Después de aquella visita al valle, cañada o circo de 7 Lagunas a la bajada del Mulhacén en la actividad de finales del año pasado en Sierra Nevada, decidimos interesarnos más por el lugar, por la zona de 7 Lagunas. Nos pareció un sitio de alta montaña con un encanto especial, un gran circo o cañada rodeado de las altas murallas, paredes y escarpes de las montañas del Mulhacén al oeste y del Alcazaba al este. Aunque realmente el Alcazaba, su cima, queda más al este de lo que es la mole, su cumbre con su loma y todo, y los picos que se asoman de ésta hacia 7 Lagunas son el Puntal de La Cornisa, casi en la cresta que une las dos montañas, Mulhacén y Alcazaba, y el Peñón del Globo, un promontorio rocoso que queda más cerca de las lagunas más bajeras de la cañada.
Por su altura y ubicación, ya que la laguna a más baja altura roza los 2.900 metros de altura, y tan cerca o a camino entre las cumbres del Mulhacén y Alcazaba, dos de las tres cimas más representativas y altas de Sierra Nevada, juntamente por su lejana o distante situación, con una aproximación de unas 5 horas sin carga, sin mochilón, y un gran desnivel desde donde dejas el coche en Trevélez cerca de los 1.600 metros, a Laguna Hondera prácticamente son 1.350 metros de desnivel y un recorrido con bastante distancia… todo un desafío de esfuerzo y valentía… además de acampar o hacer vivac allí, con lo que tenemos que llevar la tienda, y más si era invierno como fueron las primeras fechas escogidas para hacer nuestra primera actividad con el objetivo de 7 Lagunas.
Era marzo del 2.002, preparándonos para este verano ascender al Mont Blanc; decidimos coger la tienda de alta montaña y subir hasta la Laguna Hondera en pleno invierno para poder experimentar el esfuerzo y las condiciones de frio en altura… Con lo que nos acercamos hasta Trevélez cruzando el Puerto de La Ragua que atraviesa la parte oriental de Sierra Nevada y llega a una altura de 2.020 metros entre las cumbres del San Juan y el Chullo, esta última la más alta de Almería. Elegimos esta ruta previendo y calculando que para llegar a la citada población, el recorrido por carretera es más corto o son menos kilómetros por el Puerto de La Ragua que dar toda la vuelta a la sierra por Granada y Lanjarón. El Puerto de La Ragua une el Marquesado de Zenete al norte de Las Alpujarras (la parte más oriental) al sur de la sierra, casi, casi, lindando con la frontera entre las provincias de Granada y Almería… aun así llegar a Trevélez en carretera seguía siendo un trayecto muy largo y tedioso por las curvas y condiciones de la carretera, vinieras por donde vinieras.
Pues bien, llegando a la cima del Puerto de La Ragua la montaña ya nos daba un aviso de lo que nos podíamos encontrar… comienza a nevar levemente. Más arriba, a la vez que subíamos altura, la nieve se hace más espesa y temeraria. Nos paramos “¿cruzamos el puerto o le ponemos las cadenas al Daewoo?”. En esos momentos de indecisión observamos como un Seat 127 sube a toda velocidad (a la que podía) carretera arriba; entonces me digo para mí mismo y después comparto con mis compañeros Jesús Santana y Quique Segura: “si ese coche puede pasar y cruza, este coche también”. Así que cogemos velocidad y salimos carretera arriba mientras los copos de nieve cada vez eran más gruesos y numerosos, y ya comenzaban a cuajar en la carretera.
En mitad de la noche, no recuerdo si cerca de la medianoche o al menos eso me parecía, nos acercamos con marchas cortas, el coche con velocidad sostenida y la nieve que cae cuajando, dejando parte del asfalto ya blanco, a la cima del Puerto de La Ragua. Delante de nosotros observamos el rastro que han dejado las ruedas del 127 en la carretera entre los primeros copos de nieve. Justo sobrepasamos el puerto y en la bajada el coche comienza a patinar, deslizarse sobre la nieve recién caída hacia un lado de la carretera casi a cámara lenta sin que lo pueda parar… por suerte era el comienzo de la bajada y no coge velocidad con la inercia. Se va hacia un lateral y se frena contra el arcén de tierra del límite de la carretera… ¡¡Ufff!! Hemos tenido suerte… mientras el 127 ha pasado como un rayo y sin problemas… o eso creemos…
Con lo que en mitad de la oscura y nevosa noche, salimos para poner las cadenas a las ruedas y poder proseguir carretera abajo en busca de Las Alpujarras. Al poco rato ya podemos quitarles las cadenas a las ruedas, ha sido solo en esa parte. La carretera es sinuosa y larga hasta llegar a Trevélez, pero una vez llegados a Trevélez comprobamos que el pueblo está nevado ¡¿Dónde pasamos la noche?! Es más de medianoche, entre la una y las dos de la madrugada, con lo que al final decidimos dormir en el coche… ¡¡¡¡Que cosa más incómoda!!!!, ¡¡Que mala noche que pasamos, si es que alguno de los tres dormimos algo!! No se me olvidará a mí esa aventura nocturna para llegar a Trevélez y dormir en el coche… una total y funesta odisea, con final conforme y aceptable, pero incómodo…
Al otro día el tiempo es bueno; no excesivamente soleado ya que rondan nubes bajas que juegan con las laderas del valle y de la montaña como previendo o comunicando que no todo está dicho después de lo de anoche. Estamos en una especie de plaza o de calle con un banco largo de piedra, bonito y encantador pueblo. Desayunamos como podemos y nos hacemos las mochilas sin muchas ganas por un lado, pero por otro con una gran ilusión de ir a conquistar y visitar 7 Lagunas en invierno… será emocionante. En los mochilones, perfectos para una foto como si fuera el deporte de levantamiento de piedras, tenemos la tienda, el saco de plumas… y toda la equipación de invierno, técnica. Mucha de esta equipación comprada nueva y expresamente para la empresa de este verano: el Mont Blanc. Con lo que el peso es notable y excesivo, y eso se refleja en la forma rechoncha, amorcillada de nuestras mochilas.
Salimos por detrás del pueblo de Trevélez. Hoy día está todo muy señalizado. Enseguida, en una de sus calles por las que tienes que pasar para ir en busca de la montaña valle arriba, te encuentras con los carteles indicadores de direcciones: 7 Lagunas 5 horas, Mulhacén 7 horas… suponemos que sin carga y ligeros. Con la carga que llevamos podemos presuponer que sean 6 o 7 horas de subida contando las paradas tranquilamente… un desnivel de 1.350 metros… ¡Vamos allá!
El día no se despierta limpio, sereno, las nubes comienzan a abordar por aquí y por allá las laderas y perfiles del largo valle de Trevélez, pero vamos equipados, la idea es probarnos, probar el equipo, reaccionar ante situaciones y condiciones de alta montaña… lo curioso es que no nos encontramos con nadie en toda la subida o recorrido entre Trevélez y la Laguna Hondera de 7 Lagunas… igual preveían lo que podía suceder.
El camino es largo e interminable, comienza casi desde el fondo del valle al salir desde la misma población, siguiendo caminos de herraduras y después anchas sendas, para acabar en una senda normal, entre acequias y rincones del lugar. Aunque realmente no es el camino que va por lo más profundo del valle, ya que hay otro que pasa por algunos cortijos que va más abajo; nosotros seguiremos a algo más de altura dejando cada vez más alejado las profundidades del valle que queda a nuestra derecha mientras subimos. Primero cruzamos apetecibles y simpáticos rincones verdes de arboledas y vida próximos a la población. Pero poco a poco y mientras vamos cogiendo altura, esa verdor o arboledas va desapareciendo y dejando paso a prados o laderas desnudas. Pero ahora en invierno, con las nubes ahora así, ahora no, cubriéndolo todo, el paisaje cambia, agostado por el frio terreno y la nieve cubriendo por trozos, los colores y belleza son otros, y la visibilidad también es más limitada.
Llevamos casi una cuarta parte del recorrido sin variar la dirección cuando tenemos que girar a la izquierda y arriba, dejando la dirección norte a oeste, ladera arriba. Un cartelito o poste indicativo nos dice el camino a seguir, siempre hacia 7 Lagunas o Mulhacén. Justo y al poco tiempo una especie de mirador se asoma al valle, viendo la población de Trevélez allá abajo, metida en el fondo del valle. Actualmente hay un expositor con una foto explicativa, para indicar que es lo que estás viendo desde ese punto y tu vista alcanza…
Pero al poco tiempo el recorrido vuelve a girar hacia el norte, como de nuevo yendo en diagonal con las pendientes y paralelos al sentido del valle… aunque poco a poco la ruta se irá distanciando del fondo o del centro del valle que sigue hacia el norte en busca de las laderas del Cerro Pelao y Lagunas Juntillas, y nos iremos acercando a los escarpes y alturas que quedan más al norte, noroeste, a pesar de que nosotros no podamos ver por las nubes parte del paisaje y objetivo del recorrido… de todas formas poco a poco y a medida que seguimos caminando senda arriba y las nubes nos dejan, comenzamos a discernir las paredes y cascadas de Chorreras Negras, que sería el balcón de 7 Lagunas.
El tiempo no mejora, pero esperamos una ventana de esperanza y buen tiempo que suponemos se irá confirmando con el transcurso del día, mientras el frio inunda las laderas del valle, observando la nieve parece que quiere desaparecer, viendo las laderas ventadas de nieve fundida, con esa característica imagen de ladera ventada y pegotes de nieve repartidos como topos en un traje de faralaes. Encantador… aunque comienzan a ser los “topos” más gordos a medida que vamos cogiendo altura.
A los pocos pasos del mirador volvemos a girar hacia el norte, y a otros pasos más numerosos, el recorrido vuelve a girar definitivamente hacia la izquierda en dirección oeste, noroeste, dirección que ya no dejaremos, yendo justo en perpendicular al curso del valle de Trevélez que quedará justo a nuestra espalda.
Pasamos junto a un pequeñísimo refugio de piedra y techo muy bajo, bastante precario pero que vendría muy bien en caso de urgencia, para pasar una noche en vivac. Aquí descansamos y comemos algo. Los mochilones pesan mucho y debemos de parar. Estamos aproximadamente a mitad del recorrido. Estamos justo a unos 2.400 metros de altura, ya llevamos más de 800 metros de desnivel realizados. Hace frío. Nos abrigamos para no perder el calor de la subida. El lugar lo llaman La Campiñuela; ya que realmente es una especie de falso llano donde las laderas se expanden cogiendo muy poco a poco inclinación hasta llegar a las altas lomas del Mulhacén y su loma sur, justo arriba de nosotros hacia el oeste y noroeste. Mientras que hacia el norte tenemos esa pared y peñasco, lejana pero reconocible, es lo más escarpado y vertical que ven nuestros ojos desde aquí… son las Chorreras Negras; paso previo para subir al balcón o cornisa de 7 lagunas… hacia aquel lugar debemos de ir e incluso superar.
Las nubes nos han vuelto a cubrir, pero a medida que seguimos la marcha hacia las Chorreras Negras, comenzará a despejarse dejando ver un paisaje extraordinario, precioso, entre nevado y marrón de la roca, del terreno, caminando hacia las alturas de la Loma de Culo de Perro que tenemos enfrente y es la terminación de los tresmiles circundan el Alcazaba, al otro lado y arriba de Chorreras Negras… excepcional.
A partir de la cabañita o refugio de La Campiñuela, el terreno comienza poco a poco a ponerse más vertical. Más cuando nos acercamos al cauce del barranco del Río Culo de Perro, que es el que baja por las Chorreras Negras en forma de cascadas, y a su vez nace en la Laguna Hondera, arriba de las Chorreras Negras, en la cañada de 7 Lagunas ya. Seguimos la senda río arriba, siguiendo el surco del mismo, con una inclinación más que notable, con zigzags en la senda de subida. Pero aquí el frio ha dejado partes del rio congeladas, formando pequeñas o altas, finas, gruesas, todo tipo de cascada congelada de hielo, que hace las delicias de mi cámara y de sueños de helados rincones en un caluroso sureste peninsular.
Nos acercamos a la pared y peñasco de Chorreras Negras. Vemos como el rio, la parte que no está congelada, baja en cascada desde la parte de arriba de la pared. No es una pared vertical ya que tiene un paso entre sus rocas y senderos por el que se sube hasta su parte de arriba, donde forma una antigua cuenca glaciar, más plana en su fondo, donde se han formado algunas lagunas como la Hondera, nuestro destino.
Al otro lado de las cascadas por las que tenemos que pasar o acercarnos, queda un peñasco de pared vertical que acompaña la formación de la pared por la que bajan las estas, y acabado en una sublime y escarpada punta. Detrás queda la loma sur del Mulhacén, guardando y protegiendo por el oeste la cañada y valle glaciar de 7 Lagunas. Allí arriba el tiempo parece despejado y el paisaje que nos ofrece entre la nieve y esa roca marrón oscuro, es sublime y bello. El punto u objetivo al que tenemos que llegar para entrar en 7 Lagunas está muy claro y se observa desde la lejanía inconfundiblemente, es la pared y el peñasco de Chorreras Negras… no puede haber pérdida. Detrás de estas paredes y cascadas de Chorreras Negras hemos intuido las alturas o lomas que suben al Mulhacén o Alcazaba, pero aún no se aprecian los perfiles de dichas montañas.
Subiendo junto al torrente medio nevado y medio congelado del Río Culo de Perro, llega un momento que debemos cruzarlo, saltarlo, para acercarnos a las nombradas cascadas por su parte derecha. Al otro lado de las mimas quedará el peñasco y pared de Chorreras Negras. Encontramos una subida en zigzag por las rocas que nos suben hasta la parte alta de la pared, arriba de las cascadas. A nuestra izquierda hemos dejado la bajada de agua, con las que en ocasiones podemos llegar a tocar su agua en caída libre con la mano.
Y arriba de las paredes, las cascadas quedan a nuestros pies, llegamos a la altiplanicie donde habita la Laguna Hondera. Pocos pasos hacia adentro por el interior del valle y nos toparemos con sus tranquilas aguas ahora cubiertas totalmente por la nieve. A la izquierda, saltando de nuevo los riachuelos que vienen de la Laguna Hondera y que después se precipitan por las paredes de Chorreras Negras, quedan unas grandes rocas y un terreno más llano, más aceptable para montar la tienda. Entre las rocas está el abrigo: un murito de piedras entre dos o tres grandes rocas que forman una especie de medio cueva o refugio… por allí cerca montaremos la tienda.
No hay nadie aquí arriba… igual el resto ya veían venir lo que se avecinaba… a la izquierda queda la loma y montaña del Mulhacén con algo de nieve, y la bajada que hicimos hace pocos meses cuando visitamos la sierra para subir el Mulhacén desde el Refugio Poqueira. A la derecha toda la muralla y cresta del Peñón del Globo y Puntal de La Cornisa en la mole o macizo del Alcazaba. La cima del Alcazaba quedaba alineada con el Puntal de La Cornisa, allá al fondo, en la cresta divisoria de aguas y vertientes de la sierra, pero hacia el este; invisible desde la Laguna Hondera o desde cualquier punto de 7 Lagunas. Casi un perfecto circo o más bien ancho valle glaciar que separa, con sus profundidades, ambos macizos, ambas montañas, el Mulhacén y el Alcazaba.
La nieve no era demasiado abundante, pero nos daba una imagen de un paisaje altivo, magnífico, solitario y frio… preciosa alta montaña granadina. Después de montar la tienda y ver que nadie más subiría hasta aquí para pasar la noche, decidimos deambular por el lugar, sobre todo asomarnos al balcón que ofrece la cornisa del mismo valle de 7 Lagunas cuando se precipita en un cortado vertical, hacia el valle de Trevélez. Al otro lado del valle aparece la larga y alta loma que lo cierra por el lado contrario. Ésta, comienza en las inmediaciones de la cima del Cerro del Gallo, ya nombrada en aquella visita en los Tresmiles más orientales de Sierra Nevada, y acaba mucho más al sur de la población, teniendo varios nombres según la ubicación o lugar por el que se cruce: Piedra Larga, Loma de Juviles, Loma de Las Albardas, Tajo de Breca, Tajo del Lobo… pero todo, todo es la misma larga loma que cierra hacia el este el largo valle de Trevélez; cuya parte central que recae justo arriba de la población, supera los dos mil quinientos metros en la Peña de Los Papos, ahora toda cubierta e invisible, ya que las nubes parece que se han quedado en aquella parte de la sierra, descubriéndose la parte a más altura, que es donde estamos nosotros y las altas montañas que nos rodean. Precioso.
Mientras transcurre la tarde y se acerca la noche, cenamos y al poco tiempo nos vamos a dormir. Mientras por la noche y antes de amanecer, el tiempo da un giro tremendo y comienza a nevar incesantemente, primero como una nevada ligera, pero con el transcurso de la mañana, con el desayuno, la nevada se recrudece. Nos esperamos para ver si a lo largo del día, después del amanecer y con el transcurso de la mañana, el tiempo mejora y se despeja para poder realizar las ascensiones que teníamos planeadas, seguramente al Mulhacén o al Alcazaba…
Pero el temporal no se apacigua, sigue cada vez más incesantemente junto con un frio que se acentúa. Al final decidimos de recoger todo, desmontar la tienda en pleno temporal de nieve y bajarnos corriendo por miedo a que el temporal no afloje y no podamos salir del lugar o incluso en coche de Trevélez, ya que no sabíamos hasta donde llegaba la cota de nieve, y estaba nevando en gran cantidad. Además que se había ido al traste el ascender a los picos y cimas, actividad planeada por el pésimo tiempo, con lo que estar en la tienda todo el día mientras nevaba incesantemente y sin poder salir ni hacer nada… no era plan.
Fotos espectaculares de la ventisca mientras desmontamos, nos equipamos y comenzamos a bajar y a despedirnos del frio y tempestuoso lugar de 7 Lagunas. Las imágenes incluso recogen los copos de nieve con un tamaña considerable, abundantes y cayendo de costado como en una ventisca como dios manda. Por suerte la equipación da su resultado, nueva y de buen material, preparada para estas condiciones. Perfecto. Ahora solo toca bajar y no perdernos entre la blancura total del paisaje y terreno.
Desandamos el camino antes de que la nieve borre nuestras huellas, pasos o trazos, tramos del camino, de la senda. La ventisca es extraordinaria. Bajamos de la Laguna Hondera con los mochilones a la espalda y la tienda plegada como hemos podido, mojada, nevada… hay que escapar del lugar. Pasamos por la pared, el descenso cerca de las cascadas y Chorreras Negras sin problemas. Pero una vez que estamos frente a los ondulados perfiles de las laderas bajo Chorreras Negras y el Río Culo de Perro, la blancura de todo, terreno por la nieve, nubes, niebla, cielo… hace que pierda el sentido de la forma, no se distingue si hay un precipicio bajo mis pies o tierra firme… Quique me advierte: “¡¿Es que no te das cuenta que por ahí hay una vaguada inclinada?!” Es algo escalofriante.
Pero al final la bajada se realiza paso a paso y casi rápidamente, a pesar del temporal y de ir intentando descubrir, no perder, el camino la senda de bajada, desandando el camino, se hace rápida. Eso sí, el paisaje de la montaña se fue transformando, convirtiendo en un verdadero cuento helado pero precioso… sin dejar de nevar aun entrando en Trevélez.
Y una vez llegados a Trevélez y poder desequiparnos guardando las mochilas y tienda, salimos escapados antes de que la nieve nos corte el paso. Pero fuera de Trevélez ya no nieva como para que sea peligroso. De esta manera acabamos una actividad que por un lado ha sido frustrante en cuanto al objetivo de las ascensiones y recorrido a realizar desde 7 Lagunas, pero que por otro lado la experiencia y vivencia ha sido intensa y emocionante; el saber reaccionar ante situaciones de esta índole y “disfrutarlas” como parte de la Naturaleza, de la Alta Montaña, sin desquiciarnos, enloquecer o emparanoiarnos, es algo muy importante que nos servirá para batallar y solventar situaciones parecidas en otras cordilleras y grandes, altas, montañas. Gratificante. Pero 7 Lagunas no se nos olvida, y volveremos para abordar sus altas cimas y recorridos que las circundan.