Esta vez Pau escogía la actividad y montaña a visitar, a ascender. Mientras íbamos y volvíamos del Pic de Rulhe me había mencionado en varias ocasiones el nombre del Roc Blanc; además de que casi lo vemos desde el recorrido en coche, allá al fondo, emergiendo de un extenso y verde manto boscoso, en los acaboses del dominio de la cordillera hacia el norte en territorio francés… era una de las altas montañas desde las cuales hacia el norte el Pirineo desaparece y comienza el semillano de centro del país francés, contando las montañitas de media altitud que aún surgirán entre vallecillo y valecillo.
Pau me comentaba que no era una montaña de gran altitud como los tresmiles y casi tresmiles que coronan la cordillera, pero que por su ubicación tan al norte en el Pirineo francés, sus condiciones invernales eran increíbles con mucha nieve que, una vez caída, aguanta casi todo el invierno, incluso en los llanos y fondos de los valles… es la comarca que queda al norte de la alta Cerdaña, de La Cerdaña francesa: El Capcir.
Es por ello que el pasado 28 de enero organizamos una salida a esta montaña, o al menos hasta las proximidades de esta montaña para asediarla y conquistarla. Como la que mejor la conoce es Pau, dejamos que sea él el que planee desde que punto salimos y dejamos los coches. Realmente si miramos cualquier wikiloc de ascenso al famoso Roc Blanc (aunque yo no lo conocía hasta que Pau me lo mencionó), se comprueba como se asciende de un valle que queda a su noreste desde las proximidades de Querigut y zonas próximas… pero este valle queda más lejos y Pau decide llegar a Puyvalador para desde las casas de la pequeña estación de esquí subir hacia las proximidades del Puig del Pla de Bernat y Pic de La Tribuna para acercarnos lo máximo al objetivo del Roc Blanc.
La idea era subir o acercarnos lo máximo cargados con tienda y mochilón para plantar un campamento en las alturas entre las cimas antes nombradas, sobre todo en la zona del Pla de Bernat, entre el mismo Puig del Pla de Bernat y el Pic de Ginebre. Pasar una noche y tener todo el día siguiente para hacer nuestro objetivo, y pasar otra noche allí para al otro día bajar al coche. Antes vemos otros wikiloc que siguen estos pasos para realizar esta ascensión y aproximación al Roc Blanc; incluso si nos da tiempo y las condiciones son las propicias podemos hacer otras alturas por las crestas y cordales que los une…
Con lo que Paco, Josep Gallemí, Pau y yo llegamos al parking de la estación de esquí de Puyvalador a mitad de mañana del viernes, donde dejamos los coches en el pequeño y poco ocupado espacio, para desde aquí partir montaña arriba. Hace casi mes y medio que no nieva ni precipita en el Pirineo, pero en esta parte de la cordillera la nieve se conserva increíblemente, como si hubieran caído 30 ctmos. antes de ayer; pero las carreteras y caminos están limpios.
Después del debate de qué tiendas subimos (hago deshacer la mochila a Gallemí para solo subir una tienda iglú para los dos), al final decidimos subir la North Face que traje del centro, vieja, antigua, aquella que en el 2.004 subió al Cho Oyu con Antoñico el de Cox, para ver su estado, si me sirve como tienda técnica de alta montaña y la pueda reutilizar para ello… a pesar de sus años, rajas… parece que la consistencia y resistencia, sigue intacta; hay que probarla…
El día es magnífico, soleado, fresco. Esta parte del Pirineo es como si fuera el Canadá francés (como decía Pau). Nada más salir del parking cogemos un camino, más que pista, que sube paralelo a un cauce de una riera o arroyo que baja de la montaña que parece que queda a un lado de las pistas y estación de esquí al menos en esta parte baja del mismo. Cogemos dicho camino en dirección oeste y arriba entre las proximidades del arroyo y las pistas de esquí al otro lado del bosque. Porque eso sí, hay un buen manto boscoso por entre el cual han abierto los espacios abiertos para las pistas de esquí.
Este camino deriva en otro algo más arriba por el que giramos a la derecha y lo seguimos. Hace unas cuentas curvas y se aprecia que es una pista más que camino, pero no pista de esquí, si no pista para movilidades. El camino o pista nevada sigue por esas curvas y zigzags cogiendo altura y acercándose a otras pistas de esquí. Incluso pasamos cerca de una construcción en las orillas de una balsa. Poco más arriba nos topamos con la salida de una pista de esquí que queda a la derecha (según subimos) de un telesilla al que llaman del Bosc Negre. Y es que parece que estamos inmersos en el que llaman el Bosc Negre a pesar de estar sangrado de pistas de esquí que evitan la continuidad de dicho bosque. Justo antes de este punto nos encontramos con otro visitante francés que con sus raquetas sube por el mismo sitio que nosotros pero con una marcha más lenta. Pau sube con sus esquís, y nosotros hemos dejado las raquetas al comprobar que la nieve estaba pisada y algo dura (siempre que sea posible evitamos subir las engorrosas raquetas). Y cuando nos hundimos en la nieve hasta más arriba de la rodilla en la pista de esquí paralela al telesilla (casi invisible), nos acordamos de ellas.
Para coger esta larga pista de esquí hemos girado a la izquierda en el camino (pista) que seguíamos, y solo la tenemos que seguir sin salirnos de ella hasta que acaba o desaparece entre el bosque, en una especie de faso llano en lo que llaman el Serrat del Bosc Negre, altura donde se ubica la parte de arriba y final del telesilla (telesquí) nombrado, y que queda invisible a nuestra izquierda entre los altos árboles, pinos, de este Bosc Negre. Lo reconoceremos porque al fondo descubriremos otra altura, otro cono más alto y más al fondo mientras llegamos al punto más alto de la pista de esquí: es el Serrat de La Llissa Cremada. Detrás de él y algo a la derecha, aparece una especie de meseta; es el Pla de Bernat.
Algunos esquiadores que bajan tranquilamente nos esquivan, otros grupos aparecen por la parte alta del Serrat del Bosc Negre. Nos paramos, descansamos y vemos hacia donde seguir. Aquí giramos hacia el norte, cruzando el pequeño cauce de una riera, por en medio del bosque, siguiendo las huellas o pasos de otros montañeros que han seguido por aquí en busca de las laderas del Pic de Ginebre. En el mapa francés del IGN sale esta senda o recorrido que, entre los árboles y escondites del bosque, siguen hacia la zona descrita… pero realmente hasta llegar al pie de la pista de esquí que nos ha dejado en el Serrat del Bosc Negre (en las cercanías, ya que, como he mencionado, la caseta del telesilla queda oculto entre los altos árboles) el mapa francés del IGN puede liarnos; lo mejor es seguir la intuición de los caminos y pistas a seguir para llegar a dicho punto, pero muy cercano a la descripción que acabo de hacer.
Las huellas que hacen curvas y rectas evitando pinos, esquivando escondites de bosque, derivan en un espacio abierto sin árboles y recto, es otro telearrastre o telesquí, el que sube, si giramos a la izquierda y arriba, hacia la cima o altura del Pic de Ginebre. A partir de aquí ya no hay pérdida: seguimos de poste en poste hasta la cima del Pic de Ginebre donde finaliza este telesquí. Y arriba descubrimos una pequeñita cabañita que es un puesto de socorro. Ya estamos en la cima del Pic de Ginebre a 2.382 mts. Hemos salido de unos 1.773 mts. del parking de la estación de esquí.
El sol va bajando en el horizonte y llegando al Pic de Ginebre el atardecer nos sorprende con sus colores, oscuridad y luz tenue que lo hace todo más hermosos y acogedor, aunque frio. Gallemí llega el último, le cuesta subir, no se encuentra bien, algo le pasa; después nos dice que ayer tuvo una comida opulenta de calçots y butifarras; pero al final descubrirá que no es eso lo que le ha afectado en esta actividad…
Hay una casetilla de primeros auxilios que usaremos de refugio improvisado; a pesar de que nos hemos subido las tiendas. Gallemí no se encuentra bien para dormir en el iglú y decide pasar la noche en el banco, que sirve de cama, de la caseta de primeros auxilios. Pau y Paco montan la tienda justo en el hueco de la nieve bajo la pared de la pequeña cabaña, y yo monto la North Face un poco más apartado entre pequeños pinos más cerca de la cima. Hay abundante nieve en la cima, y la temperatura normal fría.
Mientras atardece observamos las vistas hacia el norte y noroeste donde se encuentra nuestro objetivo al otro lado del hueco de un valle: El Roc Blanc; y más cerca el Pic de La Tribuna. Las vistas son muy montañeras, alpinas, a pesar de su altura estas montañas son muy alpinas y espectaculares, con perfiles agrestes y atrayentes, sobre todo el gran peñón del Roc Blanc. Pero más me sorprenden las vistas imprevistas y sorprendentes hacia el sur y este del Pirineo desde este Pic de Ginebre, en el que descubro la formidable muralla del Pirineo Oriental, desde el Puigmal a la derecha, hasta las laderas del Pic de La Dona o Bastiments a la izquierda; y más para allá el abultado y llamativo Canigó; pero delante y abajo el altiplano y valles planos del Capcir con el Puig de La Pelada en medio. Nevado y precioso al atardecer. Los días siguen siendo fabulosos sin una nube que estorbe. El sol ya se mete al otro lado de las montañas y desaparece sobre el frio horizonte. Mañana haremos la actividad y volveremos a las tiendas y cabañita para pasar la segunda noche.
Al otro día, después de pasar una noche en la soledad de la North Face, inquietante cada vez que uno pasa una noche solo en la alta montaña, nos despertamos justo antes del amanecer y disfrutamos de otro impresionante espectáculo de la Naturaleza en este blanco y frio Pirineo francés. Después de fotos para inmortalizar el lugar y momento y de desayunar, nos equipamos preparados para pasar un día entero de actividad y salimos en busca del Pla de Bernat en busca del pico arriba del mismo y de la cresta que unen el nombrado con el Pic de La Tribuna. En un principio el objetivo principal seguiría siendo el Roc Blanc, pero lo haremos por la cresta, por las alturas, pasando por el Pic de La Tribuna… ya que parece hay abundante y blanda nieve que nos podrían hundir si atravesamos el valle hacia la laderas del mismo… el paisaje y dimensiones son más grandes de lo que nos creíamos…
Bajando del Pic de Ginebre hacia el sur, suroeste, seguimos unas huellas entre los jóvenes pinos del bosquecillo que inunda la zona. La bajada es leve en busca del Pla de Bernat, intentando no perder demasiada altura, es como si fuéramos por la parte más alta de cordal de montañas que nos queda hacia el oeste mirando desde nuestra base del Pic de Ginebre.
El laberíntico paseo por este Pla de Ginebre nos hace salir de vez en cuando por espacios sin árboles desde el cual podemos ver enfrente una larga ladera blanca y suave, salpicada de pequeños pinitos, que sube a una altura anterior a la cresta con el Pic de La Tribuna: es el Puig del Pla de Bernat. Girando de suroeste a algo más hacia el oeste. La nieve está durilla sobre todo si seguimos las pisadas o huellas de esquís, raquetas, y el día fresco y magnífico sin nubes. Pau va con sus esquís y a veces se adelanta o se atrasa según la marcha. Parece un juego para él.
Subimos la ladera hasta la cima del lomo que queda al norte del mismo asomados a pendientes más agrestes y verticales, y nos paramos en la primera cima que hacemos que nos ha sido muy fácil, perfecto para calentar. Es el Puig del Pla de Bernat a 2.438 mts. Descansamos en esta cima. Nos abrigamos. El día es y lo será magnífico de sol y visibilidad. Antes, desde el Pla de Bernat, he fotografiado y descubierto los picos del Pic de La Tribuna y Roc Blanc, con la cresta que los une. Espectacular. Hacía allá debemos ir o pasar. No parecerá un paseo, es una cresta larguita y entretenida.
Desde la cima del Puig del Pla de Bernat miramos hacia el suroeste para descubrir otro grupo de montañas conocidas pero no visitadas por mi: los Pics Perics, pero en lugar de verlos por su vertiente sur como es habitual desde el Étang de Les Bulloses, veíamos su vertiente norte, con lo que se habían invertido el orden de las montañas. Detrás de éstos y más cerca de nosotros el Pic de La Portella Gran de la que habla Gallemí en varias ocasiones de una actividad que hizo en los alrededores de dicho pico, con lagos de alta montaña y recorridos recomendados… sería otro lugar nuevo para mí, como lo es este recorrido por las fronteras de la alta montaña del Pirineo francés hacia el norte.
Fotos y celebración de esta primera cimita, a pesar de haber sido un paseo. Vemos nuestro objetivo al fondo, al noroeste; es una montaña muy característica y reconocible, una gran roca o peñón grueso y separado del resto de picos y montañas, con forma casi de casco deformado. Comprobamos que delante de él está el Pic de La Tribuna y desde éste saldrá una cresta que nos acerque al Roc Blanc. El camino al Pic de La Tribuna pasa por bajar hasta el fondo del vallecillo que tenemos a nuestros pies al norte, circundar un contrafuerte que baja del mismo Pic de La Tribuna y meternos en otro vallecillo que nos llevará hasta as faldas del peñón.
Pensando que la nieve puede estar blanda y en hacer más montañas dentro de la actividad (tenemos todo el día), al final decidimos ir por la cresta que une este Puig del Pla de Bernat con el mismo Pic de La Tribuna. Así que bajamos por la ladera contraria a la que habíamos subido, por el lado oeste, con la intención de seguir la cresta que une los dos picos. Fácil y reconocible. Una huella nos guía para bajar por esta vertiente más empinada hasta coger la cresta o cordal de bajada hacia el collado o Portella de Botadiol. Se puede decir que íbamos a hacer la Cresta de Botadiol.
En un principio parecía fácil y rápida, pero no era una cresta o paso que seguían los montañeros. Las huellas, pocos metros más abajo, se perdían o se desfiguraban, y el avance por la misma poco a poco fue lento y muy entretenido. Había lugares en los que las pendientes al ambos lados eran casi verticales perfectas, una con nieva (a la derecha) y la otra de roca (a la izquierda); y por encima de la misma teníamos que colarnos, meternos entre los arbolillos que invadían el filo de la misma, no había paso o sendero, a veces las huellas aparecían y nos hacían bajar poca altura para esquivar esas frondosidades, a un lado o al otro de la cresta; pero en su mayoría seguimos por la cima de la misma.
Justo en la bajada a la cresta ya nos tenemos que poner los crampones, ya que la nieve se presenta en algunos rincones por donde debemos pasar, más dura, y la pendiente más vertical. Pau se echa los esquís a la espalda. En otra ocasión unas huellas salen a la izquierda por una vertiente bastante vertical de nieve en el que debemos usar los dos piolets; Gallemí y yo nos atrevimos a bajar por esta emocionante escalera vertical, pero Paco y Pau siguieron como dos retobatos intentando abrirse paso entre la espesura y gruesas ramas de los pinos que salen de la cresta. A Gallemí se le vuela la gorra que se queda peligrosamente en una vertiente entre 60 y 70º de una nieve no muy estable… nadie nos atrevimos a ir a por ella y recuperarla.
Al cabo de más tiempo del esperado llegamos a la Portela de Botadiol, 2.252 mts. La cresta que en un principio debía ser la vía más rápida, se convirtió en la más lenta, fatigosa, incómoda, de lo que podía ser el recorrido. En un momento determinado les digo a los compañeros que cogiéramos las laderas nevadas de la derecha en cuanto su inclinación fuera lo más factible posible para bajarnos de la cresta, ya que parecía que, una vez subidos a la cresta no había manera de bajar de ella, solo seguirla, por lo abrupto y vertical de ambos lados (la abundante nieve en el lado derecha hace que la verticalidad de la ladera se acentúe). Pero Gallemí le encanta este recorrido por esta cresta indómita y sin marcas, monte a través, con lo que al final no lo vemos claro y decidimos seguir cresta arriba, seguir la cresta hasta su final en el Pic de La Tribuna.
De vez en cuando los compañeros me oían refunfuñar. Me molestaba y desgastaba este progreso monte a través con tantos pinos, ramas, rocas y pasos estrechos, de la cresta. Es cierto que la actividad era más técnica y entretenida, interesante, que bajar y caminar por la abundante nieve. Pero a Gallemí que le encantan este tipo de progresión, iba delante abriendo camino cresta arriba. Llega un momento que la pendiente de la derecha no era tan inclinada y el fondo del mismo se acercaba o no era tan profundo; y a la vez la cresta hacia un arco acercándose a las ladera de subida ya al Pic de La Tribuna. Nos quedan dos o tres pequeñas alturas en la misma cresta ya más fáciles de cruzar, de atravesar. Eso sí, el espectáculo es formidable, agreste e impresionante mientras progresamos por esta cresta. El día se mantiene perfecto y con muy buena visibilidad, con algo de viento y fresco, frío, normal para la época.
Lo fácil que nos ha llevado subir al Puig del Pla de Bernat y lo largo y complicado que nos está llevando la cresta que une esta altura con el Pic de La Tribuna… ya podemos descartar el resto de picos, el Roc Blanc, con llegar a la cima del Pic de La Tribuna tendremos bastante. Son las 14:20 hrs. cuando llegamos al collado donde acaba la cresta, ya convertida en loma o cordal ancho, y comienza el ascenso, la pala final, para llegar al Pic de La Tribuna.
No hay complicaciones para llegar a la cima del Pic de La Tribuna, es una pala empinada y realmente corta hasta llegar a la cima de 2.499 mts., nos llevan entre 10 y 15 minutos subir esta pala. Celebraciones, videos y fotos de grupo, de cima. Observamos lo que nos queda hasta el Roc Blanc… imposible si hay que ir por una cresta como la que hemos hecho; pero descubrimos otra espectacular montaña que de tanto en tanto la entreveíamos por detrás del Pic de La Tribuna, hacia el oeste: es una perfecta, agreste, vertical y magnífica pirámide natural, con una cresta que la une con el Pic de La Tribuna, afilada, muy rocosa, agreste y muy alpina… es el Pic de Baxouillade, casi 50 metros más alto que el Pic de La Tribuna.
Las vistas son magníficas e increíbles. El día nos sigue acompañando. Sigue haciendo frío pero la visibilidad y espectáculo es soberbio, precioso… el invierno no se va del Pirineo francés. El Roc Blanc queda como una enorme roca sobresaliente y casi aislada del resto de crestas y cordales de esta parte del Pirineo, al norte, cerca el nombrado y espectacular también Pic de Baxouillade, y al sur, suroeste volvemos a descubrir, pero ahora desde más altura, el conjunto de montañas y picos de los Pics Perics y Portella Gran. Al fondo sur, sureste de nuevo esa formidable muralla, casi impenetrable y alta que es el Pirineo Oriental, de nuevo altiva, con el Canigó como otro macizo destacable y como separado al final de la cordillera al este, bien visible y reconocible, con su perfil inconfundible de macizo con varias puntas y vertientes. Precioso.
Es hora de bajar. El sol ahora en enero se pondrá pronto y debemos de llegar a nuestra base si puede ser antes de que sea de noche. Deshacer el camino realizado por la cresta lo descartamos por la complicado y largo; con lo que nos decidimos a bajar al collado antes nombrado y en lugar de deshacer la cresta nombrada y recorrida para llegar aquí, decidimos girar a la izquierda y bajar por las empinadas y verticales pendientes de nieve abundante hacia el fondo de este alto valle que forma un pequeño circo entre la cresta mencionada, el Pic de La Tribuna y otra cresta o cordal al otro lado, al norte, que baja también de la cima del Pic de La Tribuna, que no hemos pisado.
En un principio debemos de buscar la parte menos inclinada, menos vertical, para bajar por la ladera con nieve dura, a la que se clavan perfectamente los crampones. Tengo miedo de que la nieve de abajo, ya horizontal, sea tan abundante y blanda que nos hundamos hasta la cintura en alguna ocasión, razón por la que cogimos la cresta (que al final fue más angustiosa), pero es el camino más recto. La idea es bajar hasta el fondo del vallecillo que queda entre el Pic de La Tribuna y el Puig del Pla de Bernat, y una vez rodeado las paredes y roquedales de la pendiente norte del Puig del Pla de Bernat, buscar una subida que nos deje en el Pla de Bernat para, fácilmente, seguir por el lugar desandando lo caminado hasta el Pic de Ginebre.
La idea es buena y la seguimos. La progresión es buena y hasta entretenida. Llega un momento que me dejo deslizar como tobogán por las laderas nevadas e inclinadas que paran en el fondo más horizontal del vallecillo… pierdo un bastón en esta acción. Seguimos huellas de esquís para intentar no hundirnos demasiado en la nieve, pero aún así hay pocos pasos en el que metemos la pierna hasta poco más debajo de la ingle. Pau baja con sus esquís ¡Qué fácil lo tiene!, y llegamos a un momento y lugar en la parte norte debajo de las rocas y escarpes del Puig del Pla de Bernat, que bajamos un poco para después avanzar y girar a la derecha ladera arriba por una pala que se esconde poco más arriba entre el bosque, y que nos llevará al llano, a la plana del Pla de Bernat. Eso sí, en esta parte, siguiendo las huellas de los esquís, ya no bajamos valle abajo y seguimos en horizontal la ladera de la derecha del valle.
Y llegados a este punto giramos hacia la derecha como por una canal fácil pero empinada en algunos puntos, con una huella en zigzag de esquís, que nos parece la zona o parte más factible para ascender al Pla de Bernat, ya que en la bajada por este lado, hemos bajado más altura que la que está el Pla de Bernat, pero al lado norte de esta zona, en las laderas del valle, como ya he dicho antes, entre el Puig y Pla de Bernat y el Pic de La Tribuna.
Estoy algo cansado para subir de nuevo después del desgaste de la cresta monte a través. Gallemí y Paco suben delante de mí por esta especie de ancha canal o subida llena de pinos y algo empinada en alguna parte. Pero al final la pendiente, allá arriba, comienza a ser menos empinada y más ondulada, buscando entre el bosque una falsa horizontalidad. Al final nos paramos en una loma como si fuera el final de la subida, y el comienzo de la travesía por el Pla de Bernat… pero Pau, con sus esquís, no sube.
Esperamos un buen rato a Pau. El sol se va poniendo detrás justo de las pendientes y perfiles del Pic de La Tribuna, ya está atardeciendo y aún debemos cruzar el laberíntico bosque del Pla de Bernat hasta encontrar y coger la leve subida al Pic de Ginebre. Paco al cabo de un tiempo importante, decide bajar por la canal que hemos subido para ver si ve a Pau; Gallemí y yo nos quedamos en el mismo sitio a esperarles. Nos abrigamos, aquí parados cogemos frio, mientras la luz del día cambia sus colores con el atardecer…espero que no se haga de noche antes de llegar al campamento del Pic de Ginebre. Y al cabo de poco tiempo Paco sube con Pau entre los pinos y sus esquís, con lo que nos reunimos y salimos en busca del recorrido realizado a la ida, siguiendo huellas de esquís y en dirección este.
Nos topamos con las únicas huellas que no son esquís, son las nuestras de ida hacia el Puig del Pla de Bernat. Las cogemos hacia la izquierda, desandando las pisadas por en medio del Pla de Bernat y de su joven bosque de pinos. Vueltas y algunas vueltas más mientras el sol se va poniendo y la oscuridad comienza a invadir la montaña. Ponemos “la directa” con buena marcha, tan buena que me dejan pocos pasos atrás, para llegar lo antes posible a la cima del Pic de Ginebre, al campamento, girando hacia el norte, noreste, una vez encontramos las huellas de nuestras pisadas en el Pla de Bernat.
Llegamos a la pequeña cabañita, puesto de socorro del Pic de Ginebre, nuestra base. Esta vez no monto la tienda, acompañaré a Gallemí a dormir en los bancos de la cabañita. Hay dos banquitos que sirven de baúles para guardar cosas de la estación de esquí y una mesa circular en el centro, donde cenamos la noche anterior y ésta. No lo había dicho, pero para entrar al interior de la cabañita hay que saltar más de medio metro que es lo que hay de nieve, de altura, ya que la puerta estaba bien cerrada para que no entrara la nieve dentro del pequeño receptáculo que es al fin y al cabo la cabañita. Con lo que el interior era cómodo sin nada de nieve, cuando fuera se puede decir que había entre medio y un metro de nieve.
Al otro día ya es hora de bajar. Después de desayunar, Pau y Paco desmontan la tienda, nos hacemos las mochilas y emprendemos el camino de bajada deshaciendo los pasos que hicimos antes de ayer para llegar a este solitario punto de la solitaria estación de esquí de Puyvalador. No hemos visto a ningún esquiador por estos lares, ni el telearrastre funciona, solo están los enormes postes metálicos y los cables. Decidimos seguirlos hasta su final, que según este mapa francés de la zona, llega casi hasta el Serrat del Bosc Negre, antes de cruzar el hueco del arroyo que queda a norte de éste.
El día sigue siendo espectacular, soleado, frio y sin una nube que estorbe el camino del sol en el firmamento, desde que sale hasta que se pone… son muchos días sin mal tiempo este invierno en el Pirineo, algo casi inédito. El paisaje, como antes he descrito, curioso, impresionante, precioso, protagonizado por ese muro, esa pared, esa muralla al fondo que es el Pirineo Oriental; me llama la atención el aspecto y perfil desde este punto, ya que estoy acostumbrado a verlo desde otro punto, con otro perfil, desde otro lado, y no puedo dejar de asombrarme… parece un trozo de cordillera en miniatura, apartada del resto de los Pirineos… y con el original e inconfundible Canigó en un extremo del mismo como separado, como apartado, pero unido por un cordalillo de la misma cordillera. Fantástico.
Intentamos bajar siguiendo la huella de los esquís en el centro o bajo los cables del telearrastre, ya que es donde la nieve está más dura y no nos hundimos, aún así en algunas ocasiones se rompe la nieve durita y se nos hunde la pierna hasta la rodilla, o más arriba. Tenemos que ir mirando cual es la mejor huella o mejor nieve para caminar sin hundirnos. Después de la bajada, el camino del telearrastre sigue horizontal sin hacer caso a la huella que seguimos antes de ayer que nos llevaba por en medio del bosque hasta el Serrat del Bosc Negre.
Llegamos a otra casita al final del telearrastre (o principio), desde aquí debemos cruzar la riera o arroyo que aparece detrás, para subir a la pista al otro lado, que sería la que seguimos y subimos para llegar al Serrat del Bosc Negre. El hueco es profundo, con lo que giramos por un camino hacia la derecha y oeste, el cual nos acercará al final de la pista antes mencionada y a la parte de atrás del Serrat del Bosc Negre. Y llegados a un punto cercano a aquel en el que nos salimos de la pista para introducirnos en el bosque en busca de la pista que sube al Pic de Ginebre, giramos a la izquierda en busca de la parte alta de la pista de esquí a la vera de la invisible altura del Serrat del Bosc Negre. Aquí ya nos volvemos a encontrar con esquiadores, con más gente.
Y desde aquí solo tenemos que deshacer el camino que hicimos de subida antes de ayer, intentando pasar por las zonas de nieve en sombra para cogerla durita y no hundirnos. Mientras bajamos observo el laguito lleno de nieve que queda a mitad de camino, antes de ayer pasamos muy cerca de sus orillas pero sin llegar a pasar junto a él. Es la balsa del Serrat de La Carnera. Y desde las inmediaciones de este laguito o balsa, seguimos la pista-camino de bajada a la estación de esquí, deshaciendo el camino. No hay pérdida.
Con lo que antes del mediodía ya hemos llegado al parking de Puyvalador, nos hemos cambiado y nos hemos metido en el coche camino de Puigcerdà para comer. Mientras el día se mantiene soleado, nítido, claro pero no caluroso por suerte. La nieve se mantiene por la sequedad del ambiente y que la temperatura no es alta. Acaba aquí esta extraordinaria actividad en la que, aunque no hemos subido al Roc Blanc, algo que tendremos pendiente y que Pau no dejará de involucrarnos para ascenderlo otro invierno, pero la subida al Pic de La Tribuna por la virgen cresta que lo une con la fácil loma del Puig del Pla de Bernat, ha sido interesante y emocionante, con paisajes verticales invernales que siempre buscamos en la alta montaña… a pesar de mis quejas y refunfuños a la hora de intentar avanzar por ésta. Seguro que Pau nos hace volver. Precioso el Pirineo francés desconocido en el límite norte de la cordillera.