Nos levantamos tardísimo, a las 08:20. Desayunamos fuerte como es habitual. Nos hacemos las mochilas mientras desayunan los amigos de Rodrigo. Hoy saldremos en busca del Chimborazo. Nos acercaremos al Refugio de los Hermanos Carrel y seguidamente al Refugio Whymper. Pero eso en un principio no lo sabíamos, sabíamos que había dos refugios, pero a cuál de los dos iríamos para, al otro día, hacer el ataque a la montaña más alta de Ecuador, no lo sabíamos.
Salimos de Urbina a las 11:30 hacia Riobamba, y en la oficina de Alta Aventura (Montaña) esperamos a que llegue Eloy (hermano de Paco (nuestro guía en el Carihuayrazo)), el guía, y hacemos algunas averiguaciones sobre como ingresar en el Banco Solidario el dinero que debemos a Rodrigo. Estaba Jannette y Paty.
A las 13 h. salimos con la camioneta por la carretera (la más alta pavimentada de Ecuador), 4.300 metros. La carretera asfaltada a más altura de Ecuador. Pasamos por varias comunidades, incluida la de María Magdalena. Nos vamos acercando al Chimborazo.
Pasamos la entrada pagando 5 Dl. por persona; Reserva Faunística para la producción de vicuñas (reintroducidas, traídas de Chile) se metieron 150 y ahora hay sobre 3.000. Con el coche llegamos al Refugio Hermanos Carrel 4.800 metros, allí comemos un sándwich y tomamos un té. Nos vestimos. Es un refugio con muchos lujos, un buen comedor, con mesas de madera, una chimenea y unas camas algo precarias en el piso de arriba en una única habitación grande. El techo de chapa pintada de rojo es una buhardilla.
El refugio eran todo de madera, o al menos forrada con ella, con tarima de madera en sus suelos, con un comedor amplio que tenía un escalón que hacía bajada y una gran chimenea en el centro del salón pegada a una de las paredes, esta vez de piedra, pero con la caja donde está el fuego, de metal. Y fotos y postes de montañas, sobre todo del mismo Chimborazo, en las paredes… un auténtico refugio de montaña.
Había mesas de madera con bancos a cada lado de éstas, también de madera, y nos encontramos encima de una de esas mesas a un tipo echado completamente con lo que parecía un “soroche” acojonante. Alguien nos dijo que era colombiano o del norte de Ecuador, y como a este refugio se podía llegar en coche, pues muchos “turistas” llegaban aquí, y muchos de ellos sufrían de mal de altura.
Hablando de Colombia o norte de Ecuador, había una extraña “tradición” de meterse con la gente de la región o provincia más al norte del país: Esmeraldas. Como aquí nos metemos cariñosamente con los de Lepe, en esos chistes que contamos, allí lo hacían con los de Esmeraldas. No solamente salían en sus chistes si no en ciertas críticas e ironías dedicadas a aquellos que eran de otra parte del país, como si los de Madrid se metieran con los catalanes o los catalanes con los andaluces… pero curiosamente el resto de provincias, cantones o regiones de Ecuador se metían con la gente de Esmeraldas. Curioso.
En 30 minutos subimos con la mochila al Refugio Whymper a 5.000 metros, al pie de la ruta al Chimborazo. De él sale la normal a la izquierda y la Whymper a la derecha (Este inglés fue el primer en coronar esta montaña y esta misma ruta junto con los Carrel guías suizos).
El inglés Edward Whymper fue un alpinista y montañero de mitad del siglo XIX. En aquella época solo la gente de dinero y tiempo podía dedicarse a subir aquellas grandes y altas montañas de los Alpes, Pirineos, Andes… como el también llamado Conde Russell que tantas cimas hizo en el Pirineo y tan enamorado estaba del Vignemale; aunque Whymper no era tan aristócrata. Revolucionó el mundo del alpinismo en Europa (subiendo por primera vez el Cervino, y su trágica bajada) y subió muchas grandes montañas andinas por primera vez, entre ellas el Chimborazo.
Casi a finales del mismo S. XIX Edward Whymper, después de la primera subida a la cima del Cervino, junto con los guías suizos Louis y Jean-Antoine Carrel, los Hermanos Carrel (el nombre del primero de los refugios del Chimborazo), ideo la expedición para subir la que se pensaba durante mucho tiempo que era la montaña más alta del Mundo, y nadie había subida aún: El Chimborazo. Aunque Humboldt decía que fue el primero que lo subió muchos años antes que Whymper, se ha demostrado que solo habría llegado a unos 6.000 mts. y que la ruta escogida hubiera sido imposible ya que se habría encontrado con un murallón de hielo del glaciar infranqueable en la época; aunque también se cuenta que tuvo que retirarse a causa del “soroche”, el mal de altura, a poco menos de esos 6.000 metros. De todas formas en aquella fue la mayor altura alcanzada por europeo alguno en la historia escrita. Curioso.
Aunque el Chimborazo no es la montaña más alta de América, sí tiene ciertas menciones que no se la pueden quitar nada ni nadie: es la montaña más alta de América desde Ecuador hasta el Polo Norte. La cima del Chimborazo es el punto más alejado del centro de la Tierra o el punto de la Tierra más cercano al sol, y por ello es donde se supone “debemos pesar menos” …
Edward Whymper, desde que llegó a la costa de Ecuador, pasando por Guayaquil, con la expedición organizada de muchos hombres y material (dicen que unos 200 hombres), desde el desembarco hasta llegar a la cima más alta de la montaña, tardó 17 días. Curiosamente el camino desde Guayaquil, desde la costa, hasta la base de la montaña por donde la subiría (el lugar en el que estamos nosotros), fue por el Abraspungo, el valle del Río Mocha, el lugar que queda entre la misma montaña y el Carihuayrazo; el mismo valle que nos recorrimos para ascender a la cima de esta última.
Dice una leyenda que Whymper al llegar a las cercanías de la montaña, no solo pidió permiso al terrateniente del lugar, si no que de alguna manera le engañó para pagar la expedición a medias, ya que le dijo que venía a buscar unos tesoros, supongo que de los incas o de otras civilizaciones, pueblos, y una vez encontrados se los repartirían. Supongo que en aquellos tiempos decirle que venía con tanta gente y tanto equipo solo para subir a la cima de una montaña, era increíble e improbable, de locos o insensatos ¡Quien iba a gastarse semejante fortuna y contratar cientos de personas solo para llegar a la congelada cima de una montaña!… curiosamente era más creíble decir que iba a buscar tesoros, oro, a la montaña; y podría tener su credibilidad ya que la montaña era y es una montaña sagrada para los indígenas que viven cerca de ella, antiguamente se hacían sacrificios y seguramente ofrendas que podrían ser esos tesoros… Muy listo e inteligente este Edward Whymper.
Allí nos cambiamos, vemos y fotografiamos la ruta. Tomamos un té y cenamos a las 17:15 en el comedor amplio con su chimenea. Las habitaciones están arriba y van desde la de 9 camas (en litera).
La verdad es que no sé por qué los dos refugios están tan cerca, a media hora de distancia, a 200 metros de desnivel, el Refugio Hermanos Carrel a 4.856 mts. y el Refugio Whymper a 5.043 metros. Seguramente al que llegaba el camino, los coches, sería más bien para el turismo, visitantes no montañeros, y el más alto para los montañeros que querían hacer la cima del Chimborazo. Con horarios, servicios y normas de estancia seguramente diferentes.
Nada más salir del Refugio Hermanos Carrel, nos encontramos con un monolito en forma de casi pirámide de piedra y placas de metal incrustadas a su pared. Es el monumento a los fallecidos en el Chimborazo. Nos vamos dando cuenta, entre la historia y la visión de la montaña, que no es “moco de pavo”, que es una gran montaña, con todos sus riesgos y desafíos. Pero estamos tranquilos, vamos con Rodrigo.
Una vez acomodados en el Refugio Whymper, salimos fuera para ver el extraordinario espectáculo de la vista a la montaña que queríamos subir, conquistar: nos hacemos fotos con Rodrigo, nosotros, con las vistas de las aparentemente altas y a la vez asumibles, laderas marrones anaranjadas del Chimborazo; con sus blancos y colgados hielos en las alturas que parecen se deshacen por minutos ante nuestros ojos. A la derecha, la cima Veintimilla o las estribaciones de la misma, a más de 6.200 mts. de altura; a la izquierda unas rocas más verticales, sin hielo, pero de igual color, más encrespadas y verticales: es El Castillo. Y algo de nieve, hielo disperso, escondido entre fisuras y la arrugas de la montaña… una torre de piedra blanda volcánica culmina la parte más alta de El Castillo. Y las nubes que a veces las tapan y a veces no, envuelven estos espacios que llegaron a considerarse en un momento de nuestra historia, como el lugar más alto del Mundo.
Los espacios y forma del Refugio Whymper son parecidos al de los Hermanos Carrel, con su comedor de mesas y bancos de madera, su chimenea en un rincón del comedor, pero con un aire más acogedor, con más encanto y a la vez más austero, pero que cumple muy bien las funciones de lo que debe de ser un refugio de montaña… no entiendo las críticas reales de esos diarios que quieren poner en entredicho los servicios e infraestructura de ambos refugios… eso sí, no había nadie, o no recuerdo de que hubiera mucha gente. Puede ser por la dificultad de la montaña o por el gran desnivel hasta su cima o por la larga, larga duración de su ascenso, y descenso o por la peligrosidad de la zona de El Castillo, que no para de tirar piedras y rocas durante toda el día por culpa de su verticalidad, terreno tan blando, tan deshecho e inestable por el cambio entre el frio de la noche y el calor, el poco calor del sol al amanecer, que dilata y contrae los materiales hasta hacerlos caer de sus cornisas y paredes, en este terreno, suelto, nada cohesionado y maleable… quizás por estas y otras razones no es una montaña muy visitada.
Menú crema de champiñones, puré de patata con menestra y chuleta de chancho. A las 18 h. nos acostamos cuando el sol del atardecer da gustito y mejor se está contemplando la ruta totalmente despejada y la montaña majestuosa e imponente. La cima Veintimilla nos tapa la Whymper, 60 metros más alta. El refugio se construyó en 1.979 y aunque está lleno de placas conmemorativas, está vacío. Solo estamos nosotros y el guarda, es algo asombroso, que en nuestro país sería inconcebible.
Nos acostamos con luz del día. Las habitaciones están heladas pero con el saco llegamos a tener calor. Yo me acuesto nervioso, muy nervioso, mañana atacaremos la montaña más alta que nunca hemos hecho, sobrepasaremos de largo la cota de los seismil metros, 600 metros más alto que la montaña más alta o la cota más alta a la que hemos estado. 600 metros parece poco a nivel del mar, a media montaña, pero en la altas y grandes montañas, es un mundo, es un salto enorme. Además con las características y condiciones ya descritas como las razones por la que no todos los montañeros quieren subir a esta montaña… no dormí mucho, nada, pero al menos descansé, estar acostado con los ojos cerrados con las mariposas del nerviosismo en la cabeza que no paran de revolotear y de tocar las neuronas que hacen nos la comamos con cualquier cosa, nunca buena.
A las 20:30 nos llaman y nos vestimos con ropa de montaña. Yo recuerdo la hora de las 22:20 pero igual fue la segunda llamada para salir del saco. De todas formas es la hora más temprana que nunca hemos tenido para salir, levantarnos, para subir una montaña; de entonces y hasta ahora en todas las grandes montañas que hemos llegado a subir o intentar su cima. El salir cuando el día no se había acabado aún, nos proporcionaba una especia de ansiedad y preocupación, como diciendo “¿¡Tan larga y complicada es que debemos salir tan pronto!?”. Excepcional y angustioso. Separamos todo lo que no vamos a subir en la mochila con unas bolsas grandes, para que lo bajen al otro refugio. Desayunamos sin ganas y a las 23:30 salimos andando muy despacito y muy abrigados. Antes de salir Rodrigo vuelve a hacer su ritual de calentamiento en el comedor del refugio, como cuando salimos en busca de la cima del Cotopaxi. Caminamos 1 h. para llegar al hielo que se alterna con la roca.
Por suerte la sensación nada más comenzar la marcha fue muy buena. Salimos por detrás del refugio y el paso era tan bueno que no sentíamos ni cansancio ni el pesar que a veces sientes cuando estás a punto de hacer un sobreesfuerzo. Estamos fuertes y aclimatados, y el recorrido por el momento es ascender por una senda en busca de las laderas del Chimborazo para subir al collado que queda entre El Castillo, esa torre de piedra marrón anaranjada que se veía a la izquierda, y la loma helada que sube a las cimas de la montaña.
La noche es perfecta. Total oscuridad y silencio, solamente desvelada por el sonido de nuestros pasos en la blanda tierra y por la luz de nuestras linternas frontales. No parece que vaya a hacer mal tiempo, al menos por el momento. El desnivel a salvar es de cerca de 1.300 metros (o 1.250 mts. según la información de las últimas mediciones de la altura del volcán), es un desnivel importante, reseñable para hacer una gran montaña. El “soroche” o mal de altura, puede aparecer en cualquier momento a pesar de estar bien aclimatados. Pero en estos primeros pasos estamos fuertes, seguros y animados.