Nos levantamos a las 07:00 horas, nos preparamos las mochilas, desayunamos a las 07:30 horas para salir 10 minutos antes de las 08:00 horas. He descansado y ya estoy en forma para llevar al grupo por esta nueva etapa hasta la cima de mi anhelado TorreCerredo. Es un pico que me ha llamado mucho la atención y he querido llegar a su cima desde que comencé a hacer alta montaña, y no podía perder esta ocasión. Es más, negocié con Vicente el variar la travesía del Anillo de Picos con la intención de ascender a esta montaña, como ya he mencionado anteriormente; con lo que hoy no podía fallar.
Nos hacemos la foto de la salida y cogemos la senda que baja por la fuente y sigue hacia el sur en busca del perfecto collado que queda a la izquierda de las agujas del Pico de Los Cabrones. Justo detrás, en el hueco del collado, la Torre Labrouche, la antesala de TorreCerredo.
Caminamos por el fondo del alargado Jou de Los Cabrones para después cruzar a la izquierda y subir en zigzag bajo unas paredes en busca del collado. Hay buena senda. No hay pérdida. Pero no hay marcas amarillas anaranjadas ya que nos salimos de los recorridos del Anillo de Picos.
Según el Alpina hay algún que otro cruce de sendas, sobre todo una que gira a la izquierda y este más o menos, nosotros tenemos que seguir en dirección sur en busca del colladito. Una vez cogemos la ascensión nos damos cuenta de que es casi un pedregal, canchal, de los que subes un paso y bajas tres, por ello el montañero de 70 años de ayer nos aconsejó pegarnos a la pared que queda a la izquierda, y de este modo progresar sin tocar en demasía las piedrecillas sueltas del canchal. Una vez llegamos a cierta altura, lo cruzamos hacia la derecha separándonos de las paredes y acercándonos a un balcón de roca con increíbles vistas al Jou de Los Cabrones, y de aquí al colladito son cuatro pasos.
En poco tiempo estamos en el collado. He tirado del grupo. Me ha vuelto la fuerza. Ayer descansé sin que me diera el excesivo sol. En poco más de 30 minutos llegamos al collado y desde aquí por fin descubrimos nuestro objetivo: el TorreCerredo, con una aguja en su lado derecho y más a la derecha la Torre Labrouche. A su izquierda un alto paredón que acaba en cresta y es la que lo une con el Pico de Los Cabrones que poco a poco quedará a nuestra espalda a la derecha, y abajo a la derecha el Jou Negro; el lugar más frio en invierno de Picos y de la Península Ibérica, nos contó el guarda. Éstas serán las vistas más agrestes y puntiagudas que tengamos del TorreCerredo, con esa forma entre aguja y torre, con su ancha base y su estrechísima cima, con vertientes verticales adornadas por las nombradas agujas y paredes, con lo que no hay que perder la ocasión de hacernos fotos y videos. Espectacular. Aquí nos contaba el montañero de 70 años que nos indicó la subida, existe un glaciar extinto, pudiendo verse la morrena terminal y el extenso nevero que lo sustituye. Emocionante. Mirando a la cresta noroeste del Pico de Los Cabrones distinguimos tres figuras de dos montañeros más su guía que quieren hacer las crestas y cimas de Cabrones hasta llegar a la cima del TorreCerredo. Éstos han madrugado más. La cresta noroeste del Pico de Los Cabrones es muy aérea y espectacular, desde el Refugio de ve a la derecha de la puntiaguda cima.
De nuevo un día de sol y buen tiempo. Las nubes que deberían aparecer al mediodía no aparecerán, el “esperado” mal tiempo se retrasa. Una vez el grupo en el collado, debemos seguir la senda de la izquierda sin seguir directo hacia el sur, si no girar un poco al sureste, rodeando el nombrado Jou Negro por su este. Si hubiéramos seguido recto hubiéramos cruzado un paso algo peligroso si llevamos mochila de travesía.
Por suerte donde la senda no es visible o evidente, hay hitos que nos indican el camino a seguir, con lo que a pesar de los subibajas y giros no perdemos el rumbo hasta llegar a la base del mismo TorreCerredo.
Por la izquierda del Jou Negro aparecemos sobre lomas rocosas y colladitos hasta contemplar otro gran Jou, otro enorme agujero, el Jou de Cerredo. Vemos la tienda de campaña de la pareja nombrada ayer y antes de llegar, en un vivac de piedras con buenas vistas a la montaña (la subida al TorreCerredo queda a la derecha), y a un cruce de recorridos por el que salen otros hitos que nos llevaran en dirección al Refugio Vega de Urriellu. En este vivac paramos para dejar las mochilas y subir al pico para bajar de nuevo a este punto. Hablamos con la pareja. Nos dicen que ayer por la tarde lo subieron. No hay mucha gente por aquí, igual estamos solos para subir el mítico TorreCerredo.
Aparecemos justo al este de la base de la Torre Labrouche, y desde aquí, descubrimos que hay varias lomas onduladas pero pedregosas, rocosas, en las que han “edificado” muritos en circulo para vivaquear. La tienda de la pareja está en uno, y pasaremos junto a ellos cuando cojamos rumbo a la cima del TorreCerredo, pero las mochilas las dejaremos en otro donde observamos parece ser un cruce de sendas o recorridos, con unos hitos que aparecen a nuestra izquierda y este, y que seguramente serán los que sigamos en la bajada para ir en busca de la Horcada Arenera. Ya que vemos huecos entre las laderas de las montañas a nuestra misma altura, por los que se podría pasar en busca de este lugar.
Las vistas desde la parte norte del Jou de Cerredo hacia el mismo son preciosas, y una serie o rosario de montañas rodean y franquean el lugar. Solo pocos e inclinados pasos las atraviesan para poder pasar a otro jou, valle, lugar. Cabe destacar justo al otro lado, la que más nos daremos cuenta o llamará la atención, la Torre Coello a la derecha y el Tiro del Oso a la izquierda más abrupta y distinguible, formando un circo que antaño pudo haber sido glaciar. Más a la izquierda, al este del Jou del Cerredo, algo más invisibles a nuestra frontal vista, están el pequeño Torre Boada y la más alta y cercana Torre de La Párdida, las cuales las podremos admirar mejor desde las laderas y cimas de nuestro pico a conquistar. A la derecha quedan los taludes, terrazas del TorreCerredo, sin apreciarse su cima en lo alto. En esta parte de la montaña a ascender, no se aprecia excesiva dificultad, solo tener que ir progresando, salvando y subiendo por unas terrazas, de terraza en terraza por pequeñas y fáciles trepadas, por neveros sin inclinación o dificultad, en busca de la chimenea paso clave para ascender a su cima.
Vicente dice que no sube, que no se viene, su vértigo se lo impide. Me he traído un cordino de 30 metros para que nos ayude en la bajada o subida al pico y atarlo si hace falta… toda la travesía de Picos acarreando y turnándonos la cuerda. Pero Vicente no quiere subir. No insistiré mucho. Nuria se queda con él, el resto del grupo dejamos las mochilas y nos preparamos para el ascenso. Antes de las 09:30 horas salimos sin peso (pero con mi cámara en el bolsillo) en busca de la cima del TorreCerredo.
Abro camino siguiendo los fáciles hitos que surgen y cruzan la pendiente sin coger de momento altura en diagonal. Después comienza a encresparse y a subir por fáciles trepadas como buscando el centro o lado sur (el otro extremo) de la ladera de la montaña. Cruzamos algún nevero y llegamos a un punto volvemos a girar hacia la derecha y arriba en busca de aquel paso que nos comentaba el montañero de 70 años ayer. En la distancia abriéndose la pendiente y terreno lo descubro casi en la lejanía… una chimenea con unos grandes bloques de roca arriba de ella. Ahora nos tenemos que acercar, y efectivamente los hitos nos llevan hacia allí… es el paso clave.
El hombre de 70 años tenía razón, seguir los hitos es esencial y no te pierdes para subir a la cima. Llegamos a la base de la chimenea, un depósito cónico de derrubios y tierra cae de ella, como si fuera la salida de un embudo por el que caen piedras y tierra. Arriba de éste comienza la supuesta chimenea; veo 3 pasos: a la derecha se puede subir y bajar fácilmente con una graduación de IIº como mucho, pero más arriba también a la derecha (en la misma pared interior de la chimenea, ya que el anterior paso fácil era en la pared derecha pero exterior, de la chimenea) un paso (más claro) para subir arriba de la chimenea con IIIº de dificultad. Y más arriba los mencionados bloques desplomados como a punto de caerse. Da hasta un poco de miedo acercarse a ellos por el centro de la chimenea ya que parecen que se desencajarán y nos caerán encima.
Yo lo intento por el paso del IIIº y me atasco, pero al poco tiempo salgo al saber dónde poner el pie y elevarme sobre él para superarlo… fácil si conoces el paso. Joaquín Junior me sigue. El resto de compañeros me siguen por el fácil recorrido de IIº que será el que escojamos para bajar.
Una vez superado este tramo, esta parte, esta chimenea, la pendiente se verticaliza bastante. Puede llegar a dar vértigo, temor por el vacío. Seguimos en fila los hitos y señales que ahora vuelven a girar a la izquierda, arriba, en diagonal y casi en zigzag buscando los mejores rincones para poder progresar por esta pared rocosa y casi vertical. Da un poco más de yuyu que el resto del ascenso, ya que antes era todo más desigual con rellanos y balcones, nada peligroso.
Y al final, después de la vertiginosa y temerosa subida, y después de pasar por unas cuevas nichos justo debajo de la cresta cimera, llegamos al punto más alto del TorreCerredo, 2.649 metros. (2.650 metros según el Alpina), acercándonos a su pilón o eje geodésico en el extremo más al sur de la alargada y estrecha cima, aunque suficientemente ancha y nada peligrosa junto al mismo pilón.
La alegría es inmensa como las vistas. Lo primero que admiramos es el enorme y gigantesco hueco del cañón, de la garganta del Cares que queda al oeste y que coge todo el fenomenal desnivel desde las oscuras profundidades del lecho del río hasta las puntiagudas y rocosas cimas y picos del macizo occidental ¡Increíble! Y el resto de los picos y cimas rocosas de las montañas de alrededor. Especialmente hacia el norte, en donde se asoman los escarpes y verticalidades del Llambrión, Palanca, Torre Blanca… que nos ofrece un paisaje y vistas extraordinariamente de Alta Montaña. Precioso, espectacular. Y entre éstos y la Garganta del Cares un trocito del espacioso, verde, valle de Valdeón. Espectaculares ¡Estamos en el pico y montaña más alta de Picos, de la Cordillera Cantábrica y de todo el oeste, noroeste peninsular! Si no fuera por los Pirineos o Sierra Nevada, sería la montaña más alta de la Península Ibérica.
También cabe destacar las impresionantes vistas al hermano pico inhiesto al TorreCerredo: el Pico de Los Cabrones al norte; el cual aparece puntiagudo, con sendas crestas también alargadas y verticales, rodeado de precipicios y escarpes. Le confiere una imagen muy alpina y espectacular. Precioso y soberbio.
Antes de llegar a su cima, me había hecho una idea distorsionada de la dificultad o peculiaridad de la ascensión a la misma. Sobre todo porque siempre añaden hay pasos de IIº a salvar. Recuerdo una vez la descripción de Paco Sánchez de Almoradí seguramente a finales de los 90 o principios del dosmil, lo mal que lo pasó y lo expuesto y complicado que lo vio. Lo subieron pero con miedo y mucha precaución, como el que doma a un león hambriento. Sin embargo, no hace tanto, pocos años atrás, otro Paco, Fernández de Terrassa, me hablaba que se subía bien. Que “no tenía complicación”, pero que sí era una pared algo vertical y había que ascender por ella. La diferencia entre uno y el otro es la experiencia, uno acostumbrado a hacer alta montaña y el otro apenas sale de hacer media montaña alicantina sin dificultad… La ascensión no me decepciono, tenía de ambas partes, quizás no tan peligrosa y alarmante como añadía el de Almoradí, pero con una verticalidad vertiginosa y un vacío atrayente. Pero unas presas, agarres y pasos fáciles que hacen que la emoción no pase al nerviosismo o temor. Perfecto.
Llega la cordada de tres que habían subido al Pico de Los Cabrones y que seguían la cresta hasta el TorreCerredo. El montañero de más edad nos dice que la cresta noroeste del Pico de Los Cabrones es muy aérea. Éstos después bajaran con nosotros. A la vez aparece otro “runner” de avanzada edad que nos dice viene de Caín y no parece que sea la primera vez que sube. Nos hace las fotos de grupo. El amigo se recorre toda la cima para coger la mejor perspectiva. Fotos. Videos. El paisaje, la cima y el día son fantásticos, extraordinarios.
Pero toca bajar. Una vez conseguido el objetivo del TorreCerredo, ahora debemos llegar al famoso Refugio Vega de Urriellu a los pies del mega famoso Naranjo de Bulnes. Cuando subes por un sitio escarpado y vertical, siempre piensas “¡¿Y por aquí podremos bajar?!”, pero luego la bajada no es tanto… incluso nos salimos del recorrido señalado para volver a él.
Deshacemos la subida con un destrepe fácil hasta la parte alta de la Chimenea. El runner ha bajado antes a toda velocidad y ya va camino de Caín. En la Chimenea bajamos por el lado fácil, de los tres, el más fácil, incluso hacemos algún paso más interesante para hacerlo más entretenido. Dudo que nadie suba por en medio de la chimenea, con lo que los 3 pasos se quedarán en 2: el de la pared exterior a la derecha de la misma y la de la pared interior a la derecha, según subes. La cordada de tres, más abajo de la Chimenea ya nos adelantan y siguen su camino. Han dormido también en el Refugio Jou de Los Cabrones pero han madrugado más.
Desandamos el camino de subida hasta llegar donde se encuentran Vicente y Nuria. Son cerca de las 11:45 hrs. Comemos algo. Descansamos y seguimos el recorrido en busca del Refugio Vega de Urriellu. Desde aquí en lugar de seguir nuestros pasos en dirección al Refugio Jou de Los Cabrones, giramos hacia abajo y luego hacia arriba siguiendo otros hitos hacia el noreste, en busca de la Horcada Arenera. Para llegar hasta ella debemos pasar por algunos colladitos, esquivar jous, palas de roca madre… Luis nos dice que hay una “doble ruta”, pero al final en cabeza abro yo la marcha; sin problemas. Hay muchos hitos y el terreno es muy reconocible: tenemos que dejar los escarpes y pendientes a la derecha y los jous a la izquierda. Atrás queda el Jou del TorreCerredo bajo la pared este de la montaña conquistada, orgullosos de su ascenso y actividad, que poco a poco se va ocultando tras otras torres y picos, a medida que avanzamos.
La idea es seguir hacia el noreste siguiendo el mismo perfil de la montaña. Cruzamos algún colladito, bordeamos dos o tres jous, andamos por roca madre, senda de piedra suelta, vemos otro recorrido al otro lado de esos jous que seguramente y a medida que nos aceramos a la Horcada Arenera debía de ser el camino normal para ir a Cabrones desde Urriellu… y de vez en cuando hecho la vista atrás para admirar el cada vez más lejano TorreCerredo… ¡Ahí arriba hemos estado! Y me he quitado una espinita de años, de obsesión y desafío… cuando más nos separamos de él, sus paredes más se verticalizan, más abrupto y esbelto se muestra, más desafiante y espectacular… sin dejar de tener esa forma como de cima cortada, horizontal, que pocas montañas de Picos tienen, que la diferencia del resto y le da un magnífico toque singular, perfil único.
Sobre las 13:15 hrs. llegamos a la Horcada Arenera (2.273 mts.) paso que parece comunica el valle del Urriellu, con los lugares del TorreCerredo y Cabrones. Una alta torre sobre el collado señala el lugar, vertical y altiva, es una de las Torres Areneras.
A partir de aquí y hacia el este, sureste, aparece una bien marcada senda sin perdida, pero con un pequeño y fácil destrepe para llegar a ella. Pero apenas vislumbramos las montañas como el Naranjo al otro lado, hay que acercarse hasta un cordal de roca que hace de balcón, y baja del Neverón y Diente de Urriellu que quedaran arriba a nuestra derecha. Al otro lado, un precipicio, un cortado y las magníficas vistas al extraordinario y espectacular Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu, en el centro de un cordal rocoso y crestoso paralelo y al otro lado del valle que le precede, y donde se ubica el Refugio Vega de Urriellu, justo debajo de la lisa pared del Naranjo.
Entre la Horcada Arenera y el cordal de la Brecha de Los Cazadores que es la que baja del Neverón de Urriellu hacia el norte, no hay mucho trecho y muy visible uno del otro. Sin pérdida y pisando una ancha senda. En pocos minutos estamos de uno al otro.
El Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu es un magnífico y casi perfecto cilindro de paredes lisas, muy lisas y continuas de casi 500 metros de desnivel, de alto, de muro. Extraordinario, impresionante. El Naranjo de Bulnes sobresale del resto del paisaje, es una visión muy impactante, atrayente, espectacular… No puedes dejar de mirar, fotografiar el pico, el extraordinario peñón colorido y distinguido del resto de piquitos y montañas de forma sobresaliente. Es digno de ver, contemplar y admirar. Una obra maestra de la Naturaleza, de la Montaña. Realmente nunca había visto el Naranjo de Bulnes tan de cerca y desde este increíble y magnífico mirador, además del perfecto, soleado día que nos acompañaba que nos daba una visibilidad inquietante, sorprendente… y me impresionó de pies a cabeza, me dejó ensimismado su energía, fuerza y solemnidad que da esta montaña cuando la descubres desde un mirador cercano. Para un admirador de montañas como yo, para mí fue un momento mágico, místico, muy emocionante y casi temido, por sus formas únicas, sobresalientes y casi perfectas, de altivez, desnivel y monstruosidad. Es una montaña excepcional.
A la izquierda y norte volvemos a tener las vistas hacia el mar de nubes que delimita la parte más al norte de Picos con el Mar Cantábrico, y se aprecia la bajada hacia Bulnes. Caminamos un poco por la fina loma estrecha rocosa hasta descubrir un paso, una chimenea que baja mirando al Naranjo y que han equipado con escalones de hierro y cadenas: es la Brecha de Los Cazadores. Aunque como decía Luis no hemos podido ver desde el mismo punto el Naranjo y el TorreCerredo a la vez, las vistas al Picu Urriellu desde aquí son de postal, de película. Ahora solo queda bajar por este paso, seguir la fácil y marcada senda al otro lado, para dirigirnos a la base del Naranjo, donde se encuentra su refugio. Punto final de la etapa y segundo objetivo del día… por cierto, el día sigue siendo muy bueno, soleado y caluroso, ni una nube, ni ápice de cambio de tiempo…
Según el Alpina la Brecha de Los Cazadores está en otro punto del cordal. Pero no hay duda de que es este paso por que no hay otro para ir del lado de dónde venimos a éste. Alguien le dijo aquí o en otro puesto a Luis que los mapas estaban equivocados en muchos puntos y aspectos, y seguramente entre ellos el Alpina. Con lo que hay que interpretar el mapa y dudar cuando sea preciso… sobre todo con cosas tan evidentes como ésta.
Antes de llegar al Refugio Vega de Urriellu, girando nuestra dirección de este a sureste y abajo, observamos la actividad que se desarrolla en sus alrededores y cercanías, comenzando por las tiendas de campaña o toldos montados en las hierbas del vallecillo, de la misma Vega de Urriellu. Extraordinario. Es la cima o la catedral (o una de las catedrales) de la Escalada en toda la Península Ibérica.
No son aún las 14:30 hrs. cuando llegamos a las puertas del Refugio Vega de Urriellu a 1.960 mts. Hay gente, grupos, algunos de fuera de España y otros de por aquí. Más gente que en otros refugios. Es lugar referente de la montaña española por lo tanto muy visitado. El edificio es entre antiguo y nuevo. Seguramente tuvo alguna reforma de ampliación pero no parece un edificio bonito o antiguo. Eso sí, su puerta de entrada y fachada de la misma parece que conserva su arquitectura del viejo refugio.
Daba un poco de vértigo ver como el refugio está ubicado justo debajo del Naranjo, de toda su lisa pared oeste, como pensando que si algún escalador pegara un vuelo en la pared o cayera de la misma, destrozaría el tejado al impactar… ver la montaña tan alta y vertical tan cerca de las viviendas o refugio, impacta, como en Bulnes con la Peña Main que parecía fuera a caerse encima del pueblo de un momento a otro. Pero una vez que te acercar al refugio, ves que hay suficiente distancia entre la base de la montaña, sus pardes y la ubicación del edificio.
Y como siempre no podemos entrar hasta que no sean las 5 o 6 de la tarde, y como siempre esas latas de cerveza y Coca-Cola bien ganadas para hidratarnos. En Bulnes me compré 3 botellitas de agua que ahora mezclo con Tang para poder beber más agua de un buen trago, lo que el tubo no me da, de la cantimplora grande. Y me ha ido bien. Perfecto. Eso junto con que estas dos últimas etapas han sido más cortas no me he deshidratado tanto como en la subida al mismo Bulnes.
Viendo el camino entre el Refugio Vega de Urriellu a Cabrones y la subida de Bulnes a Cabrones, en los que hay pasos de cadenas, trepadas, escarpes… entiendo ahora por qué el joven guarda del Refugio Jou de Los Cabrones nos decía que este era el único refugio de España o de Picos al cual no se podía abastecer con animales de carga. No podían pasar por estos lugares. Era o por helicóptero o por porteadores… de hecho reconocí y saludé a su pareja, la joven y guapa guarda de Cabrones que había hecho el camino de su refugio a éste de Vega de Urriellu para cargar pan. Una joven de pelo rubio y nombre del este europeo pero con acento leonés o astur.
Y así pasamos la tarde, buscando la sombra de las paredes del refugio, acostados en la hierba cerca del mismo, buscando cobertura en un mirador cercano, sentados en algún banco y observando el deambular de turistas, montañeros, excursionistas… los escaladores no vendrían hasta que no fuera más tarde, y algunos aún estaban acabando sus difíciles vías en la pared del Naranjo, pegados a ella como arañas, hormigas en una lisa pared de tu casa. Impresionante.
Y ya abren el refugio para los montañeros que tenemos reserva. Nos dan una amplia habitación compartida con una familia (turistas) alemanes o ingleses, de la que la madre recuerdo se pasó casi más de una hora junto al móvil que estaban recargando en el pasillo que da a las duchas. Los espacios interiores anchos, amplios, con planta baja (comedor, baños, recepción), una primera planta (habitaciones) y una segunda que serían estancias privadas y más pequeñas; con taquillas de rejilla metálica y candado pudiendo ver que hay dentro de ellas… Joaquín Murcia me ayudó a subir las cosas a la taquilla y me cogió la cuerda. Después no sabía dónde estaba la cuerda, había desaparecido. En la cena, lo dije a los chicos, que la cuerda me había desaparecido, y Joaquín me dijo que la tenía él… ¡Qué susto! Fue la única anécdota al respecto, ya que no llegamos a perder nada en toda la travesía. ¡Qué despistado!
Cola para la ducha. Esta vez sí que me ducho, el agua por el cuerpo sienta muy bien por la insolación y calor. Cola para ducharse. Me ducho después de Joaquín Junior. Me ha dejado poca agua. La ducha es la misma que la del Refugio Vega de Ario: la botella y apretar el fuelle. Igual que las botellas gruesas de fumigar (pero no de las que te echas a la espalda) ya nombradas en Vega de Ario, en las que tienes un asa y brazo que entre y sale de ella, y escupe el agua de dentro de la botella por otra manguera fina que puede acabar en una alcachofa, o algo parecido, de ducha.
Antes o después de cenar me quedo solo en la hierba escuchando a los escaladores que, a la hora que estamos, ya están todos debajo de las paredes del Naranjo, ya han acabado su actividad. Curiosamente no duermen en el refugio, siguen siendo los hippies de la montaña, durmiendo en sus tiendas o toldos. Escucho como algunos son guías que suben a sus clientes por estas paredes del Naranjo. Otros son grupos que en el mismo día han hecho la montaña por varias caras, la sur, norte, oeste… han ganado copas de España de escalada… verdaderos profesionales de la escalada, de los que salían en las portadas de Desnivel. Alucino.
Me hace pensar en lo que ha evolucionado el montañismo, el alpinismo, la escalada… antes hacer una actividad de esta índole como hicieron los Hermanos Gallego a finales de los 70 y/o principios de los 80, era todo un récord, una proeza, una heroicidad… ahora lo hacen tres veces al día con una facilidad pasmosa. Me impresiona… igual pasa en otros aspectos del alpinismo, himalayismo… la evolución, técnica, preparación y avance de estas y con estas actividades, ha sido increíble y casi imposible de asimilar para alguien que las ha ido siguiendo a lo largo de los años. No deja de sorprenderme.
Por fin llega la cena y ya están todos en dos mesas en un rincón del amplio comedor. Nos traen dos platos de los cuales repito los dos: uno es una especie de pasta con queso y el otro es una magnífica y sabrosa fabada asturiana. No sé si había probado anteriormente la fabada pero ésta estaba de muerte, y seguro que no era la mejor de Asturias. Manjar de Dioses. Aunque estaría sintiendo la digestión de las sabrosas alubias durante dos días.
Después salimos al mirador para ver el atardecer, pero hay que ir hasta allá y creo que no se llega a ver poner el sol, ya que queda al otro lado de las montañas. A pocos metros del refugio hacia el norte y valle abajo, había unas rocas y lomas rocosas que hacían de balcón y mirador, aquí había cobertura, ya que la ondulación del terreno no impedía o hacia pared con la antena más cercana, como sí lo hacía en la ubicación del refugio. Al atardecer la gente se acercaba a esta zona y ladera del valle no solo a ver el atardecer, si no a conectarse a la red telefónica. En el refugio, éste y casi todos o todos, no hay wifi. Eso sí, podemos admirar el mar de nubes que queda en la salida del valle, al norte, y como los colores van cambiando de tonalidad, azules, rojos…
Y ya por fin nos vamos a dormir en una habitación con literas corridas, en las que ocupamos una por dos o tres sitios. Estamos super anchos, donde podían caber 6 u 8 nos instalamos 3. Esta etapa ha sido muy especial, auténtica, hemos subido el TorreCerredo quitándome esa espinita y a la vez he pasado una noche bajo el increíble Naranjo de Bulnes, una de las montañas más míticas de la península, en su famoso Refugio Vega de Urriellu. Pero mañana también tendremos una gran etapa, ya que cruzaremos el centro del Macizo Central o Urriellu desde el Refugio Vega de Urriellu hasta el mítico y famoso también Refugio Collado Jermoso, pasando y visitando de nuevo lugares ya pisados hace 17 años en aquel viaje con el Centro Excursionista a estos Picos de Europa en la que hicimos noche invernal cerca de Cabaña Verónica; y la visita al Refugio Collado Jermoso aquel verano del 2.008 con María Bernad hace ya 14 años. Lugares preciosos, hermosos, espectaculares pero enérgicos, esforzados, altivos, únicos… y dicen que el tiempo, por fin, ya cambiará por la tarde… a ver si ya tenemos un clima atlántico de una vez.