La Sierra de L’Aixortà es la típica olvidada e ignorada a causa de las excepcionales sierras que la rodean o al menos que rodean la Vall de Guadalest: Sierra Aitana y La Serrella. La Aixortà cierra el mismo valle por el norte, noreste, quedando al otro lado de la sierra los lugares y valles típicos del norte montañoso de la provincia, como La Vall d’Ebo, la Vall d’Alcalà, La Vall de Laguar, Vall de Pop… y sobre todo el valle de Bolulla y Castell de Castells…
Es una sierra cuya fisionomía no es tan espectacular como La Serrella o las cortadas paredes norte de Aitana, pero alberga pequeños tesoros parecidos a los de Aitana, como su cortada cumbre: es una ancha altiplanicie casi interminable y con amplias zonas llanas, pero con paredes alargadas y cortadas que miran hacia el norte, sobre todo lo encontramos a mitad de camino entre el collado de Castell de Castells (Portet de Castells) y el destacable pico del Cerro de Los Parados o Penya Alta, la cumbre más alta de la sierra. La misma Penya Alta es un formidable peñón rocoso sobresaliente y llamativo con una pared desplomada y escarpada mirando al norte.
A parte de esta zona en la ancha y extensa sierra, el resto es más o menos de formas onduladas, llanas y casi horizontales; si seguimos hacia el este y las vertientes comienzan a descender en busca de los huertos y caminos entre Callosa d’en Sarrià y Bolulla, aparecen algunas alturas casi leves comparando con el resto de la allanada sierra, como el Morro Blau y poco más abajo de esta, el Morro Blanc.
En definitiva es una sierra sin no numerosas emociones aparte de caminar por la propia montaña, exceptuando estos lugares escarpados de paredes bajo el Penya Alta, y la verde y cuidada zona de la Font dels Teixos, pero a pesar de ello es excepcional, ya que su extensa y amplia cima horizontal aparece como una magnífica meseta de verdor y vida, como si estuviéramos en otra parte del mundo, y al no poder ver el resto de ese “mundo”, nos figuramos y creemos estar apartados de la mundanal civilización, con lo que caminar desde la Penya Alta hasta el Morro Blau te abstrae y sosiega… y más si las nubes te adornan el camino.
No era la primera vez que visitaba esta sierra cuando describí uno de sus recorridos en la revista Sismógrafo en la primavera del 2.005. De hecho fue mi primera publicación de las pocas que hice en esta revista. También la recorríamos cuando hacíamos la otra gran travesía de las montañas alicantinas, la de La Serrella-Aixortà, en las que también describo su recorrido por toda la columna vertebral de la misma. Pero en esta misma, escogida y fotografiada, en la que intento dar a conocer esta magnífica y solitaria sierra, para el resto de los montañeros y lectores del sur de Alicante, el texto aparecerá en otro color, con las correcciones y aclaraciones actuales.
Relato sacado de un artículo DE GUADALEST AL MORRO BLAU escrito con el mismo título en el número 50 de la desaparecida revista Sismógrafo, Magazine de Cultura y Ocio, en abril de 2.005:
Hartos de subir siempre las mismas montañas y de recorrernos siempre los mismos caminos, un grupo del Centro Excursionista Almoradí decidimos aventurarnos en lugares desconocidos que están tan cerca y son tan atractivas como las habituales. Pensábamos que no era razonable el viajar a los Andes, Cáucaso o Alpes y no conocer las montañas de nuestra tierra, de Alicante. Por ello creamos la actividad Conoce las Montañas de Alicante y Entorno de la cual os hacemos partícipes con estas guías y artículos.
Era común entre los montañeros de la asociación y de la comarca, no ser muy dados a recorrerse o conocer muchas de las montañas alicantinas. Fuimos Quique, Jesús Santana y yo mismo los que ideamos la actividad aquí nombrada para, entre los recorridos de las montañas del oeste y sur de la provincia que yo conocía (iniciado por mi primo Miguel Ángel González), y los del este y norte que conocían mis bravos compañeros alicantinos, nos propusimos enseñarnos, enseñar, los preciosos, a veces desconocidos y sorprendentes montañas alicantinas… con el paso del tiempo nuestros seguidores y amigos montañeros, seguirían fomentando y visitando estas montañas alicantinas…
La primera montaña y recorrido que hemos elegido es la Sierra de La Aixortà o Xortà. Desconocida y abrumada por la fama de sus vecinas Sierra Aitana, Serrella o por la Sierra de Bèrnia. La Sierra de La Aixortà, cerrando por su noreste el Valle de Guadalest, no tiene nada que envidiar a éstas.
En cualquier mapa de la provincia de Alicante viene como llegar al famoso y pintoresco pueblo de Castell de Guadalest, (conocido también como Guadalest sencillamente) capital del valle del mismo nombre. Una vez aquí cogemos una calle hacia abajo empinada que nos saca del pueblo y nos lleva hasta la presa del Embalse de Guadalest. Cruzamos una bonita y cuidada pinada que rodea las faldas de colinas y pendientes de las estribaciones de Sierra Aitana.
Lo primero que nos impresiona nada más salir del pintoresco, turístico y famoso pueblo de Castell de Guadalest (vale más de una visita solo el pueblo), son las vistas del paisaje que nos encontramos mirando al norte y noreste: una vez que comenzamos a bajar por aquella pista asfaltada que sale del pueblo en dirección este, noreste, perdiendo altura y en busca de la presa del embalse, no sin antes derivar en otra carreterilla más principal que, siguiéndola hacia la izquierda, baja hasta el comienzo de la presa… descubrimos como se levanta la ancha y amplia loma de la Sierra de L’Aixortà al otro lado del valle, protagonizado por las aguas en el fondo del mismo, del Embalse de Guadalest, que en años lluviosos está hasta arriba de agua. Y más a la izquierda, justo al norte de Castell de Guadalest, uno de los más famosos peñones o rocas de las postales de paisajes de las montañas y valles alicantinos, de esta Vall de Guadalest, es el Castellet de Serrella: famoso, a parte de por su porte escarpado y llamativo, por albergar las ruinas de aquel castillo en la que he pasado alguna noche y ya descrito en la travesía Serrella-Aixortà. Magnífico… da la impresión de que es un paisaje ya visto en algún libro o revista de turismo alicantino, o como ya he dicho, de alguna postal.
Ya en la presa del embalse, las formas de La Serrella y del Castellet o Castillo de Serrella, se reflejan en sus abundantes y plácidas aguas. A pesar de la sequedad del sur de Alicante, el norte de Alicante se caracteriza por una alta pluviosidad, sobre todo en las comarcas de Las Marinas y La Safor en Valencia.
Cruzamos la presa y al otro lado seguimos el camino asfaltado serpenteando las orillas del embalse. Este trayecto nos cansará a la vuelta al dar la impresión de que nunca se llegue a la presa. Unas pintadas se visualizan en vallas, árboles o piedras; blancas y amarillas, nos recuerdan que seguimos un recorrido de PR (Sendero de Pequeño Recorrido); el 18 o 19, y 45, son los que pasan por estos lugares. Las vistas desde la presa también son dignas de mención: más allá de la enorme roca del Castellet de Serrella que ahora queda más tapada por los perfiles del terreno, como de lado; hacia el fondo del valle, aparecen las laderas sur, sureste de la cima de La Mallada del Llop y otros escarpes, dibujos de la montaña, de la misma Serrella, con laderas inclinadas y suaves acabadas en torres de roca o seguidas crestas.
Al rato dejamos el embalse y emprendemos una ligera subida al principio, convirtiéndose en rampas más empinadas después. Después de seguir el camino principal que cruza toda la ladera de la montaña hacia el noroeste pero con muchas curvas, tantas como barrancos debe de salvar; éste deriva en otro principal al acabar uno de los brazos de agua del embalse, que seguiremos girando a la derecha y norte, en busca de las bajas vertientes del Castellet de Serrella. No dejamos de seguir los P.R. nombrados. Hemos cruzado las laderas sur de la propia Aixortà, sin apenas coger altura, y ahora casi que nos recorremos, montaña arriba, los límites entre la propia Aixortà, a la derecha, de La Serrella a la izquierda… si consideramos el Castellet de Serrella como parte de la fabulosa sierra que lleva su nombre. Cogemos el camino que viene de Beniardà hacia Castell de Castells que se convierte en camino de tierra cerca del Collado de Castell de Castells. Mientras subimos, al otro lado del valle, se asoman los pueblos de Beniardà, cerca de las orillas del embalse, y de Abdet, más lejos hacia el oeste, entre otros, que forman parte de las poblaciones de este Valle de Guadalest.
Nos acercamos al collado y una figura escarpada de roca se levanta sobre éste. Es el Castellet de Serrella, también llamada Penyeta de l’Edra. Aunque en el mapa de Editorial Piolet nos nombra este lugar, Penyeta de l’Edra, en otra parte cercana de la montaña, identificada en las fotos adjuntas al relato y actividad. “Castillito” porque realmente parece una fortaleza inexpugnable de paredes, torreones y murallas verticales… y por que también acoge las ruinas de un antigua fortaleza en su cima.
Ya estamos en el collado. Ahora el camino baja hacia Castell de Castells pero nosotros seguiremos hacia el este, a nuestra derecha, para acercarnos, ya por un terreno más horizontal, a la Font dels Teixos. El camino bien marcado por el que pueden pasar vehículos a motor asciende con muchas curvas cogiendo altura, y con la visión de refilón de los perfiles de ese Castellet, de esa tremenda roca, peñón. El camino llega a su punto más alto por fin en el Portet de Castells, a 861 mts., el collado que cruza y separa La Serrella por la roca y promontorio del Castellet de Serrella, y La Aixortà. Una queda a la izquierda y oeste, y nuestro objetivo a la derecha y este. Es curioso el nombre de este puerto, de este collado circulable, “portillo de castillos”, ¿será porque une los “castillos” del lugar? (Castellet de Serrella, Castell de Castells, Castell de Guadalest… y otros “castillos” que no se han nombrado). Pocos pasos bajando por la misma pista en busca del valle al norte de la sierra, presidido por Castell de Castells, nos encontramos un cruce, un camino que cruza en perpendicular al que llevamos: a la izquierda subes a La Serrella y a su famoso Castellet, y a la derecha, seguimos casi a la misma altura por la parte norte de la Sierra de L’Aixortà. Las marcas de los P.R. siguen apareciendo en este camino y hasta la misma Font dels Teixos: son el 18 y el 150… estamos ya en el camino descrito en la travesía Serrella-Aixortà, siguiendo en dirección a la cima de La Aixortà.
Antes de adentrarnos en el nuevo camino, también transitable para vehículos, una última mirada a la Vall de Guadalest maravillándonos con el paisaje, la ubicación de Castell de Guadalest en un monte sobre el místico lago que forma el Embalse de Guadalest, y detrás, arriba, aparecen las formidables paredes de Sierra Aitana, enormes y bastante visibles desde la distancia… comienzan a aparecer nubes que lo van cubriendo, dando un toque más alpino, norteño, al lugar, a las vistas. Precioso.
Ahora seguimos por la umbría de La Aixortà y eso se nota en su verdor, humedad y pinares llenos de vida. El camino no tiene pérdida, y mientras lo seguimos, todo lo largo que es, nos encontraremos rincones escarpados como los del Penyó Gelat y las paredes de los Morrets de Pastor, Penya Menorca…
Las nubes abundan en este día y rodean y cubren las paredes y crestas bajo las que andamos. Un largo paseo por la que ya dicen las gentes del lugar: “La Xortà mira-la d’ací allá”, queriendo decir que la mires de lejos y no se te ocurra ir por lo amplias que son sus delimitaciones y extensión, fatigosa de recorrer. Hemos salido con muy buen tiempo de Castell de Guadalest, pero poco a poco el día se ha ido cubriendo, de forma que llegará un momento en que caminemos en medio de las nubes, y a la bajada…
Al poco tiempo una enorme roca volcada hacia el norte sale de entre las nubes como surge un transatlántico de entre la niebla marina. Es el impresionante Cerro de Los Parados o Penya Alta (pero como ya hay muchas “Penyas Altas” en la geografía alicantina, lo llamaremos Cerro de Los Parados). El pico más alto de la sierra, la cumbre de La Aixortà. Cerro de Los Parados es el nombre que mi Atlas de España le daba cima de La Aixortà. Curiosamente no había visto dicho nombre en ningún otro mapa o mención, hasta que Editorial Piolet sacó un mapa en el que aparece Els Parats justo como una cima o piquito cerca del Penya Alta; pero como me gustó el nombre, lo seguí utilizando… aunque es conocido por Penya Alta… ¿El Cerro de Los Parados será Els Parats?
La forma y perfil del Penya Alta desde el camino, tanto mirándolo desde el lado este como del oeste, es sorprendente e impresionante, más que por su altiva forma, escarpada y rocosa, por su forma volcada, desplomada hacia el norte, como si se estuviera cayendo y un andamio o una mano invisible, esté aguantando la montaña casi mágicamente. Increíble… y cuando las nubes la rodean, se hace más mística y magnífica si cabe.
Bajo ésta, en su noreste y una vez pasado por debajo de su desplomada pared norte, llegamos a la Font dels Teixos. Un área recreativa acondicionada por su refrescante fuente y una pequeña cabañita construida por la Conselleria de Medi Ambient y que sirve como refugio, excelente y acogedor. Realmente un lugar verde con diferentes tipos de vegetación encantador y casi frondoso.
Detrás de éste sale la senda que te sube a la cumbre del Cerro de Los Parados. Entre niebla, lluvia y algún trueno llegamos a los 1.218 (1.219) metros de este pico que, por culpa del mal tiempo, no podemos disfrutar de sus vistas ni podemos permanecer mucho tiempo en su fría y solitaria cima.
De bajada y llegando de nuevo a la Font dels Teixos podemos seguir la pista hacia la derecha, hacia el este y después de poco tiempo, algunas curvas y rampas de subida, llegamos a una caseta de vigilancia contra incendios y un eje geodésico (el típico pilón de las cumbres) en la cima de La Aixortà. Es el Morro Blau, otro pico, punto culminante de esta extensa sierra, más llano, suave y asequible, de 1.124 (1.125) metros, más bajo que su encrespado hermano mayor el Cerro de Los Parados.
Aunque el recorrido real no fue este y lo podemos comprobar por las fotos. Si que es habitual la subida al Cerro de Los Parados o Penya Alta desde la misma Font dels Teixos, cogiendo una sendilla que sale justo por detrás de la simpática cabaña, internándose en un vallecillo en subida que nos deja en la parte del altiplano de la sierra, y girando a la derecha, siempre en subida, hasta la alargada y encrespada Penya Alta, entre sanas y abultadas carrascas, que parecen forman enormes e impenetrables cojines plantados en la pendiente rocosa. Siguiendo siempre el P.R. CV-18.
Podemos bajar después por la misma senda, que antes habremos encontrado un cruce de sendas, y seguir, girar, en este mismo cruce, por la seda que se dirige hacia el sur, fuera de las indicaciones y marcas de los P.R., hacia el interior de la enorme explanada del altiplano de la sierra, que queda justo al otro lado de su cima, hacia el sur. Y dicha senda acaba en un segundo camino, en pocos metros ambos caminos, de nuevo marcado con el P.R. CV-150, siguiéndolo hacia la derecha, oeste, girando enseguida hacia el este en busca de la nada abultada cima del Morro Blau.
Pero en realidad hicimos otro recorrido: seguimos el camino hacia el este desde la Font dels Teixos. Seguimos el P.R. CV-150 girando por este nuevo camino, saliendo cerca la Font dels Teixos hacia la izquierda (antes de llegar a la fuente). Este camino rodea lo que es el “verdadero Cerro de Los Parados” Els Parats, que es justamente la cima que queda al otro lado de la Font dels Teixos contraria a la Penya Alta: la Penya Alta queda al oeste y Els Parats al este de la verde área recreativa.
El camino, como he mencionado, rodea la montaña de Els Parats, de forma que hace un giro y curva, dejando la dirección este para coger la contraría, la oeste, al otro lado de la montaña, para internarse en el altiplano de la sierra. Habremos dejado un cruce justo en medio de dicho giro; el P.R. también sigue por él, pero no le hacemos caso. Éste gira a la izquierda justo en una especie de colladito, buscando laderas más bajas, y al Morro Blanc…
El camino que seguimos hacia el oeste sube por un vallecillo en busca del nombrado altiplano, y una vez en él vuelve a girar hacia de nuevo la dirección contraria, hacia el este, sureste, entre suaves y simpáticas lomas verdes, hasta llegar al Morro Blau… su caseta en alto de vigilancia contra incendios, así lo delata… antes de ese último giro para enderezarnos directos hacia el Morro Blau, nos habremos fijado en un camino, una senda, que salía hacia la derecha… esta es la que sube al Penya Alta y que ya hemos nombrado, la misma, en la bajada del Penya Alta hacia el Morro Blau párrafos atrás.
El Morro Blanc es la otra cimita que queda justo debajo del Morro Blau y que no llegamos a acercarnos en este recorrido, pero sí que pasamos por él en las travesías ya nombradas que cruzan estas montañas, la de La Serrella-Aixortà. Curiosamente la cima del Morro Blanc, a pesar de ser más baja, tiene mejor vistas que la casi llana cima del Morro Blau, ya que la sierra comienza a bajar altura hacia Callosa d’en Sarrià y Bolulla, y parece un balcón con vistas hacia el mar, y a la entrada entre la Vall de Guadalest y el ancho valle de Altea que viene desde la costa marina.
Las nubes inundan toda la sierra y no podemos disfrutar de sus vistas, pero ha merecido la pena descubrir esta inigualable y encantadora sierra.
La vuelta al coche se puede hacer desandando el camino recorrido, sin pérdida, pero largo y cansado. O cruzando la sierra de la Font dels Teixos a la Font Major (en el centro de la sierra) y bajar directamente a las orillas del embalse por la Masía de Gorgues, más desconocida pero más corta. Esta bajada a la Casa de Gorgues desde la Font dels Teixos nunca la he llegado a realizar; pero saldría de la senda que baja de la Penya Alta hacia el sur (antes nombrada) y justo cuando derivada en el camino del P.R. hacia el Morro Blau, sale otro camino que se dirige hacia el oeste, noroeste, alejándose del resto de recorridos nombrados. Este camino llega un momento que se convierte en senda, después de recorrer buena parte del altiplano de la sierra al sur del Penya Alta, y baja hasta un rinconcito de un barranco, donde se encuentra la Font Major. Seguimos la senda al otro lado de la Font Major y de nuevo sube a la ladera contraria. Aquí nos cruzamos con otra senda que viene del norte, y se dirige hacia el sur, queriendo bajar, salir de la montaña, en busca de las orillas del Embalse de Guadalest. Girando hacia el sur, suroeste, izquierda, seguiremos este último destino. La senda hará “miles de zigzags” y bajará casi muy directamente hasta el camino que sigue las orillas del embalse y viene de la presa (la que seguimos después de cruzar la presa), justo en la Casa de Gorgues… tiene que ser una bajada espeluznante y emocionante a la vez, con las perfectas vistas de toda la Vall de Guadalest.
Nosotros optamos por la primera, ya que la tormenta arreciaba y no queríamos pasar por un camino desconocido por si el granizo y la mala meteorología hacía que nos perdiéramos en la bajada. Después de visitar el Morro Blau, desandamos el camino hasta la Font dels Teixos, sin pasar por las sendas al sur de la Penya Alta o Cerro de Los Parados. Entonces es cuando nos sorprendemos y descubrimos la fantástica faz del Cerro de Los Parados o Penya Alta, con ese peñón en desplome ¡Precioso! Una vez llegamos a la misma Font dels Teixos y entre las fantasmagóricas nieblas, decidimos subir a la cima de La Aixortà que antes no la habíamos subido: la Penya Alta. Pero después de hacer la cima, también desandamos el camino de subida hasta la misma Font dels Teixos para desandar la pista en busca del Portet de Castells. El paso entre los altos pinos por en medio del camino cerca de la Font dels Teixos y al norte, abajo, de ésta, junto con la espesa niebla de las nubes amenazantes y grises, hacen que parezca un lugar fantástico, oceánico, un paisaje místico, misterioso, como ese lugar de Escocia por donde andaba el “Hombre Lobo Americano en Londres”. No parecía el soleado y seco clima Mediterráneo alicantino, sino un rincón del cantábrico, del norte, de un atlántico valle húmedo y verde. Increíble. Intento plasmar la experiencia y emociones en las fotografías… no están mal… ¡Emocionante!
Una vez estamos llegando al Portet de Castells, el singular collado que une La Serrella con La Aixortà, también nos sorprende la fantástica imagen del pico escarpado, el enfilado peñón, la estilizada y escarpada torre del Castellet de Serrella ¡Preciosa! Entre nubes parece estar inmersos entre montañas del norte, verdes y misteriosas. Bajamos del singular collado desandando lo recorrido en la subida por pistas, caminos y asfaltos, hasta llegar al parking de Castell de Guadalest donde teníamos el coche… sin olvidar el cruzar por la presa del Embalse de Guadalest y de deleitarnos de nuevo con las vistas de sus aguas y perfiles del pueblo sobre las mismas. Magnífico.
Pero como cuento en el relato, la tormenta que ya nos iba dando señales de formarse, de amenazarnos, durante toda la mañana y jornada, y fue entre las curvas de la bajada del Portet de Castells hasta las orillas del embalse, cuando un trueno y una nube negra nos comenzó a escupir granizo, no por mucho tiempo, seguida de una corta lluvia, por suerte. Nos paramos e intentamos cobijarnos bajo alguna encina, algún pino, en la orilla del camino, curiosamente casi cada uno de los compañeros en un sitio diferente. Al cabo de los pocos minutos de la granizada, seguimos camino abajo… ¡Así es la montaña y la naturaleza de la Tierra! Hay que disfrutarla y saber sacar la mejor experiencia en cada momento, en cada lugar y circunstancia… si se puede.
Para terminar, espero que esta marcha no haya sido muy larga y fatigosa, y sí bonita y entretenida. Perdidos en los rincones del Valle de Guadalest quedamos para el próximo recorrido por las bellas Montañas Alicantinas.
Hasta pronto.
J. Joaquín Terrés