Con el paso de los años y las muchas visitas a las montañas, intentas cambiar las rutinas de sus ascensiones o ampliarlas, buscando nuevas rutas o derivaciones de las mismas, o completarlas, uniéndolas, metiéndote por aquellos sitios que no habías previsto meterte… explorar, agrandar la aventura, hacer de la dulce rutina de la montaña un estado de emoción y sobresalto constante. También la mejor manera de reconocer y tocar la mayor cantidad de rincones posible de cada montaña, como reconocimiento, como una manera de respeto y devoción sobre la misma… o al menos eso pienso yo.
El caso es que a partir de un tiempo con algunas determinadas montañas, decidí explorar otros caminos o inventármelos en sierras y lugares. A veces incluso llevado por situaciones personales, utilizaba este “perderme en el monte” como medida de huida y escape del mundo trivial y artificial en el que a veces nos metemos o encontramos sin querer. Con estas condiciones, convicciones y aptitud, salí una mañana solo hacia la Sierra del Algallet, cuyas cimas y recorridos hasta ellas, conocía muy bien y había hecho decenas de veces. La idea era realizar un recorrido que uniese las dos cimas y además fuese circular: La Peña de La Mina y la Peña Gorda.
Una vez ajustado el objetivo y actividad a realizar, planeo el “ataque” o desempeño de dicha actividad. Al final decidí hacer el siguiente recorrido (o intentarlo) previendo que podría ser el más factible: subir por el camino habitual a la cima de la Peña de La Mina, dejando el coche en el lugar habitual en medio de aquella ancha y honda rambla, justo junto a aquella caseta de luz, de electricidad; seguir después por toda la cresta o loma cimera de la montaña, de la sierra hasta la cima de la Peña Gorda, una vez hecha la cima de la Peña Gorda desandar un poco el camino realizado, para buscar una bajada factible hacia los bancales a más alturas y más cercanos a la loma cimera de la sierra, una vez aquí dirigirme a las cercanías de la aldea de Algallet (Algayat) y desde aquí buscar la Rambla Fonda y seguirla cauce abajo hasta llegar de nuevo al coche.
A priori la ruta es sencilla sin pérdida, menos por la parte en la que hay que bajar o salir de la sierra hacia los campos de cultivo, ya que esta parte no está marcada ni por sendas, senderos o trazas y es posible que tenga que inventármela… una total exploración de la sierra. De esta manera haría los dos picos más altos y famosos de la Sierra del Algallet, y a parte lo haría con una circular para no pasar por el mismo camino de nuevo, con el aliciente de que la parte del recorrido que es por fuera de la sierra, entre los bancales de labor y la rambla, tendré una visión de la sierra, de la montaña, preciosa y completa en este tramo.
Así que el pasado marzo del 2.004 cansado de tener días o fines de semana sin actividad montañera, y no haber quedado con nadie, decido salir solo, como ya he dicho antes, para realizar este “invento” de ruta y recorrido. Y lo hago yendo en primer lugar hasta La Romana de Tarafa, para aproximarme por aquella pista asfaltada y luego por el interior de la rambla que alguna vez llamamos del Algallet pero a la que llaman Fonda, hasta el punto convenido donde dejar el coche. Y a partir de aquí seguir la ruta o recorrido habitual descrito en la Peña de La Mina hasta la cima del nombrado pico. No hay pérdida.
Como siempre un día soleado y casi “caluroso” de este invierno mediterráneo que igual hace frio que un calor tropical, según le dé… por el momento este invierno del 2.004 le ha dado por ser tropical… pero al menos la visibilidad es aceptable, con ese punto casi de calima, de neblina característico de los climas subáridos, parte de polvo en suspensión parte el calor de la atmosfera parte… aunque la sierra, la montaña, cada año la encuentro más verde y frondosa, como si se estuviera recuperando de alguna enfermedad y su estado cada año sea el estar más viva y saludable. Curioso.
Una vez llego a la cima de la Peña de La Mina, observo el paisaje y todo el cordal cimero de la sierra, toda su columna vertebral, hasta la altiva cima de la Peña Gorda: aparece con una clara diferencia entre la vertiente de umbría y la de solana, con una crestecilla o roquedo a más altura o en la parte más alta de la loma cimera que parece recorrer toda la sierra, con esa perfecta alineación única de este-oeste. Pero en según qué partes del recorrido entre las dos cimas hay roquedos y pasos algo más agrestes y emocionantes, por los que trepar o progresar utilizando las manos en estas ocasiones… condiciones que la hacen excepcional y atractiva para repetirlo… de echo en el otoño del 2.007 repetimos la actividad pero ya me acompañaba un grupo de diez compañeros, en las que pude recoger o divulgar con mayores y mejores fotografías.
Menos en estos pocos puntos rocosos, agrestes pero fáciles y accesibles para cualquier montañero, la travesía o recorrido entre las dos cimas es tranquila y emocionante. Poco a poco vas viendo cómo te acercas a la picuda y casi roma cima de la Peña Gorda con esa forma como de ola gigante y casi piramidal, mientras vas subiendo y bajando por los pequeños escarpes y obstáculos del terreno en esta loma cimera. Fascinante.
Si no nos queremos bajar o salir de la parte más alta de la crestecilla o loma cimera de la sierra, nos encontraremos con algún tramo rocoso algo aireado, con pequeños pináculos y ese subibaja común a toda cresta, y con el citado paso de trepada junto a una aireada roca vertical, subiendo por una especie de canal rocosa casi vertical de pocos metros pero los suficientes para darle emoción extra al recorrido.
Acercándonos ya a la subida de la Peña Gorda, miro y observo los bancales y campos de cultivo de secano, almendros sobre todo, del lado norte, derecho de la sierra. Para buscar una bajada lo más fácil posible sin tener que meternos en la maraña de la vegetación arbustiva o pendientes rocosas con más inclinación que nos haga perder un tiempo precioso en la bajada o salida de la sierra hacia la Rambla Fonda.
Y después de la entretenida travesía llegamos a la cima de la ola gigante, a la cumbre de la Peña Gorda de 1.099 mts. de altura. Descanso y contemplación del paisaje y la montaña. Siempre me ha fascinado su pared, su corto pero temible precipicio casi desplomado hacia el sur. Un magnífico mirador cordado perfectamente a pico. En la segunda vez que hice la travesía los compañeros bromeaban y se divertían en la cima de la Peña Gorda, donde un amigable sol nos quitaba el frio del invierno que parecía acercarse en esos primeros días de diciembre… una buena siestecita al sol en una de estas cimas alicantinas, mediterráneas, es un lujo al alcance de pocos.
Pero ahora toca bajar y volver al coche bajando de la Peña Gorda deshaciendo algo del camino y saliendo de la sierra, del cordal cimero, hacia el norte por los bancales y cultivos de secano. La primera vez que intenté o inventé la bajada, quería bajar casi directamente de la Peña Gorda a los caminos y bancales que quedan en su noreste, pero fue una mala decisión, ya que me metí en un lio, antes nombrado, de matorrales, vegetación alta y pendientes rocosas nada pisadas ni por los animalillos del lugar, e intenté abrirme camino por estos sitios salvajes mote a través sin senda o señal, vestigio, de que nada ni nadie hubiera pasado por aquí dejando una huella… perdí demasiado tiempo en bajar de la sierra, con lo que para la próxima vez decidí otra estrategia: deshacer el camino, sendero o traza de subida a la Peña Gorda, más tiempo, hasta que el bancal más alto y más cercano al cordal cimero de la sierra, apareciera y pudiéramos bajar hasta él pisando muy poco de monte a través. Y así hicimos, y el resultado fue bastante efectivo.
Desde los 1.099 metros de la cima de la Peña Gorda, deshacemos toda la subida, toda su pala o pendiente de subida hasta llegar a un primer colladito en el que el terreno deja de bajar, parece formar un llano collado, y comienza a subir una leve pendiente de un pequeño pináculo que ya formaría parte de la cresta, de ese subibaja de la loma cimera. Estamos a poco más de 900 metros. Pues antes de emprender la subida a este peñasco, la única subida que nos encontramos una vez bajamos de la cima de la Peña Gorda, miramos a la izquierda y norte. Veremos unos bancales abandonados o que parecen abandonados, y otros que no, no demasiado grandes como encaramados a las pendientes de la ladera que baja. Bajaremos monte a través y perpendicular a la dirección de la sierra, en busca de estos bancales.
Siguiendo ladera abajo entre los bancales abandonados y los pocos que no, nos cruzamos con un camino que nos sale perpendicular a nuestra dirección. Lo tomamos girando hacia la izquierda y oeste. Enseguida el camino dará un giro y se irá alejando de la sierra, de la montaña entre bancales de secano, en dirección norte, noreste. Seguimos este camino en esa misma dirección sin hacer caso a los caminos secundarios que suben o bajan de los bancales y que sobre todo al principio salen por la derecha.
Seguimos el camino recto, sin girar, hasta llegar a un punto en que el camino comienza a cambiar de dirección de noreste a norte, y casi noroeste. Justo aquí hay una bifurcación y a la derecha nos sale otro camino principal que nos acerca a un grupo de casas: Cases de Felícia, hacia el este. Lo seguimos. Pero no llegamos a tocar las paredes de esas casas, ya que a pocos metros de ellas giramos de nuevo por el camino principal hacia la izquierda y norte, dejando a nuestra espalda dicha aldea.
Seguimos el camino indicado en dirección norte. Hemos dejado las Cases de Felícia y la Sierra del Algallet detrás a nuestra espalda, y enfrente tenemos las laderas y la mole de la Sierra del Reclot, con ese aspecto tan árida y casi desnuda en muchas partes de la larga ladera. Al cabo de pocos pasos nos encontramos con otro cruce, sale otro camino principal a la derecha, este, que, cruzando el curso de una rambla que viene de la Sierra del Algallet, nos llevará hasta las casas de la aldea o pedanía que da nombre a la sierra: Algallet (Algayat). Justo aquí llega una carretera asfaltada. Seguiremos esa carretera como queriendo salir del pueblo en dirección noreste, pero justo en el grupo último de casas y enfrente de éstas, saldrá otro camino a la derecha aún asfaltado pero sin ser carretera, por el que seguiremos y saldremos del pueblo. A los pocos pasos llegamos a un cruce de caminos justo junto a una gran casa: giramos a la izquierda y norte dejando el asfalto. Seguiremos este camino sin salirnos de él, ya que será el que nos lleve poco después, por el interior de la Rambla Fonda
Seguimos el camino o pista entre bancales en dirección noreste, y justo después de dejar atrás sin desviarnos un camino con su cruce, a la derecha, hace dos curvas y cambia de dirección hacia el este. Justo baja y se interna en una rambla, donde a los pocos pasos un camino asfaltado que sale por la izquierda se unirá al nuestro durante lo que creía era un tramo por el fondo de la rambla. Ya estamos en la Rambla Fonda.
Ahora reamente solo hay que seguir el curso y cauce de esta Rambla Fonda hasta encontrar el coche. Es fácil. Mientras no salgas del hueco o lo tengas a la vista, llegaras hasta el punto donde has dejado el coche… actualmente parece que el camino que sigue el fondo de la Rambla Fonda está todo asfaltado, y los otros caminos que salen de él hacia un lado y otro en busca de los bancales y casas de alrededor, como las barriadas de La Revolta o de La Boquera Alta, son de tierra, con lo que no es posible perderse en este recorrido.
Y al cabo de un tiempo llegamos al coche aparcado junto a aquella caseta o repartidor de electricidad. Hemos acabado una magnífica y emocionante ruta, recorrido, descubriendo nuevos lugares y rincones de una sierra tantas veces recorrida por las ascensiones habituales, que no nos paramos a pensar o descubrir el resto de posibilidades, rincones o lugares que nos pueden fascinar, sorprender igual o más que estas rutinarias ascensiones ya conocidas. Hecho que se puede adecuar a todas o muchas otras sierras y montañas que hemos ido visitando y subiendo a lo largo de estos años… increíble, emocionante y fantástico. La montaña nunca aburre.
Texto sacado de la actividad Conoce Las Montañas de Alicante y Entorno realizada en el año 2.007 con el Centro Excursionista Almoradí:
– SIERRA DEL ALGALLET:
Entre los pueblos de La Romana de Tarafa y L’Alguenya, al sur de la carretera que une a ambos, aparece una fascinante, altiva y querida sierra. Desconocida también para muchos, pero familiar y entrañable para otros.
Pretendíamos hacer la integral de la sierra entera subiendo a sus dos picos más relevantes: la Peña de de La Mina (1.053 mts.) y la Peña Gorda (1.099 mts.). Saliendo desde la misma Rambla del Algallet (donde prodigan las casas-cueva) subimos en busca de la Peña de La Mina. Una vez en la cumbre de ésta seguimos la cresta cimera de la sierra, en ocasiones divertida, en ocasiones desconocida, en ocasiones entretenida pero siempre bella y solitaria, hasta la Peña Gorda. Ya en éste último pico, parada para comer y echar la siesta con los pies colgando por su pared.
La bajada (la buscamos) entre huertos de almendros y casas de campo; para llegar al nacimiento de la Rambla del Algallet (cerca de la carretera antes mencionada) y llegar, rambla abajo, hasta nuestros coches.
Siempre es una travesía que me gustará repetir y siempre será una sierra que me traerá buenos y dulces recuerdos.