Nos levantamos, desayunamos y a las 8:40 estamos en la carretera y el segundo bus que pasa nos para. Trans. Vencedores. Vamos de pie en el pasillo hasta Ambato, donde baja gente y tenemos puestos sentados. El viaje se demora bastante por todas las paradas en todos los pueblos del trayecto. Ponen una peli del Denzel Washington que es guardaespaldas de una niña mejicana. Nos falta por ver el final.
Nos damos cuenta de algo que hemos estado observando siempre que hemos ido en medios de transporte de ciudad en ciudad y que hasta ayer u hoy no nos había llamado tanto la atención: en muchos muros, carteles, postes… y cualquier superficie donde se pudiera poner un cartel o anuncio publicitario, habían muchos que, hasta incluso solamente dibujaban, “voten a” y un número. “Voten al 15”, “Voten al 24” … parecía que se acercaban o habían tenido elecciones en Ecuador y los candidatos, en lugar de poner su nombre, lo que hacían es que les asignaban un número y la gente votaba ese número. Claro está, tenías que saber qué número era el candidato al cual tú querías votar. Me pareció curioso y muy superficial. Podrían ser muy fácilmente manipulable las masas si tienen que votar a un número en lugar de a una persona, al nombre de una persona, por distintas razones. Aunque también lo vimos como algo que solo pasa en países como éste de Sudamérica.
Llegamos a las 11:30 a la Terminal Terrestre asustados porque creemos que cerraran la embajada (consulado), pero no, las apuro, cierran a las 12:30. Pedimos la solicitud para mi pasaporte y nos vamos a hacer las fotos. El guardia civil me toma la huella dactilar. Nos darán los pasaportes el mío y el de Joaquín el miércoles (el día antes del vuelo). Necesitan 48 h. para llamar a España. Nos pareció curioso que sabiendo que no teníamos documentación, nos dejaran por el país sin un mínimo escrito o documento que acredite quienes somos. Aunque hubiera ido mejor la próxima vez, como ya he comentado anteriormente, que nos hubiéramos hecho fotocopias de nuestro pasaporte y carnet de identidad en España y los hubiéramos traído, ya que tendrían más validez que no llevar nada.
Debemos ir a la oficina de Air Madrid a pedir una copia de los pasajes. Buscamos la oficina en la calle Bélgica con la Avenida Shyris, que es perpendicular a la Avenida Eloy Alfaro. Nos sacan los billetes y nos vamos al Cafecito a comer, 20 Dl., dos menús especiales, jugo, sopa de pepinillo, sándwich doble de queso y guacamole o de berenjenas con huevo, una pilsener. Reservamos habitación para el día 2. Y con esto casi, casi que ya teníamos toda la “burocracia” y papeleo hecho hasta la hora de irnos, cuando el día anterior a irnos recogeríamos los Salvoconductos. Con lo que ahora toca visita turística por la ciudad de Quito. Uno de los lugares que Jesús quería visitar ineludiblemente, era el monumento levantado al mayor paralelo de la Tierra: el Ecuador. Que da nombre al país.
Paseamos un rato por Reina Victoria y el Parque del Ejido, hasta tomar un taxi (¡con Taxímetro!), 1,37 Dl., nos cobra 1,40 Dl. Visitamos los monumentos a La Libertad esparcidos por un verde y extenso parque con árboles y jardines. Un arco intentando parecerse a aquellos arcos del triunfo que erigían los Romanos y Napoleón copió en los Campos Elisios, con esculturas, columnas clásicas, en un lado de una especie de círculo dibujado en el suelo con adoquines, y una columna o más bien obelisco con un gran pedestal adornado, pero en lugar de estar acabado en una pequeña punta piramidal, acabada en una escultura que asemejaba una llama, un fuego. Antiguamente Ecuador no existía como país, si no que los antiguos conquistadores españoles buscaban el Reino de Quito por esta gran región de los Andes. Con lo que estos monumentos a la libertad, que hay en Ecuador y en muchos o todos los países sudamericanos, siempre hacen referencia a su liberación, independencia, contra la colonización y dominación de España. Para poder crear un país propio gobernado por las gentes de allí: Ecuador.
También había un monumento a un personaje que antes de llegar a Ecuador no lo conocíamos de nada o muy poco (al menos yo), aunque nos sonara, pero que era muy querido en este país al ser el precursor de la localización e investigación de la imaginaría línea del ecuador, por darles la oportunidad global de tener una identidad ligada a esa gran línea imaginaria, el punto más alejado de los dos polos de la tierra, el paralelo con más kilómetros del planeta… Y que a partir de entonces también le cogeríamos un especial cariño por ser identificado como el primer ecologista moderno; naturalista, explorador y geógrafo el cual estudio y marcó la geografía y su biodiversidad ecológica, tanto de Ecuador como en toda la cordillera andina; identificó, personalizó y admiró los diferentes rincones de los Andes, la Selva y de muchas partes del Mundo por conocer o poco conocido, tanto de América como de África… nos referimos a Humboldt, ya mencionado anteriormente, el berlinés Alexander von Humboldt.
En otro rincón del parque, entre el verde césped y sanos árboles, un pedestal con el busto del geógrafo, su imagen petrificada; y justo detrás una especie de panel de piedra con lo que parece una circunferencia en relieve que hace referencia al Planeta Tierra; y en el centro de la circunferencia, horizontal, recorriendo la parte más ancha y alejada de la parte de arriba y de la de abajo de la circunferencia, una línea… el Ecuador… lástima que el resto del panel estaba llena de grafitis y firmas de los vándalos y juventud que no respetan los monumentos ni la historia. Pero realmente el monumento y la imagen de Humboldt era emocionante y agradecida.
Llegamos a la Estación Terminal Terrestre. Allí pagamos 0,40 Dl. para entrar en el andén y nos vamos en el primer bus que sale para Riobamba Especial Alausí, viejecito, en venta. El cobrador es un niño pequeño de unos 10 años hijo o sobrino del gordo conductor. El “cucharita” es el encargado de reclutar pasajeros y por la calle el grito de “Riobamba, Riobamba, Ambato, Latacunga”.
Era una imagen curiosa y muy simpática. Era como una escena de una peli de Disney o, de nuevo, el extravagante y único Berlanga, aunque también como una encantadora escena de Amarcord o Cinema Paradiso. La dulce y emocionante relación entre el conductor del autobús y su “Cucharita”. Charlas y conversaciones entre el manejo del autobús y las funciones del niño pequeño; las del señor de mediana edad que no se movía del volante y le mandaba al niño como si fuera su cómplice, su aliado, como un juego, en el trabajo de la línea de autobús entre la llamada a los clientes, usuarios, y la venta y ordenación de los tickets y aquellos que los han comprado y se van sentando en los asientos del autocar, de la guagua. A la vez con ese amor entre padre e hijo (o sobrino), tan cariñoso y a la vez tan transparente que transmitían sin vergüenza, a todo el autobús. Me alegró el viaje y me reí de lo bien que llevaban sus roles sin miedo a expresar sus sentimientos en público, con sus clientes. Fantástico.
Tardamos 1 h. en salir de Quito y anochece. El viaje es nuevamente eterno por carreteras malas con adelantamientos temerarios y emocionantes, uno de ellos que lleva un letrero que decía Auxiliadora y que adelantando a un camión casi nos topa. Tras parar en una gasolinera antes de Mocha indicamos al conductor donde es la parada y nos quedamos de nuevo en mitad de la ruda en la noche cerrada. Caminamos más de 1 km. hasta Urbina, casi a ciegas. Aunque el camino, a pesar de la profunda oscuridad de la noche, ya nos era familiar, habitual. En la puerta del refugio nos pegamos un susto con las llamas que duermen en la vía. Las llamas y alpacas que tienen a la vista para el turismo, los visitantes de la Estación de Urbina; que como decía Jesús, tenían que ser de alguien ya que cuando no había gente, turistas, visitantes, las llamas y alpacas desaparecían, y volvían a la vez que volvía la actividad en la vieja estación de tren. Esta noche debía de haber gente…
Llegamos tarde a cenar, pero hoy ya no están los franceses y todavía no se ha servido cena. Incluso hay una mesa puesta para la familia de dos hermanos amigos de Rodrigo. Uno de ellos vive en USA y el otro es compañero de montaña de Rodrigo y se llama Álvaro. La velada es muy agradable, cantando chistes o “cachos” los niños y los mayores. Nos reímos muy a gusto y nos acostamos súper tarde (23:30 h.).
Nos hemos paseado por Quito y casi que hemos acabado el “turismo burocrático” en cuestión a la documentación para poder salir de Ecuador e ir a España cuando toque. También tenemos un nuevo héroe en nuestro historial de montaña y aventuras: Humboldt. Mañana ya comenzamos con el ataque a la montaña más alta de Ecuador, el Chimborazo; pasaremos y dormiremos por los refugios que están en su falda y al otro día haremos el ataque a su cima… estamos nerviosos aunque no lo digamos. Después de la infructuosa subida al Volcán Cotopaxi, esperamos tener éxito en esta… el tiempo y los días pasan rápidos, y quizás no tendríamos más tiempo de una segunda intentona, con lo que debemos de rezar y tener fe en que ésta será el único y certero ataque al Chimborazo.