No tenía que tardar mucho en venir a estos rincones de los valles de Alicante para recorrerme y visitar las montañas, valles y rincones de éstos. Los valles de Alicante es la zona de la provincia que queda entre el llano de la comarca del Comtat donde se sitúan una serie de importantes poblaciones como Alcoy, Muro de Alcoy, Cocentaina, y al este y norte de parte de la Sierra de La Carrasqueta seguida de la de Aitana.
Eso no quiere decir que en el resto de la provincia no haya lugares reconocidos como valles histórica y geográficamente hablando; hay que recordar que hay una comarca natural al oeste de la provincia que la llamemos Els Valls del Vinalopó que sale representada en esta web, a la vez que al norte y noroeste de la provincia hay otros rincones al norte de Sierra Mariola y los alrededores de Villena donde nos encontramos con otros valles.
Pero eso tampoco no quiere decir que en el resto de la provincia, aunque no se nombre como tal, no existan esas depresiones intermontañosas, esos valles entre sierra y sierra, escarpe y montaña… pero es en esta zona de la provincia donde siempre se le ha conocido, al menos por los montañeros y geógrafos del lugar, como la de los valles de Alicante.
En general las montañas u orografía que separa unos valles de otros no son de mucha altura comparada con Aitana, Serrella, Mariola… pero el cúmulo de serrezuelas y montes todos casi unidos por un lado u otro entre sus laderas, pendientes y declives, ofreciendo en ocasiones hasta incluso unos perfiles agrestes y casi infranqueables, los cuales hacen muy difíciles las comunicaciones entre alguna de ellas o al menos que sean más retorcidas… como veremos a continuación.
Famosos son los valles de Gallinera, Vall d’Ebo, Vall d’Alcalà… pero nosotros iremos esta vez a otro valle, la Vall de Laguar, donde nace el Río Girona que pasa por Orba, Ondara y desemboca en El Verger cerca de Denia. En este lugar encontramos un caso excepcional de antiguo camino de comunicación entre valles, entre pequeñas poblaciones, masías, casas… que se encontraban dispersos entre una orografía escarpada y extensa. Es entonces cuando los habitantes de estos lugares, aquellos musulmanes “barbaros” “invasores” de la Península Ibérica, avanzados tecnológicamente en muchos aspectos a los “cristianos” de aquellos tiempos, aparte de acequias, azarbes para repartir las aguas por los campos y huertas, crearon en este lugar un laberíntico, zigzagueante y práctico camino que unía nuevas o antiguas ubicaciones de casas o aldeas de labor repartidas entre los límites de La Vall d’Ebo y las principales poblaciones de la Vall de Laguar, Fleix y Benimaurell.
Entre los barrancos y escarpes del norte de la Sierra del Penyal de Laguar, o sencillamente del Penyal, el profundo cauce del Río Girona, y su afluente o colector, el espeluznante Barranc de l’Infern que viene de La Vall d’Ebo y acaba uniéndose con otros barrancos formando el Río Girona (que aquí es un amplio cauce seco), se abre un camino con miles de escalones y decenas de zigzags que comunicaban sosegada y cómodamente aunque con gran trecho de recorrido, algunas de las aldeas y casas como Les Juvees del Poble de Dalt, Les Juvees del Poble Mig… entre los accidentes geográficos descritos, con los mencionados pueblos principales. Un formidable recorrido imposible para vehículos a motor pero asequible para cualquier andarín, que por su probable olvido o dejadez, o incluso por que se siguió usando y cuidando por los lugareños, casualmente ha llegado hasta nuestros días casi intacto, perfecto; como una antigua calzada romana o un cercano camino medieval.
Y aprovechando este increíble y único camino, recorrido, hace unos años, se crearon rutas de senderismo marcadas, P.R.s, que hacen toda la vuelta; y organizaciones, estamentos de los pueblos del valle, organizan a finales de octubre, la Volta Senderista, en la que decenas o cientos de personas se unen al recorrido, para visitar estos escarpados y olvidados rincones, como antaño hacían aquellos pobladores moriscos, cruzando el impresionante Barranc de l’Infern, cuyo accidente geográfico es la principal atracción o protagonista del recorrido… fue entonces cuando lo llamaron “la Catedral del Senderismo”.
No sé si anteriormente ya había visitado el lugar y realizado el recorrido, creo que no, pero es el otoño del 2.004 cuando me acerco para hacerlo y eternizarlo con mis fotos. Ésta sería la primera de otras visitas; siempre en otoño, ya que las esperadas lluvias del otoño, pueden dar lugar a fantásticos paisajes acuáticos con verdes y húmedos rincones entre los barrancos y huecos de estas montañas y valle.
Tenemos que llegar a la población de Fleix, pueblo casi pegado a El Campell, también conocido como Vall de Laguar. Estamos en la Vall de Laguar. Para entrar en La Vall de Laguar, tenemos que ir dirección a Orba, y en Orba buscar la carretera que se dirige hacia el oeste, tierra adentro, en busca de la montaña interior alicantina. A la entrada del valle nos reciben las indicaciones de Fontilles, el famoso sanatorio para leprosos… aún recuerdo a mi tía Elena cuando me hablaba de este lugar, cuando daban donaciones o ayudas, a Fontilles para los pobres leprosos. Era muy niño aún… También nos llama la atención, a menos a mí me llamó mucho, la escarpada montaña que quedan justo a la izquierda, detrás de Fontilles; es un magnífico y llamativo peñasco escarpado y casi vertical, con una doble cima… es el Penyal de Laguar o Penyó Roig… y creció en mi la idea de querer subir un día hasta esas alturas por sus escarpadas paredes…
Aparcamos en Fleix y salimos por la carretera que se dirige, más tierra adentro, hacia Benimaurell, hacia el oeste. Pero enseguida giramos por un camino a la derecha, nada más salir, siguiendo las marcas de un P.R., el número 147. Este es el antiguo camino que comunicaba Fleix con Benimaurell antes de que construyeran la carretera. Pocos metros más adelante en este viejo camino, nos encontramos con la Font Grossa y una extraña y aireada construcción: un tejado sin paredes, sostenido con pilares, y una plataforma con agua en el centro… es el Lavadero, Llavador… antes de que hubiera corriente eléctrica y lavadoras, las gentes del pueblo traían sus ropas a este lugar para lavarlas. Es una construcción muy común en algunos pueblecitos del interior de Alicante y la Comunidad Valenciana. En una de las visitas el agua era tan abundante después de las lluvias que se desbordaba inundando el camino.
A los pocos metros encontramos un cruce de recorridos: si seguimos recto por el camino llegaremos a Benimaurell, si giramos a la derecha bajaremos por los interminables zigzags en busca del cauce seco del Río Girona. Tenemos que bajar a la derecha. Por los dos sitios hay marcas del P.R. CV-147; por el camino volveremos al final del recorrido, viniendo de Benimaurell, pero ahora toca comenzar las centenas o miles de escalones por este camino morisco… ¡Comienzan los escalones! Realmente no dejaremos de seguir las marcas del P.R. CV-147, ya que es el sendero de pequeño recorrido que señalará nuestra ruta y actividad de principio a fin, entera.
No hay pérdida. La bajada es muy directa hacia abajo, a pesar de que existen partes del recorrido que son rectas, todos son zigzags, intenta ser lo más cómodo posible, aunque nos pueda llegar a marear tantas vueltas. Hay que llegar hasta el lecho del Río Girona. No hay otras sendas ni recorridos, y debemos seguir las marcas… Cruzaremos el Barranc del Salt, el cual en otoños lluviosos lleva agua como de un riachuelo, que poco más abajo caminando, se convierte en una preciosa cascada que cae a un gorg, a una poza de agua. Una de las veces que pasé, sí pude contemplar y disfrutar de esta cascadita, como si fuera un rincón del lluvioso Pirineo, pero aquí en la montaña alicantina.
Antes de llegar al lecho del Río Girona, pasamos por otra fuente, la Font Grossa, el mismo nombre que la fuente que abastece de agua al Lavadero allá arriba. Como en muchas excursiones por las montañas alicantinas, los días son soleados, nada de mal tiempo, e incluso calurosos, como la actividad del 2.006 en la Volta Senderista. Llegamos al lecho del Rio Girona, seco pedregoso, ancho… poco más abajo en el valle, se construyó un pequeño embalse, el Embalse de Isbert, como emulando al de Guadalest, pero no sé si una “avenida de agua” o el no uso, aprovechamiento de la infraestructura, lo abandonaron o desmantelaron y ahora no existe… seguramente la escasez de agua que lo pueda llenar.
Al otro lado del lecho, en la ladera contraría por la que hemos bajado, comienza otra subida en busca de la aldea o casas de Les Juvees del Poble Mig. Estamos en el Camí de La Juvee del Poble Mig, entre el lavadero y más allá del conjunto de estas pocas casas nombradas. Ahora toca subir. Otro terrible zigzag. El desnivel no es muy grande pero los escalones y los zigzags son infinitos. De unos 440 metros de Fleix hemos bajado a unos 180 metros del lecho del Río Girona; y ahora tendremos que subir hasta los 514 metros de Les Juvees del Poble Mig. Un largo y zigzagueante camino de subida, al principio es el antiguo camino morisco, pero más arriba y poco antes de llegar a las casas, se convierte en un camino cementado. Pero antes de llegar a él y a nuestra espalda, podremos disfrutar de las vistas hacia la Sierra del Penyal de Laguar, con el mismo Penyó Roig como protagonista, antes de que el barranco por el que subimos se cierre y nos quite esta fenomenal vista… ya estamos en las casas de Les Juvees del Poble Mig. En la Volta Senderista instalan un puesto de avituallamiento justo cerca de las casas, que aún están habitadas o en uso.
Seguimos el camino cementado o asfaltado hacia el noroeste. Pero a los pocos pasos giramos a la izquierda por otro caminito. Estábamos siguiendo dos P.R., el 147 y el 43, pero aquí dejamos el 43 para seguir, como ya había mencionado, por el 147. No hay que dejar el P.R. CV-147. Y justo cuando llegamos a las cercanías de una de estas casas de Les Juvees del Poble Mig, que parece están esparcidas por este lugar, giramos a la izquierda de nuevo para coger una senda en dirección sur, subiendo algo de altura, para luego girar al oeste e ir bajando en busca ya del lecho de otro río o barraco seco: el Barranc de l’Infern.
Antes de llegar a la bajada directa al Barranc de l’Infern, lo vamos descubriendo a medida que vamos andando por este camino, senda, el cañón, garganta con sus paredes, escarpes que van cerrando el barranco, dejando la parte más llana del terreno arriba, y como si se formara una gigantesca hendidura, se abre el barranco con su profundidad y sus perfiles. Una vez estamos más cerca, miramos barranco arriba, a la derecha, admirando las paredes casi desplomadas muy cercanas y cerradas, dejando un estrecho pasillo bajo ellas, que es el lecho del mismo barranco. A este lugar lo llaman l’Estret. Da la sensación de pasar por efigies a cada lado que te miran y observan, y te fulminan si tu valor no es el indicado… por suerte no tendremos que pasar bajo ellas, si no que quedaran al norte mientras bajamos y tocamos el lecho del Barranc de l’Infern. Poco antes de llegar a dicho lecho, podemos pararnos junto a la Font de Reinós, que si sale agua nos puede llenar las cantimploras y dar algo de sombra en una corta parada… con vistas a las efigies y muros del Barranc de l’Infern, a l’Estret.
El Barranc de l’Infern también es famoso por ser una garganta, un barranco, un desfiladero idílico, magnífico y famoso para los amantes de los Descensos de Barrancos; ya que a partir de este tramo, de este punto del lecho del barranco, hasta su salida al cauce del Río Girona, de la Vall de Laguar, es una formidable garganta, con paredes cortadas, sin salida, verticales y sinuosos, con esas curvas que hace una serpiente al reptar… es increíble… pero también peligroso, ya que si una gran avenida de agua te pilla justo en esta parte del barranco, no tienes salida, y puedes ser arrastrado agua abajo, golpeado, ahogado… ya han muerto varios aventureros haciendo este deporte en este tramo del Barranc de l’Infern. No es para tomárselo a broma, como la montaña, puede ser traicionera y hay que conocerla.
Una vez hemos descansado y bajado al pedregoso lecho del barranco, debemos girar hacia la derecha barranco arriba, hasta que las indicaciones del P.R. nos hacen girar de nuevo hacia la ladera contraria a la que hemos bajado para comenzar otra subida y salir del cauce de este impresionante Barranc de l’Infern. De nuevo un pequeño zigzag en la senda para coger altura y llegados a cierto punto giramos dirección sur por la ladera contraria. Ahora buscamos la otra aldea o conjunto de casas, estas ya abandonadas y en ruinas, Les Juvees del Poble de Dalt. La senda o camino vuelve a ser el antiguo camino cuidado y tallado por los moriscos en época medieval, con lo que aparecen los escalones y los zigzags mientras cogemos altura para acomodar el camino al paso de cualquiera que los quiera recorrer… incluso quien sabe, lo más seguro es que también los cruzaran con sus cabalgaduras.
Desde las ruinas del mencionado grupo de casas en ruinas, seguimos la misma dirección sur, ahora en busca de las laderas de la Sierra del Penyal de Laguar de nuevo, y del nacimiento o comienzo de la Vall de Laguar. Tendremos que bajar de nuevo hasta el lecho del valle, del cauce del siguiente barranco, que no es el Río Girona si no el Barranc dels Racons, ya que dicho río es el seguimiento del Barranc de l’Infern, que después de tener dirección sur, gira hacia el este una vez se topa con las laderas de la Sierra del Penyal de Laguar. Mientras que en el mismo giro, a su espalda, aparecen una serie de barrancos, como si fuera el comienzo del valle como ya he mencionado: bajaremos de Les Juvees del Poble de Dalt por el Barranc del Tuerto, hasta que se una con el Barranc dels Racons, y justo aquí comenzamos a subir de nuevo en busca de la Font dels Olbits, metros antes de entrar en la población de Benimaurell.
En esta zona estos barrancos forman una especie de red fluvial que desembocan todos en el Río Girona, con el Barranc dels Racons como principal colector; y una vez se une el Barranc de l’Infern, la confluencia de dichos barrancos y regatas es el mismo Río Girona su resultado, con una dirección este, noreste, en busca de la salida y apertura del valle, de la Vall de Laguar.
El recorrido hasta la aldea abandonada también pasa entre huertos de olivos como abandonados o asalvajados. Una vez estamos llegando al lugar, las vistas sobre l’Estret del Barranc de l’Infern al norte, a nuestra espalda, son espectaculares: una perfecta brecha que impide la continuidad del terreno, como si en medio de un llano o meseta más o menos ondulada y horizontal, hayan cortado a cuchillo por la mitad, abriendo un fenomenal cañón, garganta. Impresionante.
Una vez que llegamos al fondo del Barranc dels Racons, ante nosotros se muestra un muro de laderas, escarpes, roquedos y paredes, espectacular y sorprendente, que son las faldas de la Sierra del Penyal de Laguar; paisaje visto ya en frente de nosotros una vez comenzamos la bajada por el Barranc del Tuerto hasta el lecho del Barranc dels Racons. Precioso.
Y aunque parezca un desnivel desmesurado, en un tiempo no demasiado largo llegamos hasta el punto más alto del recorrido, antes de pasar por la Font dels Olbits. Aquí arriba las laderas y desniveles no son tan inclinados y ya vemos más civilización, casas, huertos, caminos… y el pueblo de Benimaurell casi a tiro de piedra. Hemos salido desde unos 285 metros de altura que se encuentra el lecho del Barranc de l’Infern, después de bajar de los 514 metros de Les Juvees del Poble Mig; hemos subido hasta los 505 metros de Les Juvees del Poble de Dalt, y hemos bajado hasta el lecho del Barranc dels Racons a unos 330 metros, y ahora nos encontramos a 600 metros en el punto más alto del recorrido, donde giraremos hacia el este, después de ir hacia el sur justo desde la salida del Barranc de l’Infern, en busca de las poblaciones de la Vall de Laguar.
En esta interesante y bonita subida a la Font dels Olbits, puede que nos encontremos con otras sendas y caminitos, nosotros siempre tenemos que seguir las indicaciones del P.R. CV-147 que nos dejarán de nuevo en Fleix. De nuevo zigzags de subida, escalones, por entre la sinuosa e inclinada ladera de la sierra, incluso el camino de nuevo busca sostenerse con esos muritos levantados en un lado del mismo, casi al borde de los precipicios. Excepcional.
Y una vez en ese balcón y ladera a unos 600 metros de altura, ya hemos realizado todo el desnivel de subida, comenzamos el camino en busca de la Font dels Olbits, comprobando que la senda, ancha senda morisca, se convierte en un camino casi llano, de tierra. Observamos mirando hacia el este la alargada y sombría Sierra del Penyal de Laguar con sus paredes de roca en las alturas, y ese curioso y atrayente peñasco al final de la sierra, algunas casas del pueblo de Benimaurell ya próximo, rodeado de bancales de frutales de secano y olivos, dejando la montaña salvaje y sin convertir, escarpada y difícil, que rodea estos barrancos y desfiladeros. Y una vez en la Font dels Olbits el recorrido por este camino de tierra gira en dirección este, en busca de Benimaurell, cruzando verdaderos y preciosos rincones rurales de la montaña alicantina a la sombra de esta Sierra del Penyal de Laguar, con huertos de almendros, olivos, aterrazados con esos muritos tan singulares de piedras sueltas, unas sobre otras encajadas, que aguantan la tierra evitando se desmoronen los taludes. Encantador
Benimaurell lo pasamos rápido, siempre siguiendo las marcas del P.R. CV-147 que nunca hemos dejado de seguir, y salimos por lo que llaman el Camí Vell de La Vall que comunica éste con Fleix, pasando por el Lavadero ya visitado al comienzo del recorrido. Es un camino asfaltado pero no es la carretera principal que pasa a unos metros más arriba. El trazado es más directo que ésta y se nota el desnivel de bajada entre Benimaurell y Fleix, igualmente rodeado de sanos bancales de árboles frutales y olivos, bien cuidados y guardados en sus terrazas y taludes. Arriba de éstos, las umbrías de la Sierra del Penyal de Laguar con encinas, carracas… bastante frondosa y tupida; y arriba de esto ya casi invisible, las paredes de roca, vertical y alargada, casi tanto como lo es la sierra, para dar un toque de frescor y proteger la vida de campos y bosquecillos que tiene a sus pies. Precioso.
Y una vez pasamos de nuevo, por el camino que al principio del recorrido no seguimos, girando hacia abajo, y que ahora salimos por él, llegamos al Lavadero, Llavador, el cual lo abastece de agua la mencionada Font Grossa, ya estamos a pocos pasos de Fleix, donde hemos comenzado este fantástico recorrido y hemos dejado el coche.
Acabamos así uno de los recorridos más pisados y visitados por excursionistas y montañeros en la provincia de Alicante, con esos subibajas recorriéndonos varios barrancos con sus escarpes y pendientes, y por esa fantástica y antigua construcción que es este camino morisco en el que dicen hay unos 6.000 escalones. Verdaderamente si los hacéis en otoño después de las lluvias, podréis añadir a la vez un paisaje de cascadas, fuentes y verdor como pocos en esta montaña alicantina. Fantástico y recomendable recorrido.
Texto sacado de la actividad Conoce Las Montañas de Alicante y Entorno realizada en el año 2.006 con el Centro Excursionista Almoradí:
-BARRANC DE L’INFERN:
El Barranc de l’Infern en la Vall de Laguart es un lugar lleno de historia que guarda mucha relación con la llegada de los romanos y musulmanes a la Península Ibérica. Recorrido muy ameno, encantador y espectacular en ocasiones donde las fuentes, caseríos y abruptos cortes en la tierra con paredes y precipicios, imperan todo el tiempo. El Ayuntamiento de la localidad de Fleix celebra cada otoño la Volta al Barranc de l’Infern y en esta ocasión acompañamos a los cientos de montañeros, senderistas y andarines de todas las partes de Alicante y Valencia que se apuntaron a la actividad. Un recorrido muy recomendable.