A pesar de ser la montaña y sierra más alta de Alicante, no fue un objetivo en aquellas excursiones y salidas domingueras que hacía con mi primo Miguel Ángel González. Creo que alguna vez le pregunté si iríamos a Sierra Aitana, al techo de Alicante, no recuerdo bien la respuesta pero iría por estos derroteros: bien al albergar esas antenas y radares militares lo afeaban o no permitían subir hasta lo más alto, o bien por la forma de la sierra, era una gran, aburrida y monótona loma, sin escarpes o entretenimiento visto desde el lado sur, suroeste, o bien por la lejanía para llegar hasta el inicio de su ascenso, de sus recorridos.
El caso es que hasta que no conocí a mis compañeros alicantinos de montañas Quique y Jesús, no me iniciaron o explicaron las maravillas de los recorridos y rutas de Sierra Aitana. Aún recuerdo la sorpresa de Quique al saber que nunca habíamos subido o pensado en subir Sierra Aitana y las razones expuestas de ello. Quique me decía que no, que Aitana tenía muchos recorridos, escarpes, que era fabulosa, que a pesar de que no se podía tocar el eje geodésico de lo más alto de la sierra, sí se podían hacer increíbles marchas y ascensiones.
Y sobre todo en invierno, Quique me explicaba cómo se ponía la sierra en su cara norte de umbría, la que mira a la Vall de Guadalest, en un buen invierno frio y de nieves. Aún recuerda el invierno del año 2.000 en el que varias nevadas seguidas en días diferentes y el frío inusual y continuo, hizo que la sierra tuviera entre medio metro y un metro de nieve según la zona, la cual duró durante muchas semanas, casi meses, ese invierno. Y según la zona de ascenso y el calzado que llevaras, era obligatorio llevar puesto los crampones, por la transformación de la nieve… me quedo a cuadros “¿De verdad Aitana se puede poner así en invierno?”
Entonces aprovechamos las nevadas y frio en las montañas alicantinas de este enero del 2.003 para acercarnos y comprobar eso que me decía Quique. El viento de gregal, del noreste, que viene húmedo pero frio en la zona de la montaña y valles alicantinos, es el idóneo para llenar de nieve las alturas de estas montañas alicantinas. Sobre todo en Sierra Aitana, la cual gracias a su prominente altura y extensión de esa altura, es idóneo para que en toda su cara norte se acumule una buena cantidad de nieve. Desde el Puig Campana que llega a los 1.410 mts. hasta los 1.558 mts. del pico más alto de Aitana, su extensión en ese intervalo de alturas es el único lugar en Alicante y tan cerca del mar, que tenga tanto terreno o extensión en las montañas alicantinas. Con lo que es un imán para el frio y las nieves cuando hay temporal de gregal en invierno.
Por ello un domingo de enero del 2.003 nos preparamos y casi equipamos con la ropa de alta montaña, para salir hacia una de las poblaciones de la Vall de Guadalest, uno de los pueblos que están agrupados justo en el centro del valle: Castell de Guadalest, Benimantell, Beniardá y Benifato. Este último a unos 650 metros de altura, es la población a más altura de las cuatro y cuyos caminos y recorridos son los que más se acercan a las alturas y escarpes de Aitana por su lado noreste. Aitana es tan extensa que puede tener varias zonas de aproximación o base para comenzar los recorridos por sus laderas y cimas. Benifato es el mejor lugar para llegar a uno de los lugares más visitados y famosos en la vertiente norte de Aitana: la Font del Partagat.
Para ubicar y describir Sierra Aitana tenemos que mirar la descripción de la Penya Migjorn; ésta es el final de una parte del arco que forma con la Sierra de La Carrasqueta, entonces Aitana es el seguimiento del imaginario arco, del seguimiento de la Sierra de La Carrasqueta hacia el este, con una orientación oeste-este. Justo cuando la formación de la sierra comienza a terminar hacia el este de la misma, la montaña comienza a girar y a cambiar su dirección directamente de norte a sur justo en el lugar entre el Penyó Mulero y el Pass del Comptador, al este de la sierra. A partir de aquí el arco forma una serie de crestas y rocosos cordales cimeros hacia el sur, los cuales dan lugar a altas y encrespadas así como espectaculares montañas: Cabal, Ponoch… acabando en la inigualable y magnífica montaña de montañas, el Puig Campana.
Desde lejos Sierra Aitana es una gigantesca y alta loma sin ninguna cima reconocible o diferenciada a excepción de la misma cumbre, que alberga esos radares y antenas militares que vigilan una gran parte del Mediterráneo peninsular y balear… pero bueno, a medida que se vayan describiendo los recorridos por ella, se irán describiendo sus perfiles y morfología… ¡Vamos allá!
Una mañana fría y nublada llegamos hasta Benifato, después de recorrernos parte de la Vall de Guadalest desde Altea, Callosa d’en Sarriá. Justo después de dejar la carretera principal y coger la carreterilla que en pocos metros nos deja en el centro del pueblo, antes de las primeras casas, o pegadas a ellas, hay un camino asfaltado que sale a la derecha hacia arriba sin necesidad de entrar en Benifato. Dejamos el coche por aquí, ya que la nieve está cerca y preferimos subir por la pista caminando antes de encontrar algún atasco o corte de la misma para los coches a causa del blanco meteoro o del tráfico de curiosos y domingueros que suben por aquí en busca de ansiada nieve.
A partir de aquí que hemos dejado el coche, solo tenemos que seguir la pista asfaltada que se dirige hacia el sureste, sur haciendo zigzags y curvas cerradas mientras coge altura por estas laderas de Aitana. Hay unas marcas de P.R. que podemos seguir, y que nos dejaran en el mismo espacio recreativo y de naturaleza de la Font del Partagat. Son los P.R. CV-10 y el 21, los dos hacen este mismo recorrido entre Benifato y la Font del Partagat. No hay pérdida. No dejar la pista en ningún momento, seguir en dirección a la Font del Partagat si encontramos algún cartel, y tampoco dejar de seguir las marcas blancas y amarillas de estos P.R.
Mientras subimos por la pista, algún coche que sube o baja nos puede molestar, mientras que poco a poco la espectacularidad esperada de la sierra, empieza a desvelarse bajo las grises y frías nubes, y comienzo a vislumbrar unas paredes, unas peñas, unas muelas con unas formas desafiantes y extremas, coloreadas con la blanca nieve, a diferentes distancias, una como separada del resto, donde se ubica el llamado Castell de Confrides o d’Alfofra en el Morro de Pinareta, y casi todas adosadas a las laderas que suben hasta la cima del Aitana pero que se pierden detrás de las paredes y bajo las poco amigables nubes, como el Morro de Les Moles. Me recuerda una postal, una vista… parece un rincón de Monument Valley. Fantástico y enérgico paisaje… ahora estoy comenzando a descubrir esa Aitana fantástica y preciosa, una gran montaña, y comenzaba por subir a la Font del Partagat desde Benifato.
Mientras subíamos y cogíamos altura, echaba la vista hacia atrás y descubría un magnífico paisaje bajo esas nubes grises: al fondo un pequeño peñasco con construcciones a su alrededor casi escondido entre las laderas de la montaña, es el famoso Castell de Guadalest, o Guadalest solo como muchos lo conocen. Detrás una sierra al otro lado del valle medio iluminado por el sol y con el límite, la diferencia, la raya, a partir de la cual ha cuajado la nieve… es la Sierra de L’Aixortà, que cierra la Vall de Guadalest por el norte y noreste. Fantástica imagen.
Llegamos a la Font del Partagat. Lo primero con lo que nos encontramos es con un parking, cuando no hay nieve los coches pueden aparcar aquí y visitar la zona, comenzar recorridos por la sierra o ascender a sus picos. Después encontramos la zona de pic nic bajo unos enormes árboles, y cerca unos edificios que guardan las instalaciones de la fuente. Espacios para el esparcimiento y la naturaleza. Aquí ya hay suficiente nieve. Es un paisaje totalmente invernal; parece imposible que en Alicante tengamos lugares que parecen el interior frio y montañoso de la península en invierno. Magnífico. En esta primera salida, por culpa del mal tiempo, no pudimos ver lo que hay enfrente, al otro lado de la Font del Partagat: las paredes y muros de las cimas de Aitana, sobre todo la que queda justo atrás con una pared vertical y escarpada: el Penya Alta, de más de mil quinientos metros de altura también. Estamos a 1.050 metros de altura.
Los P.R. siguen por la izquierda, podemos seguir por ellos caminando por un camino y después enseguida girar a la derecha siguiendo las marcas de uno de los P.R. que seguíamos, el 21. El recorrido pasa por detrás de la Font del Partagat y gira hacia el oeste, en busca de un colladito entre escarpes y paredes verticales. Realmente es un paisaje rodeado de paredes rocosas verticales y cortadas laderas. Magnífico. Aunque en la primera visita a esta sierra no pudimos ver las paredes ni el resto de la montaña por las nubes y el día gris, cubierto, como ya he comentado pero delante de nosotros, quedando después a nuestra izquierda, se erigía las paredes y muros verticales de la cara norte de la nombrada Penya Alta y resto de la cima de Aitana.
Siguiendo este P.R. CV-21, que a su vez también era el 20, doble, como en la subida a la misma Font del Partagat. El camino acaba en las proximidades de La Font Vella o del Tío Cardadora. A partir de aquí sigue una senda a la derecha que es la que seguiremos y señalizado con el P.R.; a la izquierda en tres pasos nos lleva a una casita incrustada junto a una roca. La visitamos para hacernos fotos. El sitio es encantador y precioso. Un perfecto paisaje invernal. Desandamos hasta el crucecito y final del camino para seguir el sendero nevado y P.R., y de esta manera llegamos al colladito dejando al norte y derecha las paredes y escarpes del Penyó Rapel. Aquí hay un cruce de caminos, nosotros seguiremos hacia la izquierda y suroeste, en busca de las laderas más altas de la sierra, que cruza el diagonal y en subida las vertientes que tenemos a la izquierda. A la vez los dos P.R. que también seguimos, quieren ir por este camino. La nieve ya es abundante aquí arriba, y a pesar de ver los postes indicadores y algunas marcas, Jesús sabe hacia donde hay que ir, aunque no se viera ninguna referencia al estar sumidos en la niebla, en las frías nubes del invierno. Poco a poco y desde la Font del Partagat nos vamos internando en un paisaje verdaderamente frío, tapado, blanco-gris y muy invernal, como si en lugar de Alicante estuviéramos en otra alta cordillera mediterránea e interior de la península. Algo que me parecía insólito y alucinante. A parte la nieve cada vez más abundante, que sobrepasaba ya los tobillos de espesor, y que a la vez lo inundaba todo. También había una traza hecha en ella que seguía nuestro mismo recorrido, no estábamos solos en la montaña aunque no divisáramos al resto de montañeros que se han adentrado en esta blanca e imponente Sierra Aitana.
Al tiempo de estar caminando en dirección oeste y de ir subiendo poco a poco altura en la nevada montaña, aparece un barranco a nuestra derecha, abajo, y más adelante otro cruce de caminos con uno que nos sale a la derecha, no le hacemos caso y seguimos a la izquierda donde a los pocos pasos Jesús nos para junto a un significativo ejemplar de nogal totalmente nevado y llamativo, tampoco hemos dejado las marcas de los P.R., estamos en la Font de l’Anouer o del Arbret, Jesús la ha llamado de La Noguera, por lo del nombre de ese gran árbol que regía el lugar y la fuente, o eso parecía. Nos hacemos fotos en el sitio. Es bonito todo nevado, tapado, inmersos en esta niebla invernal y fría. Ya estamos a unos 1.275 mts. de altitud. Impresionante.
Una vez disfrutado del lugar, seguimos las huellas, la traza hacia el oeste subiendo poco a poco altura y sin dejar de ver las marcas de los P.R., que en ese caso son invisibles bajo la abundante nieve. Llegados a un punto donde hay un siguiente cruce de caminos, muy cerca de la Font de La Forata pero sin pasar por ella, giramos hacia el sur y arriba, dejando las marcas y seguimiento de los P.R., ahora ya no seguiremos los P.R. Delante de nosotros entre las blancas y grises nubes que nos invaden y las blancas, inmaculadas nieves que ahora ya son bastante más abundantes llegando casi hasta la rodilla en algunos sitios, se abre un fantasmagórico y precioso bosque de abetos. ¡¿Abetos?! Altos pero jóvenes, sanos, los cuales aparecen con sus ramas y típicas hojas, agujas, llenas de nieve que aún no ha caído al suelo, dándole un aspecto totalmente alpino, increíble, precioso. La idea es meternos por el límite este del bosque, del abetal, para buscar su espalda y subida inclinada, escarpada, por una especie de pequeña canal, hasta su parte más alta.
“¿Cómo es que hay un bosque de abetos en Aitana?” Le comento a Jesús. Según me dice no son naturales, si no que los plantaron por las condiciones que tiene la cara norte de Aitana de frio y humedad, y parece que van adelante. Parte de la ladera justo debajo de la cima de Aitana hay todo un abetal plantado por el hombre que sigue hacia el oeste recorriendo toda la sierra justo por debajo de su larga cima. Increíble. Sierra Aitana es una sierra casi sin arbolado o bosque en esta parte por la que andamos, por culpa principalmente de los graves incendios de las décadas de los 70, 80… y seguramente también de siempre por la deforestación para tierras de cultivo, madera… en las muchas zonas, entre paredes y paredes, existen llanos para abrir caminos y accesos a esos bancales, huertos y restos de bosques. Lo más seguro que en la antigüedad el bosque que predominaría aquí sería el mismo que en la Font Roja de Alcoy, en la Sierra del Menetjador, o incluso mejor por su cercanía al mar, su humedad y por su altura, los bosques de “roure valenciá”, “galers” y otros quercus frondosos, serían mayores y de calidad.
Y así bien equipados, entre las nieblas y nubes, por la canal ya nombrada. Si no fueran por las nubes, el ver la canal sería fácil, ya que justo arriba de la misma, a la derecha, hay una torre de metal que no sé si forma parte del conjunto de radares y edificios militares de la cima, o es una torre de vigilancia de incendios, el caso es que está dentro del recinto militar cerrado, al que no se puede pasar, y justo a la izquierda de ésta, es por donde se sube y donde podemos tocar la cima, casi junto a la barbarie de esa valla que impide y prohíbe el disfrute de la cima más alta de Alicante a los montañeros y excursionistas.
Y así, saliendo del fantástico y fantasmagórico abetal, cogemos la algo escarpada e inclinada pero fácil canal que nos sube a la cima de Aitana. En la cima debemos de pararnos en una “cima simbólica” ya que curiosamente el eje geodésico, como queriendo fastidiar a todos aquellos que aman la libertad en las montañas y la no prohibición o restricción de la misma para todo el mundo que se acerque por los medios de sus propias piernas, está a la vista pero al otro lado de la valla, del recinto cerrado. Una burla. Una barbarie. Un despropósito. Descontento y decepcionado por tal tontería y gesto poco solidario.
Con lo que, en la subida de la canal, en la parte alta cimera, y dejando a nuestra espalda la valla, el recinto cerrado, está la “cima simbólica” que hace de “cima oficial” para aquellos que queremos subir a la cima del Aitana. No vemos nada. La niebla, las nubes, son más espesas, grises y espesas que dan una oscuridad inusual, invernal a esta cima. Estamos a 1.552 metros de altura. El eje geodésico está a 1.558 metros a nada, a muy pocos metros de este montón de piedras entre las nubes y la nieve, y que tomamos como cima de Aitana. Nos hacemos fotos de cima. Julio nos acompaña en esta salida, con lo que somos cuatro contándome a mí, Jesús Santana y Quique Segura. Como si estuviéramos en una cima del Pirineo con mal tiempo. Fantástico, increíble. No vemos el paisaje pero nos sentimos como en la cúspide, en una gran cima alicantina, del sureste peninsular. Satisfecho, agradecido.
Después de pocos minutos en la cima, volvimos a bajar por donde subimos más o menos. Bajamos por la escarpada ladera hasta el comienzo o final del abetal y desandamos el recorrido realizado. En la ladera escarpada de la canal que nos lleva hasta la cima parece que no hay demasiado nieve, pero en la zona del abetal y proximidades, entre los preciosos árboles, la nieve sí que es abundante, llegando en ocasiones aún casi hasta la rodilla y teniendo que abrir huella, traza, si nos equivocamos entre los abetos para bajar. Después pasamos por la Font de l’Anouer o del Arbret, Font del Partagat y Benifato. Antes de llegar al Partagat una foto hacia el norte, al invernal paisaje del resto de nuestra Aitana y la Vall de Guadalest con el fondo del muro de La Serrella… increíble paisaje invernal, precioso, soberbio y fantástico.
A finales de enero del 2.006 de nuevo una gran nevada en las montañas alicantinas, y de nuevo organizamos un numeroso grupo, más de 20, de amigos y compañeros del Centro Excursionista Almoradí con el objetivo de subir las cimas más altas de Sierra Aitana totalmente nevadas. Esta vez el tiempo será mucho mejor, aunque frio y emocionante, con lo que las nubes y mal tiempo inexistente no nos impedirá contemplar y explicar el paisaje nevado de alrededor… al menos al principio de la mañana. Precioso.
Realizamos el mismo recorrido desde Benifato hasta la cima de Aitana, pasando por las fuentes y lugares antes nombrados. Pero a medida que vamos ascendiendo y antes de que las nubes que comienzan a aparecer por la cima de la sierra, taparan el cielo y las vistas, comenzamos a disfrutar del bello paisaje nevado alicantino: justo a nuestra espalda y al otro lado del valle, de la Vall de Guadalest, las seguidas Serrella y Aixortà; a la izquierda y noroeste quedaban perfectamente delimitados y diferenciados los dos macizos de los picos más altos de La Serrella, con abundante nieve en su perfiles y rincones a pesar de ser cara sur para ellos, el Pla de La Casa a la izquierda y La Mallada del Llop a la derecha. Seguida hacia el este, derecha, y unidas por al peñón, peñasco o peña del Castellet de Serrella, aquel en el que pasaremos noche en la travesía Serrella-L’Aixortà sobre las vertientes y verticales laderas del lado norte de la Vall de Guadalest; le sigue la misma Aixortà diferenciada del resto del cordal al comprobar como ese trozo de montaña se ensancha y amplia con una extensa cima y un piquito doble que sobresale en toda su cumbre, su cima más alta, el Cerro de Los Parados o Penya Alta. Ya cerrando la Vall de Guadalest hacia el este, noreste. Al otro lado y más al este, mirando hacia la ampliación del seguimiento de la Vall de Guadalest hacia el mar, distinguimos los escarpes de la vertiente oeste de la Sierra del Ferrer también nevados, casi detrás de L’Aixortà, y junto a esta más espectacular, preciosa, desafiante y escarpada si cabe, la Sierra de Bernia, con esa forma de galeón volcado, del revés, haciendo sus cimas, ahora nevadas, peñascos, rocas y picos, de quilla de ese galeón imaginario. Todas con nieve a partir de la mitad de sus faldas, cuando más hacia el este, hacia el mar, o completamente nevadas como la grande y soberbia Serrella. Espectacular y fantástico paisaje de las montañas alicantinas nevadas… no todos los años se pueden contemplar de esta manera.
Somos un grupo numeroso y lo pasamos en grande con la nieve, las fotos, el lugar y el paisaje. Incluso me siento orgulloso y alegre al poder enseñar a muchos de los compañeros y montañeros del Centro Excursionista Almoradí las espectaculares y preciosas montañas alicantinas en invierno. Ya está bien de solo visitar El Montcabrer, La Sagra y las sierras de la Vega Baja (Callosa y Orihuela), muchas del resto de las montañas alicantinas tienen también su secreto y envidiable encanto. Me siento orgulloso y encantado ya que gracias a mí y a mis compañeros alicantinos Jesús y Quique, estamos descubriendo un gran mundo montañero para muchos amigos del Centro Excursionista Almoradí, desconocido en gran medida para ellos. Fantástico.
Después de realizar toda la subida y de llegar a la “falsa” pero obligada cima del Aitana (junto al recinto vallado y prohibido) a 1.552 mts. de altitud, nos hacemos la simpática foto de grupo… hay gente nueva, nuevas amigas y amigos que quieren disfrutar como nosotros de estas extraordinarias actividades por la montaña alicantina. Perfecto. Y toca bajar… pero esta vez nuestros compañeros guías alicantinos nos tienen preparado otro recorrido de vuelta por esta fantástica y sorprendente Aitana nevada.
Salimos hacia el este intentando seguir la parte más alta de la sierra. No hay pérdida. El mal tiempo al final nos ha invadido; las nubes altas y medias, grises y amenazantes, ocupan el cielo y parte de la montaña, cosa que le da un aspecto más alpino, más invernal y espectacular. Lástima por las vistas, ya que comienzan a desaparecer tras estas nubes. Aunque bajamos por la nevada ladera en busca de un collado o zona más llana, plana, bajo la ladera por la que descendemos.
Pero aparecen unas gigantescas grietas que separan, rompen y resquebrajan la montaña en gigantescos trozos. Me recuerdan a grandes grietas glaciares, las cuales atraviesan el hielo hasta la base de la montaña bajo ellos a decenas de metros recto tierra a dentro bajo nuestros pies. Es increíble. Nos damos cuenta de que la sierra también se corta y desaparece con impresionantes paredes y escarpes si miramos a nuestra izquierda, hacia el norte, la vertiente norte de la sierra… son las paredes que veíamos cuando nos acercábamos a la Font del Partagat, y quedaban espectaculares, soberbias y desafiantes justo detrás, como un gigantesco e infranqueable muro: son las paredes del Partagat y Penya Alta. Y estas grietas que tenemos que driblar ahora, son las Simas del Partagat o de Aitana. Un espectacular paisaje con estas formas y perfiles de la montaña, y ejemplo de erosión cárstica. Formidable.
Mientras bajamos al otro lado de las simas, donde está el Collado de Las Simas, echamos la vista atrás observando y admirado la fantástica imagen de esta montaña nevada, cortada por gigantescas rayas sin nieve y oscuras en el terreno, que parecen quieren dividir la dura y fuerte roca caliza de Aitana en varios trozos gigantescos. Impresionante. Justo a la izquierda queda el, aún desconocido para mí, Pass de La Rabosa… del que hablaré en otro recorrido por esta, ahora, increíble montaña.
Delante otra ladera con otra cimita, y detrás de esta descubrimos, vislumbramos otra cima que ya sobresale más. Sobresale por que una de sus paredes, o parte de ella, mira hacia nosotros, haciendo que esta cima, este pico, sea más escarpado, altivo y sobresaliente, es el Penya Alta; el cual en un principio la alta y enorme nube sobre nosotros, tapaba hegemónicamente la cima, y que solo al ir acercándonos, como dándonos la bienvenida y su permiso para ascenderlo, iba ascendiendo, desapareciendo y descubriéndolo… Espectacular… alguna de las grietas y simas sigue paralelo al perfil de la cumbre, con su misma alineación, pero todo nevado, con un frío que parecería increíble pensarlo tan cerca del mar y en este cálido sureste peninsular.
Subimos entre la nieve y los numerosos grupos de carrascas, a esta cima, dejando sus paredes y escarpes a la izquierda, mirando hacia la vertiente norte. Estamos a 1.505 metros. Miramos hacia el lugar de dónde venimos, hacia el oeste: las paredes heladas, blanquecinas de toda Sierra Aitana sin tregua y verticales, infranqueables, espectaculares y soberbias… nos da la impresión de estar perdidos por algún rincón de Picos de Europa o del Pirineo nevado, con ventisca. Fascinante. No hacemos foto de cima, igual por que el grupo la ha relativizado comparándola con la cima más alta de Aitana, y no le ha dado importancia, pero realmente la cima del Penya Alta es un faro de vistas y lugar en la misma Sierra Aitana; entre otras cosas es el pico de más de mil quinientos metros de altura que se encuentra más al este de Aitana; a partir de aquí, hacia el este, la altura comienza a bajar desapareciendo esos mil quinientos metros.
Una vez ya hemos subida al Penya Alta, nuestros guías nos bajan por el lado contrario al de subida. Ya hemos acabado este espectacular e invernal recorrido por la impresionante Sierra Aitana; ahora debemos buscar una bajada a la Font del Partagat y de aquí al coche en Benifato. La Font del Partagat queda justo al norte del pico Penya Alta, pero las impresionantes paredes de la sierra nos impiden bajar recto, con lo que seguiremos la cima, el cordal cimero, hacia el este, hasta que la sierra y sus muros nos dejen un hueco entre sus paredes y podamos bajar hacia el norte por alguna empinada pero factible ladera o pendiente.
Delante mientras bajamos del Penya Alta queda en primer término las cimas del Alt de Tagarina, entre la bajada del Penya Alta y los perfiles del Alt de Tagarina hacia el norte, buscamos el paso nombrado. Quique y Jesús lo conocen, no está indicado ni señalado, pero ellos enseguida, después de varias ventanas con paredes imposibles de pasar, descubren la ladera con su pedregal, canchal, runar, justo al otro lado, todo nevado, con una pendiente considerable pero divertida.
El Alt de Tagarina son dos cimitas que superan los mil cuatrocientos metros, justo entre las dos cimitas, un sendero escarpado gira hacia la izquierda y norte, bajando ya por la vertiente norte, que hasta ahora había sido una pared, muy escarpada y vertical, y acaba en un vertical pedregal, canchal, runar, pero que ahora no veíamos ninguna de sus piedrecitas, ya que quedaban bajo la nieve. Pero sí que bajamos por él, aún con bastante nieve, como si fuera el canchal sin el blanco meteoro, corriendo, saltando a toda y divertida velocidad, hacia abajo, justo hacia el norte.
Las nubes que cubrían las cimas de Aitana y del resto de sierras que cierran la Vall de Guadalest, se elevan dejándolas libres a nuestra vista, de forma que de nuevo descubrimos los altos picos y montañas de La Serrella bien diferenciados de La Mallada del Llop y el Pla de La Casa, espectaculares y escarpados, con más o menos nieve según los perfiles escarpados de cada bella montaña. Encantador.
Una vez hemos bajado el pedregal, canchal, runar nevado, seguimos recto hacia el norte y en bajada, por los perfiles de la montaña entre bancales, y laderas sin cultivar de poco arbolado o carrascas, matorrales. Enseguida nos encontramos con un camino o los restos de un camino, según en la parte que lo encontremos, pero el cual tenemos que seguir hacia la izquierda, oeste. Este camino pasa por La Font Vella o del Tío Cardadora. Donde cerca hay una casita característica al estar pegada a una gran roca y que ya visitamos la primera vez para subir al Aitana en invierno del 2.003. Cerca está el camino o ancha senda de los P.R. que nos han subido al Aitana, el 20 y 21. Justo aquí volvemos a girar hacia el norte por el camino nevado, para encontrar a tres pasos, el otro camino con las señales, marcas de P.R. y trazas, huellas de ser un camino asiduamente transitado con nieve. Ya en el ancho camino solo lo tenemos que seguir de bajada, hacia el norte, noreste, siguiendo las indicaciones de La Font del Partagat; desandándolo, ya que hemos pasado por aquí como ya he comentado antes, en la subida. Ahora lo bajamos hasta la cercana Font del Partagat. Al otro lado de la Font del Partagat y cerrado, cercando, el camino que sube hasta el lugar desde el fondo de la Vall de Guadalest, unas paredes y muros extraordinarios y preciosos, espectaculares, escarpados paisajes en la gran Sierra Aitana.
Reunidos, reagrupados todos en la Font del Partagat, solo tenemos que desandar el camino por toda la pista asfaltada que sale hacia el norte, noreste y hacia abajo, en busca del fondo del nombrado valle, hasta llegar a las afueras o primeras casas de Benifato, donde hemos dejado el coche para comenzar la actividad y excursión; igual que hicimos hace algunos pocos años en esa otra primera salida a esta Aitana invernal, el Invierno de Aitana. No hay pérdida. No dejar la pista asfaltada principal, siguiendo las marcas de los P.R. CV-10 y 21 que siguen esta misma pista hasta el pueblo de Benifato.
Con estas aventuras y excursiones, incursiones por esta vetada, mal juzgada, impresionante, espectacular y mancillada Sierra Aitana descubro una gran montaña, las cimas, cumbres más altas de Alicante, de todas las montañas alicantinas; una magnífica mole en las que las suaves y largas pendientes, conviven o se combinan con escarpes, paredes enormes o cortes perfectos e infranqueables, que forman un paisaje impresionante, preciosa postal de roca caliza, llena de fuentes de esa abundante lluvia que este año sí, este año no, y que llenan de verdor, humedad y agua esta, y otras sierras del entorno. Lástima la ausencia de bosque, exceptuando el replantado abetal bajo la cima, desaparecido o quemado por las violentas y destructivas series de incendios que, como en otras montañas alicantinas, han sufrido impunes a lo largo de las pasadas décadas. Pero debo decir que mi concepción o parecer sobre esta sierra ha cambiado totalmente; sin duda es una montaña a visitar, recorrer, amar y cuidar en todo lo posible. Y en invierno, es viajar a un frío lugar imposible de imaginar en las montañas alicantinas, mediterráneas, el Techo de Alicante… Preciosa, inolvidable, imprescindible…
Texto sacado de la actividad Conoce Las Montañas de Alicante y Entorno realizada en el año 2.006 con el Centro Excursionista Almoradí:
-AITANA:
La siguiente salida tuvo una gran repercusión mediática, y es que la nieve en Alicante siempre atraerá por su peculiaridad e incluso rareza en tierras tan cálidas. Sierra Aitana se llenó de nieve y de fría vida en invierno y una multitudinaria excursión de más de veinte personas nos acercamos a maravillarnos con paisajes, casi pirenaicos, decorados con el blanco meteoro allá donde miráramos. Subiendo el Aitana (1.558 mts.) y el Penya Alta (1.505 mts.) nos empapamos bien del frío y de la espectacularidad de un helado y casi irreconocible paisaje, pero maravilloso y encantador.