Hemos dormido muy bien. Hacía falta una buena ducha y descanso, después de lo mal y fatal que lo pasé ayer en la subida. Mucho calor, mucho sol, a punto de cogerme una lipotimia. La etapa de hoy también tiene un buen desnivel, de casi 1.400 mts., pero tenemos todo el día para llegar.
Esta etapa y la de mañana son relativamente cortas, pasa por aprovechar alguna ventana de buen tiempo para subir, uno de los dos días, al TorreCerredo, como le pedí a Vicente. Pero la ventana de buen tiempo es una puerta gigante de un horno de panadería. Todos los días son buenos, increíble, soleados y calurosos. Por suerte, ahora que volvemos a coger altura adentrándonos en el interior del macizo central o Urriellu, la temperatura subirá más, hará más calor…
Salimos al final con la típica foto de grupo y de salida, sobre las 08:35 Hrs. pasadas y en busca de una pequeña pista medio cementada, arreglada que sube nada más salir del pueblo, hacia el oeste y arriba, en busca del otro barrio de Bulnes, El Castillo. El que también llaman Bulnes de Arriba.
En El Castillo es como Bulnes pero más pequeño. Vistas al valle de subida desde Puente Poncebos las nieblas matinales hacen una bonita estampa entre las paredes de la Peña Main y el Murallón de Amuesa (por su lado sur, el que veía en la Garganta del Cares, era su lado norte). Fotos al paisaje. Por aquí vimos al grupo de portugueses encontrados en la Ruta del Cares que se dirigían supuestamente a este barrio de Bulnes. Seguramente porque también hay hospedaje, casa, hotel rural u hostales… pero no es más grande que Bulnes, casi poco más pequeño, con lo que no habrá mucho para pasar la noche.
Después del Castillo seguimos las indicaciones y el P.R.-18 en busca de la altura de Amuesa, metiéndonos en una ancha canal entre el Murallón de Amuesa a la derecha y norte, y resto de las montañas del macizo a la izquierda. Es la Canal de Amuesa. En un principio no es muy pronunciada la subida, pasando por la Fuente del Tornu, pero una vez que hemos atravesado el llano donde unas vacas pastan, la senda zigzaguea para salvar un fuerte desnivel. Lo vemos mirando enfrente, se aprecia el camino a seguir.
Antes hemos saludado a un oriundo de Bulnes, de los que viven todo el año, que siega bien temprano la hierba en la inclinada ladera y al vernos, nos regala un verso. Fantástico. Siega con la guadaña a mano, claro, la inclinación de la ladera impide otro tipo de siega, supongo. Es una imagen curiosa y simpática. Bulnes de Arriba es igual de cuca que la Bulnes donde hemos pasado la noche. Aunque en un rincón entre las calles de la aldea, nos hacemos una foto con las magníficas vistas hacia el norte, hacia el vallecillo encajonado que sube de Puente Poncebos a Bulnes, recorrido el cual lo pasé tan mal por la insolación y el calor. Entre las nubes la imagen es muy montañera, espectacular. Se aprecia perfectamente el camino que corta el paisaje por el fondo de este vallecillo, justo antes de llegar a las proximidades de la entrada al funicular, donde ya es una ancha senda o camino.
El “Trio de Rita” nos adelanta antes de la fuerte inclinación, pero la compañera de Rita se mete por un lado de la pendiente más difícil para poder subirla. Llegamos hasta ella y la invitamos a seguir a seguir con nosotros. No quiere cruzar y sigue su lenta marcha. Desde arriba Rita tendrá que bajar unos metros para recogerla y animarla. Yo voy lento o no demasiado rápido, ni quiero ni puedo en esta subida ir tan rápido o esforzado, después de lo mal que lo pasé ayer y las fuerzas que me agotó. Pero finalmente llegamos a lo más alto de esta Canal de Amuesa, al Collau Debaju a unos 1.420 mts. Ya llevamos casi 600 mts. de desnivel y son las 10:45 hrs. aproximadamente. Antes de llegar a la subida en sí y viéndola mientras nos acercamos parece muy inclinada, desafiante, amenazador, pero una vez que te introduces en ella y caminas, como yo hice, con una subida tranquila sin forzar la máquina, en un tiempo salvas el desnivel, llegas al collado y lo has hecho casi sin darte cuenta. Con alguna paradita corta cada vez que compruebes que las revoluciones suben demasiado.
La subida es muy evidente, hacia el oeste entre las paredes a un lado, sur, y el otro, norte, no hay otra escapatoria, es seguir el vallecillo, la Canal de Amuesa canal arriba hasta toparnos con esta subida por el lado menso escarpado del lugar. No tiene pérdida.
Descanso, fotos y video. Comemos algo. Una pera está bien. El día de nuevo increíble, sensacional, parece que será otro caluroso y soleado infierno al mediodía. Justo antes de llegar al collado hay una fuente en la que aún sale un chorrito pequeño de agua. Si miramos al lugar descubrimos una serie de casas derruidas, abandonadas. Una de ellas con una puerta. Puede ser el Refugio de Amuesa; y más allá el paisaje hacia el norte, noroeste con el mar de nubes impenetrable y espeso que da sombra a Asturias por debajo de unos mil o mil quinientos metros. Fantástico.
El falso altiplano metidos en una especie de hoya ondulada y suave en la parte alta y oeste del Murallón de Amuesa, que nos queda al norte del mencionado collado, lo llaman también las Majadas de Amuesa, y aparece una segunda casa en pie al que llaman el Refugio de Vigón. Pero en Bulnes solo nos mencionan el Refugio de Amuesa; como si fuera un refugio guardado o visitable, me daba la impresión, pero realmente es una casa antigua con a puerta cerrada al fondo de estas majadas, de esta hoya, falso verde altiplano. Del collado no saldremos a curiosear el resto del lugar.
El “Trio de Rita” sigue la senda ladera arriba haciendo un giro en el recorrido de oeste a sur en busca del Refugio Jou de Los Cabrones. Pero ellos no paran en Cabrones, seguirán hacia Urriellu donde pasan noche. Nosotros al variar las etapas del Anillo, dejaremos de pasar por Sotres, Casetón de Andara y Puertos de Áliva, pero a cambio subiremos (o lo intentaremos) el pico más alto, el TorreCerredo, y una de las etapas será cruzar el corazón del macizo central o de Urriellu, desde el mismo Refugio Urriellu hasta Collado Jermoso. No tendrá desperdicio.
Bueno, ya va siendo hora de poner rumbo y marcha al Refugio Jou de Los Cabrones. Seguimos la senda hacia arriba, sur, para adentrarnos en la rocosa montaña y dejar los prados verdes y pedregosos. La subida sigue siendo imponente pero no tan inclinada como esta última. Me lo tomo con calma, no quiero desfondarme después del mal trago de ayer. De vez en cuando paro a ver el paisaje y entablo conversaciones con Joaquín Murcia y Vicente. Llega un momento que la senda, recorrido se desdibuja y aparecer las famosas marcas amarillas anaranjadas en las rocas, las cuales seguimos, justo en la parta alta de la rocosa loma (Collau Orandi, unos 1.550 mts.). Pero después cruzamos entre escarpes rocosos al otro lado de la ladera para meternos en un vallecillo. Arriba vemos como nos vamos acercando a las paredes de los Cuetos del Trave, en el que hay en medio de dichas paredes una enorme, oscura y redonda cueva muy llamativa y espectacular. El recorrido irá en dirección a dicha cueva, sin pérdida. Pero antes paramos a hacer el almuerzo-comida que cada mañana propone Vicente. A la sombra de una roca en la que casi nos recostamos para descansar y reposar. Son aproximadamente las 12:00 a 12:30 horas.
Desde el collado en el Collau Debaju las laderas o recorrido a seguir hacia el sur, no se ve escarpado, son suaves laderas inclinadas de verde pasto, y las picudas montañas se ven ocultas tras estas suaves laderas herbosas y pedregosas, como escondidas, casi invisibles, pero una vez que nos acercamos a las alturas del macizo y vamos avanzando, comenzarán a aparecer y saldrán de su escondite estas montañas, torres, agujas, paredes… de la parte noroeste del Macizo central o Urriellu. Con las estribaciones del Pico Albo o Cuetos Albos a la izquierda y arriba los Cuetos del Trave arriba enfrente. Abajo a la izquierda ha quedado Bulnes, allá al fondo ya se ve pequeñito en medio de un valle rodeado de precipicios y paredes. Impresionante. Y a nuestra espalda irá abriéndose el paisaje con la aparición del mar de nubes entre las montañas y sierras que quedan al norte, entre nuestra posición y el mar. Es otro paisaje fabuloso y encantador. Señal inequívoca que estamos cogiendo altura y que no hay muchas montañas al norte más altas que la altura en la que nos encontramos.
Después de almuerzo-comida seguimos el recorrido por las marcas amarillo-anaranjadas, la idea es subir por la roca en busca de aquel enorme, alto y llamativo agujero, que es una cueva. Pero justo antes de coger la última pala que nos acerca a él, el recorrido gira a la izquierda como queriendo bordear las paredes de enfrente Los Cuetos del Trave, dejando éstos arriba a la derecha. Dejamos de coger altura para buscar los pasos en la roca casi lisa, en una chimenea fácil pero con una cadena instalada, y otros subibajas para acercarnos, adentrarnos en el Jou de Los Cabrones. Sin perder las marcas y después de otro giro del recorrido hacia la derecha y sur.
Y así, como si estuviéramos rodeando o evitando las paredes de la derecha, los nombrados Cuetos de Trave, y ya cuando los tenemos a nuestra espalda casi, entramos en una zona muy abrupta de picos puntiagudos, agujeros, otra cadena en el recorrido por una repisa de roca… y enfrente de nosotros, arriba, al alzar la vista el espectacular Pico de Los Cabrones, puntiagudo, piramidal. Le siguen otras agujas y torres de paredes verticales y lisas a la izquierda, entre ellas, detrás, la Torre Labrouche, y casi inapreciable detrás de estas agujas el también menos puntiagudo TorreCerredo. Increíble. Fantástico. Alta montaña en estado puro. Espectacular.
Después de la nombrada última cadena en el pasillo de roca y de ir de colladito en colladito sorteando agujeros, hoyos y las formas cársticas de la roca muy erosionada, por fin en el collado vemos el enorme Jou de Los Cabrones, su refugio allá abajo en el centro de una loma casi herbosa con el Pico de Los Cabrones presidiendo y apareciendo el Pico de Dobresengos a la derecha. Un lugar inhóspito. Lejano. Impresionante. Como “olvidado de la mano de Dios” y la civilización. Ideal. Único. Impresionante. Rodeado de gigantes puntiagudos o verticales de dura roca caliza… Llegamos al Refugio del Jou de Los Cabrones.
No hay que perder las marcas amarillas anaranjadas. La idea del recorrido es bordear los Cuetos del Trave, esas paredes y alargadas montañas verticales que en la subida desde el Collau Debaju quedaban arriba, dejándolas a la derecha y oeste, para acabar que queden a nuestra espalda y noroeste; por su base, justo cuando su base se une con el resto de los colladitos y pequeños jous, agujeros, que se desperdigan por la zona a la misma altura. Y entre las bases de las paredes de los Cuetos del Trave y estas lugares, pasa el recorrido con dos cadenas o cadena y maroma: una en una chimenea la cual justo al subirla llegamos a un excepcional mirador y giramos directamente hacia el sur, viniendo del sureste o este; y la otra cadena justo al este de las paredes de los Cuetos del Trave para acercarnos al colladito desde el cual ya admiramos el impresionante y sobrecogedor paisaje o vistas del Jou de Los Cabrones.
El descubrimiento desde este colladito de estas vistas es espectacular y sorprendente. No esperaba un paisaje tan alpino, tan escarpado, tan altivo, tan soberbio… el Pico de Los Cabrones aparece con la forma de un triángulo perfecto, acabado en una punta vertiginosa y puntiaguda, pero redondeada en su parte más alta; con una cresta a la derecha, la noroeste, larga, vertiginosa, muy aireada y desafiante; con una pared gigantesca, enorme, amplia, exagerada… impresionante y precioso. Con sus agujas sin nombre del pico hacia la izquierda, el este, también infranqueables, inexcalables, verdaderas torres, agujas; de las que entre ellas aparece detrás el puntiagudo, desde aquí, TorreCerredo, con una imagen incompleta y poco corriente de como lo veíamos desde el macizo occidental o de Cornión en las otras etapas. En definitiva una especie de circo, sin ser un circo típico glaciar, más bien cárstico, con el alargado Jou de Los Cabrones deformado en el centro del mismo, abajo, como un gigantesco agujero, hoyo, rodeado de paredes, escarpes y éstos nombrados picos excepcionales… realmente se me quedará en la mente como de los paisajes y lugares más impresionantes, sorprendentes y espectaculares de la travesía… ya que de la espectacularidad del Naranjo de Bulnes ya lo tenía en mente, pero del Pico y Jou de Los Cabrones, no tenía idea, imagen o indicio de su espectacularidad y maravilla de roca.
Sobre las 14:30 llegamos a la puerta del Refugio del Jou de Los Cabrones, a 2.024 mts. Es un refugio pequeño, pero hay tiendas del Decathlon más abajo en las que se puede dormir. Pero nosotros haremos uso de las literas del edificio. Como en otros refugios no se puede entrar hasta una hora antes de cenar aproximadamente, y cenamos a las 19:00 o 19:30 horas. Lo rige una pareja muy joven, el chico de niño fue la persona más joven en subir al Naranjo de Bulnes, él nos lo recuerda con recortes de prensa en la pared en la pared del comedor del refugio. A pesar de la altura, el sol y el calor son implacables, por suerte ya es mediodía y no andaremos mas hoy. Nos dedicamos a secar la ropa sudada y a buscar la sombra de las paredes del refugio según el sol sigue su trayectoria por el cielo. También nos refrescamos con cervezas y Coca-Cola que sí nos puede proporcionar el joven guarda.
Hay una fuentecilla al otro lado del refugio según llegas en la que los compañeros y gente se lavan. Dice el guarda que el agua viene de un gigantesco tempano de hielo que hay escondido en una de las cuevas de las paredes del Pico de Dobresengos, que cuando se derrita el hielo, se acabará el agua.
Mientras que merodeamos y estamos en el refugio, observamos una serie de montañeros y gentes que van y vienen por él: ya estaba una pareja que daba la impresión era de sus primeras salidas montañeras juntos, como si fueran amigos nada más; por la tarde saldrían hacia el TorreCerredo para acampar en su base. Mañana nos los encontraríamos. Otros dos que también estaban al llegar y que hablaban o parecían ser del ejército. Llega un padre e hijo desde la cima del TorreCerredo. El padre tiene 70 años y después de cenar nos dará toda una serie de explicaciones para llegar a la montaña desde el refugio y cómo y por donde subirla, sin olvidar “su famosa chimenea” de IIIº… fue de muy buena ayuda. Otros grupos van llegando. No demasiados. Pero al ser pocos nos vamos reconociendo. Llegan dos leoneses (creo) que vienen de Urriellu y uno de estos con un desparpajo y confianza al hablarnos como si nos conociera de toda la vida. Venían de Sotres y se quejaba de la parte entre Urriellu y este refugio, de lo dura que había sido… supongo también por el calor. Un auténtico personaje. Uno de los grupos, mientras nosotros estamos en el lado de la puerta secundaria, (el refugio tiene dos puertas, una a cada lado del mismo. Una puerta da a las literas y la otra al comedor) hablaba de la “simpatía” de los guardas de los refugios de montaña (solo había que leer en la letrina el mensaje de “¡ …quieres que te limpiemos también el culo!”) que había dejado escrito “como aviso” los de aquí… pero uno del grupo saltó que el guarda que se llevaba la palma era el de Vegarredonda. Entonces nos dimos cuenta que la actitud del guarda con nosotros, lo haría con todo el mundo. Los guardas de refugio de montaña tienen un trabajo duro y deben imponer una disciplina y normas, pero no hace falta ser desagradable antes de que no hayas abierto la boca.
También llega un grupo de dos parejas: los chicos parecen hermanos, casi mellizos o gemelos, de Sevilla, y las chicas una de Sevilla y la otra de Córdoba. “Vosotros sí que venís de lejos”, bromeamos. Nos hacen fotos con vistas al espectacular Pico de Los Cabrones, y nosotros a ellos. Lo pasamos bien la tarde en ese perdido rincón del mundo, de Picos.
Lo de Cabrones no viene por que haya gente con mala leche allí, si no por los rebecos o cabras machos, los cuales pasaban aquí gran parte del tiempo separados de las hembras hasta la hora de emparejarse. Después volvían aquí.
Ya podemos entrar al refugio. El edificio es pequeño, en la primera planta: comedor y literas, y arriba del comedor una primera planta solo para los guardas donde está la cocina y sus aposentos. No se puede subir arriba.
A partir de las 21:00 horas el atardecer comienza a colorear las montañas y las convierte en mágicas, preciosas, únicas. Casi todas las fotos se las lleva las agujas y Picos de Los Cabrones. Nos convencen para subir a un collado que queda al oeste justo del refugio, a solo 40 metros más alto del refugio, la Collada del Agua (2.041 mts.), y desde el que podemos admirar otro precioso atardecer, como el sol, de nuevo, se pone sobre el mar de nubes, o el mar del Cantábrico. Fue espectacular. Ya que tenemos las vistas al otro lado del abismo del cauce o cuenca del Río Cares, la esbelta y altiva Peña Santa a la izquierda, y un sol rojo fosforito en la profundidad del firmamento, poniéndose. Fotos, videos… Hasta el momento el mejor atardecer, la mejor puesta de sol. La luna también quiso apuntarse y apareció arriba de las agujas de Pico de Los Cabrones como un perfecto faro e iría iluminando cada vez con más intensidad la negror y oscuridad total de la noche que se acercaba. Momentos y lugares únicos en este inhóspito e increíble rincón del Mundo. La luna después nos indicará el recorrido a realizar mañana, al ponerse sobre el collado por el que hay que pasar, y que une el Jou de Los Cabrones con el Jou Negro, camino del TorreCerredo. Mañana hará más calor pero muy buen tiempo de nuevo. Ya he recuperado fuerzas y estoy preparado para conquistar el pico más alto de Picos, el TorreCerredo… ya son las 23:00 horas cuando cerramos los ojos en los sacos en las literas… hoy me toca dormir con Joaquín Junior.