de nieve. Ya en el camino la nieve era más abundante alrededor de esos 2.900 metros de altitud. No hay una senda o recorrido exacto para salir del refugio en busca del camino, o al menos no la supimos ver entonces, así que hicimos monte a través como ya he nombrado. El día ha amanecido radiante, magnífico, con su frio moderado y habitual a esta altura, y que a más altura se intensificará a pesar del intento del sol por calentar el aire y las oscuras y pizarrosas rocas de la montaña. Ya acercándonos a la zona de La Caldera, la nieve es más abundante, dándole a la montaña casi ya el aspecto invernal de la época, excluyendo algunas calvas o rocas salientes en las que ya se le ha derretido el blanco meteoro.
Hay mucha gente que comparte con nosotros esta subida al Mulhacén. Parece que muchos montañeros han elegido este puente para visitar y recorrerse esta preciosa Sierra Nevada, sobre todo en este primer día de actividad y subida a la cima de la montaña más alta de la Península Ibérica, el Mulhacén.
Y ya llegamos a la fría cima del Mulhacén, repleta de gente, a 3.479 mts. de altitud. Nos hacemos la foto de cumbre y de grupo, y aprovecho para fotografiar perfiles y paisajes desde esta excepcional cima, sobre todo hacia la cara norte nevada y congelada de la montaña. Fotos tanto hacia el lado oeste, vista protagonizada por el picudo Veleta, y fotos hacia el este mirando al Alcazaba y detrás, al fondo, el ondulado y romo Cerro Pelao, el tresmil más alto y último hacia el este de la sierra, ya visitado, aunque no subido a principios de este año cuando fui por primera vez a aquella zona de Sierra Nevada donde el Refugio Postero Alto regia allí.
Después de un tiempo disfrutando de la cima, el grupo decide bajar del Mulhacén en dirección al circo de Siete Lagunas. Lugar nunca visitado por mí. Siete Lagunas es un magnífico valle y circo encajonado entre las altas cimas del Mulhacén y la mole del Alcazaba. En ella, entre los escarpes y paredes de las dos moles montañosas, se hallan siete lagos de alta montaña situados entre las altitudes de 2.900 metros de la Laguna Hondera y la más alta, la Laguna Altera, rozando los 3.100 metros. Un sitio encantador y precioso, sobre todo el entorno de la misma Laguna Hondera.
Para llegar a Siete Lagunas o la Cañada de Siete Lagunas, salimos justo de la misma cima del Mulhacén y giramos hacia el sureste bajando por palas empinadas pero factibles con una buena cantidad de nieve acumulada en algunos rincones. Justo como si fuera el lado contrario del Mulhacén por el que hemos subido; si hemos subido por su lado oeste, bajamos ahora por su lado este. No por la cresta que une el Mulhacén con la otra mole del Alcazaba, ya que es abrupta y escarpada, y tiene paredes verticales las laderas cercanas a la misma en la mole del Mulhacén; si no que hay que descender por la cima algo hacia el sur, y después sureste. Mientras bajamos tenemos casi enfrente, al otro lado del valle, del circo, la mole de la loma y montaña cuya cima más alta es el mismo Alcazaba; pero delante y en la misma pared que mira al valle de Siete Laguna, aparece el Puntal de La Cornisa en la parte más al norte, y el Peñón del Globo algo más al sur cercano a la Laguna Hondera. El Alcazaba queda como más al este, al otro lado de la misma mole de la montaña.
Todas las lagunas están bajo la nieve menos la Laguna Hondera, la cual sobresale con el color oscuro de sus tranquilas y sosegadas aguas. Una vez que ya hemos bajado las laderas y pendientes del Mulhacén, llegamos al fondo del ancho valle, y giramos hacia el sur en busca de la nombrada laguna; caminando por una traza más cerca de las vertientes del Peñón del Globo y separándonos de las laderas del Mulhacén.
Siete Lagunas es un ancho valle y circo colgado que sale o da al amplio y alargado valle de Trevélez. De hecho, al otro lado de la Laguna Hondera, el valle se precipita con unos escarpes o paredes que visto desde la parte del valle de Trevélez, no da la sensación de que aquí arriba haya este magnífico, precioso y alto valle. Pero no es el final del valle de Trevélez, ya que dicho valle sigue hacia el norte en busca de la alta zona de los tresmiles más orientales de la sierra. La pared de subida a Siete Lagunas queda como en un lado, o costado del valle, a mitad de camino entre la misma población de Trevélez y las altas Lagunas Juntillas u Horcajo de Trevélez al final del mismo.
La nieve abunda por todo el valle de Siete Lagunas, dándole un aspecto precioso y simpático. Llegamos hasta las orillas de la Laguna Hondera. Vemos que hay gente, montañeros, que han subido hasta aquí, suponemos que desde Trevélez, y han montado su tienda iglú en el llano o planicie de los alrededores de la misma laguna. También y entre algunas rocas, esta vez ocupado por la nieve, hay una especie de cuevecilla o vivac rodeado de un murito de piedras que puede servir también de refugio y para pasar alguna noche de buen tiempo… eso nos puede dar una idea para la próxima excursión o visita a Sierra Nevada.
Dejamos la preciosa Laguna Hondera y Seite Lagunas subiendo de nuevo a la loma del Mulhacén, hacia el oeste desde la misma laguna, por una especie de pasillo inclinado que nos ayuda a salvar el desnivel entre la altura de la laguna y el anchísimo lomo del Mulhacén. Hay huellas, trazas en la nieve, por lo que entendemos es el camino habitual. Y correctamente es el camino habitual de subida al Mulhacén desde la Laguna Hondera; pero nosotros, una vez montados en la loma sur, sureste del Mulhacén, en lugar de girar y seguir las trazas hacia el noroeste, norte, loma arriba, llega un momento que nosotros giramos hacia el sur, suroeste, loma abajo o mejor dicho, intentando atravesar la Loma del Mulhacén desde Siete Lagunas hacia la pista que baja de La Caldera (por la que hemos pasado a la subida del Mulhacén), que queda al otro lado de la loma desde donde nos encontramos. Este tramo del recorrido casi que es monte a través… pocos hitos o señales se ven por aquí para cruzar la loma de un lado a otro.
Nos hacemos fotos en esta parte, ya que las vistas desde la Loma del Mulhacén hacia el sur, sureste y suroeste son amplias y significativas: todo un gran espacio de cielo y tierra para nuestros ojos, que puede llegar hasta la costa africana en días con muy buena visibilidad. Hace calor mientras atravesamos la loma de un lado a otro, del lado este al oeste, o suroeste, y nos paramos para cambiarnos, quitarnos ropa de abrigo. Puede que ya estemos cerca o pasado el mediodía. Aquí la nieve es mucho más escasa, se nota el calor del buen tiempo de todos estos días de noviembre y es de orientación sur más ventada de la loma… esperamos que para el invierno vuelvan las nieves a esta gran Sierra Nevada para poder seguir gozando de sus altura nevadas y frías.
Se ha hecho un poco pesado esta parte del recorrido: atravesar la loma del Mulhacén de un lado al otro, pero al final ya vemos el Refugio Poqueira allá abajo. Aún estamos altos. La bajada, atravesando la pista antes nombrada y que atraviesa toda Sierra Nevada, es casi directo al refugio. Se hace largo monte a través. Pero al final llegamos.
El resto del día o tarde lo dedicamos a descansar y sociabilizarnos, charlas, proyectos… buen royo entre los participantes de esta actividad. A la hora de la temprana cena del refugio, ya sabéis que suelen ser entre las 7 u 8 de la tarde. Maria José, la novia de Antonio Santana, llama al refugio preguntando por Antonio. Justo los guardas lo anuncian por megafonía en el repleto y abarrotado comedor (no sabía que tenían megafonía en el refugio), y del grupo solo estoy yo en el comedor para oírlo. Imaginaos mi sorpresa… no era muy común o aún no estábamos acostumbrados en aquellos tiempos a comunicarnos con el “mundo exterior” si estábamos en la montaña… aunque estuviéramos en un refugio de montaña con teléfono y plazas para 100 personas… ahora es habitual… ¡y pobre de ti si no te comunicas estando en la montaña! Me quedo perplejo. Reacciono a los segundos. Identifico a la persona que llama como la novia de Antonio Santana que pregunta por su nombre completo, y les pego un grito de atención a los guardas para que esperen “¡voy a por él, no cuelguen!” o algo así… acto seguido me acerco a la cocina libre y le digo que su novia, Maria José, está al teléfono.
Después de las recriminaciones y “burla” por que su novia le ha llamado al refugio, cuando se supone está en la montaña alejado de todas las comunicaciones con el mundo civilizado, que por algo nos vamos a la montaña, a vivir aventuras y alejarnos de lo cotidiano y mundano… pero como siempre no se puede decir “de esta agua no beberé”. El paso de los años me devolvería la bofetada.
Dormimos muy bien, es un refugio cómodo y agradable. Al otro día tocaba atacar la otra alta cima de Sierra Nevada: el Veleta. Dicha cima estaba más alejada que el Mulhacén, ya que la Loma del Mulhacén estaba en la vertical del refugio, casi encima de él, pero a casi mil metros más alta. Con el Veleta no había tanto desnivel, 50 metros menos, pero si un recorrido más largo hasta llegar a su base y cima. De forma que salimos del Refugio Poqueira, pero en lugar de salir por detrás del mismo hacia arriba, salimos más intentando coger dirección noroeste aunque también ladera arriba, en busca de las vertientes de Loma Pelada, la que sube al refugio vivac de Villa Vientos.
El recorrido es bien fácil y evidente. Es cruzar el torrente o riera que baja desde la misma Caldera y llaman Río Mulhacén, y queda al oeste del mismo refugio, a la vez que vamos cogiendo altura, para una vez cruzado el riachuelo, coger el lomo cimero de la nombrada loma, girando directamente hacia el norte, en busca del nombrado Refugio de Villa Vientos o cercanías… la idea es parar en la famosa pista que cruza toda Sierra Nevada que en este tramo enlaza La Caldera con Rio Seco y pasa pegada al Refugio de Villa Vientos. No tiene pérdida.
Otro nuevo día en el “paraíso” y ha salido igual de radiante que el anterior. Sol y buena visibilidad así como un fresquito aceptable que desaparece en cuanto te abrigas, comienzas a caminar y te dan los rayos del sol de pleno. Excelente. Una vez llegamos a las inmediaciones, cerca del Refugio vivac de Villa Vientos, nos paramos en una roca a modo de mirador para hacernos una foto de grupo con las geniales vistas del Veleta, Raspones y Crestones de Rio Seco, con todo el valle u hoya de Rio Seco en la que se ubica su famosa laguna y donde estaba la antigua construcción del desaparecido Refugio Félix Méndez o Rioseco. Extraordinario. La nieve en las laderas más altas y acumulada en las hoyas, le da un aspecto muy alpino y precioso a la sierra y a sus diferentes lugares. Precioso.
Una vez ya estamos en el nombrado camino, pista, que atraviesa toda la parte alta de Sierra Nevada, lo seguimos en dirección al Veleta, hacia la izquierda y oeste. No hay pérdida. Gran parte de la pista está cubierta por la nieve, pero el pequeño trozo que queda más externo de la misma está libre de nieve y tocamos tierra cómodamente. Excelentes vistas del Cerro de Los Machos y el Veleta hacia un lado, y del Mulhacén, Puntal de La Caldera y Alcazaba hacia el lado contrario mientras vamos caminando por la pista junto a los Crestones de Rio Seco.
Realmente es seguir el camino de vuelta ya realizado en aquella salida a Sierra Nevada en la que subí por primera vez el Mulhacén. Pero no como a la ida, cuando pasamos por el Paso de Los Machos, por ahí ya nunca más volví a pasar… Hasta llegar al Collado de La Carihuela y aquí girar hacia la cima del Veleta, hacia lo más alto de la montaña. No hay pérdida.
Y ya de nuevo en la cima del Veleta, a 3.398 mts. de altura. El tiempo sigue inmejorable a pesar de que aparecen algunas nubes altas por el este, lejos, y algunas bajas que vienen y suben por los valles de Las Alpujarras al sur, queriendo intimidarnos con su esponjosa y simpática forma. Un día excepcional pero frio en la cima del Veleta, como debe de ser.
Las vistas desde el Veleta magníficas e impresionantes, ya descritas en aquellas primeras subidas a esta cima, en Veleta y aquella actividad de noviembre en Sierra Nevada de hace 5 años, pero ahora tocadas con el blanco e inmaculado meteoro que les da una singular y especial belleza a todas las montañas. Precioso. Hago fotos a las habituales vistas hacia el Mulhacén por un lado y hacia los Tajos de La Virgen, Elorrieta, Cartujo por otro. Foto de grupo y cima. Y como en el Mulhacén, hay muchos montañeros que aprovechan estos días del puente y buen tiempo para subir estar cimas, con lo que casi hay que hacer cola para hacerse la foto junto al pilón o eje geodésico de la cima del Veleta.
Después de un tiempo bajamos de la cima del Veleta desandando el camino realizado hasta La Carihuela y su refugio vivac. La nieve junto con las vistas, imágenes de mis compañeros equipados con esas ropas técnicas de alta montaña, le dan una composición a mis fotos hermosa y única. La parte de los Tajos de La Virgen junto con las cercanas cimas del Elorrieta, Cartujo, Caballo y Pico del Tajo de Los Machos, tienen un aspecto alpino precioso con esos cortes y escarpes en muchos de sus flancos con la nieve inundándoles.
Desde el Collado de La Carihuela volvemos a coger la pista escondida bajo la nieve para volver, desandando el camino realizado en el día de hoy, hasta el Refugio Poqueira. Ya con por el camino de vuelta la marcha es más discernida y es propensa a pararnos para admirar el paisaje haciéndonos fotos como vulgares turistas en Venecia. El mar de nubes se hace más extenso y bonito hacia los valles de Las Alpujarras, y nos da a entender a la altura en la que nos encontramos ya que queda bajo nosotros. Nos asomamos al otro lado de los Crestones de Rio Seco cerca del Collado del Lobo para admirar la parte y vertiente sur de la sierra desde este encrespado y agreste lugar, sobre paredes y verticales pendientes. David me hace una foto con el fondo del Mulhacén y Alcazaba como si estuviéramos en un portillón de montaña en los Alpes. Magnífico paisaje.
Pero al pasar por el trozo de montaña cortado y destrozado para poder construir la pista, que une los Raspones de Rio Seco con los Crestones de Rio Seco, decidimos desde este punto subir a la cima más alta de los encrespados y agrestes Raspones de Rio Seco. Esas lajas de roca lisa puntiagudas y verticales. Son solamente pocos pasos de trepada desde la nombrada pista, y nos hacemos la foto como que tenemos hecha la cima de Los Raspones de Rioseco a 3.144 metros. Después seguimos la pista sin desviarnos. Y justo al llegar al Refugio de Villa Vientos y girar hacia el sur en busca del Refugio Poqueira dejando la pista (seguimos deshaciendo el camino de ida), pido que me saquen una excepcional foto con la cámara y medios de entonces, en la que salga el precioso y grandioso mar de nubes, y parte de la bajada por la Loma Pelada, con un contraluz imprevisto… recuerdos de esta bella y encantadora Sierra Nevada y todas las aventuras vividas en ella…
Al otro día ya debemos volver y bajamos hasta el coche deshaciendo el camino que hicimos de ida. No estoy seguro si bajamos por las acequias como en aquella odisea en Sierra Nevada, o realmente deshicimos el camino por la pista que sigue por el lado oeste de la Loma del Tanto y de Piedra Blanca.
De nuevo una magnífica actividad por esta magnífica y excepcional Sierra Nevada, en la que en esta ocasión la amistad, el buen rollo entre los amigos y compañeros está por encima de todo, incluso de esas cimas abarrotadas, indómitas y atractivas de esta sierra que nos hemos recorrido. El compañerismo en la montaña debería superar y estar por encima de cualquier otro objetivo a alcanzar… lecciones para el futuro que no siempre se aprenden. Grandes compañeros, magníficas aventuras y preciosa Sierra Nevada.