Dentro de nuestro afán de subir todas las montañas y recorrernos los rincones de los valles y lugares de la provincia de Alicante, nos faltaba una montaña y lugar que representaba un accidente geográfico como incluso comarcal, importante. Aunque no demasiado visitada o deseada, es una montaña con unos perfiles curiosos y famosos por sus características, no por sus boscosas laderas o rincones históricos… aunque en una de sus empinadas y abruptas laderas, en su fondo, pasa uno de los cañones o desfiladeros más importantes de la provincia… compartida con Valencia: el Racó del Duc; también llamada Barranc de l’Infern. La preciosa garganta del Río Serpis entre la Serra d’Ador y esta montaña.
La Safor es el nombre de la comarca más lluviosa o donde más llueve de la Comunidad Valenciana, junto con La Marina, y también el nombre de esta montaña. Justo hace frontera entre Valencia y Alicante, entre El Comtat, La Marina y La Safor, justo en mitad, entre los dos puntos a más latitud de la provincia de Alicante. Quedando entre la población de Lorcha, en la comarca de El Comtat al oeste, y la Vall de Gallinera en La Marina Alta, al sur y este de esta montaña… en su norte queda la comarca de La Safor ya en Valencia. La Safor es el nombre de esta montaña también.
Otra característica, u otra de tantas, es su impresionante formación. Es un circo cárstico: la montaña y su cima, no acaba en una cumbre puntiaguda o un pináculo diferenciado, sino que es una casi llana cima en forma de semicírculo, como una gigantesca c mayúscula en relieve, incluso más acentuado que un circo glaciar, ya que la forma de circo, de esa c mayúscula la tiene la montaña entera desde su base hasta su cima. Curioso y fascinante. El hueco de la c mira al norte, hacia la provincia de Valencia, con una escarpada e incomparable forma, imagen, espectacular; con un desnivel desde la base de sus laderas al norte, hasta su cima de más de 800 metros, ofreciendo unos perfiles sorprendentes e impresionantes… es el Circo de La Safor.
Solamente fui una vez con mis insustituibles amigos, compañeros de montañas de Alicante. Me iban a llevar a La Safor, y a la bajada al Barranc de La Encantà. Salimos de Alicante y La Vega Baja en busca de Alcoy y después antes de adentrarnos en Valencia, giramos a la derecha en busca de la solitaria y curiosa Vall de Perputxent, el “antiguo” Señorío de Perputxent. Buscamos Lorcha, la solitaria población cercana al ancestral y arruinado Castillo de Perputxent, que en lo alto de aquel promontorio, dominaba el valle, el lugar, el señorío… lo construyeron los musulmanes y después lo heredaron los Templarios, o eso dicen, con lo que el misterio e historia de la construcción estaba servida… entre todo lo que he descrito, seguro que no podría salir un viaje o excursión insulsa o sosa… en otra ocasión aprovechamos para hacer parte del fácil recorrido del Racó del Duc o Barranc de l’Infern, e intentar visitar las ruinas del Castillo de Perputxent, queriendo, intentando imaginarme y simular la presencia de aquellos monjes guerreros de la Edad Media entre los arruinados muros.
Hacemos vivac en algún lugar que no recuerdo cerca de Lorcha y de la salida de nuestro recorrido, entre los almendros u olivos de un huerto de secano. En junio no hace tanto frio por suerte y la noche la pasamos bajo las estrellas y sin nada que nos moleste. Habíamos salido tarde y llegábamos a media tarde, atardeciendo. Así era mejor porque nos quitábamos todo el viaje y su cansancio en el mismo día de la actividad. No recuerdo exactamente el recorrido realizado, pero después de ver las fotos y lugares, y enlazando con algunas de los recorridos habituales hoy día convertidas en P.R., creo haber descubierto la ruta realizada.
De nuevo un día radiante en las montañas de Alicante, radiante y casi caluroso. Cruzamos Lorcha (L’Orxa) buscando las afueras contrarias a las que entramos por la única carretera que llega a la población. A un lado de la carretera el hueco de una ancha rambla, de un típico cauce seco de este clima Mediterráneo, y al otro las casas del pueblo. En un momento determinado cuando la carretera gira rodeando las casas, a un lado queda lo que parece es la piscina municipal y al otro un camino de tierra que sale en perpendicular alejándose del pueblo, dejamos el coche por aquí aparcado y buscamos el camino nombrado para alejarnos del pueblo paralelo a la rambla, al barranco, que cruza seco por un lado de Lorcha.
Por aquí ya tenemos que ver alguna indicación o información sobre el recorrido del P.R. CV-207, ya que no solamente sube por las laderas de La Safor, si no que baja y recorre parte del Racó del Duc haciendo una perfecta circular de río y montaña. Por ello la importancia del recorrido y el de darlo a conocer por parte de la concejalía de turismo o medio ambiente del pueblo. No hay pérdida, seguiremos las marcas blancas y amarillas del P.R. CV-207 hasta la Font dels Olbits… Comenzamos el recorrido, la ascensión a la montaña de La Safor.
El recorrido enseguida deja un camino a la derecha por el que no seguiremos, caminando en dirección este, hasta llegar a otro punto cercano en que cruzamos el barranco que tenemos a la izquierda, por una presa que se enfrenta a las aguas salvajes y desatadas de las avenidas de aquellos diluvios ocasionales característicos de este soleado clima Mediterráneo. Y a partir de aquí seguimos por una estupenda y fabulosa senda que recorrerá al otro lado de barranco comenzando a girar poco a poco hacia el noreste, norte, buscando un estrecho y bonito vallecillo entre bosquecillos y terrenos rocosos con matorrales o parcialmente descarnados… deduzco que esta zona también ha sufrido los graves incendios que han asolado las montañas de la provincia en los años 70, 80 y parte de los 90. Imperdonable, desolador, intolerable.
Algún pilar rocoso, escarpes, falsas agujas, entre el hueco del barranco que seguimos, por un lado y otro, nos encontramos en nuestro recorrido. Seguimos las marcas del P.R. A nuestra espalda echamos un vistazo a una esbelta y formidable montaña que aparece al otro lado de la Vall de Perputxent, con una doble cresta y una cima acaba en un puntiagudo pináculo rocoso y vertiginoso… es el Benicadell, el otro “Cervino de Alicante” como lo hubiera nombrado mi buen amigo y compañero Jesús Santana; como ya lo dijo del Bèrnia visto desde La Aixortà. Impresionante, increíble.
La senda pasa por un lugar cuyo nombre me hace recordar al Señor de Los Anillos, o al Silmarillion, pasamos cerca del lugar de la Cueva del Gorigori, o del Gregori… a la derecha quedaran las paredes en un rincón escondido del Barranc de Bastiells o Bassiets, con un pequeño bosquecillo de sanos y altos pinos algunos como supervivientes de alguna hecatombe. Curioso.
La senda va cogiendo altura por la ladera izquierda del vallecillo. Al poco descubrimos enfrente, en otra ladera más alta, una montaña con forma de triángulo en cuyo centro había un hueco, una gran hendidura, era el lugar donde se ubicaba la Font dels Olbits, allá teníamos que ir… pero detrás se ve como la montaña sigue alzándose; parece la cima de La Safor. El día es muy bueno, soleado, a pesar de que en la cima encontraremos las típicas nubes bajas que se forman por el viento húmedo que viene de mar, y choca con las laderas de estas montañas entre costeras e interiores, y esa humedad, al coger altura, forma estas nubes bajas, nieblas que nos mojan si nos internamos entre ellas.
La senda, que parece sigue paralela el curso del barranco y valle por el que cruzamos, deriva en un camino. Tenemos dirección noreste y seguiremos el camino con la misma dirección. Cruzamos el barranco de un lado al otro y en la siguiente curva del camino, en el siguiente giro, lo dejamos y volvemos a seguir por una senda, que seguirá yendo paralela al fondo del barranco. Además que seguimos las marcas del P.R. El camino lo dejamos y éste parece que sube por las laderas de la montaña; este sube al Avenc y Font dels Bassiets, cueva y área recreativa. Cuando la senda comienza a subir en dos zigzags justo aquí hemos cruzado el lecho del Barranc dels Bassiets, que sigue hacia el este. Pero nosotros, siguiendo las marcas y la senda, seguiremos por el Barranc de Bastells que tiene una dirección ligeramente más al noreste.
En este impás entre el camino y la senda, nosotros, parece que nos equivocamos y seguimos camino arriba, nos damos cuenta pronto y retrocedemos hasta la salida del camino a la senda. La equivocación nos ha servido para volver a descubrir las vistas a aquella espectacular montaña antes vista: el Benicadell.
Una vez subimos algo por el Barranc de Bastells, la senda gira cruzando de una ladera a otra, y cambiando, mientras subimos altura en busca de la Font dels Olbits, del noreste al noroeste. Hasta que después de una subida algo más marcada y en zigzag, llegamos al espacio, al área recreativa tan famosa en este lugar que es la Font dels Olbits. Estamos a unos 560 metros de altura. Hemos salido de Lorcha que se encuentra a 268 metros. No hemos subido mucho, pero el recorrido, el caminar, ha sido notable.
Descanso en este soleado rincón de la montaña de La Safor. Comemos algo y nos hacemos fotos. Hay mesas, altos pinos, una valla al barranco… toda una serie de instalaciones para el recreo y disfrute del lugar. Parece que estamos más o menos en la mitad de la marcha, pero aún queda más de la mitad del desnivel que tenemos que hacer.
Como si fuera por detrás de la Font dels Olbits casi por donde hemos entrado al lugar pero por una senda diferente, que en lugar de bajar, sube; y sube por la misma ladera que sube a la cima de la montaña. Es importante saber que no dejamos de seguir las marcas del P.R., pero en lugar de seguir el 207, será el 42; que nos dejará en la misma cima de La Safor.
A partir de aquí el camino y la dirección es directa y sin pérdida, y más si seguimos las marcas del P.R.: sigue por la ladera que, como he dicho antes, seguiremos por este brazo de la montaña que baja de la cima y pasa por esta Font dels Olbits; la idea es seguir el cordal, a veces por un lado y otras por la parte más alta, hasta llegar a la cima de La Safor, hasta los límites de ese Circo de La Safor. Y mientras subimos contemplamos el paisaje: a nuestra espalda las vistas se han ampliado, el Benicadell aparece como al fondo puntiaguda y elegante, pero a su alrededor también aparece una alineación montañosa, acabada en la cercana Sierra d’Ador que justo también hace frontera con la provincia de Valencia. Junto con el espacio delante de las montañas que nos hace descubrir las formas y perfiles del valle que viene de Beniarrés hacia aquí, nuestra ubicación, es la Vall de Perputxent.
La subida, larguita y casi descubierta por la parte alta de este brazo de la montaña, con la que vamos cogiendo altura poco a poco, acaba en una zona muy verde y casi llana prácticamente en la cima de la montaña: el Pla de La Nevera. Donde existe un antiguo pozo de nieve: el Nevero de La Safor. El recorrido hace un pequeño giro hacia el noreste, entre altos y verdes matorrales, que con la entrada de la niebla, de esas nubes bajas, blancas y grises, hacen que tengamos que llevar más cuidado con no perder la senda, el recorrido. Formidable.
Pero llega un momento que la senda vuelve a girar hacia el sureste cogiendo una ladera más empinada que nos quiere dejar en la misma y escondida cima de La Safor. Dejamos el Pla de La Nevera a menos de 950 metros de altura para llegar hasta los 1.013 metros de esta cima mítica y solitaria… por cierto, no recuerdo haber encontrado a más gente, a más montañeros, visitando estos lugares, esta montaña; entre las nieblas y nubes, nos sentíamos muy solos en esta montaña.
Lástima estas nubes, estas nieblas, estas boiras, no nos dejan ver el paisaje, el resto de la montaña y lo más importante, el gigantesco y fenomenal Circo de La Safor. Quizás si hubiéramos tenido la oportunidad de poder descubrir el paisaje, hubiéramos ido de una punta a otra del circo descubriendo sus perfiles, formas y espectacularidad… quizás en otra ocasión hubiéramos recorrido el circo si hubiéramos repetido la visita a esta montaña; si tenéis ocasión, os aconsejo recorrer el circo por su parte más alta desde La Finestra hasta la Cingle de la Penya Blanca.
Fotos, descanso, junto a la base de hormigón del destruido pilón o eje geodésico. Las carrascas crecen alrededor con vida y energía, pero no se convertirán en encinas. De nuevo lástima por la niebla, que no nos dará tregua para poder admirar el paisaje, el resto de la montaña y su circo. Aunque también evita que nos quememos con el sol de junio alicantino, que al mediodía quema y calienta con la llamada a la puerta del próximo verano.
Y viendo que la montaña no se despeja, decidimos bajar ya. El recorrido para bajar es desandar todo el camino de subida. Es un recorrido lineal: Lorcha-La Safor, con lo que no tendremos pérdida, y como dice Jesús, cambiar el sentido de la marcha puede ser como “bajar por otra montaña, ya que vemos otro paisaje que antes quedaba invisible a nuestra espalda”.
De la cima de La Safor bajamos al Pla de La Nevera, y de aquí a la Font dels Olbits. Siguiendo la senda y camino de bajada hasta Lorcha, hasta donde hemos dejado el coche, admiramos el tramo cuando dejamos el camino, la pista, y la localidad, pasando cerca de los escarpes del barranco en las proximidades de la Cova del Gorigori o del Gregori. La senda no está excavada en la montaña, está sostenida por un murito de piedras como si fuera un antiguo camino de comunicación entre la montaña y la población. Como si fuera el antiguo camino a la Nevera de La Safor, por ejemplo (por el negocio del hielo) o a otro pueblo. Y eso lo hace más interesante y formidable si cabe, cruzando aspectos y escarpes de esta parte de la montaña; tocando algo de historia. Extraordinario.
Una vez que estamos en Lorcha, cogemos los coches para acercarnos a un rincón del Barranc de La Encantà. Este riachuelo o río, más que barranco, ya que suele llevar agua, al menos en el tramo que vamos a visitar, nace en las laderas norte de la Sierra de Cantacuc justo por las inmediaciones de Margalida, población que nos coge de paso si vamos a la Vall d’Alcalà desde Planes. El rio tiene en su parte más alta una gran cantidad de barrancos y ramblas que desembocan en él, haciendo un excepcional giro en su curso como para querer intentar recoger lo máximo de agua de las escorrentías de la Sierra de Cantacuc. Y a la vez el Barranc de La Encantà desemboca en el Serpis justo después de la presa del Embalse de Beniarrés.
Cogemos la carretera y nos acercamos a Planes. Y entre Planes y Margalida aparece un camino a la izquierda y como queriendo bajar altura, justo antes de cruzar un largo puente casualmente sobre el mismo barranco, rio; siguiendo este camino por el fondo del mismo barranco, del valle, paralelo a su curso. Dejamos los huertos de secano para meternos entre terreno casi boscoso, de vegetación montañosa, y cerca del Gorg del Salt. No sé si dejamos lo coches en alguna especie de parking, pero bajamos caminando hasta las orillas del laguito en el río, del gorg, y de la extraordinaria y preciosa cascada que cae de agua abundante y que llena el nombrado laguito. Extraordinario.
Hacemos fotos y nos quedamos un tiempo merodeando y admirando el lugar. Como las Fonts de l’Algar, todas los lugares donde el protagonista es el agua de los ríos, barrancos o riachuelos que nacen en las montañas alicantinas y crean estos lugares tan extraordinarios y especiales, es algo sensacional y casi milagroso, ya que el agua es un bien muy escaso y apreciado en la provincia, siendo casi inexistente en barrancos y ramblas en el sur y oeste de la provincia… con excepciones. Por ello parece una imagen frágil, extraordinaria, única… como si en cualquier momento “se fuera a cerrar el grifo” y fuera a desaparecer el agua, el lugar, el precioso rincón acuático… sencillamente increíble y encantador (como la señora que da nombre al barranco). Fantástico.
Y de esta manera tan mágica y sensacional acabamos esta actividad de dos días a caballo entre las comarcas del Comtat y La Marina Alta. No volví a visitar La Safor ni el Barranc de La Encantà, pero de verdad os digo que merece la pena quedarnos boquiabiertos con el perfecto y magnífico circo cárstico, yo creo que único por su formación y perfil, forma, estructura de la propia montaña que es el mismo Circo de La Safor. Tendría que volver para maravillarme con sus escarpes, paredes, lugares y rincones en forma de esa enorme c gigante. Y volver a contemplar las plácidas aguas, tan apreciadas por estas latitudes, del escondite del Gorg del Salt después de ser llenado por las plácidas y abundantes aguas de la cascada del río que sigue por el fondo de todo el Barranc de La Encantà. Formidables lugares de agua y montaña.