Después de mucho tiempo sin salir a las montañas por culpa de la pandemia, decido salir este invierno por algunas cercanas a casa como la de El Corredor. Como siempre o muchas veces intentar variar o completar recorridos ya realizados, o unir algunos…
En este caso saliendo de la urbanización de Canadà Park, como punto de salida igual que en otros muchas veces para visitar esta montaña y parque natural, la idea era subir a la cima del Corredor y volver pasando por el Dolmen de Ca l’Arenes. En un principio un recorrido sencillo, fácil y sin pérdida, con pequeñas variantes si nos fijamos en los otros relatos, descripciones y actividades ya realizadas en esta montaña.
La idea era hacer una circular pasando también por la fantasmagórica y misteriosa Santa Eulàlia de Tapioles, que ya hacía mucho que no pasaba por sus muros olvidados y abandonados, y por el otro famoso dolmen más visitado y a la vista que es el de Pedra Gentil. Aunque al final no pasé por sus inmediaciones si no que observé el campanario de la vieja y casi arruinada iglesia desde lejos pasando por otro camino no pisado anteriormente.
Con lo que el pasado 13 de febrero llego a la mencionada urbanización para realizar dicho recorrido, actividad. Dejo el coche en una de sus calles y sigo los recorridos ya descritos en las pasadas actividades y visitas ya realizadas por estos lares, como en Entre Brujas y Santas, Dolmen de Pedra Gentil… y es casi al poco de comenzar estos recorridos en dirección al conjunto de Santa Eulàlia de Tapioles, cuando después de unos minutos de haber salido de la urbanización, llegando a un importante cruce de caminos, de pistas, erro y en lugar de seguir por el camino que me encuentro hacia abajo a la izquierda, que parece desaparezca entre la vegetación o cambie de dirección para salir de la montaña… no es así, es el camino correcto; pero yo cojo el que sale a mi derecha y arriba, más claro y “fiable” que hará que coja otro recorrido a los descritos en los relatos y actividades pasadas.
El cruce es muy reconocible e identificativo. El camino de la izquierda hace un giro curioso y cerrado mientras baja altura, como si fuera una pista secundaria, mientras que la de la derecha, la que sigo finalmente, es derecha y bien definida; aunque las dos son anchas y bien pertrechadas. A pesar de que reconozco al cabo de un tiempo, por las vistas que tengo desde esta pista, que me he equivocado, no vuelvo al cruce y sigo la misma pista a ver dónde me deja.
Consulto el Alpina: es una pista que sigue a algo más altura de donde se ubica Santa Eulalia de Tapioles, como buscando las laderas noreste de lo que llaman la Serra d’en Benet, que no es más que una altura o cordal al sureste de Canadà Park y al norte del barranco de la Riera de l’Illa; separando de esta manera del macizo central donde se encuentra lo más alto del Corredor.
El día es muy bueno, soleado, no demasiado frio para ser febrero. Me encuentro con más gente: habitantes de la urbanización que sacan a pasear sus perros, o algunos que se internan por estos caminos en plan paseo matinal. Pero no demasiado gente.
Más arriba me encuentro con otro cruce de caminos. Es un cruce curioso porque en pocos metros saldrán dos caminos a la derecha y hacia arriba que se separan del camino o pista que sigo. Yo no quiero subir más arriba y prefiero seguir este camino principal, sin coger altura, paralelo al perfil de la montaña con dirección sur, sureste. Y así seguiré por este camino sin desviarnos por otros no principales, hasta que desemboque en la pista más ancha y transitable que de Vallgorguina sube al Corredor. Justo la cojo en una de sus curvas, pocos metros antes, siguiendo hacia la derecha y arriba, de otra curva cerrada de esta pista principal.
Casi, casi que hemos hecho un recorrido paralelo a la primera ruta que hice en esta montaña entre Canadà Park y la masía de El Trull, pero por un recorrido más en sombra, más al noreste, cruzando bosques de pino, encinas y sureras con algunos ejemplares magníficos, enormes y muy fotogénicos. A la izquierda y allá abajo aparecía la torre del campanario de Santa Eulàlia de Tapioles, lugar por el que quería seguir y que, por el error cometido en el cruce nombrado, no bajé a visitarlo y saludarlo. Aún así queda muy fotogénico, como siempre, ese campanario sobresaliendo entre el exuberante y verde bosque que lo rodea y lo invade dando a un lugar y paisaje precioso, único.
Una vez llegado a la pista que sube de Vallgorguina al Corredor, solo tengo que seguir dicha pista hacia arriba y derecha pasando enseguida, pocos pasos más arriba, por la preciosa y singular masía de El Trull. Y a partir de aquí seguir las marcas del G.R.-92 que sube del mismo pueblo, pasa por El Corredor y sigue en dirección a Barcelona o Mataró por muchas las cadenas de montañas y sierras litorales de Cataluña. Sigo el mismo recorrido realizado en aquella primera visita, Santas y Brujas… G.R. arriba, sin pérdida.
Hay que recordar que llegado a un punto dejando casi a la espalda la masía de El Trull, el G.R. sale de camino, de la pista, y gira a la izquierda metiéndose por una seda ancha en subida. Llegados poco más arriba hay un cruce o giro del recorrido, no hay que seguir recto a la izquierda, si no buscar una estrecha y casi escondida senda a la derecha, haciendo un giro de unos 90º. Dicha senda nos dejará, a más altura, de nuevo en la pista o camino antes abandonado, que sube al Santuario del Corredor.
Nombro esta parte a pesar de que puede estar descrita en los otros relatos, porque por un momento me despisté y seguí por el sendero de la izquierda, pero me dí cuenta que tres motos de trial o motocrós venían a toda velocidad por esta estrecha senda marcada como G.R., saltándose la normativa de pasar por sendas y lugares fuera de los caminos y pistas, destrozando montañas y espacios naturales… ¡¡Qué rabia!!… después de pasar estas tres motos que seguían ilegalmente el G.R., sigo por la mencionada senda escondida hasta la pista.
Y sigo de nuevo los recorridos y pasos del G.R. hasta el Santuario del Corredor, donde un mundo de ciclistas y motoristas paran en su restaurante, subo la cima del Corredor, lamentablemente con algo de basura en sus alrededores (es lo que tiene que los coches puedan llegar tan cerca de la cima); y a partir de pisar a torre de vigilancia y el pilón o eje geodésico del Corredor, tengo que bajar por el lado contrario para ir en busca del Dolmen de Ca l’Arenes. Para ello seguiremos las indicaciones del recorrido ya realizado en Dolmen de Ca l’Arenes y Santuario del Corredor, desde la cima del Corredor hasta el cruce con la pista asfaltada o carreterilla pasado el área recreativa, pero en lugar de seguir, como en este relato, la senda hacia Can Bosc, cruzo la pista en busca de la masía de Ca l’Arenes, y a partir de aquí seguí el recorrido en este tramo ya descrito en el relato y actividad descrito en de la Serralada Litoral al Corredor.
Uno de los recuerdos que tengo de este lugar es el cruce o el camino doble justo antes de llegar a la masía de Ca l’Arenes, y el cartelito de madera con el nombre de “dolmen” dibujado en él, con forma de flecha, señalando el camino de la derecha. Por ahí hay que seguir. No hay que olvidar el camino dentro del barranco con todos sus rincones verdes y formidables, y la salida de él por una leva subida de otra senda, para bajar al mismo Dolmen de Ca l’Arenes.
Me he encontrado más gente por aquí, nuevos visitantes, domingueros y algunos que vienen a la naturaleza, la montaña, pensando que son un parque temático, pocos montañeros o excursionistas. El dolmen está cambiado: lo han cercado para que le gente no lo pueda tocar o molestar, aunque hay quien se salta la valla para hacerse fotos junto al monumento megalítico. Lo miro, lo observo.
Ya estoy de vuelta hacia el coche, hacia Canadà Park, pero esta vez, para no perderme o escoger un camino más perdedor o con demasiadas vueltas como me ocurrió en De la Serralada Litoral al Corredor, miro el Alpina y decido hacer un camino y recorrido nuevo nunca pisado por mí: justo en el cruce de sendas nada más llegar al mismo dolmen, en su entrada, escojo la senda de la derecha, que baja directamente en busca del fondo del vallecillo donde me encuentro, del barranco, la Riera de Ca l’Arenes, hacia el oeste y abajo casi vertiginosamente.
La bajada es rápida por una senda estrecha y a veces resbaladiza por la arenilla y por lo inclinado de terreno, marcado en medio de la exuberante y cerrada vegetación que pobla esta zona. Una vez llego abajo, al fondo del barranco, la senda gira hacia la derecha y norte siguiendo el curso, aguas abajo, de la Riera de Ca l’Arenes. Me olvido de aquel recorrido donde perdí unas gafas de sol en busca de l’Illa por la parte norte del Turó de La Pera; esta vez las sendas y recorridos eran claros aunque fuera de recorridos marcados como los P.R.
La senda se ve que ha sido recorrida por bicicletas o motos. Cosa que sigue estando prohibida. Quizás poner algunos troncos y ramas en medio de las mismas cerrándoles el camino les puede advertir que igual no está bien lo que hacen.
La senda deriva en un camino con cruces de otros que salen a la derecha y arriba, ya que a la izquierda está el curso del barranco, de la riera, yo sigo por el camino paralelo al recorrido de la riera cruzando incluso una valla o cadena en el camino. Al poco tiempo de seguir el ancho camino descubro entre la vegetación una construcción, la masía de Can Freginals. Al otro lado de la riera. Justo al poco de dejar casi a la espalda e izquierda, muy escondida entre la vegetación, Can Freginals, llego hasta un cruce de caminos: uno camino sale a la derecha y arriba. Miro el Alpina (igual que lo hice con el anterior cruce de caminos); y dejo el camino que llevaba para coger el camino de la derecha que tiene que coger algo de altura. No llego a pasar por el Pont de Can Freginals.
Ahora el recorrido será todo por caminos hasta la Esglèsia Vella que ya queda arriba de Canadà Park y ya la habíamos visitado en anteriores recorridos. Al poco de girar por este camino hacia la derecha, nos encontramos otro cruce o éste deriva en otro camino, seguimos hacia la izquierda. Este camino hacia varias curvas igual que el perfil de la montaña, ya que estamos salvando, sin movernos a penas de la altura en la que estamos, un barranco y un vallecillo, que es la Riera de l’Illa… incluso arriba de nosotros a la derecha y este tendremos cerca la masía de l’Illa, pero no la veremos. Seguidamente un camino nos sale a la derecha y arriba, no le hacemos caso. El camino va girando según sigue el perfil de la montaña, y al otro lado del cordal que está doblando nos sale un camino que viene de abajo a la izquierda, no le hacemos caso. Nosotros por el mismo camino, más o menos a la misma altura, con un poco de subibaja, en la ladera oeste de un cordal de la montaña que baja del lugar Serra d’en Benet por su lado oeste… al otro lado de este cordal que nos queda a la derecha, se encuentra la urbanización de Canadà Park, nuestro destino, pero quiero pasar por aquella Esglèsia Vella visitada en otras ocasiones y faro de estas finalizaciones de recorridos. No puede faltar mi presencia cuando merodeo por estos lares.
Después de este último cruce observo en el paisaje, entre el bosque de sureras, encinas y pinos, varias construcciones, casas o masías habitadas ubicadas en un lugar ideal, es Can Font y Can Rafel. Símbolo inequívoco de que me acerco a los límites de la montaña, del espacio natural del Corredor. Curiosamente en este camino me encuentro con un poste indicador de recorridos… ¿un P.R.? Sí. Me dice que por aquí voy a Villalba Sasserra. Hay que seguir entonces las indicaciones, este P.R., sin hacer caso a los caminos que salen a la derecha (que son pocos) y vienen de arriba de la parte más alta del cordal.
El camino se hace larguito, pero de repente descubro el tejado del campanario de la Esglèsia Vella, donde quiero ir, casi escondiéndose entre la vegetación al fondo del bosque, mirando al norte. Voy por buen camino. Al tiempo el camino se cementa, es cuando el edificio de la iglesia y su cementerio han quedado a la derecha arriba, pero a la espalda, invisibles entre el bosque y la vegetación de las fabulosas sureras y encinas; de las cuales me he encontrado en esta parte del recorrido bonitos y majestuosos ejemplares a la vera del camino.
Un cruce y un cartel, Cementerio, que nos indica que sigamos por este nuevo camino haciendo un giro casi de 250º a la derecha, viéndose al fondo del mismo, que son pocos metros, la fachada de las construcciones. Ya estamos en la Esglèsia Vella, junto a su cementerio que lo han reformado, pintado, restaurado y modernizado… realmente no es antiguo; sigue esa iglesia de paredes de bloques y otros muros más antiguos que sí parecen medievales. Me recorro y curioseo sus rincones… siempre me han gustado estos lugares de construcciones solitarias y antiguas que casi la montaña se las come si no es porque las cuidan de vez en cuando (algunas de ellas).
Y una vez visitada y admirada la Esglèsia Vella cojo la senda que queda detrás de ellas para en pocos metros bajar a las calles de Canadà Park. Recorrido final ya explicado en de La Serralada Litoral al Corredor, Entre Brujas y Santas… acabando aquí este nuevo recorrido, un recorrido que une otras rutas y se reinventa, encuentra nuevos caminos, sendas y pasa por otros reconocidos, pisados, recordados.